martes, 8 de septiembre de 2009

Numerosa y colorida marcha contra la represión- 05-09-09

Numerosa y colorida marcha contra la represión


NEUQUÉN (AN).

- "Nos están apaleando en nuestra propia tierra. Somos los más pobres entre los pobres en una tierra rica y nos corren a palos, pero estamos más unidos que nunca", lanzó ayer desde la caja de un camión el dirigente mapuche Kuruf Nahuel ante más de 1.500 personas que marcharon aquí contra: la represión, el gobierno de la provincia y la Sociedad Rural.

La marcha por las calles de Neuquén comenzó pasadas las 18:30 y se extendió durante algo más de una hora. Cerró con un acto en la esquina de Roca y Rioja donde hubo discursos de los dirigentes mapuches y de Sandra Rodríguez, la viuda de Carlos Fuentealba, el maestro asesinado hace más de dos años por un policía durante una manifestación.

Hubo cánticos contra la Sociedad Rural de Neuquén, contra el gobernador Jorge Sapag y el ex mandatario neuquino, Jorge Sobisch. También hubo durísimos conceptos contra el hermano del gobernador, el empresario Carlos Natalio Sapag, referente de los estancieros de la zona centro de la provincia. Carlos Sapag -a quien todos le dicen "Nuno"- afirmó hace un par de días que los dirigentes mapuches de Neuquén están en contacto con ETA y las FARC.

La marcha de ayer mostró rostros duros de muchos mapuches que llegaron especialmente a Neuquén para manifestarse luego de la represión de la comunidad Currumil durante un desalojo realizado por la Policía provincial.

Los dirigentes mapuches dijeron que al comienzo de la gestión de Jorge Sapag tuvieron expectativas de encontrar el diálogo y la concordia con el gobierno.

"Creo que ahora se sacaron la careta", dijo Lautaro Nahuel, miembro de la Confederación Mapuche Neuquina.

La movilización fue tranquila pero durante la misma se produjeron un par de hechos llamativos. Un venezolano confundido que bajó con una bandera que decía ¡Fuera Chávez! y debió enrollar bien rápido, y bocinazos en cadena de los automovilistas fastidiados en la avenida Argentina.


rionegro.com.ar
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Marcos Roitman: Desgastada la Concertación, emergería una nueva derecha síntesis de RN, UDI y la DC

Marcos Roitman: Desgastada la Concertación, emergería una nueva derecha síntesis de RN, UDI y la DC

El sociólogo chileno Marcos Roitman Rosenmann salió al exilio a los 18 años y desde entonces reside en Madrid. Doctor en Ciencias Políticas y Sociología y profesor titular en la Universidad Complutense de Madrid, es autor de una serie de libros clave sobre el pensamiento político contemporáneoen América latina. Entre sus obras más destacadas están Las Razones de la democracia en América Latina (Sequitur 30 edición. 2001), El Pensamiento sistémico: los orígenes del social-conformismo, (Siglo XXI México, 4 edición 2009), Democracias sin demócratas y otras invenciones (Editorial Sequitur, 20 edición Madrid 2008) y Pensar América latina: el desarrollo de la sociología latinoamericana.

Roitman ha sido profesor invitado en diferentes universidades de Amérca latina, es colaborador habitual del Periódico La Jornada de México y corresponsal de Clarín Chile en Madrid. Y a partir del próximo mes, comenzará a formar parte de los colaboradores de Punto Final.

En esta entrevista el autor aborda las materias más candentes que tensionan la política latinoamericana, como las bases militares estadounidenses en Colombia, el golpe de Estado en Honduras, los efectos en la región de la administración de Barack Obama, el futuro de los movimientos de izquierda en Sudamérica. Un especial análisis realiza sobre la realidad chilena, de la que dice: “Desgastada la Concertación por la corrupción, el fracaso de proyecto educativo, el aumento de la desigualdad y la pérdida de credibilidad, emergerá una nueva derecha, síntesis de RN, UDI y la Democracia Cristiana. Sería una manera de garantizar su triunfo durante décadas. Por ello es necesario cambiar la constitución, la ley electoral y promover un proyecto alternativo aglutinador de la izquierda socialista, anticapitalista y antiimperialista. Mientras ello no se produce, Chile juega un papel gris al lado de los Estados Unidos. La involución política en Chile es parte de esta derechización”.

