La llamada de Fidel a Chávez el 12 de abril de 2002, ¡No te inmoles! -11 Abril 2012
La llamada de Fidel a Chávez el 12 de abril de 2002
11 Abril 2012
En
ocasión de conmemorarse el décimo aniversario de la ejemplarizante
victoria popular sobre el golpe fascista en Venezuela, publicamos el
epílogo del libro Abril sin censura, escrito por Germán
Sánchez Otero, entonces embajador de Cuba en el hermano país. La obra,
impresa por Ediciones Correo del Orinoco, se presentará este 12 de abril en Caracas, como parte de la recordación de la gesta popular bolivariana.
Abril 12, madrugada: la llamada de Fidel
A las 12:38 a.m., un Edecán le dice “Presidente, tiene una llamada del Comandante Fidel Castro”. Chávez coge el teléfono de inmediato, algo ansioso. Desde temprano en la tarde del 11 de abril Fidel había estado tratando de comunicarse con él. Fidel enseguida se interesa por conocer la situación en ese minuto y Chávez le responde.
-Aquí estamos en el Palacio atrincherados -comienza diciéndole-. Hemos perdido la fuerza militar que podía decidir. Nos quitaron la señal de televisión. Estoy sin fuerza que mover y analizando la situación.
-¿Qué fuerzas tienes ahí? -le pregunta Fidel rápido.
-De 200 a 300 hombres muy agotados.
-¿Tanques tienes?
-No, había tanques y los retiraron a sus cuarteles.
-¿Con qué otras fuerzas cuentas? -inquiere Fidel.
-Hay otras que están lejanas, pero no tengo comunicación con ellas -responde Chávez, en alusión al general Baduel y los paracaidistas, la división blindada de Maracaibo y las demás fuerzas leales.
Fidel hace una breve pausa y con mucha delicadeza le dice: “¿Me permites expresar una opinión?” Y Chávez le responde de inmediato: “Sí”.
-Pon las condiciones de un trato honorable y digno, y preserva las vidas de los hombres que tienes, que son los hombres más leales. No los sacrifiques, ni te sacrifiques tú -le dice Fidel con el acento más persuasivo posible.
-¡Están dispuestos a morir todos aquí! -responde Chávez con énfasis y emoción.
-Yo lo sé, pero creo que puedo pensar con más serenidad que lo que puedes tú en este momento -le añade Fidel sin perder un segundo, mientras Chávez lo escucha concentrado en cada palabra-. No renuncies, exige condiciones honorables y garantizadas para que no seas víctima de una felonía, porque pienso que debes preservarte. Además, tienes un deber con tus compañeros. ¡No te inmoles!
Cuando Fidel le dijo estas últimas palabras, tenía muy presente la profunda diferencia entre la situación de Allende el 11 de septiembre de 1973 y la de Chávez en ese instante. El presidente chileno no disponía de un solo soldado. Chávez contaba con una gran parte de los soldados y oficiales del ejército, especialmente los más jóvenes. Con esa idea crucial en su mente, Fidel le reitera al líder bolivariano:
-¡No dimitas! ¡No renuncies!
“Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡yo no sé!”, expresó en verso el
insigne peruano César Vallejo, refiriéndose al inefable destello
espiritual que puede suscitar en un ser humano determinada adversidad de
su vida.
El pueblo de Bolívar sí supo transformar el fuerte golpe del 11 de
Abril en certeza y laurel. Fue el actor principal que impidió el rebrote
del proyecto fascista en América Latina y el Caribe -al comenzar el
presente siglo-, y evitó que sucumbiera la Revolución Bolivariana,
apenas en su tercer año de existencia. ¿Cómo fue posible?
El libro Abril sin censura no pretende agregar
nuevas ideas a las correctas interpretaciones que han formulado
analistas y dirigentes venezolanos y de otros países sobre el golpe de
Abril y la victoria del pueblo bolivariano; en primer lugar, las que ha
realizado el Presidente Hugo Chávez, artífice de la estrategia
revolucionaria que dio al traste con el zarpazo fascista en menos de 48
horas. La narración de los hechos es la manera que escogió el autor para
revelar las verdades y lecciones de esa página luminosa de la historia
contemporánea de Nuestra América.
