sábado, 20 de septiembre de 2008

EL "CONDOR" SECUESTRA, TORTURA LIDER SOCIOPOLITICOCULTURAL NACION MAPUCHE sept.2008-Arg.




Secuestraron a un dirigente Mapuche:

“Actuaron como en la dictadura”

Por Alejandra Dandan / Pagina 12 - Sábado, 16 de Agosto de 2008

“Indio de mierda, callate, sos boleta”, le dijeron a Nahuel Pino y le quemaron el cuerpo con cigarrillos. Ya había sufrido un incidente similar el año pasado. También estuvo desaparecido durante la dictadura.

“Ahora no les vi las caras porque no me dieron tiempo, me pusieron una bolsa de nylon en la cabeza, submarino seco que le dicen. Te la atan al cuello y te la van apretando, cosa de no permitirte respirar y te van asfixiando.” Nahuel Pino es un dirigente Mapuche de la CTA. El jueves pasado, a eso de las tres de la tarde, cuatro personas lo levantaron en 62 y 8 de La Plata, lo arrojaron en una furgoneta blanca y se lo llevaron secuestrado. Durante dos horas le quemaron el cuerpo con cigarrillos, le ataron las manos con precintos y le dijeron una y otra vez “indio de mierda”, “callate la boca”, la próxima vez “sos boleta” . Fue el segundo secuestro en menos de un año. Según la CTA bonaerense, el suyo, además, es el tercer caso que sufren los dirigentes de la provincia en los últimos tres meses.
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Imagen: Nahuel Pino fue secuestrado en La Plata.
Foto: Gentileza diario Diagonales


Nahuel Pino tiene una larga tradición entre las organizaciones sociales, e imagina el secuestro como un escarmiento. Nació en Chile en 1955, y cuatro años después se instaló con su familia en Villa Elisa, en los alrededores de La Plata. Desde entonces, su vida atravesó la política desde el peronismo hasta la militancia de base entre las comunidades indígenas. Uno de sus tíos murió bajo las balas del '55 y Pino fue secuestrado más tarde; por primera vez, en 1976, cuando pasó 27 días detenido en el Regimiento de Infantería de La Plata y luego tres años preso en su casa: “En calzoncillos y con los documentos en la cabeza me hacían salir”, dice.

El 2 octubre de 2007 lo secuestraron de la puerta de su casa. “Lo mismo que pasó ahora –dice Pino a PáginaI12–: pero en ese momento me tuvieron una hora o más dando vueltas, me tiraron contra el piso y la cosa fue a cara descubierta”. En esa ocasión, los mensajes fueron parecidos: “Indio de mierda”, “callate la boca”, “dejate de joder” y “cerrá la boca”.

–¿Qué sucedió esta vez?

–Para que yo no viera las caras actuaron como en la dictadura. Yo no recordaba de una bolsa en la cara desde 1976, ¡no me acordaba! Y creo que eso es lo que más me dolió.

–Usted dijo que fueron cuatro personas.

–Uno me tomó de la parte de atrás, me agarró de los testículos y de la nuca y me arrojó adentro. En la camioneta había dos. Uno me puso la capucha negra, con bolsa de residuos y otro venía manejando; en total eran 4 y conmigo 5.

–¿Qué edades tenían?

–Jóvenes, más bien robustos, tipo corpulentos, pero muy bien: no decían ni una palabra más.

–¿Cree que tiene alguna relación con el secuestro anterior?

–No lo sé, supongo que lo tendrá que decir la Justicia.

La Justicia aún no tiene una pista clara. Entre uno y otro momento, el único dato llamativo apareció una semana antes del segundo secuestro. Luego de meses sin saber nada, un policía pasó por su casa a informarle que debía presentarse en la comisaría de Ensenada para un reconocimiento de los posibles responsables. Pino fue a hacer el trámite, pero como había pasado tanto tiempo decidió no reconocer a nadie; no miró fotos por temor a equivocarse.

Para la Justicia es el comienzo. “Estamos en el inicio del inicio, y todas las hipótesis son probables”, explicó una fuente de la investigación, que está a cargo de la fiscalía 11 de La Plata, que encabezan Bettina de Lacki y María Eugenia Di Lorenzo. Desde ahí se buscan testigos presenciales del momento del secuestro y de la liberación en Berazategui, como la primera vez. Otro elemento es la furgoneta, una especie de Trafic blanca, sin ventanas en la parte trasera, que puede servir de hilo conductor pero de la que no se sabe ni las primera letras de la patente ni la marca. Por eso, ahora esperan que algún testigo aporte datos. Las lesiones del cuerpo de Pino son leves, pero “son compatibles con las quemaduras de cigarrillo de su denuncia, también la bolsa de la cabeza, por eso el hecho no está en duda –dijo la fuente–, lo que estamos buscando es la secuencia”.

