miércoles, 17 de septiembre de 2008

¿OFERTA DEMANDA MANO INVISIBLE MERCADO?










LA BANCA CENTRAL DE EE.UU. SALIO AL RESCATE DE LA COMPAñIA DE SEGUROS AIG PARA EVITAR SU QUIEBRA. AYUDA MULTIMILLONARIA AL SISTEMA BANCARIO


Salvataje para el sponsor del Manchester United de Tevez

En una medida inédita, la Fed destinó 85 mil millones de dólares para frenar la caída de la compañía de seguros AIG a cambio del 80 por ciento del capital. Se constituyó en otra meganacionalización de Bush. Existe pánico en el sistema financiero global.


Por Cristian Carrillo

Ayer se escribió un nuevo capítulo del socialismo al revés de los Estados Unidos. Después de la estatización de los bancos hipotecarios Freddie Mac y Fannie Mae, la intervención del sector público de la administración Bush se dirigió a una de las tres más grandes compañía de seguro del mundo: American International Group (AIG). La Reserva Federal, la Secretaría del Tesoro, la gobernación de Nueva York, los gobiernos europeos y asiáticos y los banqueros de las entidades aún en pie estaban convencidos de que AIG no debía caer, porque en ese caso estimaban que provocaría un descalabro de proporciones. Frente a ese temor, la banca central estadounidense implementó una medida sin precedentes: prestó 85.000 millones de dólares al gigante AIG a cambio de una participación cercana a 80 por ciento de su capital. De esta manera, se trata de la tercera estatización estadounidense desde que estalló en toda su dimensión la crisis financiera. El salvataje alivia la situación de la aseguradora, que luchaba contrarreloj por conseguir 75.000 millones de dólares para no quebrar. La firma brinda cobertura de riesgo al mercado financiero internacional y su estado patrimonial era de insolvencia. La intervención de las potencias económicas en jaque financiero no se circunscribió a ese rescate. La falta de liquidez del sistema obligó a las bancas centrales de Estados Unidos, Europa y Japón a volcar al mercado unos 200.000 millones de dólares en total. A la vez, la Fed decidió mantener la tasa de interés en el 2 por ciento. De esta manera, la entidad que conduce Ben Bernanke no convalidó el recorte de un cuarto de punto que el mercado descontaba.

La desaparición de AIG podía desencadenar un sismo en el sistema ya que la gran mayoría de las entidades estaban resguardadas por la supuesta espalda financiera de la aseguradora. Por ese motivo, hasta última hora de anoche trabajaban la Fed en el rescate, como lo hicieran infructuosamente para salvar a Lehman Brothers. La operación involucró al JP Morgan y Goldman Sachs. Por su parte, el titular del Tesoro estadounidense, Henry Paulson, había adelantado que no habría ayuda directa por parte de la administración Bush, sino que se buscaría los fondos en el sector privado. Sin embargo, no tuvo alternativa: la solución fue poner a la mayor aseguradora del mundo en manos del Estado previo desembolso de 85.000 millones de dólares. El plan fue divulgado al cierre de las operaciones bursátiles luego de que Paulson y el titular de la Fed, Ben Bernanke, se presentaran ante el Congreso para informar esa decisión a los líderes de la Cámara de Representantes y del Senado.

Los directivos de AIG deslizaron que la actividad de los seguros de vida o contra daños estaba funcionando bien. Sin embargo, los problemas que amenazan la supervivencia de la aseguradora se originan en los negocios financieros riesgosos que había encarado, que funcionaba como un banco de inversión. “Si el gobierno repetía la jugada temeraria que llevó a cabo con Lehman y dejaba caer a AIG, el mercado se iba a convertir en una ruleta rusa”, explicó a PáginaI12 el director de iDeAS de la Universidad de San Martín, Guillermo Rozenwurcel.

El gobernador de Nueva York, David Paterson, clave en la negociación con la Fed, buscó desesperadamente 75.000 millones de dólares para AIG. Si los fondos no aparecían, la compañía buscaría, al igual que Lehman, ampararse en el Capítulo 11 de la Ley de Quiebras de Estados Unidos. Según informó Paterson, el Tesoro neoyorquino liberó 20.000 millones de dólares, pero no fue suficiente, debido que el capital de la compañía seguía derrumbándose y las necesidades financieras se incrementaban hora a hora. Hasta el domingo último, requería de 40.000 millones de dólares. Ayer, 85.000.

