miércoles, 27 de mayo de 2009

Recurrirán a la Comisión Interamericana de DD.HH. por denegación de justicia en el caso Lejderman -2705-09

27 de Mayo de 2009

Recurrirán a la Comisión Interamericana de DD.HH. por denegación de justicia en el caso Lejderman

La segunda sala penal de la Corte Suprema que condenó por el delito de homicidio calificado a tres ex uniformados y al mismo tiempo rechaza la demanda civil.

El anuncio lo hizo el abogado de FASIC Héctor Salazar, quien representa al hijo del matrimonio Lejderman Ávalos, asesinados el 8 de diciembre de 1973, en el Valle de Elqui, Región de Coquimbo, y tras conocer la sentencia definitiva dictada por la segunda sala penal de la Corte Suprema que condenó por el delito de homicidio calificado a tres ex uniformados y al mismo tiempo rechaza la demanda civil.El jurista calificó la resolución como contradictoria, “por un lado es un fallo que tiene aspecto positivos en lo que respecta a la parte penal, pues se hizo un análisis de la conducta de los delitos considerados como crimenes de lesa humanidad, conforme al derecho internacional, pero al mismo tiempo lo considero negativo por rechazar la demanda civil, la cual busca reparar el mal causado a la familia de las víctimas, en ese sentido es un fallo que queda a medio camino y que no van al fondo del problema”.Por ello Salazar informó que recurrirá en los próximos días a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por denegación de justicia.En un fallo dividido, la Sala Penal del máximo tribunal -integrada por los ministros Nibaldo Segura, Rubén Ballesteros, Jaime Rodríguez, Carlos Künsemüller y el abogado integrante Domingo Hernández- determinó condenas de 5 años y un día, sin beneficio para el brigadier de Ejército Fernando Polanco Gallardo, el suboficial, Héctor Vallejos Birtiola y el sub oficial mayor Luis Fernández Monjes: Mientras que el entonces comandante del Regimiento Arica de La Serena, Ariosto Lapóstol Orrego resultó absuelto por falta de participación.En el aspecto civil, el máximo tribunal rechazó la demanda presentada por el hijo de las víctimas en contra del Fisco de Chile, acogiendo la excepción de incompetencia del tribunal.Bernardo Lejderman (argentino) y María del Rosario Ávalos (mexicana) se casaron en México y arribaron a Chile en 1971. Tras el golpe militar decidieron ocultarse en el sector de Gualliguaica, en la Quebrada de Puclaro, para posteriormente salir del país por la cordillera. Durante la madrugada del 8 de diciembre de 1973, una patrulla militar irrumpió en el escondite de la familia. Los efectivos encontraron primero a María, que fue asesinada cuando intentaba avisar a su esposo. El ruido de los disparos atrajo a Lejderman, quien regresó al lugar donde el grupo disparó contra él. Su hijo Ernesto, de entonces de 2 años, presenció ambos asesinatos.El hijo del matrimonio fue llevado al regimiento y, posteriormente, a solicitud del jefe de plaza e Intendente de la Provincia, Teniente Coronel Ariosto Lapostol. Fue ingresado a la Casa de la Providencia de La Serena, perteneciente a la congregación del mismo nombre. Según testimonios, el menor habría sido trasladado por el ex comandante en Jefe del Ejército, general ® Juan Emilio Cheyre, en esos años ayudante de Lapostol.Por este proceso, en 2003 Cheyre - en ese entonces a la cabeza del Ejército- prestó declaración ante el juez Daniel Calvo, sin que se lograra establecer su vinculación en estos crímenes.
http://www.elmostrador.cl/index.php?/noticias/articulo/recurriran-a-la-comision-interamericana-de-ddhh-por-denegacion-de-justicia/
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Los estremecedores testimonios de cómo y quiénes asesinaron a Víctor Jara - 26 Mayo, 2009.

Los estremecedores testimonios de cómo y quiénes asesinaron a Víctor Jara



26 Mayo, 2009.

A casi cuatro meses de conmemorarse 36 años de la muerte del destacado folclorista chileno, el tesón de su viuda Joan Turner y de sus hijas, logró que la investigación judicial llegara al punto que se creía imposible: individualizar al grupo de oficiales y conscriptos que perpetraron el asesinato. Las confesiones de los involucrados, entre ellos un conscripto que participó en forma directa en el crimen, permiten conocer las estremecedoras últimas horas de vida de Víctor Jara: un subteniente jugó a la ruleta rusa con él hasta que le descerrajó un tiro en su cabeza. Después ordenaron acribillarlo en un camarín de un subterráneo del Estadio Chile. También revelamos la historia nunca antes contada de cómo se rescató su cuerpo desde la Morgue. Junto al artista, fueron acribilladas otras 15 personas, entre los que se encontraba el ex Director de Prisiones, Litre Quiroga. Los detalles del homicidio fueron recabados en la presente investigación de CIPER.

Por Jacmel Cuevas P., especial para CIPER

El caos, la incertidumbre y el miedo que reinaron en el país durante los primeros días tras el golpe militar de 1973 parecían, hasta ahora, haberse conjugado de manera perfecta para que el asesinato del destacado folclorista Víctor Jara siguiera siendo un enigma judicial, llevando incluso al juez que instruye el proceso, Juan Eduardo Fuentes, a cerrar el caso a mediados del año pasado, con un solo procesado como responsable del crimen: el comandante (r) César Manríquez Bravo, jefe del improvisado campo de prisioneros que se instaló en el Estadio Chile a partir del 12 de septiembre de ese año.

La decisión del magistrado fue cuestionada por los querellantes del caso, quienes incluso obtuvieron el respaldo del entonces subsecretario del Interior Felipe Harboe, para pedir la reapertura de la investigación, llamado al que se sumaron varios parlamentarios de la Concertación. La urgencia por revocar la decisión de Fuentes fue tal que incluso la autoridad gubernamental se sumó al emplazamiento público que hizo la viuda del artista, Joan Turner, para que cualquiera de las cerca de 6.000 personas que pasaron por el recinto deportivo en esa fecha (entre detenidos y uniformados), que pudiera tener antecedentes del asesinato se acercara a entregarlos, incluso, bajo la más estricta reserva.

Nelson Caucoto, abogado de la familia Jara Turner, relata que se recibieron muchas colaboraciones que podían aportar a esclarecer el homicidio, lo cual le permitió presentar un escrito solicitando más de 90 nuevas diligencias al juez. Y Juan Eduardo Fuentes reabrió el caso.

Sin embargo, ninguno de estos datos entregó pistas concretas para llegar a los responsables del crimen, cuyas identidades quedaron bajo el secreto de un grupo reducido de oficiales y conscriptos que estuvieron a cargo de interrogar a los detenidos en los camarines ubicados en los subterráneos del Estadio Chile. Fue la exhaustiva búsqueda de los conscriptos de distintos regimientos que estuvieron después del golpe en el Estadio Chile, la que terminó por dar las pistas de quienes fueron los uniformados que ultimaron con ráfagas de fusil a los cerca de 15 detenidos -entre ellos Víctor Jara- que fueron apartados de los restantes prisioneros al producirse su traslado al Estadio Nacional, entre el 16 y 17 de septiembre de 1973.

Las primeras horas del final




En la madrugada del 11 de septiembre de 1973, personal de varios Regimientos militares ubicados en regiones se trasladaron a Santiago, bajo la excusa de realizar los preparativos de la Parada Militar, para conmemorar el día de las Glorias del Ejército. Así arribaron a Santiago las unidades de La Serena y el Maipo, las que se constituyeron en el Regimiento Tacna. Otros efectivos provenientes de Calama y de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes – comandada por el coronel Manuel Contreras Sepúlveda, quien a los pocos días iniciaría la organización de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA)- lo hicieron en las dependencias de Arsenales de Guerra.

Cerca de las cinco de la mañana de ese día, las tropas apostadas en esta última repartición fueron informadas del golpe de Estado, bajo la arenga del teniente Pedro Barrientos, quien los emplazó a participar en la toma del territorio capitalino bajo la premisa que en esa misión no habían rangos, que todos eran importantes en ese crucial y patriótico acontecimiento. El episodio ha sido relatado en las declaraciones judiciales de varios conscriptos de los regimientos Maipo y Tejas Verdes que llegaron desde la Quinta Región.

Tras el bombardeo a La Moneda y la muerte de Salvador Allende, cerca de 600 estudiantes y profesores se amotinaron en la Universidad Técnica del Estado (UTE, actual USACH) para resistir la ocupación militar. Sin llegar a producirse enfrentamientos, ya que casi no tenían armas, fue muy poco el tiempo durante el cual pudieron oponerse a la entrada de los uniformados.

Pasadas las dos de la tarde del 12 de septiembre comenzó el desalojo de los académicos y alumnos. Entre escenas de gran violencia y dramatismo fueron detenidos y trasladados al Estadio Chile. En ese grupo se encontraba Víctor Jara Martínez, profesor de esa casa de estudios. El procedimiento fue dirigido por el entonces capitán Marcelo Moren Brito, quien luego se transformaría en uno de los más temidos agentes operativos de la DINA. Al momento de ingresar al Estadio Chile, convertido en campo de prisioneros, a los detenidos se les quitaban sus especies de valor, se les anotaba su nombre y filiación política.

Antes de ello, durante la tarde del 11 de septiembre, después de encargarse del funeral de Salvador Allende, el comandante César Manríquez fue encomendado por el general Arturo Viveros -jefe del Comando de Apoyo Logístico y Administrativo del Ejército (CAE)- para crear el primer recinto de detención que se debía instalar en el Estadio Chile. A la mañana siguiente, Manríquez se constituyó en el recinto. Poco después comenzaron a llegar los miles de detenidos que arribaban en buses de la locomoción colectiva y camiones del Ejército.