El lector, antes de abrir este libro, tal vez tenía una opinión
formada, que pudo confirmar o enriquecer. Quizás, sin embargo, sus
criterios pudieron haber variado en uno u otro aspecto, o hasta en su
visión conclusiva. Reine el albedrío. Por mi parte deseo solicitar
licencia para exponer algunas ideas. Y lo hago con la prudencia de quien
ha necesitado consultar un mar de glosas, testimonios, crónicas,
entrevistas, materiales fílmicos y otras fuentes, y recordar infinidad
de diálogos con amigas y amigos -venezolanos y cubanos- que vivimos en
disímiles escenarios aquellos aleccionadores días.
1. El golpe fue preparado y organizado durante al
menos nueve meses. Cuando el bloque de fuerzas opositoras y sus mentores
de Estados Unidos, llegaron a la conclusión de que Chávez no
retrocedería en la ejecución del proyecto bolivariano, decidieron optar
por la vía violenta e instaurar un poder que extirpara de raíz a la
Revolución, comenzando por la anulación de los poderes constitucionales y
la instauración de un gobierno de facto, que devino
corporativo-militarista y de sesgo fascista.
2. Después del 11 de septiembre del 2001, Estados
Unidos no disimuló su rechazo al gobierno de Chávez y las intenciones de
socavarlo. Los reiterados alegatos de voceros del gobierno de Bush
evidenciaron el aval y el estímulo que Estados Unidos les daba a los
golpistas venezolanos, a fin de acelerar la caída de Chávez y la
interrupción del proceso revolucionario en Venezuela. De manera
creciente, el gobierno bolivariano venía convirtiéndose en un obstáculo
para la política exterior de Bush, en especial hacia el hemisferio y el
control del precio mundial del petróleo y de los hidrocarburos
venezolanos, que suman la más importante reserva del planeta.
3. La estrategia del golpe y la secuencia de hechos
prevista, fueron diseñadas por los autores como piezas de un reloj
suizo. ¿Acaso podían haber hecho esos planes los conspiradores
venezolanos, sin los expertos yanquis? Es difícil creerlo. En lo que sí
pareciera que hubo una relativa mayor autonomía de la parte sediciosa
venezolana, fue en la ejecución del golpe.
4. Me sumo al criterio expuesto por Rodolfo Sanz en su libro Dialéctica de una victoria,
en el que apunta la existencia de un diseño teórico del golpe. Había
que provocar una masacre, con el propósito de responsabilizar al
Presidente y que las Fuerzas Armadas pudieran invocar el Artículo 350 de
la Constitución, deteniéndolo para ser juzgado por crímenes de lesa
humanidad; para ello era necesario lograr que la orden causante de los
muertos fuese impartida por Chávez y que la autoría material recayera en
las Fuerzas Armadas; por consiguiente, la marcha opositora debía llegar
a Miraflores, y así obligar a los militares de Palacio a contenerla con
sus armas.
5. ¿Cómo ocurrieron los hechos? Recordemos.
- Chávez jamás dio la orden de disparar a los opositores; al contrario.
- Los muertos y heridos fueron provocados por francotiradores al servicio del plan golpista, y las víctimas resultaron ser de ambos bandos.
- Una reducida porción de la marcha opositora logró acercarse al Palacio por el flanco oeste, y fue repelida por la Guardia Nacional con gases lacrimógenos, sin víctimas; la parte destinada a avanzar sobre el Palacio por la vía Baralt-Puente Llaguno-Urdaneta, abriéndole camino la Policía Metropolitana, no pudo lograr su objetivo debido a la movilización del pueblo bolivariano y en particular a la resistencia de un pequeño grupo de osados, que con armas cortas enfrentaron desde Puente Llaguno a la policía y a algunos francotiradores. O sea, la marcha nunca llegó a Miraflores, gracias a la heroica resistencia del pueblo movilizado en las inmediaciones del Palacio y de modo especial en Puente Llaguno.