La situación de la aseguradora se deterioró con la declaración de insolvencia del banco de inversión Lehman Brothers. Pero además, se sumó, como siempre en este tipo de debacles, el coro afinado de calificadoras que siempre llegan tarde y rebajaron la nota crediticia de la entidad, cuando hasta la semana pasada era una compañía triple A, de máxima seguridad.

No obstante, la especulación de que podía ser salvada surgió ya desde el cierre de la operaciones bursátiles, y condujo a una leve recuperación en Wall Street y algunas plazas de América latina. El Dow Jones terminó con un saldo positivo de 1,3 por ciento, mientras que el indicador general Standard and Poor’s subió 1,8 por ciento. En la región, las plazas de Argentina y Brasil fueron las únicos que operaron en alza, con un leve avance de 0,6 y 1,7 por ciento, respectivamente. De todos modos, el balance mundial fue negativo y, como en días previos, los valores más afectados fueron los petroleros y en menor medida los bancarios. Las bolsas europeas operaron con pérdidas. La mayor caída la registró Londres, que bajó 3,4 por ciento. El recinto asiático también fue castigado: la Bolsa de Tokio terminó la sesión con una caída de 5 por ciento, a su nivel más bajo en más de tres años. Para Rusia, la jornada fue particularmente difícil. El índice bursátil de Moscú cerró con una baja de 17,5 por ciento luego de que su cotización fuera suspendida una hora.

La contracción del crédito derivó además en una nueva inyección de parte de las bancas centrales del mundo. En la madrugada, el BC de Japón inyectó 25.000 millones de dólares, y luego se sucedían en la misma tarea la banca europea, con unos 130.000 millones, y la Reserva Federal, que aportó otros 50.000 millones. El Comité de la Fed, en tanto, decidió no bajar la tasa de interés rectora y la dejó en 2 por ciento. Los especialistas sostienen que un nuevo recorte no habría “cambiado” la situación actual. “Todos los analistas esperaban que hubiera un suerte de piso en la crisis y, evidentemente, esto no es así. Lo que hay, en cambio, es un contexto de extrema volatilidad”, opinó, en diálogo con este diario, el economista Ricardo Delgado. El analista agregó que “todos los indicadores de la economía real son malos”, y que Estados Unidos “está en la puerta de una recesión económica” de la que no va poder escapar. Por lo pronto, AIG no verá publicados, como Lehman, sus artículos en eBay, como recuerdos del “capitalismo”, gracias a la “política de socialización de las pérdidas”, que impulsa el gobierno “populista” de Estados Unidos.



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El gigante del seguro

La compañía aseguradora American International Group (AIG) fue uno de los sponsors del último Council of Americas que se realizó en la Argentina, con la presencia del secretario de Estado, Thomas Shannon. Los papeles de la compañía tenían calificación de “grado de inversión”, mientras que las agencias medidoras de riesgo le bajaron la nota de “buena-muy buena” a “buena a satisfactoria”. En el país, la multinacional respalda las operaciones de La Meridional. El gigante AIG emplea a 116.000 personas y cubre a 74 millones de clientes en todo el planeta, en su mayoría en Estados Unidos. Fue fundado en Shanghai por un estadounidense de origen holandés, Cornelius Vander Starr, el primer extranjero que vendiera seguros a los chinos. Starr trasladó la sede del grupo a Nueva York después de la toma del poder por los comunistas en Pekín en 1949 y lo dirigió hasta su muerte. El grupo se ubica en el puesto 18 a nivel mundial, según la clasificación anual de la revista estadounidense Forbes. Durante largo tiempo fue número uno en seguros, pero ahora se ubica tercero en el sector luego del holandés ING y el alemán Allianz, y delante del francés Axa. El grupo opera seguros por daños, de vida y fondos jubilatorios, servicios financieros y administración de inversiones. Esta última división dirige la filial de seguro de crédito aeronáutico International Lease Finance Corporation (ILFC), el mayor cliente de Airbus y Boeing. ILFC administra una flota de más de 900 aviones, por un valor de 50.000 millones de dólares.