Según las propias declaraciones de Manríquez que, hasta ahora, era el único procesado en el caso, lo ocurrido al interior del recinto deportivo –construido sólo cuatro años antes de los hechos- era un escenario “dantesco” debido a la gran cantidad de prisioneros (5.600, según sus cálculos). El ex uniformado asegura que sólo contó con personal de apoyo del CAE para custodiar el recinto, pero que en los subterráneos del edificio se constituyeron oficiales de Inteligencia de las distintas Fuerzas Armadas, cuyas identidades desconocía, ya que no habrían estado bajo su mando.

Esa es la razón con la que justificó haber montado una escena de terror para amedrentar a los detenidos. Colocó dos ametralladoras punto 50 –usadas en la Segunda Guerra Mundial- en los balcones del edificio, las que eran publicitadas por los parlantes como las “sierras de Hitler, capaz de partir a una persona en dos”. En el segundo piso también se instalaron potentes focos de luz, que permanecían encendidos día y noche, provocando que todos los que permanecieron al interior del Estadio perdieran la noción del tiempo.

Los primeros días de encierro fueron caóticos, ya que incluso se reventaron algunos alcantarillados, generando problemas de insalubridad. Tampoco tenían alimentos ni para los soldados ni menos para los prisioneros. La escasez de comida incluso provocó que los mismos militares saquearan negocios aledaños al recinto. Sólo al cuarto día, el 16 de septiembre, se recibieron algunas raciones para los soldados, según declaró el capitán David González Toro, encargado de abastecimiento del recinto.

Se desconoce la hora a la que ese miércoles 12 de septiembre arribaron los miembros de los servicios de Inteligencia de las Fuerzas Armadas. Lo que sí se sabe es que, tras su llegada, comenzaron a interrogar a los detenidos. Todo se anotaba en una ficha previamente confeccionada, donde se consignaba el nombre, la cédula de identidad, domicilio, filiación política, antecedentes de la detención y observaciones. En la parte inferior del documento, se añadía un pronunciamiento del interrogador en el que debía calificarlo como prisionero bajo las siguientes premisas: ley de control de armas, marxista o comunista y sobre la necesidad o no de someterlo a Consejo de Guerra.

Según diversos testigos que han declarado en el caso, previo al traslado al Estadio Nacional hubo muchos hechos de violencia en contra de los prisioneros. Se ha determinado que al menos tres personas habrían perdido la vida en las graderías del recinto. Una persona de contextura pequeña y delgada que muchos confundieron con un niño y que en un acto de desesperación se abalanzó sobre un conscripto, quien reaccionó descargando una ráfaga en su abdomen. Según testimonios, el comandante Manríquez felicitó al soldado por su “heroica labor”. Otro prisionero se lanzó del segundo piso gritando ¡Viva Allende!, mientras que un hombre joven fue muerto a golpes de culata en su cabeza por haberse negado a cumplir órdenes de los militares.

A esta cifra se suman otras 15 personas que habrían sido acribilladas junto a Víctor Jara en los subterráneos del Estadio, según la confesión del primer hombre en ser individualizado por la justicia como uno de los autores del asesinato del destacado folclorista.

Los hombres de Tejas Verdes




En sus declaraciones, todos los conscriptos que viajaron desde la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes (dirigida entonces por el coronel Manuel Contreras) a Arsenales de Guerra, en Santiago, coinciden en que las tropas venían bajo el mando del capitán Germán Montero Valenzuela, sumando un contingente de aproximadamente un centenar de soldados y una veintena de oficiales.

El 12 de septiembre, al llegar al Estadio Chile, el contingente quedó a cargo del comandante Mario Manríquez. Entre los oficiales que participaron en esta misión, los conscriptos mencionan a los tenientes Nelson Haase y Rodrigo Rodríguez Fuschloger, y a un subteniente que tendrá un papel decisivo en el asesinato de Víctor Jara.

La primera confesión que obtuvo el juez Fuentes sobre el crimen fue la del ex conscripto José Alfonso Paredes Márquez (55 años). El entonces joven de 18 años llegó a Santiago durante la madrugada del 11 de septiembre de 1973, proveniente de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes, donde desde abril de ese año realizaba su servicio militar.

Durante el día en que la vida de los chilenos se partió en dos, su sección fue enviada, al mando del teniente Pedro Barrientos, a custodiar el camino Padre Hurtado. Paredes dice haber sido una suerte de guardaespaldas del teniente Barrientos.

Al mediodía del 12 de septiembre, el contingente se trasladó, primero a Arsenales de Guerra y luego a la Universidad Técnica (actual USACH). Allí, pasadas las dos de la tarde, procedieron a trasladar a los detenidos al Estadio Chile. El mencionado oficial, junto a Paredes, acompañaron a bordo de un jeep la caravana de buses de la locomoción colectiva que trasladaron a los prisioneros. Una vez la misión cumplida, regresaron a Arsenales de Guerra.

El 16 de septiembre, cerca de las 18:00 horas, el escuadrón de militares llegó hasta el Estadio Chile, donde se presentaron ante un oficial de rango superior cuya identidad desconoce, quien les ordenó vigilar las casetas de transmisión del recinto. Y en el interior del Estadio, los otros conscriptos comentaban que ahí estaban detenidos el Director de Prisiones, Litre Quiroga; el cantautor Víctor Jara y el Director de Investigaciones, Eduardo “Coco” Paredes.

Siempre según la confesión de Paredes, al día siguiente fue enviado al sector del subterráneo. Y permaneció como centinela en la puerta de uno de los camarines destinados a los detenidos. En ese camarín había 5 ó 6 oficiales de otros regimientos, con tenida de combate, cuya identidad desconoce. Los vio escribir en unos papeles los datos que le respondía un detenido al que observó sentado frente a un escritorio. En otro ángulo del camarín, Paredes vio a otros prisioneros mirando hacia la pared.

Unas horas después, llegaron a la habitación el teniente Barrientos y el subteniente que bajo las órdenes de Haase y Rodríguez estaba a cargo de los conscriptos. Traían a un detenido. Fue entonces que dice haber sido llamado, junto al conscripto Francisco Quiroz Quiroz (55 años), y que se les comunicó que el detenido era Víctor Jara. El grupo lo comenzó a insultar por su condición de comunista. Paredes lo miró y lo reconoció. Víctor Jara quedó allí, en ese camarín, custodiado por Quiroz.

Más tarde, recordará el principal testigo, el teniente Barrientos lo mandó nuevamente al subterráneo, al mismo camarín. Pero esta vez Paredes no encontró a nadie: ni interrogadores ni detenidos y tampoco a Víctor Jara. Pasaron las horas hasta que Paredes vio nuevamente llegar a los oficiales interrogadores. La orden fue precisa: traer a los detenidos que figuraban en una lista que uno de los oficiales le entregó a un cabo. Y nuevamente el mismo procedimiento: interrogatorio y las anotaciones en cada una de las fichas.

Y llegó la noche. Paredes se encontraba de centinela en el mismo camarín del subterráneo cuando observó el ingresó de unos quince detenidos. Y entre ellos reconoció a Víctor Jara y también a Litre Quiroga. Ambos fueron lanzados contra la pared. Detrás de los prisioneros, Paredes vio llegar al teniente Nelson Haase y al subteniente que también estaba a cargo de los conscriptos. Y fue testigo del minuto preciso en que el mismo subteniente comenzó a jugar a la ruleta rusa con su revólver apoyado en la sien del cantautor. De allí salió el primer tiro mortal que impactó en su cráneo.

El cuerpo de Víctor Jara cayó al suelo de costado. Paredes observó cómo se convulsionaba. Y escuchó al subteniente ordenarle a él y a los otros conscriptos que descargaran ráfagas de fusiles en el cuerpo del artista. La orden se cumplió. Todo lo que ocurrió fue presenciado por Nelson Haase, quien se encontraba sentado detrás del escritorio de interrogación. Según el protocolo de autopsia, el cuerpo del cantautor tenía aproximadamente 44 impactos de bala en su cuerpo.

Pocos minutos después, el mismo subteniente que le disparó en la cabeza solicitó el retiro del cuerpo. Llegaron unos enfermeros con camilla, lo levantaron y metieron al interior de una bolsa y luego lo cargaron hasta la parte trasera de un vehículo militar estacionado en el patio del recinto, al costado nororiente.

No fue fácil para José Alfonso Paredes Márquez confesar ante el juez lo que vio y protagonizó. Primero fue renuente a reconocer su real participación en los hechos. Y finalmente se quebró, empezó su relato y ya no paró. Este obrero de la construcción que fabrica casas en la zona del litoral central, reveló haber guardado el secreto durante casi 36 años, sin siquiera habérselo contado a su mujer. También hizo una aclaración ante el juez: durante los días posteriores al golpe, y como trabajaban casi 24 horas al día, la oficialidad les entregaba estimulantes para evitar el sueño y el hambre, por lo cual su relato podía no ser exacto en las fechas.

Lo que Paredes y otros conscriptos sí recordaron fue lo que pasó luego que el cuerpo de Víctor Jara desapareció del camarín. Los otros 14 detenidos que venían con el cantautor y director teatral fueron acribillados con fusiles percutados por los propios conscriptos y oficiales presentes. Entre las víctimas cayó asesinado Litre Quiroga. Sus cuerpos también fueron cargados en el mismo vehículo. Poco después y al amparo de la noche, todos ellos fueron abandonados en la vía pública.