- Al no ocurrir lo previsto, Venevisión hace un montaje televisivo y responsabiliza a los Círculos Bolivarianos con las muertes, diciendo que habían actuado por órdenes del Presidente. De inmediato, se aplica la conocida técnica goebbeliana de convertir la mentira reiterada en verdad. El video trucado se transmite una y otra vez en todos los canales privados, utilizándose para incriminar a Chávez, confundir a la opinión pública nacional e internacional, inmovilizar a las fuerzas populares y lograr el apoyo de los mandos militares, a fin de sumarlos al golpe. En la noche del 11 de abril y durante la mañana del siguiente día, estos objetivos los lograron en parte. Más aún, por la confusión que causó en los sectores chavistas la alocución que leyó el general Lucas Rincón, jefe del Alto Mando, afirmando que el Presidente había renunciado.
- Cuando los golpistas rechazan las condiciones que puso Chávez para renunciar -en rigor, incumplibles por ellos, y Chávez lo sabía- y deciden entonces presionarlo, amenazando con bombardear Palacio, la valiente decisión de Chávez de no dimitir e ir preso para Fuerte Tiuna, resultó ser la clave del rápido fracaso del golpe. A partir de ese momento, los jefes principales de este -civiles y militares- se enredan y en cuestión de horas durante el día 12 de abril pierden el control del escenario de manera vertiginosa y en la tarde del 13 ya están derrotados de hecho.
- Fue muy importante que apenas ocho horas después de ser apresado y aislado en Fuerte Tiuna, el pueblo venezolano y el resto del mundo supieran que Chávez no había renunciado. Primero a través del verbo y con la fuerza sentimental de su hija María Gabriela -idea de Chávez, que Fidel viabilizó en un santiamén desde Cuba-. Y poco después por medio de la valiente denuncia que realizara el Fiscal General Isaías Rodríguez. A partir de ahí, todo cambió. Incluso esto fue lo que impidió, con la movilización popular, que pudieran asesinarlo, como se había decidido por el núcleo duro golpista.
- Otra vez el despliegue popular, a partir del 12 en la tarde, hasta la irrupción masiva del 13 de abril, resultó determinante en el desenlace. Al igual que en las movilizaciones del 11, los Círculos Bolivarianos desempeñan un papel medular, y aunque no tienen instancias verticales de dirección devienen pequeños motores que aglutinan y conducen a numerosos colectivos de las barriadas populares y centros de trabajo.
- La postura contra el golpe de varios generales y el rechazo casi unánime de los oficiales medios y toda la tropa, en especial en Maracay, Fuerte Tiuna y la Guardia de Honor de Miraflores, en actuación conjunta con el pueblo no uniformado, provocó en tiempo récord la victoria bolivariana.
6. Sin duda, la bufonada que empleó pedro Carmona
para autoproclamarse, y la decisión de volar en pedazos la Constitución
Bolivariana, lo incineró aún más. No obstante, aunque los golpistas
hubiesen preservado ciertas normas constitucionales, por ejemplo
mantener activa la Asamblea Nacional -como trataron de hacer cuando se
vieron perdidos, bajo la asesoría de la Embajada yanqui-, de cualquier
manera el curso de los acontecimientos habría sido muy parecido.
El golpe no tenía posibilidad de consolidarse debido a los siguientes
hechos: Chávez no había renunciado; estaba preso y su vida corría
peligro; él no tenía responsabilidad en las muertes, al contrario; la
justificación del zarpazo estaba montada en mentiras y trucos
mediáticos; los avances de la Revolución Bolivariana -incluido el
desarrollo de la conciencia, la organización y el brío populares- y las
esperanzas que ella despertó, así como el liderazgo simultáneo de Chávez
en la mayoría del pueblo y en las fuerzas armadas. Por todo ello, desde
que nació, las horas del golpe estaban contadas, aunque sus autores se
hubieran vestido de terciopelo.