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LA PROTESTA DE LOS HIJOS DE LA DEMOCRACIA



La protesta de los hijos de la democracia



En los días previos al 11 de septiembre pasado el 'gobierno ciudadano' detuvo a 871 personas en allanamientos selectivos. La Villa Francia fue copada por carabineros, en Lo Hermida debutó un carro policial que emite ondas de ultrasonido y el subsecretario del Interior, Felipe Harboe, estrenó un sistema centralizado de comando y control. Recogimos las visiones del otro lado de la barricada, para tratar de entender porqué ese día muchos adolescentes y jóvenes salen a enfrentarse en casi todas las poblaciones de la capital con la policía. Una voz que los medios han silenciado con el simplista mote de 'encapuchados', pero que da cuenta de que algo se mueve en los extramuros de la ciudad neoliberal.

La primera vez que Víctor Farías (17 años) vio una pistola fue cuando un detective se la puso en la sien a un amigo con el que estaba tomando cerveza afuera del Unimarc de Las Parcelas en Peñalolén. Ni los cigarros que se llevaron, ni la cerveza que botaron fue más importante que esa imagen ocurrida hace dos años. La pistola persiste y después la ha visto en manos de un traficante o la oído en disparos una que otra noche en su población. Para Víctor o Nelson, su hermano de 15 años, el mal trato de la policía es una constante. "De repente puedo estar sentado aquí, llegan los pacos, se paran y empiezan a registrar, que andamos con marihuana o copete y cosas así nos dicen. Tratan mal, te registra entero. Te pegan patadas terrible fuertes. Me han parado como 7 veces, si anteayer estábamos afuera del colegio sentados y llegaron los pacos y nos empezaron a registrar. 'Adonde tenís la marihuana'- dicen al tiro y uno queda así, para adentro. Se aprovechan porque andan armados y uno anda así, no más". Por eso para él la noche del 11 de septiembre es la oportunidad del desquite. Junto a sus amigos del Pasaje K arman barricadas y esperan a la policía.

El gesto se multiplica exponencialmente desde hace unos años en las poblaciones de la capital y de regiones generando un ritual de violencia que ya trascendió la primera conmemoración del golpe sin Pinochet. Durante esa noche miles de menores salieron con todo a enfrentarse a la policía y la muerte del cabo Cristián Vera, producto de un disparo en Pudahuel, visibilizó un ritual de violencia urbana que ya en 1997 dejó dos personas muertas (una en las afueras del Cementerio General producto de un disparo de un oficial de carabineros y un anciano arrollado por un guanaco) y el 2005 la bala de otro policía terminó con la vida del menor Cristian Castillo, a unas cuadras del Pasaje K de Víctor y Nelson.

Perspectiva histórica

Si bien la protesta urbana ha sido una constante en el camino de los sectores populares para alcanzar conquistas sociales, las ocurridas la noche del 11 de septiembre de los últimos años resaltan por el grado de violencia, el uso de armas y la presencia de muchos menores de edad enfrentándose a la policía. Esta situación, a juicio del historiador Gabriel Salazar,
"evidencia la fractura de los dos niveles en que se han medido los procesos históricos. Si por un lado se desarrolló la transición política formal hacia la democracia acomodando la constitución dictatorial, proceso que la clase militar y civil ya dieron por cerrado; en un segundo plano ocurre un proceso histórico más invisible, menos formalizado y conceptualizado de transición ciudadana, la que está regida por otros parámetros a los acuerdos y negociaciones políticas. Está regida por la memoria social de lo que significó la dictadura, los recuerdos de democracia antes del golpe y la memoria de vivir bajo la dictadura del mercado. Para quienes dieron por cerrada la transición hay que hacer valer la ley que es la constitución dictatorial, lo que se expresa en la gobernabilidad. En cambio, para la gran masa popular eso no está cerrado mientras no existan canales de comunicación orgánica entre los dos niveles, tengan espacio de expresión política y existan canales expeditos de participación ciudadana. Para ellos entonces la única posibilidad es la protesta".

A juicio del sociólogo Raúl Zarzuri, la protesta elige como objetivo a la policía porque tal institución fue la "encargada de reprimir los sectores populares durante la dictadura. Entonces en la memoria de esos sectores todavía queda algo de eso. Además el accionar de la policía en los sectores populares es muy distinto al trato hacia sectores acomodados. Por ello en muchos jóvenes aparece una fobia a carabineros que en muchos casos se responde por parte de la policía con una fobia antijoven o antipopular".