Obama lleva más de seis meses en la Casa Blanca y las señales hacia América latina, teniendo en cuenta Bases militares en Colombia, golpe de estado en Honduras, parecen no solo ambiguas, sino un retroceso respecto a los años precedentes. Hay analistas que hablan de la persistencia del poder neoconservador en el departamento de Estado. ¿Cómo observas este proceso?

En primer lugar, creo que la victoria de Obama viene precedida de un gran montaje publicitario. Se vende una imagen y se compran falsas expectativas. A medida que se toman decisiones hacia América latina observamos una continuidad con la segunda administración Bush. En este sentido no hago más que reproducir las palabras de Condolezza Rice, quien se refirió de esta manera para definir la política exterior de Obama. Así se demuestra válida la hipótesis de Domhoff en su obra ¿Quién gobierna Estados Unidos? al señalar la existencia de una clase superior de carácter transversal que detenta el poder real en los Estados Unidos. Si se quiere tener una perspectiva realista de la política exterior de los Estados Unidos, debemos pensar en un diseño compartido por el establishment, los lobby, las grandes compañías, los militares, el Pentágono, los tanques de pensamiento, las cúpulas de los partidos Conservador y Demócrata, el poder judicial y los centros de información. Baste un ejemplo. Charles Shapiro, ex coordinador republicano de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, señaló que si Obama resultaba elegido “habría naturalmente algunos cambios en América latina, pero los mismos serán sutiles y de énfasis manteniendo los mismos parámetros que han seguido los presidentes en estos últimos treinta años”.

Si consideramos el equipo de asesores para América latina designados por la actual secretaria de Estado, Hillary Clinton, la mayoría proceden del gobierno de su marido, muchos de ellos están convencidos de los beneficios de aplicar una política de intervención ampliando su presencia militar, so pretexto de combatir el narcotráfico, la subversión y el terrorismo. Esta propuesta ya se practicó en Perú, Bolivia, Colombia, México y en Ecuador antes del triunfo de Rafael Correa. Y si quedan dudas, Frank Sánchez, ex-subsecretario de Transportes con Clinton y hoy asesor de la Secretaria de Estado, se despachó a gusto en medio de la campaña presidencial, señalando que “El plan Colombia continuará y queremos añadirle más dinero…, Obama ha apoyado fuertemente a Uribe en su lucha contra las FARC…, Obama fue uno de los pocos políticos en Estados Unidos que apoyó a Uribe en su incursión a Ecuador. Ni Bush, apuntó Sánchez, fue tan abierto con el apoyo en ese ataque”.

Si nos quedamos en la superficie no seremos capaces de visualizar esta ofensiva global de los Estados Unidos, cuyo objetivo es rehacer la seguridad hemisférica y recomponer su hegemonía en la región, en complicidad con sus aliados europeos y las oligarquías del continente. El golpe de estado en Honduras es una advertencia. Hoy critican la forma pero no su contenido. ¿Es un cambio? Para los fans de Obama si. Sin embargo, solventan un gobierno de facto donde cobran protagonismo los viejos escuadrones de la muerte y sus torturadores. Seguramente viviremos tiempos convulsos con nuevas políticas desestabilizadoras apoyadas por gobiernos como México y su Plan Mérida, despojado ya de su tradicional política antiimperialista, Colombia y lamentablemente Chile.




Ante este mismo fenómeno, hay observadores que hablan de la vietnamización de la región. La gira “muda” de Álvaro Uribe por algunos países sudamericanos ¿Qué resultado ha tenido? ¿Qué sucede con Brasil? ¿Qué efectos reales puede tener la instalación de bases para los procesos de Venezuela y Ecuador?