En los últimos tiempos, la vida política de Nahuel Pino no había cambiado mucho. Su vida transcurrió entre las contiendas contra la instalación de las mineras en cualquiera de las provincia del país hasta la lucha contra la depredación de las tierras indígenas en la Patagonia.

Ahora trabajaba en dos ámbitos en los que intenta concentrarse para encontrar algo que explique lo que pasó. Uno fue la campaña entre la comunidad boliviana por el apoyo para el último referéndum a Evo Morales, por el que tuvo cierta exposición mediática cuando encabezó una conferencia de prensa. El otro fue un trabajo más intramuros, sobre su comunidad y un convenio con la Facultad de Trabajo Social de La Plata. El jueves pasado, cuando concluyó una reunión en la Secretaría de Extensión Universitaria por el convenio, caminó una cuadra y media en pleno centro, sobre la calle 62, y lo levantaron.

“Puede venir de este lugar o de aquel otro pero lo que sí nos asombra es la metodología, que tiene que ver con otras las épocas más negras”, dice a Página12 el abogado de Pino, Marcelo Ponce Núñez. Para la organización, el secuestro no es un hecho aislado.


“Fueron tres casos en los últimos tres meses: primero se lo llevaron a Pablo Michelis por un par de horas; después a un pibe del movimiento nacional de los Chicos del Pueblo en la ruta 4, y ahora el tercero, siempre en provincia de Buenos Aires”.

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Amenazaron y torturaron a un dirigente


Mapuche en 62 y 5

Un integrante de la comunidad Mapuche denunció que fue amenazado y torturado en La Plata por cuatro personas dentro de una camioneta, informaron fuentes policiales. Victoriano Pino denunció que el hecho ocurrió el jueves a la tarde en calle 62 y 5, donde lo abordó un hombre que lo obligó a ingresar a una camioneta blanca del tipo furgón donde había otros tres hombres.

Por Diario Hoy

En el vehículo, le colocaron una bolsa en la cabeza, lo maniataron y comenzaron a golpearlo, según manifestó Pino ante la policía.

Pino, que además es integrante de la Secretaría de Pueblos Originarios de La Plata y maestro intercultural, dijo que mientras lo golpeaban le decían, entre insultos, "callate la boca, no hables más, esta es la última, la próxima vez sos boleta", en alusión "a los derechos indígenas que defiende", según consta en la denuncia.

El hombre agregó que luego el vehículo se detuvo y comenzaron "a quemarlo con cigarrillos en el vientre y genitales" y después lo arrojaron sobre el Camino Centenario a la altura de Gutiérrez, en Berazategui, en el conurbano bonaerense.

Pino sostuvo en su denuncia que el año pasado tuvo "un problema similar y radicó una denuncia" y manifestó que teme "por su vida y la de su núcleo familiar".

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Repudio al ataque contra Nahuel Pino

Desde la Unión por los Derechos Humanos La Plata - Ex-detenidos desaparecidos, Familiares y Compañeros, hacemos llegar nuestro repudio ante el secuestro y ataque sufrido por nuestro compañero Nahuel Pino.

La impunidad de tantos años se retroalimenta y sigue manifestándose en actos barbáricos. El desmantelamiento del aparato represivo tantas veces exigido por los organismos de Derechos Humanos nunca se llevó a cabo, solamente han habido medidas tibias que poco o nada han hecho para finalizar con la violencia de aquellos que se nutren de odio y sangre, de aquellos a quienes les resulta intolerable que hayan voces que se alcen ante la obscena injusticia social. Los violentos de ayer que siguen estando hoy no soportan que hayan voces que exijan justicia ante los genocidios perpetrados, el de los pueblos originarios que nunca concluyó y el de los años 70.

Nos solidarizamos con Nahuel y nos sumamos a la exigencia de acción de la justicia no solamente para esclarecer este hecho sino también para castigar a los culpables. No se puede seguir sumando impunidad. Quienes no tenemos más margen para tolerar estos hechos somos cada uno y una de nosotros que seguimos convencidos que la lucha por lo que consideramos justo es inclaudicable. No nos detendrán, seguimos de pie.

Fraternalmente.

por UNIÓN POR LOS DERECHOS HUMANOS LA PLATA
Ex-detenidos desaparecidos, Familiares y Compañeros


Betty Ojeda
Cristina Diez Valdez

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Fuente: Avkin Pivke Mapu - Komunikación MapuChe
WallMapu - Territorio Ancestral Mapuche


http://www.mapuche-nation.org/espanol/html/noticias/ntcs-360.htm

capitana maria alejandra camps, sanguinarios de la última dictadura militar: Hija Terrorista Estado: general Ramón Camps



capitana maria alejandra camps.

Su padre fue un chacal, ella es la justiciera elegida por Nilda Garré La hija de Ramón Camps, el jefe de la Policía Bonaerense durante la dictadura, está al frente de la asesoría jurídica del Ejército. La ministra de Defensa la puso a cargo de la investigación interna que detectó un entramado de irregularidades en las contrataciones que realiza el Ejército. La causa ya llevó a 31 militares ante la Justicia y podría involucrar al jefe de la fuerza, teniente general Roberto Bendini. En el ámbito castrense es vista como una "traidora". Aunque sabe que es una tarea que genera críticas, ella prefiere no polemizar: "No voy a decir nada, a mí me gusta el bajo perfil".