Salazar agrega que la violencia no es antojadiza como lo han querido rotular los medios. "Pese a que no hay una propuesta política para deshacerse del modelo neoliberal y muchos agentes de violencia no hayan racionalizado el porque de ella, ésta no deja de ser simbólica y se expresa en la destrucción de las manifestaciones materiales del modelo como colegios de fundaciones privadas, mobiliario urbano o policías. Eso revela que no hay confianza y expectativas reales en las ofertas que hace el sistema".

Una imagen repetida por los medios después del 11 fue la destrucción del colegio Nocedal en La Pintana, de propiedad del Opus Dei. Un vecino del sector, Danilo Fuentes, señala que "hay cierto resentimiento en las poblaciones con ese colegio. Sólo pueden entrar alumnos con excelentes notas, se les exige pelo corto y moño a las niñas, tienen un uniforme distinto a los otros colegios del sector y tratan a los apoderados como si fueran una elite en esta población".

A juicio del historiador Sergio Grez, "el análisis de la protesta urbana desde el primer reventón masivo ocurrido en 1889 en Santiago, da cuenta que la mayor cantidad de víctimas es producto de la represión estatal y, en el mediano plazo, se termina en reacomodos de la clase dirigente, que hace concesiones pero en función de mantener su control sobre la sociedad". Respecto de la violencia en las protestas, Grez señala que "siempre ha fagocitado los movimientos sociales, así ocurrió con la huelga de los tranvías de 1888, la huelga marítima y portuaria de 1903, la huelga de la carne devenida en semana roja de Santiago en 1905 ó la huelga de la chaucha, el 2 de abril de 1957″.

Salazar agrega que esta historia "creó una cultura de protesta masiva. Eso queda en la memoria y la juventud lo reproduce. Pese a que el proceso de la UP encauzó al movimiento popular institucionalmente, luego del golpe y la represión inicial, a partir de 1983 toda esa tradición reaparece y se legitima la protesta callejera convertida en ese momento en una resistencia antidictatorial. Eso quedó en la memoria".

La televización de la protesta

La noche del 11 de septiembre los despachos de todos los noticiarios eran hechos de poblaciones motejadas como conflictivas y del Hospital de Carabineros. Mientras media ciudad era bombardeada con lacrimógenas la televisión transmitía en directo la llegada en helicóptero de cada policía herido (42 en total), algunos periodistas estrenaban la práctica usada por los norteamericanos en Irak de ir acoplados en los carros policiales de choque y otros tantos guardaron los antiguos adjetivos, como violentistas o vándalos, para quienes protestaban, clasificándolos esta vez como "delincuentes", palabra repetida luego por los voceros policiales y las autoridades del gobierno. El columnista de La Tercera, Patricio Navia, llegó a hablar de "barbarie contra civiles y carabineros".
Esa misma noche una guagua de 26 días moría en Lo Hermida asfixiada por lacrimógenas, hecho que no tuvo mayor espacio en los medios que dedicaron sendos despachos al funeral del cabo Vera, imagen que fue portada de todos los periódicos el 13 de septiembre. También se olvidó decir en los noticiarios que el cabo muerto era de la misma comisaría del carabinero Miguel Angel Castro, quien días antes mató con su pistola a un menor de 11 años que peleaba con su hijo.
En las primeras horas del 12 de septiembre el subsecretario de Interior, Felipe Harboe, exigía a las organizaciones de derechos humanos la responsabilidad por los desmanes ocurridos. A juicio de Grez "hay que evitar la amalgama, cosa que a la que ha recurrido el poder político y los medios masivos. Están realizando una operación ilegítima desde el punto de vista analítico. Se está amalgamando fenómenos distintos aprovechando el hecho de que ocurren en una misma jornada, como las manifestaciones de organizaciones sociales que legítimamente se han ganado el derecho a ocupar los espacios públicos con acciones de extrema violencia en donde hay armamento que ocurren de noche".

Hugo Gutiérrez, abogado de derechos humanos, lamenta que "la triste muerte de un funcionario policial termina siendo un show para los medios y una justificación para la clase dominante para ejercer mayor violencia al dotar a las fuerzas policiales de mayor armamento y rigurosidad". Punto Final quiso saber la versión del director de Orden y Seguridad de Carabineros, general Oscar Acuña, y del propio Harboe, pero ambos desistieron en entregarla.