7. ¿Quiénes formaron el bloque golpista? ¿Qué
papeles cumplieron en cada etapa? ¿Cuáles fueron los conflictos de
intereses entre ellos? En su excelente libro El golpe de Estado del 11 de Abril, el siempre recordado dirigente bolivariano Guillermo García Ponce hace una certera caracterización:
Los grupos más extremistas, mitad fascistas y mitad irracionales,
asumieron la dirección del golpe de Estado contra Chávez. Antiguas
figuras de la política tradicional fueron desplazados y sus puestos
ocupados por patoteros del Este de Caracas o aberrantes ejecutores de la
visión apartheid de la política venezolana. Pasaron a primer plano: el
contralmirante neoprusiano Carlos Molina Tamayo; el jefe patronal
Carmona Estanga; el secretario privado del expresidente Carlos Andrés
Pérez; el paramilitar Isaac Pérez Recao y altos ejecutivos de bancos y
empresas extranjeras. En segunda fila quedaron, bajo la influencia de
los laboratorios de rumores y de las manipulaciones de El Nacional y
Globovisión, los oficinistas de PDVSA, las acicaladas periodistas, los
desorientados burócratas de la Alcaldía Metropolitana, los niños bien de
la pequeña burguesía caraqueña, unos cuantos renegados de vieja data
conocidos por sus correrías oportunistas y tres docenas de generales sin
tropa.
A esa lista habría que agregar la alta jerarquía de la Iglesia
Católica venezolana, la mafia sindical de la Confederación de
Trabajadores de Venezuela (CTV) y los dueños de los principales medios
de comunicación privados. Los jerarcas de la iglesia se mantuvieron en
la primera línea de mando hasta el último momento, mientras que la CTV,
encabezada por Carlos Ortega, al ser desplazada decidió aparentar su no
compromiso con el gobierno de facto, a fin de lograr cargos y prebendas.
Por su parte, algunos dueños de medios de comunicación, y al parecer
también el gobierno de Estados Unidos, al igual que un grupo de
políticos opositores, se percatan en el transcurso del día 12 del
pantano en que había caído el golpe al negarse Chávez a renunciar y
estar preso e incomunicado. Se horrorizan al ver que el pueblo se lanzó a
rescatarlo y a protestar en las calles, a la vez que se producía una
firme reacción militar de rechazo a la asonada en Maracay y Fuerte
Tiuna, ambos sitios rodeados de gente que exigían la restitución de
Chávez. Por eso, a partir de la mañana del 13 de abril, tratan de
convencer a Carmona y al núcleo directivo de los golpistas que reactiven
la Asamblea Nacional y los demás poderes, salvo la Presidencia, para
enderezar el entuerto, ¡sin Chávez!
Lo primordial es que todos los integrantes de la oposición
participaron en la ejecución del golpe, y tenían consenso respecto a dos
objetivos centrales: anular la Constitución Bolivariana y sacar por la
fuerza al presidente Chávez. Cada quien hizo su parte, pero es
importante reiterar que todos estaban comprometidos: los militares
sediciosos; FEDECÁMARAS -a nombre de la oligarquía-; la CTV; los
partidos Acción Democrática, COPEI, Proyecto Venezuela, Bandera Roja,
Movimiento al Socialismo, Causa R, Primero Justicia y otros; los dueños
de los medios de comunicación privados y sus principales directivos y
voceros; la jerarquía de la Iglesia Católica; el expresidente Carlos
Andrés Pérez; el traficante de armas y mafioso Isaac Pérez Recao; varios
gobernadores, alcaldes, diputados, jueces, fiscales y muchos
funcionarios públicos de la IV República; la nómina mayor de PDVSA y
miles de tecnócratas de esa empresa estatal; los dirigentes de
fundaciones y otras instituciones de la mal llamada “sociedad civil”;
renegados de la izquierda, como Teodoro Petkoff, y una amplia gama de
intelectuales orgánicos de la derecha y otros con ropaje progresista.