Por Fernando Oz

Capitana. María Alejandra está al frente de la investigación que tiene en jaque a la jerarquía militar.Nilda Garré presentará en estos días nuevos elementos de prueba para aportar a la causa que gira en torno al escándalo de la megaestafa en las cuentas de diferentes unidades del Ejército. La punta de lanza de la ministra de Defensa es la capitana María Alejandra Camps, hija de uno de los jerarcas más sanguinarios de la última dictadura militar:


El general Ramón Camps. Fue la capitana Camps quien detectó una amalgama de irregularidades en las contrataciones que hacían sus superiores. La oficial es la jefa de la asesoría jurídica del Comando de Intendencia del Ejército, epicentro del escándalo que podría llegar a las puertas del despacho del jefe del Ejército, teniente general Roberto Bendini. En su extenso requerimiento de instrucción de 122 páginas, el fiscal Federal Eduardo Taiano nombró en once oportunidades las acciones que había realizado Camps. También le pidió al juez Federal a cargo de la investigación, Rodolfo Canicoba Corral, que cite a la capitana "en su condición de jefe de División Asesoría Jurídica del Comando de Intendencia, para que brinde precisiones acerca de su intervención en los expedientes de contratación en los que emitiera dictamen". Pese a su pasado como militante de Montoneros, Garré no tuvo ningún tipo de problemas en basar su denuncia en los informes de la hija del jefe de la Policía Bonaerense desde abril de 1976 hasta diciembre de 1977. Gracias –en gran parte– al trabajo de la capitana Camps, la ministra de Defensa llevó a la Justicia a 31 militares, todos supuestamente involucrados en la "manipulación sistemática de procedimientos de contratación de bienes y servicios por parte de funcionarios del Ejército para favorecer a determinadas empresas, en connivencia con los integrantes de éstas". Un ejemplo es el caso del dictamen 30/07, donde la capitana Camps formuló una serie de observaciones en relación con las diversas falencias que presentaba un expediente para una contratación desdoblada de 150 mil pesos. Entre otros puntos, cuestionó la documentación aportada por los oferentes, puesto que no cumplían con las exigencias legales. Pese a ello, el general de brigada Eduardo Salvador Gibelli (jefe del Comando de Intendencia y por lo tanto jefe de Camps) dictó una resolución para aprobar la licitación privada Nº 04/07 y adjudicar a las firmas cuestionadas.

Hoy el general Gibelli es uno de los que encabeza la lista de oficiales que tendrán que desfilar por los tribunales de Comodoro Py para prestar declaración indagatoria como imputado en la megaestafa en las arcas de tres unidades del Ejército. Las mismas maniobras que aplicaba Gibelli en el Comando de Intendencia, según el expediente judicial, eran aplicadas por el general Raúl Horacio Gallardo en el Comando de Operaciones Terrestres, y por el general retirado Héctor Mario Giralda en la Dirección de Asuntos Históricos del Ejército.

Estricta y de bajo perfil. "Desde que nací tuve bajo perfil y voy a seguir manteniéndolo así. Le pido por favor que se dirija a las autoridades del Ministerio de Defensa, yo no voy a decir nada ni voy a dar ningún tipo de declaración", contestó la capitana Camps cuando PERFIL le pidió mantener una entrevista. —Vamos a escribir un artículo sobre usted, por eso nos interesa hablar.

—Ya le dije que me gusta el perfil bajo. Además, no me explique nada, ya me imagino lo que van a publicar. María Alejandra es abogada, pero le gusta llevar uniforme al igual que su padre. Ingresó al cuerpo de profesionales del Ejército "de grande. Algo pasada de edad", explicó a PERFIL una fuente que trabajó con la capitana desde que está en los cuarteles de Palermo. Otro oficial que compartió los mismos pasillos en el Comando de Intendencia la describe de la siguiente manera: "Es callada, de poco trato con los compañeros de trabajo. Toma tecito mientras todos tomamos mate". Después de su rol frente a las contrataciones irregulares, aunque nadie lo diga abiertamente, la capitana Camps es vista como "una traidora" por el entorno de Los Porotos (nombre con el que se describe a los oficiales del servicio de intendencia dentro de las filas del Ejército).