El último vía crucis de Víctor Jara




Durante la reconstitución de los hechos, los testigos pudieron recrear el miedo y el caos reinante en el Estadio Chile, clima al que tampoco escapaban. Escenas que enlazadas permiten reconstruir en forma difusa las últimas horas de vida de Víctor Jara y en las que aparecen nuevamente personajes ya conocidos.

Durante sus cuatro días de cautiverio, Jara fue reconocido por un oficial de Ejército que se hacía llamar “El Príncipe”. Otros testigos señalan que ese reconocimiento lo hizo un militar que no coincide con las características del mítico personaje del Estado Chile (ver recuadro), quien fue descrito como de una estura superior a 1.80 metros, rubio, de tez blanca, cara redondeada y de contextura atlética.

En lo que sí coinciden los testimonios de los prisioneros es en que Víctor Jara fue interrogado al menos dos veces en los camarines del recinto, ubicados en la zona nororiente del subterráneo. Allí fue sometido a diversas torturas, entre ellas la fractura de sus manos a golpes de culata.

Tras la segunda de esas sesiones, Víctor Jara logró acercarse a personas que habían sido detenidas en la UTE, quienes lo limpiaron y trataron de cambiar su aspecto cubriéndolo con una chaqueta azul y cortándole su pelo negro rizado con un cortaúñas. Los últimos detenidos que lo vieron con vida han dicho que estaba muy golpeado, con la cara hinchada y sus manos fracturadas. Muchos coinciden en que durante el traslado al Estadio Nacional, que duró muchas horas, su cuerpo sin vida fue visto en el hall del recinto, junto a otros cadáveres.

Se estima que el cuerpo de Víctor Jara fue encontrado el 17 de septiembre en las afueras del Cementerio Metropolitano, por funcionarios de la Primera Comisaría de Carabineros de Renca, quienes lo trasladaron como N.N. al Instituto Médico Legal.

Un funeral sin flores y en silencio


En los últimos meses de la investigación se han rescatado reveladores testimonios inéditos que ayudan a entender por qué, a diferencia de los otros prisioneros asesinados en el Estadio Chile, el cuerpo de Víctor Jara fue encontrado por su familia y pudo ser enterrado de manera clandestina en el Cementerio General.

Después de guardar silencio durante 35 años, Héctor Herrera Olguín, ex funcionario del Registro Civil y quien actualmente reside en Francia, relató ante el ministro Juan Eduardo Fuentes lo que vivió en esos días. Herrera explicó que el 15 de septiembre de 1973, el oficial designado como director interino del Registro Civil lo envió en comisión de servicio al Instituto Médico Legal (IML), lugar en donde se le ordenó medir, tomar las características físicas y las huellas de los cuerpos apostados en el estacionamiento del recinto.

Herrera calcula que había unos 300 muertos apostados en ese lugar, entre los cuales vio niños y mujeres. Unos veinticinco estaban rapados. Todos eran jóvenes. Le dijeron que correspondían a extranjeros. Durante todo el día Herrera vio llegar camiones del Ejército con más cuerpos. Y cada vez los mismos movimientos: los conscriptos los tiraban al suelo al interior del estacionamiento y luego, con algo más de delicadeza, funcionarios del IML los recogían y los apilaban en distintas partes de ese sector.

La investigación deberá determinar la fecha exacta en que fue asesinado Víctor Jara. Pero lo cierto es que el ex funcionario del Registro Civil recordó ante el juez que el 16 de septiembre, alrededor de las 9.00 horas, una persona a la que identifica como “Kiko”, oriundo de Chiloé, le señaló que entre los cuerpos apilados parecía estar el de Víctor Jara. Y con sigilo lo llevó frente al cuerpo. Al principio Héctor Herrera dudó que se tratara del mismo famoso cantautor. Estaba muy sucio, con tierra en las heridas, el cabello apelmazado entre tierra y sangre. A simple vista se le notaban heridas profundas en ambas manos y en la cara. Y tenía sus ojos abiertos, pero con una mirada tranquila. En una de sus muñecas vio un alambre con un pedazo de cartón donde estaba anotado “Octava Comisaría”.

Para salir de la duda, Héctor Herrera a escondidas anotó su número de ficha, sus características físicas y sus huellas dactilares. Para ello tuvo que abrir sus manos. No fue fácil: las tenía empuñadas, muy rígidas. Lo hizo con la ayuda de “Kiko”, comprometiéndose ambos a no decirle a nadie lo ocurrido. Terminada la misión, dejaron el cuerpo en el mismo lugar.

A primera hora del día siguiente, Herrera se fue directo a la sección dactiloscópica del Registro Civil, en calle General Mackenna. Allí y en la más completa reserva, le pidió a la funcionaria Gelda Leyton, que le buscase la ficha de Víctor Jara. A eso del mediodía, ambos comprobaron que efectivamente habían asesinado a Víctor Jara. Volvió a revisar los registros del cantautor. Y se percató que era casado. Anotó los datos de su esposa, Joan Turner Robert, y su dirección.

Ya había amanecido cuando el 18 de septiembre, en la casa de Víctor Jara, en calle Plazencia, en Las Condes, Joan Turner escuchó que alguien llamaba a su puerta. Salió a mirar desde una ventana del segundo piso. Un hombre al que no conocía le dijo que necesitaba hablar con Joan Turner. Ella bajó y se acercó a la reja de la casa. Herrera recuerda haberla visto muy nerviosa. Se identificó como funcionario del Registro Civil y le relató lo que había vivido.

Poco después ambos partieron de la casa en la renoleta de Joan Turner en dirección al IML. Entraron juntos. Pero no encontraron el cuerpo de Víctor Jara en el lugar donde Herrera recordaba muy bien haberlo dejado la tarde anterior. Se inició la búsqueda. Y llegaron al segundo piso del edificio, sitio a donde habían llevado los cadáveres que estaban para las llamadas “autopsias económicas”. En el lugar Nº 20 estaba el folclorista. El cuerpo fue abrazado por su esposa, quien lloró en silencio tratando de no despertar sospechas. Estaba muy consciente de que no tenía autorización alguna para estar ahí.

El trámite del certificado de defunción lo realizaron en el primer piso. Para poder sacar el cuerpo en día feriado, Herrera invocó su calidad de funcionario del Registro Civil. Al ser consultado en la ventanilla por la causa de muerte y fecha de la misma, requisito indispensable para llenar el documento de defunción, Herrera sólo atino a decir que falleció por herida de bala el 14 de septiembre a las 5:00 horas. Fue el apresurado cálculo que logró hacer en esos pocos minutos al recordar que el cuerpo de Víctor Jara habría llegado al IML antes que él lo descubriera. La hora la sacó de un poema que le vino a la memoria sobre fusilados.

Como el cuerpo debía ser sacado en una urna y la esposa de Víctor no tenía dinero para comprarla, Héctor Herrera se contactó con su amigo Héctor Ibaceta Espinoza, a quien le pidió ayuda. Juntos fueron hasta calle Agustinas, en el centro de Santiago, a buscar el dinero. Pero Ibaceta decidió acompañarlos.

Alrededor del mediodía de ese 18 de septiembre, llegaron con el ataúd al IML. Sólo los dos hombres ingresaron a buscar el cuerpo de Víctor Jara. Su cadáver desnudo fue trasladado en una camilla metálica con su ropa doblada a los pies. Recogieron el cuerpo y lo pusieron dentro de la urna. La ropa fue depositada a sus pies. Lo cubrieron con un poncho nortino que traían y encima la mortaja. Cerraron la urna. El ataúd lo ubicaron en una sala que se utilizaba como velatorio.

-Nos prendieron unas cuatro ampolletas e hicimos entrar a Joan para que se quedara a solas con él, para que se despidiera de su marido. Estuvo alrededor de una hora –recordó el ex funcionario del Registro Civil.

Herrera agregó: “Posteriormente, concurrí al Cementerio General, ubicado al frente, para solicitar un carrito para trasladar el cuerpo, ya que era muy caro hacerlo en una carroza. Una señorita me indicó que no se podía hacer eso, pero al ver el nombre del occiso me dijo que para él sí se podía. Volví al IML en compañía de un funcionario del Cementerio. Entre los cuatro colocamos el ataúd en el carro y lo trasladamos al campo santo, enterrando a Víctor Jara en un modesto nicho al final del recinto donde se encuentra hasta hoy. Fue enterrado sin flores y con la sola presencia de nosotros tres”.

Héctor Herrera siguió trabajando en el Registro Civil hasta 1975. Desde 1969 y hasta el día en que se fue se desempeñó en el departamento de Carné de Identidad. Debió abandonar el país como miles de otros chilenos llevando consigo un secreto que Joan Turner también guardó para protegerlo y que hoy le pertenece a todos los chilenos que podrán cantar con nuevas esperanzas “Levántate y mírate las manos. Para crecer, estréchala a tu hermano”.

El oficial al que llamaban “Príncipe”






Haase Mazzei Nelson Edgardo


Casi como mito urbano, la figura de un despiadado oficial de Ejército, de contextura atlética, estatura superior a 1.80 metros, ojos claros y pelo rubio, quien habría vociferado entre los detenidos que no necesitaba micrófono para hablar porque tenía “voz de príncipe”, ha sido adjudicada a por lo menos dos ex militares que habrían estado entre los uniformados que custodiaron el Estadio Chile.

Varios de los detenidos han declarado que este fue el uniformado que más se ensañó con Víctor Jara, siendo uno de los primeros que apartó desde el grupo de detenidos de la UTE. Algunos de los testimonios apuntaron al ex agente de la DINA Miguel Krassnof Martchenko como el que actuó en contra del cantautor. Sin embargo, otros lo niegan rotundamente, ya que señalan que es más bajo de estatura (1.70 metros aproximadamente) y que su color de pelo es más oscuro que el militar que se ha tratado de identificar.