Hijos de la democracia

Lautaro Huanca, dirigente del Movimiento de Pobladores en Lucha, lleva años siendo testigo de la protesta y posterior represión en Lo Hermida. Para él, los chicos que salen a protestar "son hijos de los programas sociales de la Concertación. Nadie que esté de acuerdo con algo, lo agarra a camotazos. Eso, por más que quieran ensombrecerlo, da cuentas de que hay un desacuerdo. Si bien, la violencia no tiene una conducción racional, es un desquite y los chicos tienen motivos. Si cuando van al estadio los agarran a palos o son violentados en el colegio y en sus casas".

Así le pasó a Jonathan Espinoza (18 años), de Cerro Navia, quien asume que sale a protestar como un desquite contra carabineros. "Si hace menos de un mes andaba en moto con un amigo y unos policías salieron persiguiéndonos. No habíamos hecho nada, nos tiraron el auto encima, le quebraron la moto a mi amigo y lo agarraron a palos en el suelo. Muchas veces le ha pasado lo mismo a otros amigos. Ni siquiera preguntan que andamos haciendo. Si a uno hasta le quebraron la pierna. También te discriminan por la ropa que vistes. Una vez que mi papá cuidaba una casa en La Dehesa fui a verlo y salí a comprar algo para comer. Iba por la calle y los pacos me detuvieron y me revisaron delante de toda la gente, como si hubiese andado robando. Si ven a cualquiera de población por allá lo paran. Por eso nos desquitamos los 11 de septiembre. Si los pacos te trataran mejor creo que no habría tanta violencia como la que hay ahora".

Gutiérrez agrega que "los chicos que salen a protestar tienen motivos para estar disconformes con un sistema que los margina en una democracia que excluye, encarcela, recluye y hace ghettos. Es una respuesta a una violencia sistémica, sobre todo el mismo año en que entró en vigencia la ley Penal Adolescente". Zarzuri agrega que "en muchos sectores populares la exclusión es la característica central. Se manifiesta en distintas dimensiones de la vida, ya sea política, económica, educacional o cultural. Esto facilita la aparición de frustraciones y rabias que se manifiestan en la furia en fechas emblemáticas y que se expresan a través de la violencia".

Salazar señala que "las elites en Chile siempre han tenido miedo a que los estratos populares ejerzan su soberanía. Eso siempre lo han llamado anarquismo o subversión, pero nunca lo han entendido como un legítimo derecho ciudadano. Como no quieren entenderlo así reaccionan policialmente al no explicarse el fenómeno, sino por miedo, estado que sólo produce represión". Añade también que ante la ausencia de proyectos colectivos los chicos delimitan su actuar en el presente: "cuando los chicos van al estadio no van sólo a ver un partido de fútbol, quieren ser actores. Cuando no puedo actuar a largo plazo, actúo por lo menos para quedar contento con mi identidad. Se opera en la temporalidad del presente. El cabro que tira una piedra agota toda su políticas en ese gesto".
Transfondo de precarización económica

El 11 también generó 14 medidas antidelincuencia anunciadas por Harboe, centradas en el control de las armas exhibidas en varias poblaciones. De todas las medidas, sólo la que entregará capacitación a 5 mil jóvenes se aparta del enfoque represivo. Para Gutierrez "toda agenda que pretenda reprimir a las personas es inadecuada y a la postre genera más violencia. Si lo que está pasando es producto de una sociedad neoliberal que produce una violencia sistémica para importantes sectores de la población que cada cierto tiempo mostrarán su bronca".

Zarzuri comenta que "las medidas que sólo van acompañadas de más represión no ayudarán a revertir las situaciones de violencia, sino que las pueden incrementar. Si bien estoy de acuerdo con dotar a la policía con más elementos para continuar la lucha contra la delincuencia, es necesario que ésta no quede visibilizada sólo en los jóvenes de sectores populares como nos están tratando de hacer creer".