Ellos participaron en una, dos o varias de las siguientes acciones:
estuvieron en las movilizaciones, defendieron la salida inconstitucional
en escritos públicos y/o declaraciones, aportaron dinero, o conspiraron
en cuarteles y otros predios. Un pequeño grupo diseñó el plan general, y
un núcleo duro más reducido lo aplicó según sus intereses particulares
(Carmona, Pérez Recao, algunos altos oficiales).
Pero insisto: Todos por igual actuaron como cómplices del golpe, y la
mejor prueba fueron las declaraciones de políticos, los remitidos a la
prensa de gremios empresariales y asociaciones de la mal llamada
“sociedad civil”, y los editoriales y artículos firmados que se
publicaron los días 12 y 13 de abril: Desde el “Chao Hugo” de Petkoff,
el 12 de abril en su diario Tal Cual, hasta el editorial de El Nacional
del 13 de abril. Después, cuando el cielo se nubló con la derrota,
trataron de desmarcarse y preservar sus fuerzas para nuevos intentos.
Algo muy sintomático: los cientos de miles de personas que
participaron entusiastas en la marcha del 11 de abril, sin excepción se
quedaron en sus casas y ninguno de sus dirigentes tuvo el coraje de
convocarlos cuando ocurrió el despliegue popular y militar contra el
golpe. Las rotundas verdades, que a pesar de la censura también en el
Este de Caracas se iban conociendo, deprimieron y paralizaron a quienes
horas antes habían marchado resueltos a asaltar Miraflores. Amanecieron
felices el 12, pero esa misma noche y sobre todo el 13 comenzaron a
preocuparse, y en muchos surgieron preguntas relacionadas con las
manipulaciones de que fueron víctimas. El 13 desde la tarde la inquietud
derivó en angustia por el inminente fracaso, y amanecieron el 14
frustrados y perplejos.
Los sectores reaccionarios de la clase media venezolana mostraron así
sus debilidades: decididos cuando se creen vencedores, timoratos en
momentos en que se sienten en desventaja. Incluso sus integrantes
fascistas, como los que agredieron a la Embajada de Cuba el día 12 -con
la complicidad tácita del entonces alcalde Capriles Radonski-, cuando
supieron en la mañana del 13 que la situación había cambiado a favor de
la revolución, huyeron despavoridos.
El golpe de abril, como otras estrepitosas derrotas en la historia
humana, quedó sin fuerzas de sostén ni defensores. Kennedy habría dicho
que el golpe terminó “huérfano”. En clave chavista: “escuálido”. Y hay
que revisar la historia de América Latina y el Caribe en los últimos
cien años, plagada de golpes de Estado. ¿Cuántos fracasaron? Alguien
hará el análisis. Parece claro que el desenlace en Venezuela tiene que
ver no tanto con el diseño o la implementación del golpe: sus causas
profundas se relacionan con la existencia de una singular revolución
popular y armada, y un líder excepcional.
8. Es conveniente detenernos en la complexión
ideológica de los que condujeron el golpe hasta el final e integraron el
gobierno de facto. En primer lugar el sector empresarial, en la persona
de su máximo representante corporativo; los principales jerarcas de la
iglesia católica; y en tercer término un pequeño grupo de generales
reaccionarios. Ellos son los que definen la composición del llamado
gobierno de transición, en el que incluyen también miembros del Opus
Dei. Coincido con Rodolfo Sanz: “Esta trilogía, Opus Dei, tecnocracia
empresarial petrolera, militarismo y paramilitarismo, se convirtió en el
núcleo hegemónico del golpismo en la etapa de Abril”.