Con el correr de los años, surgió otra identidad que podía corresponder a “El Príncipe”, la del ex teniente Edwin Dimter Bianchi, quien fue uno de los militares detenidos por la sublevación del Regimiento Tacna en junio de 1973, movimiento golpista que fue desarticulado, dando origen al llamado “Tanquetazo”. En ese episodio Dimter ingresó con un tanque hasta el Ministerio de Defensa.

Efectivamente, Dimter coincide con las características del Príncipe, pero varios de los testigos que estuvieron detenidos en el Estadio Chile también han descartado que se trate de la misma persona.

Lo importante es que fue el propio Dimter, con su primera declaración judicial de 2006, quien dio luces sobre otros oficiales que también podrían corresponder a la identidad de “El Príncipe”. El ex uniformado, quien fue expulsado del Ejército en 1976 por diversos actos de indisciplina, reconoce haber custodiado a los prisioneros de ese recinto, pero asegura no haber tenido relación con las golpizas y el asesinato de Víctor Jara.

Acto seguido, señala que él no era el único oficial con esas características, y que al menos habían otros dos que podían coincidir con las señas de “El Príncipe”: los entonces tenientes Rodrigo Rodríguez Fuschloger y Nelson Edgardo Haase Mazzei, ambos de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes. Este último oficial (R) fue mencionado en la declaración del primer conscripto confeso de participar en el crimen.

Aunque Haase, al ser interrogado en el caso, negó rotundamente haber estado en el Estadio Chile, declaraciones de otros oficiales presentes en el recinto respaldan la versión de Dimter.

Haase fue uno de los hombres de confianza del ex jefe de la DINA, Manuel Contreras, y fue jefe del recinto de detención clandestino ubicado en calle Bilbao, conocido como “Cuartel Bilbao”. Diversos testimonios y documentos, entre ellos el entregado por la agente de la DINA Luz Arce, indican que el inmueble –habilitado desde 1976- tenía como fachada un aviso luminoso que decía “Implacate”.

El historial del teniente también lo registra como miembro de la Sociedad Pedro Diet Lobos, pantalla comercial de la DINA para encubrir actividades tanto en Chile como afuera del país. A lo largo de los años, quienes sobrevivieron lo han descrito como arrogante, prepotente y despiadado; de hecho se llegó a decir que se enorgullecía de llevar permanentemente en su automóvil una picota para usarla en los allanamientos.

Las pocas veces que Haase salió de su anonimato en los últimos años fue cuando –junto a otros ex uniformados- manifestó públicamente su total respaldo a la sublevación del general (r) Raúl Iturriaga Newman, quien intentó evadir la primera condena de cárcel efectiva en su contra, por el crimen del militante del MIR Dagoberto San Martín Vergara, según consta en la página del “Movimiento 10 de septiembre”.




Tras retirarse del Ejército, el ex uniformado formó en 1994 una empresa de cajas de madera para vinos de exportación, llamada Envases Haase o Envases Exportables. Desde entonces es proveedor de varias de las empresas del rubro, lo que le ha permitido codearse con ese ambiente. De hecho, el 2007 participó en el Quinto Campeonato de Golf “Copa Viñas de Chile”, en el Club de Golf Los Leones, a beneficio de la Fundación Escúchame. En el website de esta última aparece una foto del equipo de “Envases Exportables”, en la que Nelson Haase figura junto al ex vicecomandante en jefe del Ejército, general (r) Guillermo Garin, el brigadier general (r) Juan Lucar y el ex jefe del Estado Mayor del Ejército, general (r) Richard Quaas.

La esposa de Haase, María Isabel Blaña Lüttecke, recibió del Ministerio de Agricultura $ 5.595.466 en febrero y abril de este año, en virtud de un “Programa Sistema de Incentivos para la Recuperación de Suelos Degradados”, según consta en la información de transparencia activa de esa cartera.

http://ciperchile.cl/2009/05/26/los-estremecedores-testimonios-de-como-y-quienes-asesinaron-a-victor-jara/

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Ex conscriptos revelan identidad TERRORISTA DE ESTADO “Príncipe” = Haase Mazzei Nelson Edgardo - 27-05-09

Miércoles 27 de mayo de 2009
/ La Nación

Joan Jara: “Es chocante volver a la muerte”


La viuda de Víctor supo el sábado que había dos conscriptos detenidos e incomunicados. Foto: Esteban Garay

“La justicia se acerca a la verdad y la verdad es que se llegue a los verdaderos culpables... No tengo la sensación de que un joven de 18 años pueda tener toda la culpa”.

Recibió la noticia el sábado y fue como retroceder 36 años. Joan Jara, la compañera de Víctor por tantos años, escuchó los nuevos antecedentes acompañada por una de sus hijas.

"Nos dijeron que estaban estos dos conscriptos detenidos e incomunicados y que probablemente la noticia se haría pública en cualquier momento".

-¿Como tomó este nuevo paso de la investigación?
-Obviamente fue chocante. Es chocante volver a la muerte. Ojalá se pueda llegar a saber toda la verdad; entiendo que los detenidos eran conscriptos que, además, en ese tiempo estaban obligados a hacer el servicio militar y tenían 18 años. ¿Me pregunto cómo podrían haber llegado a disparar?

-Falta aún dar con algún superior que dio la orden.

-Claro, hay otros culpables. Nuestra querella original era en contra de Augusto Pinochet. Miro para atrás y veo violencia y sadismo; hay responsables de eso. La justicia se acerca a la verdad; y la verdad es que se llegue a los verdaderos culpables.

-¿Y un conscripto no lo es?
-No tengo la sensación de que un joven de 18 años pueda tener toda la culpa.

-Todavía falta el príncipe. ¿Cree en la existencia de este personaje?

-El Príncipe es parte de esta historia desde el año 1974, pero quizás es un personaje compuesto. O sea, puede haber hartos oficiales rubios, altos y con aspecto extranjero, no necesariamente una persona, pero hay muchos que han mencionado su existencia.
El nuevo “Príncipe” según los conscriptos

Haase Mazzei y su vínculo con Manuel Contreras



Nelson Edgardo Haase Mazzei.

"Yo nunca estuve en el Estadio Chile y no conozco a ese caballero (Víctor Jara)”, dijo Nelson Haase ante las consultas de La Nación. El ex oficial de Ejército dice que el 15 de septiembre de 1973, el día de la muerte de Víctor Jara, él estaba en el sur del país.
Buenas razones debió tener el ex director de la DINA, Manuel "Mamo" Contreras, para integrar en el primer equipo de agentes del organismo represivo a Nelson Edgardo Haase Mazzei.
Su paso por el Estadio Chile y las acciones que hoy está revelando uno de los conscriptos que estuvo bajo su mando en los minutos finales de Víctor Jara eran desconocidos hasta hoy.

Haase era oficial desde 1967 y se integró en 1972 al Regimiento de Ingenieros de Tejas Verdes, cuyo comandante era el Mamo.

Tras el golpe militar, el entonces coronel Contreras formó la Escuela de Inteligencia, que se transformó en la cuna de lo que a finales de 1973 sería la Dirección Nacional de Inteligencia (DINA).

En las listas aparece en la conformación del estado mayor de dicho organismo, entre 1973 y 1975. Su nivel de aprecio por parte de Contreras se habría visto reflejado cuando lo nombró jefe de la Brigada Ongolmo, que cumplió algunas labores operativas reconocidas en los procesos que instruyen otros jueces.

También se habría manifestado cuando su nombre apareció como socio de la empresa Pedro Diet Lobos que, según las informaciones reunidas en algunos procesos judiciales, operó como una de las empresas de papel con que la DINA encubría actividades ilícitas, tanto en Chile como en el extranjero, para obtener y mover millonarias sumas para financiar las actividades del organismo.

"Arrogante, prepotente y despiadado" son algunos de las características que describen algunos ex prisioneros en el Informe Rettig.

Consultado en el pasillo del Palacio de Tribunales, por La Nación, si estando en el pelotón que ultimó a Víctor Jara, Nelson Haase Mazzei era quien daba las órdenes, José Paredes Márquez, albañil y obrero de la construcción, asintió con su cabeza afirmativamente.

Hasse nació el 6 de julio de 1946. Actualmente tiene 62 años y vive en Las Condes.
En la actualidad figura con dos empresas de su propiedad denominada Muebles y Decoraciones Haase Limitada y Proyexim S.A.

En una conversación telefónica con La Nación, Haase desmiente siquiera haber pisado el Estadio Chile.

-Algunos conscriptos lo mencionan a usted como quien dio la orden de asesinar a Víctor Jara en el Estadio Chile.

-Yo nunca estuve en el Estadio Chile y no conozco a ese caballero (Víctor Jara).

-Pero usted sí fue oficial del Ejército.

- Sí, estuve en el Ejército.

-¿Y estuvo en Tejas Verdes?

-Yo he estado en muchas partes.

-¿Y en el Estadio Chile?

-Yo nunca he estado ahí. No lo conozco. Ni siquiera me gusta el fútbol.

-No me refiero al estadio como recinto deportivo, sino de prisioneros.

-Nunca estuve ahí.

-¿Por qué cree que estos conscriptos lo señalan a usted?

-No tengo idea de lo que me habla.

-¿Dónde estaba usted el 15 de septiembre de 1973?

-En el sur.

-¿En qué parte del sur?
-Eso a usted no le importa.