"Lo que pasa es que en los cuarteles la ropa se lava adentro", argumentó uno de los oficiales que podría quedar procesado por los delitos de administración fraudulenta, incumplimiento de los deberes de funcionario público, falsedad ideológica, y asociación ilícita. Más allá de las esquirlas desperdigadas sobre el campamento de los numéricos Porotos, dentro del Ejército la oficial Camps es vista como "un cuadro intachable" y de "una extrema rectitud y apego por las leyes". A diferencia de su hermana, Patricio Alejandro Camps eligió no llevar el mismo uniforme que su padre y se dedicó a la gastronomía. "Es una lástima que mi hermana esté metida en ese tema, pero es su trabajo", dijo el hijo del ex general beneficiado por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, y definitivamente por el indulto decretado por el ex presidente Carlos Menem en 1990. Heredero de los sabores del Gato Dumas y alejado de los uniformes, Patricio es uno de los dueños de uno de los exclusivos restaurantes de la Recoleta: La parrilla Clarks. En cambio, su hermana es uno de los brazos ejecutores que utiliza la ministra Garré para perseguir a militares presuntamente corruptos y librar su propia interna con el kirchnerista jefe del Ejército.


http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0295/articulo.php?art=9787&ed=0295




El temible "amo de la vida y de la muerte" Se lo conoció como "el amo de la vida y de la muerte", dirigió la Policía Bonaerense desde abril de 1976 hasta diciembre de 1977 y manejó los peores centros clandestinos de detención. Participó en La Noche de los Lápices y en el secuestro del periodista Jacobo Timerman. Pero pese a su prontuario y de haber sido encontrado culpable de numerosos delitos, el general Ramón Juan Alberto Camps no pasó un solo día tras las rejas. Uno de los pocos en entrevistarlo fue el periodista de la revista española Tiempo Santiago Aroca. Durante el diálogo, que se realizó a fines de 1983, Camps no tuvo problemas en defender la tortura como el camino más corto para conseguir información. También admitió la desaparición de personas y sus simpatías con Hitler. La Justicia Federal condenó al jerarca de la dictadura en diciembre de 1986. La pena era la reclusión perpetua por haberlo encontrado responsable de 214 secuestros extorsivos (de 47 de ellos se desconoce el destino de sus víctimas), 120 casos de tormentos, 32 homicidios, dos violaciones, dos abortos provocados por torturas, 18 robos y diez sustracciones de menores. Claro que la condena nunca la cumplió. Primero se salvó beneficiado por las leyes de Obediencia Debida y Punto Final impulsadas durante el gobierno de Raúl Alfonsín, y después por el indulto decretado por el ex presidente Carlos Menem. En 1994 la muerte encontró a Camps en una fría cama del Hospital Militar Central: el cáncer lo había fulminado.


http://www.diarioperfil.com.ar/edimp/0295/articulo.php?art=9787&ed=0295#sigue



Otra causa que acecha a Bendini Los investigadores de la megaestafa en las licitaciones del Ejército esperan que la Unidad de Auditoría Interna del Ministerio de Defensa finalice un nuevo informe sobre posibles irregularidades en otras unidades militares. Esta situación podría sumar a más militares a la ya extensa lista de imputados. La megaestafa fue denunciada el 7 de agosto por la cartera que comanda la ministra Nilda Garré. Se estipula que el desfalco alcanzaría unos 70 millones de pesos. Para ir a la Justicia sólo se tomaron en cuenta 25 licitaciones "al azar". Las irregularidades fueron detectadas en el Comando de Operaciones Terrestres, en el Batallón de Intendencia 601 y en la Dirección de Asuntos Históricos. Según la denuncia, en la estructura del Ejército había una supuesta asociación ilícita integrada por militares y civiles que se dedicaban a digitar licitaciones. La causa dio un giro después de que el Ministerio de Defensa aportara a la causa como elemento de prueba un correo electrónico "anónimo" que podría involucrar al propio jefe del Ejército, Roberto Bendini. Diario PerfilGarré, irónica: la causa que puede terminar con Bendini preso se apoya en la hija del general Ramón CampsLa investigación que ya puso frente a la justicia a 31 militares sigue adelante. Y María Alejandra Camps es su punta de lanza. 14.09.2008 09:02 María Alejandra Camps, hija de Ramón Camps, y la ministra de Defensa Nilda Garré. Foto: Cedoc Nilda Garré presentará en estos días nuevos elementos de prueba para aportar a la causa que gira en torno al escándalo de la megaestafa en las cuentas de diferentes unidades del Ejército.


La punta de lanza de la ministra de Defensa es la capitana María Alejandra Camps, hija de uno de los jerarcas más sanguinarios de la última dictadura militar: el general Ramón Camps. Fue la capitana Camps quien detectó una amalgama de irregularidades en las contrataciones que hacían sus superiores. La oficial es la jefa de la asesoría jurídica del Comando de Intendencia del Ejército, epicentro del escándalo que podría llegar a las puertas del despacho del jefe del Ejército, teniente general Roberto Bendini.En su extenso requerimiento de instrucción de 122 páginas, el fiscal Federal Eduardo Taiano nombró en once oportunidades las acciones que había realizado Camps.