Todos sus pasos en el breve plazo en que pudieron tomar decisiones,
los muestran en cuerpo y alma: se orientan hacia la plena restauración
de la IV República, con acciones de corte fascista, incluidas las
represiones en forma de razzia contra dirigentes del proceso
bolivariano, el pueblo chavista y un símbolo muy odiado por ellos: la
Embajada de Cuba. Entre el 12 y el 13 fueron asesinadas más de setenta
personas y perseguidas y encarceladas varios cientos. ¿Qué hubiera
sucedido en una semana, un mes, un año¼ ?
9. Otra pregunta indispensable: ¿Cuáles fueron las principales consecuencias del golpe?
La primera gran derrota que sufrió el bloque oligárquico-imperialista
en Venezuela a partir del 2 de febrero de 1999, fue la aprobación de la
Constitución Bolivariana. Y la segunda, el fracaso del golpe de Abril
del 2002. Después vendrían otras y con seguridad quedan algunas por
ocurrir.
Los hechos de Abril mostraron sin disfraces a los enemigos de la
Revolución. En esos breves días, el pueblo civil y uniformado de
orientación bolivariana entendió mejor los alcances de la Carta Magna y
del proyecto de cambios encabezado por Chávez. La conciencia política
del pueblo y de los militares, se hizo más clara y los compromisos con
el proyecto revolucionario se fortalecieron. El protagonismo de las
masas se consagró, y mostró en su esplendor que era decisivo, al igual
que la alianza cívico-militar tan promovida por Chávez como factor
estratégico clave de la Revolución Bolivariana.
El golpe representó una oportunidad para depurar las filas castrenses
de los elementos golpistas y retrógrados. También reveló nuevas
traiciones en el ámbito civil, y pasaron al campo enemigo caballos de
Troya que hacían mucho daño dentro del proceso.
La oposición quedó dislocada temporalmente, surgieron en sus filas
nuevos motivos de división y los medios de comunicación privados
sufrieron un porrazo a su credibilidad. No obstante, la traición de Luis
Miquilena posibilitó que los adversarios controlaran la mayoría del
Tribunal Supremo, al igual que ocurría con buena parte de los tribunales
y la fiscalía en instancias inferiores, pero decisivas. Ello permitió
que el Tribunal avalara el concepto de que no hubo golpe sino “un vacío
de poder” y que muchos de los responsables no pudieran encausarse,
mientras otros huyeron al exterior, en primer lugar Carmona y Pérez
Recao, y varios de los altos oficiales más comprometidos.
No hay palabras más elocuentes para explicar esta situación que las
expresadas por Roy Chaderton Matos, nombrado canciller de Venezuela poco
después del golpe: “Ocurre que en nuestra tierra mágica tuvimos un
Presidente secuestrado sin captores, encarcelado sin carceleros, unas
autoridades auto juramentadas sin usurpadores, parlamentarios,
gobernadores y alcaldes atrapados y aporreados sin linchadores; es
decir, responsabilidades sin responsables, asaltos sin asaltantes y
violaciones sin violadores. ¿Cómo entonces sorprendernos invirtiendo la
lógica de esa secuencia, al encontrar a jueces sin justicia? No hay
responsables. No hay responsabilidades. Solo fantasmas en la enfebrecida
fantasía garcíamarquiana”.
Por su parte los Círculos Bolivarianos, criminalizados por los
fascistas, elevaron su prestigio y se multiplicaron en casi todo el
país. Dirigentes sindicales críticos a la mafia de la CTV, aceleraron
iniciativas para construir una fuerza gremial autónoma y a la vez
comprometida con el proceso de cambios. Dentro de PDVSA, aunque
regresaron casi todos los gerentes golpistas, se fortalecieron las
posiciones de los obreros y funcionarios patriotas, que sabían sería
inevitable un nuevo enfrentamiento con aquellos.
Otra enseñanza del golpe fue el importante papel que cumpliera la
comunicación alternativa popular: por ejemplo, Catia TV en el Oeste de
Caracas; el uso de la mensajería de textos celulares y otras variantes
de transmisión de informaciones, ideas y consignas, que convirtieran a
Venezuela después en el país suramericano con mayor número de
televisoras, radios y periódicos alternativos. Estos existen para
promover -con óptica crítica- la obra revolucionaria y también
constituyen una red que, gracias a aquella experiencia, está en mejores
condiciones de defenderla ante cualquier eventualidad similar a la de
Abril.