-Seguramente será citado a declarar

-Mire, no sé por qué estoy hablando esto con usted, pero responderé a quien corresponda si es una llamada oficial.

http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20090527/pags/20090527011510.html

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Miércoles 27 de mayo de 2009

Por L. Narváez / A. Carmona / La Nación


Se trataría del ex teniente Nelson Haase Mazzei

Ex conscriptos revelan identidad del “Príncipe”







José Adolfo Paredes Márquez fue sometido a proceso como uno de los autores materiales del crimen de Víctor Jara. Su declaración dejó al descubierto la participación de quienes estaban al mando del pelotón. Haase, posteriormente, fue miembro de la DINA y a pesar de las imputaciones niega haber pisado el Estadio Chile.

Haase Mazzei y su vínculo con Manuel Contreras

Joan Jara: “Es chocante volver a la muerte”

La jornada más importante que se recuerde en el proceso judicial que busca determinar a los asesinos del cantautor Víctor Jara, se vivió ayer en tribunales.
Por primera vez, se sometió a proceso como autor material de homicidio a una persona que confesó haber sido uno de los fusileros que lo acribilló el 15 de septiembre de 1973.
Pero también, quedó claro que tras este paso, viene otro tan o más decisivo que este: identificar al oficial que dio la orden de muerte.


Las últimas diligencias realizadas por la Brigada Investigadora de Delitos contra los Derechos Humanos de la PDI permitieron ir sustentando la nueva tesis de que el cantante y actor fue ultimado en el interior del Estadio Chile.
También, se estaría comprobando que en el hecho participó un contingente del Regimiento de Ingenieros Tejas Verdes, con asiento en San Antonio, Región de Valparaíso, que estaba al mando de Nelson Edgardo Haase Mazzei, como teniente y Pedro Barrientos, como subteniente.


El nombre de Haase es absolutamente nuevo en la retina de todos los actores que hasta hoy participan como querellantes en este caso.


Se trata de un oficial que, trascendió, tenía una férrea doctrina de mando durante esos días, la que se vio reflejada en su

ascendente carrera que lo llevó a integrar, al año siguiente, la primera camada de la Dirección de Inteligencia Nacional, DINA.
La semana pasada, tras haber interrogado a varios de los ex conscriptos que estuvieron en el Regimiento de Tejas Verdes, cumpliendo el servicio militar, la policía dio con el testimonio de José Adolfo Paredes Márquez (54).
Ante los detectives reconoció haber formado parte del pelotón que fusiló a Víctor Jara. Cuando los policías lo llevaron para que declarara lo mismo ante el juez Juan Fuentes Belmar, el hombre titubeó, pero mantuvo su decisión, junto con dar varios nombres de compañeros de arma de ese momento.
Tras quedar detenido e incomunicado ese día -tal como lo adelantó La Nación en su edición de ayer-, el ex soldado se reasentó ayer, nuevamente, ante el juez con la intención de retractarse.
La incomunicación es una medida del viejo sistema procesal penal que quedó anulada con la nueva justicia, por considerar que vulnera garantías de los imputados.
Durante cinco días, el ex conscripto no tuvo ningún contacto con el exterior ni con su familia; no tuvo derecho a asearse en una ducha ni tuvo entretención de ningún tipo.
Solo en la celda de aislamiento de la Cárcel de Alta Seguridad, el hombre volvió a enfrentar al juez con la intención de retractarse.
Entre llantos, Paredes expuso esto ante Fuentes, sin embargo, la decisión del magistrado no varió: lo sometió a proceso, pero levantó la incomunicación.


LA ORDEN

Junto con Paredes, también estuvo detenido otro conscripto. Pero finalmente, Francisco Quiroz Quiroz (55), corrió con otra suerte porque el juez lo dejó en libertad por falta de antecedentes.
Otros dos ex conscriptos concurrieron al tribunal para entregar su testimonio. Uno de ellos, Carlos Espinoza, negó haber formado parte de ese destacamento, pero confirmó que fueron dos secciones de la Segunda Compañía de Tejas Verdes las que estuvieron destinadas a labores de custodia de prisioneros en el Estadio Chile.
"Yo no participé en eso. Todos conocíamos a Víctor Jara y escuchamos que estaba allí. Pero nosotros no fuimos".
A su paso desde el despacho privado del juez (en el cuarto piso del Palacio de Tribunales) hasta el calabozo del tribunal (en el subterráneo), Paredes confirmó que formó parte de ese tribunal.


"Yo era un simple pelao, los altos mandos son los responsables". El ex conscripto confirmó que había entregado el nombre de sus superiores jerárquicos.
Uno de esos nombres, el de Haase Mazzei, es el que capta en estas horas la atención, tanto del tribunal como de la policía.


Al terminar su jornada, el magistrado confirmó que "se decretaron varias diligencias para recabar más antecedentes, pero no puedo pronunciarme sobre el contenido".


Sin embargo, fuentes consultadas por La Nación confirmaron que una de las órdenes de investigar corresponde a determinar la participación del ex teniente en los hechos que se están configurando.


El abogado querellante, Nelson Caucoto, dijo que "donde hubo acción de un conscripto hay la orden de un oficial y deben ser tratados con el máximo rigor de la ley, porque los soldados solo fueron la carne de cañón".

El profesional valoró la colaboración de los conscriptos y aseguró que "ellos son la clave para identificar a los autores intelectuales e insisto en un llamado para que colaboren. Nosotros no los hemos perseguido, no nos interesa, prueba de ello son los caso de Paine donde se procesó a los altos mandos y no a los de más bajo rango".


En las próximas horas se determinará si Haase fue quien dio la orden y si finalmente cumple o no con la descripción del llamado "Príncipe".



La nueva hebra

El ministro de fuero Juan Eduardo Fuentes Belmar sometió a proceso como autor de homicidio calificado del cantante Víctor Jara al ex conscripto José Adolfo Paredes Márquez (54).
Éste formaba parte del contingente de 60 hombres que envió Manuel Contreras desde el Regimiento de Ingenieros de Tejas Verdes al Estadio Chile. Tras su confesión, quedó al descubierto la identidad del jefe de la sección de la segunda compañía de dicha unidad militar: Nelson Haase Mazzei.


El teniente estuvo al mando del grupo que el 15 de septiembre de 1973 acribilló con 44 balazos al cantor popular al interior del Estadio Chile. La Brigada de Derechos Humanos de la PDI tiene en su poder una orden judicial para investigar la responsabilidad de Haase Mazzei en el crimen.


En conversación con La Nación, el ex teniente negó toda participación en el asesinato y aseguró que el día de los hechos estaba en el sur del país.


Haase pasó a ocupar un puesto en la lista de sospechosos de ser el personaje que los prisioneros del Estadio Chile sindican como el “Príncipe”.


Durante las diligencias realizadas ayer, el juez dejó en libertad por falta de antecedentes a otro ex conscripto, Francisco Quiroz Quiroz.
Nelson Caucoto, abogado querellante, dijo que lo que importa ahora es la detención de los oficiales y que no perseguirán a los jóvenes que, en esa época, apenas sobrepasaban los 18 años y cumplían órdenes de superiores.


http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20090527/pags/20090527010256.html


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26 de Mayo de 2009

Transcurridos 36 años del crimen

Un ex conscripto es el primer procesado como autor material del asesinato de Víctor Jara





Se trata de José Adolfo Paredes Márquez, quien tenía 18 años cuando se produjo el homicidio el 15 de septiembre de 1973 en las dependencias del Estadio Chile. El abogado Nelson Caucoto afirmó que "no es nuestro interés perseguir a los conscriptos" y afirmó que el objetivo sigue siendo establecer quienes fueron los mandos superiores que "dieron las órdenes para la ejecución" del artista.



Por El Mostrador



El ministro en visita Juan Eduardo Fuentes sometió a proceso este jueves a un ex conscripto acusado de ser uno de los autores materiales del asesinato del cantautor nacional Víctor Jara, ocurrido el 15 de septiembre de 1973.
Se trata de José Adolfo Paredes Márquez, quien hace 36 años fue uno de los uniformados a cargo de custodiar en el Estadio Chile (rebautizado hace varios años como Estadio Víctor Jara) a decenas de detenidos tras el golpe militar de 1973 y entre los que se contaba el artista.
Según informó la radio Bío Bío, el imputado, luego de entrevistarse con el juez, dijo escuetamente que apelaría a su encausamiento, al tiempo que se declaró inocente del cargo que se le imputa.
Paredes se encontraba detenido desde el viernes junto al también ex conscripto Francisco Quiroz Quiroz, quien fue dejado en libertad por falta de méritos. Ambos tenían en la época del crimen 18 años de edad.
En tanto, el abogado Nelson Caucoto, querellante de esta causa, valoró que la decisión del magistrado, que se produce 36 años después de cometido el crimen, pero enfatizó que su objetivo es establecer la responsabilidad de quienes ordenaron la ejecución de Jara.
"No es nuestro interés perseguir a los conscriptos, a mí me interesa dejarlo muy claro. Los conscriptos son una parte de todo el eslabón, pero es la parte más debil, la más vulnerable y a quienes no podemos hacer responsables. A mí me interesan los jefes más que los conscriptos (...) que dieron las órdenes para la ejecución de Víctor Jara", afirmó.
En tanto, la viuda del cantautor, Joan Jara, quien se entrevistó al final de la tarde en el Palacio de La Moneda con la ministra secretaria general de Gobierno, Carolina Tohá, afirmó que no busca vengarse de los ex reclutas, considerando la escasa edad que tenían en esa época y, al igual que Caucoto, apuntó que no pierde la esperanza de que la justicia logrará dar con los mandos superiores responsables del crimen.
"Por estos cabros confieso que no tengo ninguna sensación de venganza en contra de ellos, pero yo creo que más que todo, nuestra querella era en contra de Augusto Pinochet y yo pienso que es muy necesario que se siga en esta búsqueda de la verdad para encontrar a las personas que dieron las órdenes para todos los horrores, y en este caso, contra mi querido Víctor".
En tanto, se informó que el ministro Fuentes ordenó en este caso una serie de nuevas diligencias, no descartándose la posibilidad de nuevas órdenes de detención.