También le pidió al juez Federal a cargo de la investigación, Rodolfo Canicoba Corral, que cite a la capitana "en su condición de jefe de División Asesoría Jurídica del Comando de Intendencia, para que brinde precisiones acerca de su intervención en los expedientes de contratación en los que emitiera dictamen".Pese a su pasado como militante de Montoneros, Garré no tuvo ningún tipo de problemas en basar su denuncia en los informes de la hija del jefe de la Policía Bonaerense desde abril de 1976 hasta diciembre de 1977.


Gracias –en gran parte– al trabajo de la capitana Camps, la ministra de Defensa llevó a la Justicia a 31 militares, todos supuestamente involucrados en la "manipulación sistemática de procedimientos de contratación de bienes y servicios por parte de funcionarios del Ejército para favorecer a determinadas empresas, en connivencia con los integrantes de éstas".



http://www.perfil.com/contenidos/2008/09/14/noticia_0019.html




EL SEGUNDO DE BENDINI FUE DESIGNADO AL FRENTE DE LA FUERZA

Dos por uno en el Ejército


Por Nora Veiras

Ante su inminente partida a Nueva York, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner cubrió rápido la vacante: designó al subjefe del Ejército Luis Alberto Pozzi en reemplazo de Roberto Bendini, quien después de cinco años y cuatro meses en el cargo pidió el retiro compelido por su procesamiento en una causa por peculado. La perinola de nombres empezó a detenerse poco después del mediodía cuando el jefe de Gabinete, Sergio Massa, recibió en su despacho a Pozzi. Ante la ausencia de la ministra de Defensa, Nilda Garré, quien recién anoche regresó de su viaje oficial a Chile, las especulaciones crecían al ritmo de la falta de precisiones. La confirmación de este general de Comunicaciones, con buenas relaciones en el Ministerio de Planificación, no implicó más cambios en la cúpula, pero está lejos de haber conformado las expectativas de renovación. La duda es si será sólo una conducción de transición hasta diciembre, cuando se definen todos los ascensos. Pozzi, a los 60 años, se hace cargo de una fuerza que en el último mes y medio pasó a disponibilidad por orden de Garré a seis generales y otros 38 altos oficiales por denuncias de corrupción.

“Es una decisión de la Presidenta”, explicaban en Defensa sobre la elección de Pozzi y, de inmediato, apelaban al hermetismo sobre qué otro candidato hubieran preferido. “Es de Comunicaciones, lo cual es raro para llegar a la jefatura. No es ni de Caballería ni de Artillería ni de Infantería. Es de perfil bajo, tiene una relación frecuente con la ministra y con el resto de los funcionarios”, se conformaban. Hasta que se vio a este hombre que egresó en 1968 del Colegio Militar en la Rosada, eran muchos los que apostaban al general Daniel Oscar Camponovo, comandante operacional del Estado Mayor Conjunto, y a Sergio Fernández, jefe del II Cuerpo de Ejército, como posibles sucesores de Bendini. Tras la reglamentación de la Ley de Defensa, Camponovo fue designado por Garré en ese cargo que le permite disponer de los medios de las tres fuerzas y se desempeñó como comandante electoral en los últimos comicios. Su designación tampoco hubiese implicado el pase a retiro de más de un par de oficiales. Fernández tiene predicamento dentro de la oficialidad y su ascenso hubiese tronchado la carrera de otros seis generales. Los más audaces levantaban también el nombre de Hernán Prieto Alemandi, uno de los generales más jóvenes. Su encumbramiento habría desplazado a otros 23 altos oficiales.

PáginaI12 informó ayer que una de las alternativas era el ascenso de Pozzi como salida transitoria hasta tanto la Presidenta analizara cada una de las carpetas de las Juntas de Calificaciones. “Esta vez la purga se viene haciendo. No es como cuando asumió Bendini que se pasó a retiro a 19 generales, en la Armada a 14 contraalmirantes y en la Aeronáutica a 10 altos oficiales. El inconveniente es que no se puede garantizar autoridad con un mandato a término”, especulaba un funcionario. Pozzi, como subjefe del Ejército, fue quien tuvo que anunciarle al entonces jefe de Inteligencia Osvaldo Montero, su pase a retiro acusado de conspirar para desplazar a Garré poco antes del cambio de gobierno en noviembre pasado. Pozzi, al igual que Bendini, tenía buena relación con Montero. Como hombre de Comunicaciones, algunos memoriosos recuerdan que se vio envuelto en medio de una puja de intereses empresarios cuando el ex ministro de Seguridad bonaerense León Arslanian decidió implementar el sistema de servicio a la comunidad 911 y convocó a la participación de los especialistas del Ejército. Según informó La Nación en mayo de 2004, los militares habrían ofrecido desarrollar un dispositivo de seguimiento satelital de patrulleros para monitorear la ubicación de los móviles, que Arslanian rechazó. El entonces ministro había ordenado investigar un convenio con la empresa Megatrans SA firmado por sus antecesores Aldo Rico y Ramón Verón. Finalmente, la puja se habría definido a favor de Nec y Siemens, con buenas relaciones con los uniformados.