En América latina los enfrentamientos fronterizos son una constante. Ello mueve nacionalismos espurios. Argentina durante la guerra de las Malvinas y la dictadura de Fujimori en Perú. Si hacemos historia, nos encontramos con Rafael Trujillo, en República Dominicana, quien recurrirá a la matanza de haitianos en la frontera para desviar la atención sobre su régimen de oprobio y mano de hierro. La guerra “del Chaco” (1932) promovida por intereses de las multinacionales del petróleo Esso y Shell, entre Bolivia y Paraguay, supuso la extinción de una generación casi entera. En 1955 se suceden los choques fronterizos entre Costa Rica y Nicaragua, promovidos por la dictadura somocista. La mal llamada guerra del Fútbol entre El Salvador y Honduras en 1969 fue pretexto para expulsar a los inmigrantes de origen salvadoreño afincados en Honduras. Y tampoco debemos olvidar los deseos de Pinochet de iniciar una guerra contra Perú, frenada por Kissinger a principios de la tiranía. La memoria histórica del siglo XX tiene entre sus páginas una guerra alentada desde Washington para separar Panamá de Colombia en 1903. Y el siglo XIX culminó con la guerra hispano, cubana norteamericana. La mayoría de las veces confluyen las políticas militaristas alentadas por las potencias hegemónicas para realizar sus proyectos imperialistas y la fiebre de poder de las oligarquías plutocráticas. América latina esta llena de ejemplos desde la independencia. La anexión de Texas, la pérdida de Alta California y Nuevo México durante la guerra de los Estados Unidos, obligó a México a firmar el tratado de Guadalupe Hidalgo en 1848.

La respuesta a una posible vietnamización es recuperar el concepto de guerra justa contra las tiranías, la defensa de los derechos de autodeterminación y soberanía. Salvador Allende lo expresó como una constante en nuestra América. Luchas anti-feudales, antioligárquicas, nacionalistas, democráticas y anticapitalistas. Sus discursos están plagados de esta definición. Y si nos atenemos a su legitimidad, son las únicas necesarias porque son inevitables. Nos hablan de dignidad. El resto de escaramuzas, intervenciones, golpes de estado, presiones y guerras son bastardas, se articulan en los despachos del Pentágono con el consentimiento de las burguesías locales. Seguramente, la vietnamización del continente está en el horizonte de lo probable pero no de lo posible. Aunque se advierta del peligro de la instalación masiva de bases estadounidenses en Colombia, Honduras, Perú y la concreción del Plan Mérida en México, hay más intereses en juego que fomentar guerras fraticidas. Seguramente la tensión disparará una corriente en sentido contrario. Unasur, ALBA, Telesur, y un banco regional independiente, contrarresten los intentos de guerra continental. No hay que caer en la provocación.

La gira muda, busca justificar lo injustificable. La razón de la sinrazón. Uribe está desprestigiado y sin aliados que apoyen su gestión, salvo México. Su periplo es parte de esa estrategia destinada a vender las bases como un esfuerzo para lograr la paz mediante la unificación de la lucha antiterrorista frente al narcotráfico y las FARC. Con ello encubre la represión interna y los crímenes de lesa humanidad de sus fuerzas armadas y los paramilitares, bajo el lema de “seguridad democrática”. Colombia es un ejemplo de militarización de la sociedad donde las fuerzas armadas tienen un protagonismo elevado en la planeación de las políticas de seguridad interna. El establecimiento de bases militares estadounidenses complementa esta política.

Por otro lado, la administración Obama, muestra una cara “progresista” apoyando al gobierno de Lula y considerándolo un aliado estratégico en el medio y largo plazo. Existen grandes megaproyectos de las empresas petroleras, de gas natural, de autopistas, represas, plantaciones de soja y agrocombustibles en la selva amazónica. Sin duda, los deseos expansionistas de Brasil pasan por destruir la riqueza, flora y fauna de la amazonía. En las dos administraciones de Lula se han colonizado y talado más hectáreas del pulmón verde que en los últimos treinta años. Su frontera compartida de territorio amazónico con Perú, Colombia, Bolivia, Paraguay y Venezuela, destapa su fiebre imperialista.