Viernes 29 de mayo de 2009

Por Luis Narváez, investigación@lanacion.cl / La Nación


Juez realiza recreación de muerte de Víctor Jara junto a conscripto

Por un momento José Paredes Márquez (54) volvió a tener 18 años. El ex conscripto que fue procesado como uno de los fusileros que mató a Víctor Jara recorrió con detectives de DDHH y junto al propio ministro de fuero Juan Fuentes Belmar, los fríos pasillos del ex Estadio Chile, y le mostró cómo se asesinó al cantante, compositor y actor.

El detenido recreó el momento en que el artista fue asesinado en uno de los camarines del ex Estadio Chile. Foto: Ricardo González


La diligencia no fue una reconstitución de escena como tal. Pero lo extenso y sorprendente del relato llevó a que el propio detenido mostrara los pasillos que recorrió el cantante, el lugar dónde estaban los oficiales y finalmente recreara el momento en que se abrió fuego sobre el cuerpo machacado del artista.

Fuentes contó a La Nación que la visita al recinto, que hoy lleva el nombre del autor de "El derecho de vivir", se hizo el mismo viernes 22 de mayo, día en que Paredes fue presentado al juez por parte del equipo de la Jefatura Nacional de Delitos Contra los DDHH.

El ex conscripto contó que ese 15 de septiembre de 1973, llegó una orden para separar a varias personas que se encontraban en la fila de prisioneros que esperaban ser embarcados en un camión para ser llevados, posteriormente, al Estadio Nacional. Entre los segregados estaba Víctor Jara. Dijo que iba junto a otro conscripto (Francisco Quiroz Quiroz) bajo la orden del subteniente Pedro Barrientos. Lo llevaron hasta uno de los camarines del edificio deportivo, donde los esperaba el teniente Nelson Haase Mazzei, a la postre, oficial de mayor rango de lo que se convertiría en el patíbulo de Víctor. En presencia de este último, Barrientos y, al menos, otros tres conscriptos, se desató la barbarie en que Paredes dice haber visto cómo el subteniente descarga un balazo en el parietal derecho de Víctor Jara y, luego, con la anuencia de Haase, se ordena que los conscriptos terminaran la sesión descargando sus municiones sobre el cuerpo del cantor popular.

Después, lo sabido: Paredes fue sometido a proceso como uno de los autores materiales,
A la espera de determinar la responsabilidad de Haase Mazzei como oficial superior.
El ex teniente del grupo declaró hace unas semanas sobre el tema, pero al igual como señaló el martes, al ser consultado por este diario, negó estar en el lugar. Quiroz, el otro conscripto, también niega la versión de Paredes.
Ayer continuaron las diligencias ordenadas por el juez para confirmar o descartar la versión de Paredes, ya que el procesamiento en esencia es una calidad jurídica temporal, que podría cambiar, luego de que él apelara de la resolución.
Durante la mañana concurrió hasta el despacho privado del ministro la viuda de Víctor Jara, Joan Turner. No se entregó ninguna versión acerca del motivo de la reunión.

El lunes, la Novena Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago revisará la situación del ex conscripto.


Lunes 1 de junio de 2009
Por Luis Narváez / La Nación

Inminente detención de autor de disparo en la sien del cantautor


A oficial que ajustició a Víctor Jara, le decían “El Loco”

La Nación tiene la declaración judicial de Paredes en la que menciona la presencia de un tercer teniente en el camarín donde asesinan al cantante. Junto a Nelson Haase y Pedro Barrientos aparece “El Loco”, quien jugó a la ruleta rusa con su revólver y la cabeza de Víctor Jara. Los tres oficiales matan personalmente a los 15 detenidos que estaban con el artista.












"Cadáver de sexo masculino que yace vestido con la ropa manchada con sangre y tierra. Mide 1,67 cm y pesa 66 kg. Rigidez ausente, livideces pálidas en el dorso. En la región parietal derecha hay dos orificios de entrada de bala".

El protocolo de autopsia -que no firmó el doctor Ezequiel Jiménez Ferry- fue escrito el 18 de septiembre de 1973. Según la declaración del médico, el examen practicado al cuerpo sin vida de Víctor Lidio Jara Martínez fue una autopsia "económica", superficial.

Una salida ejecutiva ante los centenares de cadáveres que se comenzaban a acumular en el Instituto Médico Legal, recogidos desde calles y sectores baldíos a partir del 11 de septiembre e ese año.

El documento, que figura en el expediente del proceso por el crimen del cantante, compositor y actor, era el epílogo de una vida que fue truncada sin saberse hasta ahora, con certeza, lo que había ocurrido los días 15 y 16 de septiembre de 1973, en el Estadio Chile.

Hoy comienza a esclarecerse, pero aún hay temor. Los testigos del escalafón más bajo de las Fuerzas Armadas, los conscriptos, ya no temen a las represalias de los altos mandos poderosos que ordenaron verdaderas masacres -según prueban decenas de procesos judiciales-, sino a las consecuencias judiciales de sus testimonios.

Le sucedió al ex conscripto José Paredes Márquez (54), que hoy apenas sabe escribir y sobrevive como obrero de la construcción.

Con lágrimas en los ojos, apenas pudo dibujar su nombre en las cuatro hojas donde dejó estampada su declaración judicial, en la que nombra a quienes presenciaron y participaron en el ritual de muerte al que Jara Martínez fue sometido la noche del 15 de septiembre de 1973.

El autor del disparo mortal está identificado, localizado y sólo se espera cerrar el círculo policial para caer sobre él. No se trata sólo de un testimonio, se trata de varios que lo sitúan en el tiempo y en el espacio, en el mismo lugar en que estaba Paredes Márquez.

La Nación conoce el nombre del presunto asesino de Víctor Jara. Pero para resguardar la seguridad de la investigación y de los testigos que hoy están colaborando con la justicia, lo llamaremos "El Loco".

Su nombre no ha sido publicado nunca, porque en la escena final, aparte de los conscriptos y dos tenientes, hubo un misterioso tercer oficial.

En la declaración judicial de José Paredes, a la que este medio tuvo acceso exclusivo a través de fuentes de tribunales que la Ley de Prensa permite resguardar, éste relata las circunstancias en que llega al Estadio Chile, misma versión que dan los otros conscriptos del Regimiento Tejas Verdes.

La participación de contingente de esta unidad se descubrió gracias a las indagaciones que se realizan para identificar a los oficiales que fueron delegados por Augusto Pinochet y que, a modo de una "caravana de la muerte metropolitana", recorrieron los primeros centros de detención entregando listas de prisioneros a los que había que exterminar de inmediato.

Así se supo de la presencia de miembros de Tejas Verdes en el Estadio Chile. Y como existen otros procesos por muertes y torturas ocurridas al interior de ese lugar, algunos conscriptos se excusaron diciendo que estaban en Santiago.

Fue a ese grupo al que los investigadores de la Jefatura Nacional de Delitos Contra los DDHH comenzó a interrogar y así fue como se dio con Paredes Márquez.

Dice que ingresó al servicio militar en abril de 1973, a la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes. Allí fue destinado a la primera sección de la Segunda Compañía de Combate.

Horas previas al golpe de Estado, su unidad fue destinada a Arsenales de Guerra y luego, llegó a un punto de control en el cruce Padre Hurtado (Camino a Melipilla). Al día siguiente, el 12 de septiembre son destinados a la Universidad de Santiago (ex UTE).

Paredes dice que "era el guardaespaldas del teniente (Pedro) Barrientos, motivo por el cual lo acompañaba a todas partes".

EL ESTADIO

El 15 de septiembre, cuando llegan al Estadio Chile, "mis compañeros conscriptos me empiezan a comentar que en el lugar estaban detenidos el director de Gendarmería, Litre Quiroga, el cantautor Víctor Jara y el director de Investigaciones, Coco Paredes", dice la declaración donde el ex conscripto también relata al juez y policías que al día siguiente el "teniente Barrientos me va a buscar y me señala que me dirija al sector del subterráneo, concurriendo para ello por el pasillo del segundo piso, costado oriente".

Paredes relata que en este lugar lo apostaron en un camarín como guardia mientras "había oficiales de otro regimiento, ignorando su grado, pero eran alrededor de cinco o seis con tenidas de combate, quienes escribían en unos papeles los datos que les preguntaban al detenido, el cual estaba sentado frente a un escritorio". Paredes no podía observar si los interrogatorios eran con tortura.

Cerca de las 19 horas, continúa el relato, "llegaron los tenientes Barrientos y ‘El Loco’, quienes traían un detenido y me llaman junto al conscripto Francisco Quiroz, donde me indican que era Víctor Jara y empezamos a insultarlo por su condición de comunista, reconociendo a esta persona en ese instante como Víctor Jara, ya que no lo conocía previamente. Lo dejaron en ese lugar, siendo custodiado por Quiroz".

Los detenidos iban y venían, dice Paredes, al igual que los oficiales interrogadores. Para el 17 de septiembre, cerca de las 21 horas, "estando de centinela, observé el ingreso de aproximadamente 15 detenidos, quienes eran traídos por otros funcionarios de Ejército de otra repartición, ignorando cuál. Entre estos detenidos estaban Víctor Jara y Litre Quiroga, a quienes lo colocan frente a la pared", contó.