Los partidos de la alianza bolivariana hicieron sanas críticas sobre
la carencia de un plan para enfrentar el plan golpista y acrecentaron
los niveles de articulación, para hacer más eficiente el respaldo al
gobierno y al Presidente. Tal vez la mejor síntesis de las lecciones que
dejara el golpe a los dirigentes bolivarianos, la formulara Chávez
cuando afirmó que en esos días había perdido “la virginidad”.
Dentro de las fuerzas armadas, el Presidente en su carácter de
Comandante en Jefe implementó un sistema autónomo de comunicaciones
directas suyas con los mandos de batallones y otras unidades
operacionales, que le garantizaran el contacto en condiciones normales y
excepcionales.
El impacto internacional del golpe tuvo un balance muy favorable para
el gobierno y la Revolución. Prevaleció el rechazo a cualquier intento
de golpe de Estado en Venezuela u otro país de la región. Muchos
analistas en el mundo, incluso en Estados Unidos, culparon al gobierno
de Bush de promover el hecho, y cuando menos de haber reconocido a
Carmona. Ello colocó a Estados Unidos en una posición defensiva.
Por su parte la izquierda y determinadas fuerzas progresistas
latinoamericanas -que tenían reservas y prejuicios con Chávez por su
origen militar y sus novedosas ideas de cambio- comprendieron de una vez
que en Venezuela sí había un proceso revolucionario, y además
necesitado de solidaridad.
10. Un último comentario. Nunca olvidemos las
lecciones del golpe de Estado de Abril del 2002 en Venezuela y la odisea
que protagonizaran los auténticos demócratas y patriotas de esa hermana
nación. “Nunca olvidemos”, dije. Sí, en primera persona del plural:
venezolanos y venezolanas, y los demás pueblos de Nuestra América.
No soslayar jamás quiénes fueron los autores y participantes de la
asonada, más allá de sus disputas y constricciones parciales y
oportunistas.
No omitir nunca hasta dónde fueron capaces de llegar, para derrotar el sueño bolivariano.
No dejarse engañar por nuevas falacias de esos sujetos -u otros
iguales o semejantes que puedan surgir-, sean ellas burdas o revestidas
de atractivos encajes.
Saber descubrir las intenciones ocultas detrás de los cambiantes
disfraces que utilizan tales personajes o entes que los portan, digamos
una demagógica campaña electoral que busque por esa vía similares
propósitos a los del golpe del 11 de Abril.
Y recordar siempre que la aparente unidad de la oposición se hizo
añicos en pocas horas, cuando imperaron las ambiciones económicas y de
control del poder entre unos y otros dirigentes y sectores que la
integran. De tal modo: ¿Podrían garantizar ellos, con sus mezquinos
intereses en pugna, la estabilidad, la paz social y más aún, los
formidables logros de la revolución?
Los prepotentes del Norte y sus cómplices vernáculos, no debieran
olvidar a su vez el rotundo adagio de los vencedores en Abril: todo 11
tiene su 13. Esto es: objetivos claros, movilización popular, unidad
cívico-militar, combatividad, organización, patriotismo, confianza en el
líder, optimismo y estar dispuesto a entregar hasta la vida en defensa
de las conquistas e ideales de la Revolución Bolivariana.
*
Medios nacionales celebraron el golpe de Estado de 2002
Publicado por Fidel Ernesto Vásquez I, en 12 abril 2012
El 12 de abril de 2002 los medios
impresos nacionales titularon en sus portadas la caída del presidente
Hugo Chávez, más en son de festejo que de informar. El Universaltituló
“¡SE ACABO!” con una foto central de militares apuntando a quienes
marcharon desde el edificio de Pdvsa, ubicado en Chuao (Este de
Caracas), hasta el inicio de la Av. Sucre, costado del Palacio de
Miraflores (Centro).
