domingo, 7 de junio de 2009

CRECE LA CIFRA DE VICTIMAS DE LA MASACRE EN LA AMAZONIA PERUANA - 7 de Junio de 2009




El triunfo de los pueblos indígenas del Amazonas peruano

Con 82 votos a favor, 12 en contra y ninguna abstención, el Congreso peruano derogó los decretos 1090 y 1064, aprobados el año pasado para aumentar la inversión en la selva. Desde el pasado mes de abril, las comunidades indígenas de la región organizaron una serie de bloqueos para exigir la supresión de dos de esos decretos. Sobre 50 muertos fue el precio que debieron pagar para proteger sus territorios.

RAÚL ZIBECHI - PERÚ - 22 / 06 / 09

Tras dos meses de intensa movilización, los pueblos de la Amazonia peruana lograron enfrentar exitosamente la represión de uno de los gobiernos más derechistas de América Latina, cosecharon amplia simpatía nacional e internacional y están haciendo retroceder los proyectos de privatización del pulmón del planeta. Habrá un antes y un después del 9 de abril de 2009, día en que comenzaron los cortes de carreteras y las tomas de ductos que transportan gas y petróleo al exterior. Y habrá un antes y un después del 5 de junio, cuando la firmeza de miles afrontó la militarización y la masacre en la población de Bagua, cerca de la frontera con Ecuador.Luego de la matanza, el gobierno de Alan García comenzó a dar marcha atrás con algunos de los decretos legislativos (DL) más polémicos. Primero se suspendió la aplicación de los DL 1090 y 1064 durante 90 días por parte del Congreso dominado por el oficialista APRA y los seguidores del procesado ex dictador Alberto Fujimori. El 1090, Ley Forestal y de Fauna Silvestre, deja fuera del régimen forestal 45 millones de hectáreas, o sea, 64 por ciento de los bosques del Perú, con lo que podrían ser vendidos a trasnacionales. Tampoco contempla que la mayor parte de las comunidades no han titulado sus tierras. El DL 1064, Régimen Jurídico para el Aprovechamiento de las Tierras de Uso Agrario, deja sin efecto el requisito de acuerdo previo de las comunidades para emprender proyectos en la Amazonia.Días después, ante la férrea decisión de los pueblos amazónicos de seguir adelante con sus movilizaciones e intensificar las acciones, el presidente del Consejo de Ministros, Yehude Simon, se comprometió a derogar los dos decretos y anunció el levantamiento del estado de sitio en Bagua. Fue más lejos: el lunes 15 durante un encuentro con repesentantes indígenas en la provincia de Chanchamayo dio disculpas a los pueblos amazónicos y aseguró que el gobierno no vetará a la Asociación Interétnica para el Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP).Pese a formar parte de un gobierno derechista, Simon es el paradigma del guerrillero convertido en hombre de Estado. En los 80 fue activo simpatizante del Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA), por lo que fue preso durante el régimen de Fujimori. Ahora decidió poner sus conocimientos sobre los movimientos sociales al servicio de las trasnacionales que buscan apropiarse de los bienes comunes: agua, biodiversidad, riquezas mineras, madereras e hidrocarburíferas. Pero está chocando con los mismos actores que en la guerra interna frustraron la expansión del MRTA y Sendero Luminoso hacia la selva, los pueblos que defienden sus territorios.El segundo gran éxito de los pueblos amazónicos lo sintetiza Hugo Blanco en el editorial más reciente de Lucha Indígena: “Puede ser que el mayor logro de estas jornadas sea visibilizar esas nacionalidades, tejiendo lazos entre los diversos sectores del país, tan divididos por quienes nos dominan. Al defender la Amazonia están defendiendo la vida de toda la humanidad; y al no ceder ante los engaños del gobierno, están rescribiendo la historia, recuperando para todos el sentido de la palabra dignidad”.Las grandes marchas y los masivos paros registradas en todo el país el 11 de junio, incluyendo 30 mil manifestantes en Lima, la mayor concentración desde los últimos días del régimen de Fujimori, evidencian la solidaridad con los pueblos amazónicos y el aislamiento del gobierno de García. Los pronunciamientos de decenas de organismos internacionales, incluyendo algunos de Naciones Unidas, muestran que la simpatía traspasó fronteras.De nada valió el intento del presidente peruano por culpar a Bolivia y Venezuela de instigar la protesta. No sólo acusó a los amazónicos de “terroristas”, sino que sostuvo que esos países quieren evitar que Perú extraiga petróleo y sea competidor. Sus argumentos fueron pulverizados por la contundencia de la movilización. Los pueblos amazónicos consiguieron incluso que se instalara una mesa de diálogo sin frenar sus acciones. Cuando comenzó a sesionar el Grupo Nacional de Coordinación para el Desarrollo de los Pueblos Amazónicos, el 15 de junio con presencia de la Iglesia católica, las comunidades y la Defensoría del Pueblo, el gobierno sólo consiguió que los indígenas ampliaran de dos a cuatro la apertura al tránsito de la carretera La Merced-La Oroya-Lima.La tercera enseñanza de esta movilización es que no importa la cantidad, sino la potencia. Los pueblos amazónicos agrupados en AIDESEP, son unas 300 mil personas pertenecientes a mil 350 comunidades, en un país que sobrepasa 28 millones de habitantes. Sin embargo, la justeza de su causa y la sólida decisión comunitaria de luchar hasta el final, haciendo de sus territorios trincheras y de sus cuerpos escudos, consiguió frenar la máquina de guerra estatal y granjearles simpatías en todo el país. Han mostrado que no luchan para negociar, para obtener algún beneficio sectorial o alguna demanda disfrazada de “derechos”, sino para salvar la vida y evitar que la naturaleza sea convertida en mercancía.Mostraron que cuando se pelea por la sobrevivencia, por seguir siendo pueblos, de nada valen los cálculos de costos y beneficios que han llevado a la crisis ética y política de buena parte de las izquierdas institucionales. Camino muy similar al que meses atrás caminaron los nasas de Colombia al poner en marcha la Minga por la Vida, también para evitar que el TLC con Estados Unidos los sepulte como pueblo al convertir sus bosques en monocultivos para biocombustibles. Estas luchas colocan en lugar destacado un necesario debate sobre el desarrollo y los bienes comunes, que algunos gobiernos autoproclamados progresistas, como el de Brasil, deberían tomar en cuenta si no quieren ser los sepultureros de la Amazonia y de sus pueblos.