Respecto a la instalación de las bases norteamericanas, sea cuales sean los países anfitriones, concluye un viejo deseo de los Estados Unidos, desde el tratado de Chapultepec en 1947 y del TIAR en 1948. Nunca EE.UU. había disfrutado de tanto control geopolítico sobre el territorio continental. El rechazo de Venezuela y Ecuador, muestra las discrepancias en el papel que debe jugar América latina en el marco de las relaciones internacionales. Países intervenidos o soberanos, ese es el dilema a nivel interno como exterior. Los efectos en Ecuador o Venezuela, tanto como en Bolivia y Paraguay supondrá una reafirmación de los proyectos democráticos, lo cual no elimina las políticas desestabilizadoras bajo el pretexto de estar en presencia de regímenes totalitarios.

El golpe de estado en Honduras, aunque ha sido menos violento que los golpes que iniciaron las dictaduras latinoamericanas en décadas pasadas, es sin duda un rompimiento a la institucional democrática. Pese a toda la presión internacional, los golpistas y sus representantes –oligarquía nacional e intereses transnacionales- han podido resistir. La derecha latinoamericana justifica este golpe como un freno regional a los gobiernos y movimientos de izquierda –partiendo por Chávez-, lo que es sin duda un llamado a las oligarquías de otros países para volver a utilizar esta vía. A partir de este evento, ¿Cómo se ve el surgimiento y/o consolidación de los gobiernos y movimientos de izquierda en la región?

El golpe de estado de Honduras me recuerda en mucho el ocurrido en junio de 1973 en Uruguay. Bordaberry llamó a los militares y se estableció un gobierno civil custodiado por las fuerzas armadas. Se declaró ilegal al Frente Amplio y se encarceló al general Liber Seregni. Se reprimió las fuerzas democráticas y los movimientos sociales. Muchos no recuerdan el pacto entre nacionales y colorados, del cual emerge un anticomunista, figura clave, José María Sanguinetti, ministro golpista, más tarde presidente, mutado en pseudo demócrata. Hoy, en Honduras los argumentos son los mismos, un golpe liberador. Se trata de proteger la constitución y hacer de los militares sus custodios. Como en antaño, si antes fueron las guerrillas guevaristas y el enemigo era el castrismo, hoy el argumento para instalar dictaduras es el intervencionismo chavista y el socialismo del siglo XXI. Tal vez lo más significativo ha sido la represión selectiva apoyada en el estado de sitio. Centrada en desarticular Vía Campesina y restar fuerza al comando civil opuesto al golpe, encarcelan, torturan y asesinan.

El gobierno de facto pretende trasladar una imagen de normalidad institucional, bloqueando la información independiente y controlando los medios de comunicación social. Para ello cuentan con el apoyo inestimable de Oscar Arias, portavoz de los intereses de los Estados Unidos en la región., quien da legitimidad a Micheletti considerando parte beligerante y reconociendo su gobierno de facto. Pero este comportamiento no es nuevo. Durante su primer mandato en los años ochenta del siglo pasado, se estableció un plan para la paz en Centroamérica que trataba de romper el proyecto de Contadora y el grupo de apoyo. Arias hizo suyo la propuesta bipartidista de Kissinger para Centroamérica. Sus palabras fueron contundentes: “soy neutral frente al sandinismo pero no imparcial. Deseo su derrota”. Con este planteamiento asumió los principios de la guerra de baja intensidad para revertir procesos revolucionarios. Su efecto fue devastador. Invasión a Panamá, pérdida de las elecciones en Nicaragua y destrucción de los proyectos democráticos en Guatemala y el Salvador y establecimiento de bases en Honduras. A cambio Oscar Arias fue recompensado con el Nobel de Paz. Hoy se repite la historia.