Antes de llegar al momento más dramático del único relato que revela la forma en que muere el artista y el resto de los detenidos, el ex conscripto aclara que los interrogadores ya se han marchado.

"Después de las 21 horas llegan los oficiales de la Escuela de Ingenieros de Tejas Verdes, Nelson Haase Mazzei y "El Loco" e ingreso al interior junto a Quiroz, donde "El Loco" comienza a jugar a la ruleta rusa con los detenidos, que consistía en colocar un cartucho en la recámara y dar vuelta la nuez y disparar, agarrando primero a Víctor Jara y lo comienza a insultar", relata Paredes.

A estas alturas, dice que ya reconocía perfectamente a Jara, describiéndolo como "de pelo crespo, color negro, de aproximadamente 1,70 cm, delgado y vestía ropa oscura", que calza con la vestimenta con que fue visto por última vez por testigos.

El rito sangriento de "El Loco" continúa: "Lo coloca (a Víctor) hacia la pared y da vuelta la nuez y le dispara, cayendo al suelo y después nos ordena; es decir, a mí y a Quiroz, darle una ráfaga del fusil SIG en el cuerpo, sin precisar ninguna parte, sino en forma horizontal".

RECONOCIMIENTO

Las tesis policiales acá pueden aclarar algo. El protocolo de autopsia revela dos disparos en la sien derecha, "16 orificios de entrada y 12 orificios de salida de diferentes tamaños; en el abdomen hay 6 orificios de entrada de bala y 4 de salida; en la extremidad superior derecha hay 2 heridas a bala transfixiante; en las extremidades inferiores hay 18 orificios de entrada de bala y 14 de salida". Es decir, descargas que suman en total 44 proyectiles calibre 7.65, la munición del tipo de fusil (SIG) usado.

Cada arma utiliza un cargador con 20 municiones, lo que implica que se utilizaron más de tres para completar el trabajo sucio. Fuentes consultadas no descartan que en el lugar se haya descargado una primera ráfaga y luego, en otro sitio, una segunda. Esto, debido a las características del lugar que presentaba riesgo de rebote de proyectiles, esquirlas y escombros de las baldosas destruidas por los tiros.

Consultado sobre la certeza de que se trataba de Jara, el ex conscripto, que en ese momento sólo tenía 18 años, asegura que "sí, ya que previamente me había burlado de él y sabía perfectamente quién era Víctor Jara y observé cuando le dispara y por orden del "Loco" tuve que dispararle una ráfaga en su cuerpo".

Unos camilleros quienes trasladan a Víctor Jara a una ambulancia, fueron llamados en ese momento por "El Loco". Pero el terror no se detuvo, porque ahora era el turno del resto de los detenidos, incluidos Quiroga y Paredes. Y la solución vino de una manera más directa, según José Paredes Márquez.

"Posteriormente salgo y me quedo en la puerta del mismo camarín como centinela, junto a Quiroz, e ingresan los oficiales Barrientos, R. S. J. (identidad reservada), quienes junto a Haase y "El Loco" empiezan a dispararle, tiro a tiro, con el fusil SIG a los demás detenidos que se encontraban en el interior del camarín. Después de esto, llega un enfermero con una camilla y empieza a sacar los cuerpos y los lleva hacia la ambulancia", revela.

Tras mostrarle un set fotográfico actualizado, Paredes va reconociendo uno a uno a sus jefes, los oficiales que ordenan y comandan la matanza.

Al "Loco" lo reconoce en un 70% "debido al tiempo transcurrido, pero sí estoy seguro que la persona que le disparó a Víctor Jara Martínez, era él, ya que era de mi mismo regimiento y lo veía constantemente... Era más bien pelusa y loco, de hecho era conocido como "El Loco", además que era comando, boina negra".

Sobre Nelson Haase Mazzei, el teniente de mayor rango, dice que "reconozco su fotografía en un 80%. Debo hacer presente que las características de Haase era muy apegado a la disciplina militar".

"El Loco" está cercado, ya no tiene escapatoria. Es sólo cuestión de horas. Después de 36 años, al menos en este caso, el olvido se llenó de memoria.

investigacion@lanacion.cl


Juez ordena exhumar a Víctor Jara

La única abundancia que la tumba de Víctor Jara muestra son las flores que invaden el nicho en el Cementerio General. En los registros de lugares de interés para los visitantes del camposanto, la humilde morada final del cantante es uno de los puntos más visitados.

El ministro Juan Fuentes Belmar, quien investiga el crimen de Jara, ordenó en las últimas horas la exhumación del cadáver del cantante y éste sería el motivo por el cual el magistrado se reunió el viernes último con la viuda del músico, Joan Turner, en su oficina del Palacio de Tribunales.

Víctor Jara nunca fue sometido a una autopsia. El médico, Ezequiel Jiménez, que sólo redactó el borrador del protocolo, mencionado en la nota principal, declaró judicialmente que el examen era sólo visual. El doctor reconoció que nunca firmó el documento que fue transcrito y agregado al expediente.

Por ello es que el juez tendría la inquietud de realizar un nuevo estudio tanatológico para confirmar la versión sobre los disparos en la cabeza y el cuerpo. Lo anterior podría aclarar la muerte de Víctor Jara. Dicho de otra forma, si el disparo en la cabeza fue anterior o posterior a las ráfagas que dispararon los conscriptos.


Macabro rompecabezas

Tras una paciente labor, los oficiales de la PDI reunieron declaraciones y cotejaron datos hasta que lograron armar -cual si fuera un macabro rompecabezas- las circunstancias en que fue asesinado el cantautor nacional.

Así descubrieron la existencia de una especie de “caravana de la muerte metropolitana” que en los primeros días, tras el golpe militar de 1973, recorrió los centros de detención con una lista de los nombres de los prisioneros que debían ser liquidados en forma inmediata.

Uno a uno fueron interrogados los ex conscriptos del Regimiento de Ingenieros de Tejas Verdes hasta dar con José Paredes Márquez, quien admitió que cuando sólo tenía 18 años obedeció la orden de acribillar el agónico cuerpo de Jara. También contó que el oficial que disparó sobre el parietal derecho del cantautor recibía el mote de “El Loco”. Para no perjudicar la investigación, La Nación se reserva el nombre del sujeto cuya detención es inminente.


http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20090601/pags/20090601020443.html
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*Juez ordena exhumar a Víctor Jara

La única abundancia que la tumba de Víctor Jara muestra son las flores que invaden el nicho en el Cementerio General. En los registros de lugares de interés para los visitantes del camposanto, la humilde morada final del cantante es uno de los puntos más visitados.

El ministro Juan Fuentes Belmar, quien investiga el crimen de Jara, ordenó en las últimas horas la exhumación del cadáver del cantante y éste sería el motivo por el cual el magistrado se reunió el viernes último con la viuda del músico, Joan Turner, en su oficina del Palacio de Tribunales.

Víctor Jara nunca fue sometido a una autopsia. El médico, Ezequiel Jiménez, que sólo redactó el borrador del protocolo, mencionado en la nota principal, declaró judicialmente que el examen era sólo visual. El doctor reconoció que nunca firmó el documento que fue transcrito y agregado al expediente.

Por ello es que el juez tendría la inquietud de realizar un nuevo estudio tanatológico para confirmar la versión sobre los disparos en la cabeza y el cuerpo. Lo anterior podría aclarar la muerte de Víctor Jara. Dicho de otra forma, si el disparo en la cabeza fue anterior o posterior a las ráfagas que dispararon los conscriptos.


Macabro rompecabezas

Tras una paciente labor, los oficiales de la PDI reunieron declaraciones y cotejaron datos hasta que lograron armar -cual si fuera un macabro rompecabezas- las circunstancias en que fue asesinado el cantautor nacional.

Así descubrieron la existencia de una especie de “caravana de la muerte metropolitana” que en los primeros días, tras el golpe militar de 1973, recorrió los centros de detención con una lista de los nombres de los prisioneros que debían ser liquidados en forma inmediata.

Uno a uno fueron interrogados los ex conscriptos del Regimiento de Ingenieros de Tejas Verdes hasta dar con José Paredes Márquez, quien admitió que cuando sólo tenía 18 años obedeció la orden de acribillar el agónico cuerpo de Jara. También contó que el oficial que disparó sobre el parietal derecho del cantautor recibía el mote de “El Loco”. Para no perjudicar la investigación, La Nación se reserva el nombre del sujeto cuya detención es inminente.

http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20090601/pags/20090601020443.html

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Bachelet: “En Chile no hay presos políticos mapuches” 25-05-09

25 May, 2009

Bachelet: “En Chile no hay presos políticos mapuches”

La ciudad de La Haya es prácticamente el epicentro del derecho internacional en el mundo, donde se ubican las sedes del Tribunal Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional, dos instituciones que por estos días tienen una importante ligazón con nuestro país...