Salazar por su parte intenta explicarse la presencia de armas como producto de un modelo económico que ha hecho que "las masas populares se da cuenta perfectamente hoy que el tráfico o el mercado negro le da más recursos que el trabajo formal. Cuando eso se instala y genera la correspondiente represión estatal, hay que defender el tráfico y los implicados se arman. Frente a esa realidad proponer las condiciones del trabajo actual, absolutamente determinadas por un empleo precario y temporal que no permite formar familia, y un espacio dominado por un mercado que sólo permite que haya mayor consumo a través de las tarjetas de crédito, es iluso. Si sumamos a esto la tradición de lucha callejera que inició el fin de la dictadura, se mezclan ambas cosas. La necesidad de defender esos circuitos de tráfico ante la policía o la competencia en un contexto de memoria de lucha callejera por no haber canales de participación, genera un fenómeno como el ocurrido el 11 de septiembre".

Por eso llama a la sensatez de parte de las autoridades: "La espiral de violencia que tiene a cabros chicos en las calles con armas frente a policías es un fenómeno imparable, porque mientras los cabros vean que sólo en el tráfico tengan una integración a una economía lleva inevitablemente a una lucha armada. Eso no tiene salida. Por eso el tema es muy de fondo y exige que la izquierda piense esto de manera inteligente y no explique esto sólo como un fenómeno del lumpen".

Zarzuri aboga por "fortalecer el tejido social. En los sectores que en estos momentos se identifican como violentos se percibe un debilitamiento del tejido social y cierto abandono. El Estado se ha retirado o no alcanza a cubrir ciertas necesidades. Es necesario por ello potenciar las organizaciones juveniles. Una ventaja de la democracia supone la posibilidad de crítica y justamente aquellos que hacen esas críticas son invisibilizados y estigmatizados, cuando precisamente lo que se debe hacer es integrarlos. Apartarlos conducirá inevitablemente al establecimientos de ghettos físicos y simbólicos que serán imposible de erradicar".

Víctor Farías tampoco cree en las medidas de Harboe. A su juicio "los 11 van a ser peor y esas medidas que quieren tomar no les van a resultar. Si ahora mataron a un policía, los próximos años pueden ser más. No creo que se solucione si los propios policías no cambian el trato con los jóvenes de población". Huanca agrega que "el 11 va a seguir siendo una fecha donde se canaliza la rabia acumulada por los jóvenes durante el año. La población adulta ve esto con recelo y buscan consignas y creo que el 11 ya superó cualquier consigna y discurso partidario. Hoy es la fecha que se han dado los chilenos para sacar la basura que tienen en su casa. Es el carnaval que no tienen los chilenos, la noche en que nadie tiene rostro a pesar que nos han pedido que nos saquemos la capucha".
Mauricio Becerra Rebolledo


http://www.elciudadano.cl/2008/09/16/la-protesta-de-los-hijos-de-la-democracia/

ATAQUE CRIMINALES DE LESA HUMANIDAD, MÉXICO: GRANADAS- 15 sep.2008



Noche del 15 de septiembre 2008
México. El gobernador izquierdista de Michoacán calificó el ataque de "terrorista"

Un atentado deja 7 muertos y 100 heridos en acto de independencia

Un atentado con artefactos explosivos dejó al menos siete muertos y unos 100 heridos durante la celebración popular del Grito de la Independencia en el centro de la ciudad mexicana de Morelia, capital del estado de Michoacán (oeste), cuyo gobernador tildó el hecho de "acto terrorista".
México AFP

Tragedia. Los cuerpos de muertos y heridos, luego del atentado en plena fiesta de la independencia de México.

Las autoridades de Michoacán confirmaron que son siete los muertos y 100 los heridos por las detonaciones presuntamente de dos granadas de fragmentación la noche del lunes en el tradicional acto popular del Grito de la Independencia en la plaza central de Morelia, al que asistían miles de personas.

Se trata del primer atentado en las últimas décadas en México en el que mueren inocentes.
El gobierno estatal tildó el episodio de "acto terrorista" y se inclina por atribuirlo al crimen organizado, que está azotando a gran parte del país, aunque las autoridades aún no han determinado a los responsables del ataque.

"Técnicamente es un acto terrorista sin que sepamos aún quienes son los que lo realizaron, pero estamos sin duda ante un ataque terrorista", admitió el gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática.

Godoy dijo no obstante que el crimen organizado es el principal sospechoso y reveló que recibieron amenazas previas de que este martes, cuando se realiza en México un desfile militar, habría un atentado en Morelia.

La parada castrense fue cancelada en Morelia tras el atentado.