Sin embargo no son el único tipo de golpe de estado al que asistimos. México sin ir más lejos. La elección de Felipe Calderón se produce en medio de un fraude electoral, donde el IFE y el tribunal electoral terminan por ratificar irregularidades pero desmienten el fraude, dando por válidos los resultados. En Haití estuvo a punto de producirse lo mismo. Los votos aparecieron en los estercoleros y se evitó una crisis. En Bolivia se pretende balcanizar el país con elecciones espurias en Santa Cruz, Pando o Beni. Hoy cometer fraude electoral es otra alternativa antes de hacer uso de las fuerzas armadas.

Desde hace unos años, la derecha latinoamericana, europea y estadounidense ve en Venezuela y la revolución bolivariana, el enemigo público número uno. Valga como ejemplo el documento elaborado en España por la Fundación de Análisis y Estudios Sociales (FAES) por Miguel Ángel Cortés y Guillermo Hirschfeld y dirigida por José María Aznar, en colaboración con ex presidentes, secretarios generales de partidos demócratacristianos y conservadores, banqueros, intelectuales como Enrique Krause, Vargas Llosa y los chilenos Jorge Edwards, Luis Cordero Barrera o Sebastián Piñera, cuyo titulo es: América Latina. Una agenda para la libertad. En ella se dice: “Esta izquierda latinoamericana tiene un proyecto político que ella misma denomina “socialismo del siglo XXI”. El indigenismo, el neoestatismo, el nacionalismo, el militarismo o el populismo son ingredientes de los que se sirve para avanzar en sus objetivos” ¿Cuales? Configurar una alianza que destruya occidente, cuyo líder emergente es Chávez, que intenta forjar, dicen, una verdadera alianza antisistema para implantar el socialismo del siglo XXI. Por ello deben defenderse y atacar el problema desde la raíz. Apoyar a los Estados Unidos a recuperar el liderazgo y garantizar la paz en la región. Como anécdota, diré, que se pagaron más de dos millones de euros por la confección del documento a sus participantes.

En definitiva la derecha mundial se reorganiza y busca la creación de nuevos partidos con mayor capacidad de acción, sin importarles el uso de la fuerza y el recorte de los derechos civiles y democráticos. Lo que señala el carácter intrínsicamente reaccionario de las clases dominantes en la región. Su forma de dominio por excelencia no es la democracia es la tiranía y los estados de excepción.

Obama, Wall Street y economistas diversos observan ciertos “brotes verdes” en la economía y anuncian el comienzo del fin de la crisis, básicamente por las señales bursátiles. Pero la economía ha cambiado. No sólo el capitalismo ha sido apuntalado por el estado, sino que los efectos de la crisis- desde el alto desempleo, disminución de salarios, aumento mundial de la pobreza, reestructuraciones variadas, caída del comercio y consumo- es posible que no consigan levantar al capitalismo tal como lo conocimos hasta el año pasado. ¿Cómo observas la reposición del capitalismo?

Resulta curioso que se adjetive de “brotes verdes” las decisiones económicas, como si se tratara de abonar tomates, peras o pepinos. Siguen en el discurso de la naturalización de economía y del mercado autorregulado. Si hasta hace unos años hablaban de dinero semilla y nichos de empleo hoy se utiliza un símil agrícola. Da la sensación de esperanza. Ello es falso, las reformas neoliberales se profundizan de acuerdo a las decisiones de G-20, decantándose por el libre mercado, las privatizaciones y la desregulación. Buscan redefinir el consenso de Washington. Lo obsceno es que en estas políticas coincidan Berlusconi, Obama, Zapatero, Calderón y Lula.

Respecto al estado insuflando millones de euros y dólares al sistema financiero demuestra su carácter de clase, es capitalista. Tendrá autonomía, pero representa a la burguesía en lucha por direccionar el proceso histórico hacia sus objetivos, explotar, acumular y concentrar riqueza. Es la explotación del hombre por el hombre y de la naturaleza. Resulta obsceno ver como aumenta el despido, los contratos basura y la flexibilización del mercado laboral a la par que los banqueros se suben los sueldos. A los mismos que demostraron ser unos pésimos gestores se les otorga confianza para ser los arquitectos e ingenieros de un nuevo capitalismo. Una paradoja. Aunque el capitalismo no será nunca como lo conocíamos. Pero tampoco lo fue el imperialismo del siglo XIX e inicio del siglo XX o el capitalismo de post-guerra. Ello demuestra la plasticidad de sus estructuras para mutar según sean sus necesidades. Cuando requiere espacios democráticos, accede a las reivindicaciones de las clases populares, dominadas y explotadas, y en cuanto puede las cercena o las elimina sin sonrojarse.