* Periodista, colaborador de Azkintuwe.






CRECE LA CIFRA DE VICTIMAS DE LA MASACRE EN LA AMAZONIA PERUANA








POR CRIMENES DE LESA HUMANIDAD = TERRORISMO DE ESTADO








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10 June, 2009


Pronunciamiento del Relator James Anaya ante los hechos ocurridos en Perú
















“Hago un llamado urgente a todos los actores involucrados a que eviten otros acontecimientos de violencia, y exhorto a las autoridades del Estado a implementar todas las medidas ya establecidas, así como a adoptar todas las medidas adicionales necesarias, de acuerdo con los principios internacionales de derechos humanos, para proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas afectadas”,








El Relator Especial sobre la situación de los derechos humanos y libertades fundamentales de los indígenas, James Anaya, acaba de haber público un comunicado sobre la preocupante coyuntura peruana manifestando su disposinilidad para contribuir a su abordaje y resolucióm.
Relator Especial sobre pueblos indígenas urge al Gobierno de Perú a dialogar con los pueblos indígenas del Amazonas





Ginebra, 10 de junio de 2009

El Relator Especial de las Naciones Unidas sobre la situación de los derechos humanos y las libertades fundamentales de los pueblos indígenas, Profesor James Anaya, expresa su más profunda preocupación por los enfrentamientos del viernes 5 de junio, y los eventos subsecuentes, en Bagua, Departamento de Amazonas, Perú, que han resultado en la muerte de aproximadamente 30 personas, incluidas personas indígenas y miembros de la Fuerza Pública, así como decenas de heridos y desaparecidos. El Relator Especial expresa su solidaridad con las víctimas y sus familias.