Money money

Poco antes de escribir su renuncia, Bendini convocó a un grupo de generales y dos le pidieron que diera un paso al costado, porque era evidente que ya no conducía nada. La confirmación de su procesamiento en una investigación que, en realidad, tenía abierta cuando fue elegido en mayo de 2003 por el entonces presidente Néstor Kirchner, aceleró el desenlace. Lo que resulta extraño es que en Gobierno no estuvieran al tanto del derrotero de la causa en la Cámara Federal de Río Gallegos que revocó la falta de mérito que le había permitido a Bendini seguir en el puesto. Ahora, procesado por el desvío de 500 mil pesos del Ejército a una cuenta personal, terminó cayendo por su propio peso. La pena máxima prevista para el delito de peculado es de 10 años.

Desde principios de agosto, Garré, en base al trabajo de una auditoría interna, viene denunciando ante la Justicia los manejos delictivos de altos oficiales del Ejército que habrían comprometido fondos por alrededor de 80 millones de pesos. El aval de la Presidenta fue condición para avanzar en ese sentido. Cuarenta y cuatro altos oficiales –entre ellos seis generales– y 71 civiles están siendo investigados por el juez Rodolfo Canicoba Corral. “Si sos el jefe o das un paso al costado o te hacés cargo, no podés mirar para otro lado”, repetía un alto oficial que hace rato esperaba el relevo de Bendini. La decisión fue cubrir rápido la vacante. Cristina Kirchner habló por teléfono con Garré y la ministra a su vez se comunicó con Sergio Massa, quien ofició de emisario de la decisión. Apenas lo confirmaron en el cargo, Pozzi se reunió con el secretario de Asuntos Militares, Germán Montenegro, para repasar la agenda hasta fin de año. El lunes tendrá su encuentro cara a cara con Garré y se definirá la ceremonia de asunción. Este ingeniero en Comunicaciones, especialista en informática, que desde diciembre de 2006 es el segundo de Bendini tendrá que demostrar que no tiene nada que ver con su antecesor.



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EL ÙLTIMO PARLAMENTARIO MAPUCHE





Rosendo Huenumán


El último parlamentario mapuche



Rosendo Huenumán García (1935) es parte de la historia del pueblo mapuche. Nació en Hueñalihuén, comuna de Puerto Saavedra. Comenzó a trabajar siendo niño. A los 12 años llegó a Temuco como mozo de la familia de un magnate local. Cursó estudios primarios en una escuela nocturna y emigró luego a Concepción, para ser profesor. Trabajando en Lota como minero del carbón conoció la “explotación del hombre por el hombre”. De regreso a su hogar, su comunidad natal fue una de las primeras en iniciar un proceso de recuperación de tierras, previo a la reforma agraria. Fueron duramente reprimidos por el gobierno de Jorge Alessandri; pese a ello, mostraron un camino a seguir. Bajo el gobierno de Frei Montalva, Hue-numán participó activamente en la sindicalización de los campesinos, transformándose en un carismático y respetado líder mapuche. Durante la Unidad Popular, Huenumán fue presidente de la Federación Campesina Luis Emilio Recabarren y dirigente de la Federación Campesina e Indígena Ranquil. En 1973, aliado con el Partido Comunista, fue elegido diputado por Cautín con primera mayoría individual y participó en la Comisión de Agricultura y Colonización de la Cámara de Diputados hasta la disolución del Parlamento por la dictadura. Había llegado al Parlamento a representar las demandas históricas de su pueblo. Su atrevimiento lo pagó con persecución y largos años de exilio, salvando incluso de la muerte cuando los militares -equivocadamente- asesinaron a otro mapuche con su mismo apellido. Testigo privilegiado de aquellos años y allendista de corazón, Punto Final entrevistó al ex parlamentario Huenumán en Nueva Imperial, donde hoy reside.
Don Rosendo, ¿cómo surge en usted el interés por la política?
“Surge siendo muy joven. Una situación que hizo cambiar mi pensamiento fue haber estado en Lota. Allí se me aclaró lo que era la explotación del hombre por el hombre, la injusticia, que todavía sigue existiendo. De niño salí de mi comunidad. Me fui a Temuco, a terminar mi educación básica. Trabajé de mozo en una familia de ricos y luego partí a Concepción, a la recién creada Universidad Técnica del Estado, para ser profesor. En esos años era gratis estudiar. Yo era un mapuche que no quería quedarme sólo con las humanidades, me propuse saber más. Llegué a trabajar de minero para terminar mis estudios, eso fue en Lota”.