Las perspectivas no son halagüeñas, En esta refundación del capitalismo veremos aumentar la explotación social, las desigualdades y la concentración de la riqueza, tanto como el deterioro medioambiental y la desertización del planeta. Sin duda, asistimos a la emergencia de un Estado capitalista totalitario y de máximo control social. La crisis es un buen momento para profundizar el ataque a las clases populares. Expedientes de crisis, cierre de empresas, cambios en la legislación laboral y desarticulación de los sindicatos de clase. Los sindicatos enquistados en las estructuras de poder y que gozan de los fondos públicos han sido cooptados con el subsiguiente abandono de las formas de lucha y de presión a la hora de establecer los convenios colectivos y las negociaciones. Sus acciones despiertan una sensación de derrota anticipada. Aceptan las directrices de la patronal como un mal menor. Estamos asistiendo a la refundación neo-oligárquica del poder político donde veremos aumentar la violencia y la exclusión social. Rehacer la política desde abajo supone reinventar el proyecto político y constituir nuevas formas de organización. En esta linea están el EZLN, el MST, el MAS y otras experiencias regionales.

Como chileno que vive décadas en Madrid, ¿cuál es tu relación con Chile y sus procesos políticos?

Cuando llegué a España, tenía dieciocho años, era 1974, aun vivía Franco y la dictadura se reconvertía para abordar la reforma pactada. Decidí incorporarme a las luchas democráticas en Madrid y no abandonar mi compromiso con Chile. Compromiso que lentamente se reconvirtió. España me acogía y se respiraban otros aires. La vida quiso que me quedara. Acabé mi licenciatura de ciencias políticas y sociología y continué mi formación doctoral. Tanto la tesina como la tesis tuvieron como objeto de estudio Chile. Había preguntas que contestar. Me centré en la formación del Estado y el papel de los sectores medios en el proceso político de la Unidad Popular. Tras ello, siempre creí tener vocación docente, me presenté a unas oposiciones para profesor titular, las gané y desde ese momento doy la asignatura de Estructura Social de América latina y cursos monográficos de doctorado. Así, en los años ochenta comencé realizando seminarios, en los cuales participaron Clodomiro Almeida, Pedro Vuskovic, Jacques Chonchol, Hugo Zemelman, Eduardo Ruiz, Sergio Bagú, Celso Furtado, Gregorio Selser, Aníbal Pinto, Ruy Mauro Marini, Pablo González Casanova, Agustín Cueva, Juan Bosch, Gerard Pierre Charles, Suzy Castor o Luis Maira. Así comenzó mi aprendizaje y una lucha constante contra la colonialidad del saber que impregna toda la universidad española en sus visiones sobre América latina.


Nunca he dejado de pensar Chile y creo haber aportado mi granito de arena durante estas décadas. Además de ayudar a chilenos en sus convalidaciones, dirigir sus tesis y decidir sus currículum doctorales. Durante el caso Pinochet, me enorgullece decir que formé parte del equipo de la acusación particular y popular dirigido por Joan Garcés. Y como docente no he dejado de dar seminarios sobre la experiencia de la Unidad Popular y participar en conferencias, debates y mítines denunciando la violación de los derechos humanos durante los años de tiranía. Mismamente, el año pasado coordiné un curso de la Universidad Complutense, en colaboración con el periódico La Jornada de México en El Escorial. Su titulo, “El pensamiento de Salvador Allende: actualidad y perspectivas a la luz del centenario de su nacimiento”. Está mal decirlo, pero fue un éxito. Decenas de personas debatiendo. El mismo contó con la participación de Francisco Zapata, Pablo González Casanova, Luis Hernández Navarro, Mario Boero, Joan Garces, Blanche Petrich, Carlos Fazio, Pedro de Miguel, Carlos Taibo, Hugo Gutiérrez Vega, quien recibió a Salvador Allende en Guadalajara en el famoso discurso a los universitarios. También asistieron el diputado del PSOE José Antonio López Tapias, el coordinador de Le Monde Diplomatique en España Ferrand Montesa y el rector de la Complutense entre otros. La pena fue la negativa de Gabriel Salazar a sumarse al proyecto.