“Hago un llamado urgente a todos los actores involucrados a que eviten otros acontecimientos de violencia, y exhorto a las autoridades del Estado a implementar todas las medidas ya establecidas, así como a adoptar todas las medidas adicionales necesarias, de acuerdo con los principios internacionales de derechos humanos, para proteger los derechos humanos y las libertades fundamentales de las personas afectadas”, dijo James Anaya. Además, el Relator Especial insta al Estado a investigar seriamente todos aquellos actos relacionados a esta situación que puedan indicar violaciones a los derechos humanos y llevar a la justicia a los responsables, así como a asegurar la no repetición de hechos similares. Asimismo, el Relator Especial insta a las personas y pueblos indígenas involucrados que sus reclamos y manifestaciones siempre sean de forma pacífica, respectando los derechos humanos de otros.
El Relator Especial también exhorta a todos los actores involucrados a buscar consensos y encaminarse a una vía de dialogo y de entendimiento sobre la base de la tolerancia y respeto a los derechos humanos. “Enfatizo la necesidad de que el Gobierno y los grupos indígenas interesadas hagan un nuevo esfuerzo conjunto hacia una resolución a los conflictos en la región de manera abierta y transparente que facilite el diálogo, evite la violencia y respete los derechos humanos”.

El Relator Especial expresa su disponibilidad de realizar una visita al país para revisar la situación y contribuir a la búsqueda de tal resolución a los conflictos, dentro del ámbito del mandato atribuido por el Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, para promover el respeto a los derechos humanos de los pueblos indígenas.
Finalmente, el Relator Especial desea adherirse a los comunicados previos sobre este tema emitidos por la Oficina Regional para América Latina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos y por la Defensoría del Pueblo del Perú.
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El 26 de marzo de 2008, el Consejo de Derechos Humanos nombró al Profesor James Anaya como Relator Especial sobre la situación de derechos humanos y las libertades fundamentales de los indígenas por un período inicial de tres años. El Sr. Anaya es James J. Lenoir Professor of Human Rights Law and Policy en la Facultad de Derecho de la Universidad de Arizona, en los Estados Unidos de América.
Para más información sobre el mandato del Relator Especial:
http://www2.ohchr.org/english/issues/indigenous/rapporteur

Special Rapporteur on indigenous people urges Government of Peru to dialogue with indigenous peoples of the Amazon

Geneva, 10 June 2009

The United Nations Special Rapporteur on the situation of human rights and fundamental freedoms of indigenous people, Professor James Anaya, expresses his profound concern over the confrontations that took place on Friday, June 5, in Bagua, Department of Amazonas, Peru, and subsequent occurrences, which have resulted in the deaths of an estimated 30 people, including indigenous individuals and members of the Armed Forces, and in dozens of wounded and missing. The Special Rapporteur expresses his sincere condolences for the victims and their families.
“I urgently appeal to all concerned to avoid further violence and urge State authorities to implement measures already in place, as well as adopt all additional measures necessary, in accordance with international human rights norms, to protect the human rights and fundamental freedoms of the affected indigenous peoples,” said James Anaya. In addition, the Special Rapporteur calls upon the State to seriously investigate all actions that could indicate human rights violations and bring those responsible to justice, as well as to ensure the non-repetition of similar acts. Likewise, the Special Rapporteur stresses to the indigenous individuals and peoples involved that their claims and protests should always be carried out in a peaceful manner and with respect for the human rights of others.
The Special Rapporteur also calls upon all of those involved to explore ways to reach an agreement based on dialogue, mutual understanding, tolerance and respect for human rights. “I emphasize the need for the Government and affected indigenous peoples to make renewed concerted efforts toward a resolution to the conflicts in the region in an open and transparent manner that facilitates dialogue, avoids violence, and respects human rights”.
The Special Rapporteur expresses his willingness to visit the country to review the situation and contribute to the search for such a solution to the conflicts in the region, within the terms of his mandate by the United Nations Human Rights Council, to promote respect for the human rights of indigenous peoples.
Finally, the Special Rapporteur would like to express his concurrence with the previous statements on this issue made by the Latin American Regional Office of the United Nations Office of the High Commissioner for Human Rights and by the Public Defender of Peru.
On 26 March 2008, the Human Rights Council appointed Professor S. James Anaya (United States of America), for an initial period of three years. Professor Anaya is the James J. Lenoir Professor of Human Rights Law and Policy at the University of Arizona (United States).
For additional information on the mandate of the Special Rapporteur: http://www2.ohchr.org/english/issues/indigenous/rapporteur
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Más de 50 indios muertos