El ataque ocurrió cuando miles de personas, incluidas numerosas familias, se reunieron la noche del lunes en la plaza central de Morelia para celebrar el grito de la Independencia, un acto tradicional en las más importantes ciudades mexicanas que luego continúa con espectáculos de fuegos artificiales.

Michoacán, donde nació el presidente Felipe Calderón, fue el primer estado al que el gobierno federal envió fuertes contigentes militares sólo días después de asumir el poder, en diciembre de 2006, como parte de un operativo federal de seguridad contra el crimen organizado, que ahora cuenta con 36.000 militares en las zonas más calientes del país.

Durante un desfile militar, Calderón dijo este martes que el ataque en Morelia es una acto que atenta claramente contra la seguridad interior del país.

"Se trata de actos execrables que atentan claramente contra la seguridad interior del país, cometidos por traidores que no tienen el menor respeto por el prójimo ni por la patria", dijo Calderón al iniciar la celebración tradicional del desfile militar en la capital mexicana.
Advirtió luego que "se equivocan quienes pretenden que el miedo haga presa de nuestra sociedad y nos inmovilice. Habremos de hacer saber a estos criminales que sin importar cuáles sean los intereses que persiguen están condenados al fracaso", añadió el presidente mexicano.
México es escenario de una ola de violencia entre los cárteles de la droga por los mercados y el trasiego de drogas a Estados Unidos, que ha dejado unos 3.000 ejecutados en lo que va de 2008, incluidos decenas de decapitados.

También se registra una escalada de secuestros que provocaron un fuerte rechazo ciudadano a través de una marcha con más de 200.000 personas a finales de agosto.

http://www.larepublica.com.uy/mundo/331726-un-atentado-deja-7-muertos-y-100-heridos-en-acto-de-independencia
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Miércoles 17 de septiembre de 2008

/ La Nación / Agencias


Explosiones fueron calificadas como “acto terrorista” y atribuidas al crimen organizado
Atentado en México desafía plan de seguridad


El ataque con dos granadas de fragmentación dejó siete muertos y unos 70 heridos. Fue perpetrado en la noche del lunes en el centro de Morelia, estado de Michoacán, durante la fiesta de la Independencia.



El férreo plan de seguridad contra el crimen organizado implementado en diciembre de 2006 por el Presidente de México, Felipe Calderón, que debía tranquilizar el sueño de sus compatriotas, fue desafiado el lunes con sendas explosiones que dejaron siete muertos y más de 100 heridos en la ciudad de Morelia, en el estado de Michoacán.


El atentado, calificado de "terrorista" por el gobernador estatal Leonel Godoy, demuestra que pese a los más de 36.000 soldados desplegados en todo el país, el operativo federal no logra frenar la escalada de violencia que por primera vez en la historia azteca contemporánea escapa a las fauces del narcotráfico y atenta directamente contra personas inocentes.


Al dar inicio ayer en Ciudad de México a la tradicional parada castrense para conmemorar la independencia, el Mandatario enfatizó que lo sucedido en Morelia refleja que se está en presencia de "actos execrables que atentan claramente contra la seguridad interior del país, cometidos por traidores que no tienen el menor respeto por el prójimo ni por la patria"


Calderón advirtió, además, que "se equivocan quienes pretenden que el miedo haga presa de nuestra sociedad y nos inmovilice, habremos de hacer saber a estos criminales que sin importar cuáles sean los intereses que persiguen, están condenados al fracaso".
Godoy dijo ayer que todo apunta a que narcotraficantes estarían detrás de las explosiones.


VÍCTIMAS INOCENTES


El ataque, efectuado al parecer con dos granadas de fragmentación, fue perpetrado en el centro de Morelia durante la celebración de la independencia, una noche de tradicionales festejos populares en las plazas.


A estos hechos se suma que la violencia sigue en aumento por la guerra declarada entre los carteles de la droga que se disputan los mercados, la que lleva en lo que va del año alrededor de 3.000 asesinatos, incluidos más de una veintena de decapitados, mientras también crece el número de secuestros.


El atentado en Morelia se produjo sólo tres días después del hallazgo de 24 cadáveres del sexo masculino, que fueron torturados, ejecutados y abandonados en La Marquesa, un paraje del estado de México, muy cerca de la capital.
El enfrentamiento más encarnizado lo protagonizan los carteles de Sinaloa y el de Juárez, que buscan controlar las rutas de tránsito de droga hacia Estados Unidos.