Según el texto de “Nuestra tribuna”,
editorial de este rotativo, “pudo evitarse, si tan sólo, las
instituciones cívico-militares, desde el primer día hubiesen dado debida
respuesta a la sociedad venezolana”. En este editorial no se nombra en
ninguna parte a Chávez, sólo existe la referencia del cargo: “ex jefe de
Estado”, porque según El Universal, éste y “todos los responsables”, “tendrán que responder ante todos los venezolanos y la ley por sus acciones y omisiones.”
En su portada, así como en las de El Nacional y Últimas Noticias,
nada dicen sobre cómo fue apagada latransmisión del canal estatal VTV,
después que el gobernador del estado Miranda, Enrique Mendoza, dio la
orden en un programa televisivo de que se sacara del aire: “Va fuera del aire”, reiteró.
Mientras los lectores revisaban la prensa
del día, por el canal Venevisión, en el programa “24 horas” conducido
por Napoleón Bravo, develaban cómo habían conspirado los militares,
civiles y medios de comunicación. El agradecimiento de Víctor García en
pantalla: “Gracias medios de comunicación”, muestra cómo los sectores oligárgicos ligados a la comunicación apoyaron y hurdieron el golpe de Estado.
Últimas Noticias encabezó con la
frase “11 DE ABRIL HISTORICO”, para titular: “CHAVEZ SE RINDE”. El
tabloide modificó la diagramación de su portada –emulando a un periódico
estandar–, que decidió darle prioridad a la información sin imagen
gráfica y sin ningún llamado a páginas internas.
Uno de los titulares de esta edición es:
“La OEA invocará la Carta Democrática en caso de romperse el orden
constitucional”, algo que realmente sucedió, pero no dice quién lo
afirmó, ni existe una nota al respecto. En páginas internas, como dice
el refrán popular, “hicieron leña del árbol caído”.
Por su parte El Nacional destacó
el siguiente titular: “Fuerza Armada Nacional desconoce a Chávez”, con
una foto que ilustra a manifestantes opositores alrededor de una persona
muerta por disparo de bala. Al pie de la foto, el editorial: “Los
muertos de Hugo”, que en pocas palabras describe al Presidente como
demente, cobarde, mediocre y asesino.
“Mientras usted, Presidente, pretendía
secuestrar la libertad de información, con una cadena inexplicable, en
la cual trató de disimular inútilmente lo que ocurría a pocos metros de
donde estaba hablando sin coordinación mental, el pueblo pacífico de
Caracas era masacrado sin piedad, con decenas de muertos y heridos”,
reza sin ningún pudor el editorial de El Nacional, periódico que el día anterior, 11 de abril, anunciaba en su portada: “La batalla final será en Miraflores”.
El periódico Tal Cual, tituló “Chao Hugo”, cuyo texto es firmado por el editor Teodoro Petkoff. Panorama y 2001
lo hacen con: “Cayó Chávez”. Este último llama a los manifestantes que
apoyan a Chávez: “reductos”, y despliegan una noticia falsa: “La familia
presidencial abandonó el país poco después de las 6 de la tarde”.
También en la parte superior continúa con la instigación: “Hordas
chavistas asesinaron a nuestro fotógrafo Jorge Tortoza”.
El 12 de abril los medios audiovisuales
acompañaron a los policías en lo que se conoció como una “cacería de
chavistas”. Primero fueron contra el ministro Rodríguez Chacín, que el
alcalde Henrique Capriles Radonski esposó ante la turba opositora que lo
esperaba en las afueras de su residencia. Este mismo Alcalde, luego
estuvo en el asedio a la embajada de Cuba, que lejos de mantener el
orden público y resguardar la residencia diplomática, sembró dudas ante
las cámaras de televisión de que Diosdado Cabello, Cilia Flores y
Nicolás Maduro, porque no se le permitió “revisar” la Embajada.
*
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