CON ALLENDE EN EL CORAZÓN

¿En qué año regresó a su tierra?
“Regresé a mi comunidad en 1959, pero sólo para saludar a mi madre. Mi proyecto era irme a Argentina. Recuerdo que llegué amaneciendo a Hueñalihuén. En aquella época sólo habían huellas, nada de caminos. Cuando le pregunto a mi madre cómo estaban mis tíos, la primera noticia fue como si me tiraran un balde de agua. ‘A tu tío lo van a lanzar, lo vinieron a citar’, me dice. Resulta que cuando yo era muchacho, cuando vivía con mi abuelito, él tenía un juicio con un gringo que era vecino. Esa situación estaba todavía pendiente. Lo primero que recordé fue lo que dijo una vez Allende, en Concepción: ‘El pueblo mapuche no puede ser exterminado ni erradicado de su territorio’. Ese discurso me caló profundo en el piwke (corazón) y en el lonko (cabeza). Allende siempre fue mi guía. Cuando escuché ese discurso yo estaba terminando mis estudios en Concepción, tenía 21 años y de inmediato me inscribí para votar. Ese año era la segunda candidatura de Allende. Y fíjese cómo es la vida: yo no sabía que pronto me tocaría recordar y repetir sus palabras en la comunidad, para organizar a mi gente y parar el lanzamiento que se quería realizar. Luego de largos años de lucha, ganamos el juicio y recuperamos del gringo y otros winkas las 357 hectáreas que nos tenían usurpadas”.
Imaginamos que no se trató de una victoria fácil.
“Costó mucho sacrificio. Los jueces demoraban y demoraban los juicios. Nosotros nos aburrimos de esperar; pasó un año y entramos al campo para apurar el juicio. El año 62, en vísperas de Año Nuevo, entramos hasta con los perros y gatos. Tuvimos un enfrentamiento grande con militares y carabineros. Logramos resistir y un diario recopuchento, que se llamaba El Gong, tituló: ‘Rosendo Huenumán está preparando la guerrilla en Nahuelbuta’. ¡Chuta!, dije yo, ahora soy guerrillero”.
Se había transformado en un peligro público...
“La hazaña fue buena... Y todos creyeron que yo políticamente era peligroso, pero recién estaba empezando... Para mí la injusticia contra nuestra gente mapuche estaba clarita y no me iba a quedar callado. Incluso cuando me citaron a declarar, hice un discurso. Primero hablé de la injusticia. ‘¿Por qué los tribunales avalan estos atropellos? ¿Es creíble un juez? ¿Quién controla al juez? ¿A qué clase social responde el juez?’, pregunté. ¡Pucha que me encontraron choro! Les hablé fuerte, pero no en forma insolente, siempre fui moderado, sin faltar el respeto a nadie. Al final, fueron destituidos los jefes de Carabineros; incluso el gobernador se fue volando, ya que había firmado la orden. Este proceso me marcó mucho, también hizo que todos los partidos políticos se acercaran”.
¿Cómo fue su relación con el Partido Comunista? Volodia Teitelboim lo menciona a usted en sus memorias.
“Conocí a Volodia, hablé con él muchas veces... Lo que hice con los comunistas fue firmar un pacto, en 1963. Yo pensé: si me presenté a regidor como independiente y me faltaron 15 votos, ahora, con más apoyo, capaz que resulte. Con ese pacto me dediqué a trabajar para la cuarta campaña de Allende, cuando finalmente ganó. Esa fue una gran satisfacción. Mi relación con los comunistas fue de alianza y trabajé políticamente en la campaña presidencial, recorriendo el campo, organizando. Estuve incluso en el Cerro Ñielol, cuando se firmó el pacto de Allende con los mapuches en el marco de su campaña presidencial”.¿La recuperación de tierras que usted nos ha relatado se enmarcó en el proceso de reforma agraria?“Antes que nada, fue una recuperación de tierras mapuches. Tierras usurpadas, decíamos. Usamos un articulito de la ley de reforma agraria de Alessandri, que decía que todas las tierras abandonadas eran susceptibles de expropiar, en cualquier parte del territorio. Pero esa ley de Alessandri estaba muy despretigiada, porque lo que hacían era expropiar sólo tierras del Estado; no se expropió a ningún terrateniente. Le pusimos ley del embudo, lo ancho para los ricos, lo angosto para los pobres. Eso lo aprovechó Frei en su campaña electoral, prometiendo una reforma agraria más progresiva, que iba a expropiar el latifundio. Yo me involucré, organicé a winkas y mapuches. Yo les decía, especialmente a los peñi:
‘En la reforma agraria debemos incluir todas las tierras usurpadas’. Redactamos un borrador de ley, que después se comenzó a divulgar en las comunidades”.