En fin, nunca he renunciado a mi responsabilidad. Pienso que vivir la experiencia de la Unidad Popular desde el compromiso socialista fue un privilegio. Esos años, tal vez sean los más ricos en la experiencia de las luchas populares y democráticas en la historia de Chile del Siglo XX, tal vez compartido con el periodo del primer Frente Popular. Pero no se trata de un recuerdo nostálgico, como un tiempo cuyos objetivos han sido cubiertos por los gobiernos de la Concertación a decir de Ricardo Lagos. Mentira acorde con el personaje. Más bien lo contemplo como una alternativa vital no realizada. Ninguno de los puntos del programa de la Unidad Popular puede considerarse obsoletos, mas bien fueron abandonados en pro del neoliberalismo.

Tienes alguna impresión sobre este proceso eleccionario. ¿Qué papel juega la derecha chilena y la misma Concertación en este momento histórico regional? ¿La polarización política regional incidirá también en el pensamiento de estos conglomerados? ¿Habrá una mayor tendencia hacia una derechización?

La transición chilena tuvo un plan de amarre. Todo se dejó atado y bien atado. La propia ley de amnistía, la imposibilidad de juzgar a criminales y torturadores, la consideración de Pinochet como presidente legítimo, el cierre de investigaciones sobre desaparecidos, el secreto para no desvelar los contenidos de los informes Valech y Rettig si afecta a miembros de las fuerzas armadas constatan la unidad de intereses entre la UDI, RN, y los partidos de la concertación. Hoy se gobierna con una constitución proveniente del régimen dictatorial y no hay voluntad política para deshacerse de ella. ¿Cómo puede ser democrático un país donde sus leyes dependen de una constitución espuria? es aberrante. Da la sensación que unos y otros se encuentran cómodos en este marco institucional. Gane uno u otro, poco cambiará la dirección del proceso. Sólo que la derecha mas extrema, los empresarios, la burguesía trasnacional retomará el poder formal, cuestión de importancia para cerrar su proceso de alternancia política. Sería un final feliz. Existe un artículo de Arturo Fontaine Talavera, “El pecado original del capitalismo en Chile”, cuyo contenido sintetiza la actual situación. Para Fontaine, la estabilidad política se conseguiría si los golpistas confían en la oposición para administrar el orden neoliberal impuesto, tanto como si la oposición acepta su presencia en las instituciones sin acritud. Un esfuerzo de pragmatismo político. Una vez conseguido este objetivo, dijo, se tendría superado el pecado original, establecer la economía de mercado por medio de la sangre y un golpe militar. Hoy asistimos a esta realidad. La concertación gestiona el modelo pinochetista y la derecha sigue expiando su compromiso con el régimen pinochetista y la violación de los derechos humanos. Incluso Piñera, en un intento de romper amarras con su pasado recuerda continuamente su apoyo al voto negativo a la continuidad de Pinochet en el referéndum de 1988.

La derecha chilena no la podemos identificar con un partido o dos. La Democracia Cristiana, hoy en la concertación, es parte de un proyecto más amplio de nueva derecha latinoamericana apoyado desde Europa con centro en España. El partido popular tiene lazos fraternales con sus dirigentes y ve con buenos ojos una ruptura, incluso la financia a través de su fundación CIPHIE.