FUENTE: Radio Universidad de Chile

Por Sebastián Silva

La primera, por el diferendo limítrofe presentado por Perú y la segunda, porque justo la semana pasada se avanzó legislativamente para reconocer su potestad en Chile. Por eso, una de las paradas más importantes de la presidenta Michelle Bachelet en su gira internacional será Holanda, donde viaja invitada por la reina Beatriz.
La Mandataria permanecerá hasta el miércoles y su agenda incluye reuniones con la soberana y con autoridades de gobierno de dicho país.
Radio Nederland, una de nuestras emisoras asociadas, que tiene su cede central en Holanda, entrevistó a la mandataria. Allí reconoció el retraso con que Chile ha ratificado el Estatuto de Roma que crea la Corte Penal Internacional, pero destacó los últimos avances experimentados en la materia.
“Afortunadamente hoy estamos en otro momento. Si bien yo no puedo garantizarlo, porque es tarea del Parlamento que es un poder autónomo, yo tengo la esperanza que llegaremos a Holanda con buenas noticias. Es por eso que vamos a seguir persiguiendo la ratificación de la Corte Penal Internacional”, afirmó Bachelet.
Uno de los temas principales que cruza esta gira internacional, tiene que ver con el diagnóstico general de los derechos humanos en nuestro país. Pese a que ha habido considerables avances en este sentido, los conocidos conflictos con la comunidad mapuche obligaron a la Presidenta a aclarar la situación que vive jurídicamente este pueblo al interior del Estado chileno y analizó la opción que ellos reclamen internacionalmente por las personas que están prisión.
Además de destacar avances en término de integración, la mandataria, afirmó que no existen personas privadas de libertad por pertenecer a una etnia.
“En Chile no hay presos políticos mapuches. Aquí nadie está encarcelado porque tenga una ideología determinada o porque sea parte de una etnia originaria. Si una persona quema la casa de un vecino va a la cárcel sea mapuche o no porque se trata de un delito. No estamos hablando de planteamientos legítimos que se hacen en forma pacífica. La diversidad es algo muy importante en un país, pero debe manifestarse por la vía democrática”, sentenció.

“Mi corazón está con la Concertación”

Según la cancillería, la Presidenta tratará con sus anfitriones sobre "los temas principales de la agenda bilateral, así como de aquellas materias globales que interesan a ambos países".

Hace algunas semanas nuestro país completó una flota de 28 cazabombarderos F-16, con adquisiciones en Estados Unidos y Holanda, país al que a fines del 2005 le compró 18 aviones usados de ese tipo por 185 millones de dólares. En este sentido, la presidenta justificó estas compras como parte de una renovación de la flota y agregó que Chile es un país pacífico que entiende la defensa como un bien público.
Pero también fue consultada sobre la política competitiva. Según las encuestas de opinión, Bachelet concita un gran apoyo ciudadano en un año de elecciones presidenciales. Por lo mismo, fue consultada sobre cómo traspasaría su amplio respaldo al candidato de la Concertación.

Aquí la presidenta Bachelet hizo un gesto a Eduardo Frei, afirmando que, si bien es la presidenta de todos los chilenos, espera que su sucesor sea alguien que asegure la continuidad de sus políticas sociales.

“No es ninguna novedad que mi corazón está con la Concertación. Creo que ha sido una coalición muy exitosa, que ha demostrado capacidad de gobernabilidad y de progreso. Nadie podría pretender que yo me considerara aséptica, porque soy una convencida de que no da lo mismo quien gobierne. Es bueno que administren un país las personas que den continuidad a todos los logros sociales y que puedan garantizar que los ciudadanos estén en medio de la política. Por eso, creo que los chilenos sabrán distinguir cuál de los candidatos representa esta perspectiva sobre como se visualiza el futuro del país”, comentó.
Luego de visitar Holanda, Bachelet se desplazará a Francia, donde se reunirá con el presidente Nicolás Sarkozy. También sostendrá una reunión con Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), a la que Chile busca ser incorporado.
Además, visitará la sede central de la UNESCO y se dirigirá hasta la localidad de Chassagne-Montrachet, de donde provienen sus antepasados.

El 31 de mayo la mandataria chilena llegará a El Salvador, donde al día siguiente participará en los actos de toma de posesión del nuevo presidente electo de ese país, Mauricio Funes.
La gira de la mandataria se prolongará hasta el 1 de junio.

Entrevista completa: Pincha Aquí

http://www.mapuexpress.net/?act=news&id=4124

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SEGUN BACHELET NO HAY PRESOS POLÍTICOS MAPUCHES EN CHILE.

Comenta José Venturelli*

Esta noticia es indignante. La Presidenta sigue con sus mismas declaraciones de hace dos años en Suiza cuando Amnistía la confrontó con el trato que se le da a los Mapuche en Chile... Sigue criminalizando la lucha del pueblo mapuche, no hace caso alguno de las recomendaciones de la Comisión contra la tortura de la ONU de este mismo mes de mayo en Ginebra. Tortura que sabemos se ejerce en Chile donde persiste una 'Justicia Militar' que es una verguenza.
Esta noticia de Radio Universidad de Chile [circulada por Amnistía Internacional de Chile] es muy clara:
véase más abajo noticia difundida por Radio Universidad de Chile*
El Dr. José Venturelli Barón, es Profesor Emérito de Pediatría de la Universidad de McMaster - Hamilton, Canadá. Reside actualmente en Chile.
Al iniciar su gira por Holanda: Bachelet declaró: “En Chile no hay presos políticos mapuches”. Por Sebastián Silva. Radio Universidad de Chile
La ciudad de La Haya es prácticamente el epicentro del derecho internacional en el mundo, donde se ubican las sedes del Tribunal Internacional de Justicia y la Corte Penal Internacional, dos instituciones que por estos días tienen una importante ligazón con nuestro país.
La primera, por el diferendo limítrofe presentado por Perú y la segunda, porque justo la semana pasada se avanzó legislativamente para reconocer su potestad en Chile. Por eso, una de las paradas más importantes de la presidenta Michelle Bachelet en su gira internacional será Holanda, donde viaja invitada por la reina Beatriz.
La Mandataria permanecerá hasta el miércoles y su agenda incluye reuniones con la soberana y con autoridades de gobierno de dicho país.
Radio Nederland, una de nuestras emisoras asociadas, que tiene su cede central en Holanda, entrevistó a la mandataria. Allí reconoció el retraso con que Chile ha ratificado el Estatuto de Roma que crea la Corte Penal Internacional, pero destacó los últimos avances experimentados en la materia.
“Afortunadamente hoy estamos en otro momento. Si bien yo no puedo garantizarlo, porque es tarea del Parlamento que es un poder autónomo, yo tengo la esperanza que llegaremos a Holanda con buenas noticias. Es por eso que vamos a seguir persiguiendo la ratificación de la Corte Penal Internacional”, afirmó Bachelet.
Uno de los temas principales que cruza esta gira internacional, tiene que ver con el diagnóstico general de los derechos humanos en nuestro país. Pese a que ha habido considerables avances en este sentido, los conocidos conflictos con la comunidad mapuche obligaron a la Presidenta a aclarar la situación que vive jurídicamente este pueblo al interior del Estado chileno y analizó la opción que ellos reclamen internacionalmente por las personas que están prisión.
Además de destacar avances en término de integración, la mandataria, afirmó que no existen personas privadas de libertad por pertenecer a una etnia.“En Chile no hay presos políticos mapuches. Aquí nadie está encarcelado porque tenga una ideología determinada o porque sea parte de una etnia originaria. Si una persona quema la casa de un vecino va a la cárcel sea mapuche o no porque se trata de un delito. No estamos hablando de planteamientos legítimos que se hacen en forma pacífica. La diversidad es algo muy importante en un país, pero debe manifestarse por la vía democrática”, sentenció.
“Mi corazón está con la Concertación”
Según la cancillería, la Presidenta tratará con sus anfitriones sobre 'los temas principales de la agenda bilateral, así como de aquellas materias globales que interesan a ambos países'.
Hace algunas semanas nuestro país completó una flota de 28 cazabombarderos F-16, con adquisiciones en Estados Unidos y Holanda, país al que a fines del 2005 le compró 18 aviones usados de ese tipo por 185 millones de dólares. En este sentido, la presidenta justificó estas compras como parte de una renovación de la flota y agregó que Chile es un país pacífico que entiende la defensa como un bien público.
Pero también fue consultada sobre la política competitiva. Según las encuestas de opinión, Bachelet concita un gran apoyo ciudadano en un año de elecciones presidenciales. Por lo mismo, fue consultada sobre cómo traspasaría su amplio respaldo al candidato de la Concertación.
Aquí la presidenta Bachelet hizo un gesto a Eduardo Frei, afirmando que, si bien es la presidenta de todos los chilenos, espera que su sucesor sea alguien que asegure la continuidad de sus políticas sociales.
“No es ninguna novedad que mi corazón está con la Concertación. Creo que ha sido una coalición muy exitosa, que ha demostrado capacidad de gobernabilidad y de progreso. Nadie podría pretender que yo me considerara aséptica, porque soy una convencida de que no da lo mismo quien gobierne. Es bueno que administren un país las personas que den continuidad a todos los logros sociales y que puedan garantizar que los ciudadanos estén en medio de la política. Por eso, creo que los chilenos sabrán distinguir cuál de los candidatos representa esta perspectiva sobre como se visualiza el futuro del país”, comentó.
Luego de visitar Holanda, Bachelet se desplazará a Francia, donde se reunirá con el presidente Nicolás Sarkozy. También sostendrá una reunión con Ángel Gurría, secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico [OCDE], a la que Chile busca ser incorporado.Además, visitará la sede central de la UNESCO y se dirigirá hasta la localidad de Chassagne-Montrachet, de donde provienen sus antepasados.
El 31 de mayo la mandataria chilena llegará a El Salvador, donde al día siguiente participará en los actos de toma de posesión del nuevo presidente electo de ese país, Mauricio Funes.La gira de la mandataria se prolongará hasta el 1 de junio.
Fuente: Equipo de Prensa & Medios Amnistía Internacional - Chile Entérate, indígnate, actúa www.amnistia.cl. 23/05/09

http://www.fortinmapocho.com/detalle.asp?iPro=1933
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