DIRIGENTE CAMPESINO Y DIPUTADO

¿En esa época usted se transforma en dirigente nacional campesino?
“Cuando se inicia la sindicalización, con Frei, me transformé en activista. Fui dirigente nacional campesino. La ley me otorgaba una tarjeta, como a los parlamentarios. Empecé de a poco a romper las murallas que los latifundistas y los tinterillos habían levantado. Años más tarde, cuando Allende ya era presidente, en un congreso mapuche que se hizo en Temuco, entregamos el borrador de una ley que habíamos trabajado. La promulgó como ley indígena al año siguiente. En ese congreso mapuche intervine dos veces, en mapuche y castellano”.
¿Cómo fue su llegada al Parlamento en 1973?
“Ahí me desquité. Porque a los ricos los traté de sinvergüenzas, ladrones, en castellano y mapuche. Hardy Momberg Roa era el cacique electoral de esta provincia, siempre sacó la primera mayoría y lo derroté. Cuando fui a jurar, el 21 de mayo de 1973, me senté junto a Luis Gustavino, comunista, albino de pelo blanco. Yo era chico y negro. Cuando me tocó jurar, estaba presidiendo Bernardo Leighton. Eramos siete los que ingresábamos por primera vez como parlamentarios. Fui el penúltimo en jurar. Cuando me nombraron, ni siquiera alcancé a ponerme de pie cuando sentí una voz al frente:
‘Para qué trajeron a ese indio piojento’. Lo dijo un parlamentario de derecha que era médico, Fernando Monckeberg. Uno de esa familia está hoy en el Parlamento”.
¿Cuál fue su reacción?
“Fue espontánea. En dos o tres segundos me paré y le dije:
‘¡Cállate gringo chuchas de tu madre!’.
Se lo dije a todo pulmón y me senté tranquilo. El rucio Gustavino se cagaba de la risa. Un poquito más arriba estaban Mario Palestro, Carmen Lazo y Mireya Baltra, que avivaban la cueca. Pero el más jodido era Palestro, que gritaba:
‘Colega Huenumán, responda’. Si el gringo Monckeberg me hubiese podido matar, me mata. ¡Cuándo iba a pensar que yo le iba a responder con tanta teoría! El finado Leighton tuvo problemas para calmar a los diputados, hasta que pude jurar y responder cuando preguntan: ‘Juráis o prometéis’”.
Continuaron sus encontrones con Monckeberg?
“Continuaron tupido y parejo. Ese 21 de mayo cada bancada debía distribuirse por comisiones. Yo fui a la Comisión de Agricultura, porque allí se veía el tema de la tierra. Y allí estaba Monckeberg. ‘Con este viejo de mierda tengo que pelear’, me dije. Eran siete parlamentarios en esa comisión, todos macucos, dueño de fundo más de alguno. El Partido Socialista mandó un diputado sin experiencia. Iba a calentar el asiento no más. Yo reclamé, y después enviaron a un médico que hoy está desaparecido, Carlos Lorca. Ese cabro era bueno de verdad, hicimos yunta. Siempre esperaba que yo hablara primero y después seguía chancaqueando. Derrotamos a los ricos en esa comisión; después no los dejábamos ni hablar. La Comisión de Agricultura fue nuestra, con Lorca. Aunque la fiesta nos duró sólo hasta el golpe”.

LO DIERON POR MUERTO

¿Qué medidas recuerda de su paso por esa comisión?
“Aproveché de hacer enmiendas a la ley de reforma agraria, para incorporar a los mapuches. Lamentablemente después vino el golpe militar y ahí quedó todo. Recuerdo que dejé tres proyectos financiados. Uno era un puente que, menos mal, se hizo en el Budi. Con Pinochet no pasó nada con el puente, pero ahora salió. El otro proyecto era la Universidad Mapuche. Ese proyecto también quedó financiado. El tercer proyecto era la ampliación del Hogar Indígena de Santiago, también financiado. Todos esos recursos la dictadura los aprovechó quizás para qué”.¿Alguna vez usted conversó con el presidente Allende?“Claro. Como parlamentario Allende me citó a La Moneda. ‘Rosendo, ¿qué puedo hacer por la gente mapuche?’, me preguntó. Le hablé de esos proyectos y le dije eran necesarias unas enmiendas a la ley de reforma agraria para incluir las tierras usurpadas a los mapuches. Me dio la mano y me dijo:
‘Todo depende de la organización mapuche’. Dos veces me reuní con él en La Moneda. La segunda fue para proponer la creación de la Universidad Mapuche. Este proyecto era apoyado por Pablo Neruda y un gran antropólogo, Alejandro Lipschutz. Todas esas iniciativas quedaron en nada tras el golpe”.¿Es cierto que los militares lo dieron por muerto?“Los militares mataron a un peñi Huenumán de Boroa; yo conocí al muchacho, estaba a cargo de la reforma agraria en Temuco. Lamenté su muerte, pero cuando supe la noticia dije, ‘bueno, estoy muerto, no tengo necesidad de irme del país’. Como estaba muerto, me quedé. Hasta 1977, cuando salí. La gente del Partido Comunista vino a darse cuenta que yo estaba en Roma cuando llamé por teléfono a Volodia Teitelboim. ¡Ahí supieron que estaba vivo! Naciones Unidas me otorgó un estatus especial. Pero no pude regresar a Chile hasta 1990”


PEDRO CAYUQUEO En Nueva Imperial


(Publicado en revista “Punto Final” edición Nº 667, 25 de julio, 2008)