Desgastada la concertación por la corrupción, el fracaso de proyecto educativo, el aumento de la desigualdad y la pérdida de credibilidad, emerja una nueva derecha, síntesis de RN, UDI y la Democracia Cristiana. Sería una manera de garantizar su triunfo durante décadas. Por ello es necesario cambiar la constitución, la ley electoral y promover un proyecto alternativo aglutinador de la izquierda socialista, anticapitalista y antiimperialista. Mientras ello no se produce, Chile juega un papel gris al lado de los Estados Unidos. La involución política en Chile es parte de esta derechización. No olvidemos que en el mundo, Chile es considerado ejemplo de país responsable, con una economía saneada donde el neoliberalismo ha mostrado su éxito. Su elite ha sabido vender bien esta mentira. Pocos conocen el caso Clarín, el control sobre la prensa, la matanza de Mapuches, la existencia de presos políticos y el deseo de mantener la impunidad a los responsables de crímenes de lesa humanidad. Menos aún la reconversión pinochetista de los dirigentes de la concertación, baste recordar, para concluir, las palabras de Alejandro Foxley: “Pinochet realizó una transformación, sobre todo en la economía chilena, la más importante habida en este siglo. Tuvo el mérito de anticiparse al proceso de globalización que ocurrió una década después, al cual están tratando de encaramarse todos los países del mundo, descentralizar, desregular, etc. Esa es una contribución histórica que va a perdurar por muchas décadas en Chile..., hoy lo reconocemos como un proceso de importancia histórica para Chile, que ha terminado siendo aceptado prácticamente por todos los sectores. Además ha pasado el test de lo que significa hacer historia, pues terminó cambiando el modo de vida de todos los chilenos, para bien, no para mal. Eso es lo que yo creo, y eso sitúa a Pinochet en la historia de Chile en un alto lugar.” Poco queda que decir, cuando un criminal a la altura de Hitler es ensalzado por un ex ministro de la concertación, que sin duda dijo lo que sienten cientos de dirigentes democratacristianos y conversos socialistas al neoliberalismo. Han perdido la dignidad y la honradez. Bachelet lo nombró ministro de Asuntos Exteriores, sabiendo sus convicciones. Es el premio a una elite despojada de ética y de principios democráticos.


Una versión resumida de esta entrevista ha sido publicada en la revista Punto Final

PEUMAGEN NEWENTULEAYMVN TAÑI KVME FVTA LOF!- wezake winka, wezañma Viera-Gallo!-04-09-09

viernes 4 de septiembre de 2009





Viernes 4 de septiembre.


La ministra de agricultura, la intendenta de la araucanía y el ministro Viera Gallo hicieron una visita "sorpresa" a la comunidad Cristobal Relmul del sector Rulo de Nueva Imperial, para entregar algunos beneficios a los comuneros del sector. En momentos que daban su discurso los ministros, un grupo de comuneros del sector exhibió un lienzo con consignas alusivas a la libertad del prisionero político Andrés Gutiérrez Coña, imputado por ley antiterrorista y recluido en la cárcel de Valdivia, que pertenece al mismo sector.
















El werken de la comunidad Cristóbal Relmul, Manuel Pilquil, en declaración pública conminó a la comisión de ministros a pedir disculpas por los mapuche que han sido asesinados en los gobiernos de la concertación, además de exigir la renuncia de la intendenta de la Araucanía, Nora Barrientos, por la responsabilidad política que le cabe en la muerte del weichafe Jaime Mendoza Collio y por su paupérrimo desempeño en el manejo de las demandas territoriales de las comunidades mapuche de Cautín y Malleco.

El grupo de ministros se escondió rápidamente dentro de una ruka que se encontraba en el lugar, mientras los diferentes medios de prensa cubrían la noticia. Finalmente dieron la cara, primero una afligida intendenta tratando de entablar el diálogo y luego el descolocado Viera Gallo quien luego de ser "interpelado" por los peñi presentes, se retiró junto a los demas personeros de gobierno. No hubo incidentes posteriores.
















Sin duda una mala idea de su asesor político, queda claro que el descontento de las comunidades con la Comisión de ministros no es sólo en Malleko.


¡Autodeterminación para la Nación Mapuce Ahora!

¡Weuwaiñ kom inciñ Mapuce!

¡MARICIWEU! ¡MARICIWEU!

http://epewun.blogspot.com
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