El gobierno confirmó el fallecimiento de 22 policías, mientras los indígenas muertos serían, según diversas versiones llegadas desde la zona de la masacre, más de treinta. Sólo se han admitido nueve víctimas civiles.

Por Carlos Noriega

Desde Lima

La cifra de muertos subió ayer a más de cincuenta luego de la violenta represión policial contra un piquete de nativos amazónicos que bloqueaban una carretera de la selva en protesta contra una serie de leyes dadas para implementar el Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos y que afectan a sus comunidades.
El gobierno confirmó el fallecimiento de 22 policías, mientras los indígenas muertos serían, según diversas versiones llegadas desde la zona de la masacre, más de treinta, aunque el gobierno sólo ha admitido la existencia de nueve víctimas civiles. Ayer se conoció que nueve policías murieron durante la toma, el viernes, por un grupo de indígenas de una estación de la empresa petrolera estatal Petro Perú, ubicada selva adentro. Otros 22 policías secuestrados fueron liberados ayer y siete permanecían desaparecidos. Los heridos son más de 150 y los detenidos bordean el centenar. El líder de los indígenas, Alberto Pizango, pasó ayer a la clandestinidad luego que se emitiera una orden de captura en su contra. Se especuló que éste había viajado a Bolivia, pero dirigentes de la organización indígena aseguraron que Pizango, quien está acusado de rebelión y de incitar a la violencia, permanecía en Lima. En Bagua, lugar de la matanza, se impuso un toque de queda entre las tres de tarde y las seis de la mañana. Las comunidades indígenas denunciarán al gobierno de Alan García ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
Los indígenas amazónicos, que suman unos 350 mil, se levantaron contra el gobierno hace dos meses exigiendo la derogación de nueve leyes dictadas por el gobierno en el marco de la implementación del TLC con Estados Unidos. Estas leyes facilitan el ingreso a la Amazonia de las transnacionales petroleras y mineras y la venta de amplias extensiones de bosques a compañías madereras y empresas dedicadas a la producción de biocombustibles. Las comunidades nativas reaccionaron en contra de este paquete legal por considerar que afectan los derechos sobre sus tierras y amenazan el ecosistema de la Amazonia, donde viven.
Los nativos acusan al gobierno de haber dictado estas leyes sin consultarles, como exige el Convenio 169 de la OIT, que obliga a que las comunidades nativas sean consultadas antes que se emita una norma legal que las afecta. Esta omisión convierte estas leyes en inconstitucionales. El gobierno ha admitido la omisión, pero insiste en mantener la vigencia de las leyes, a pesar que una comisión del Congreso y la Defensoría del Pueblo se han pronunciado por su inconstitucionalidad. El gobierno ha señalado que la derogatoria de estas normas legales pondría en riesgo el TLC con Estados Unidos y ha decidido mantenerlas a sangre y fuego. La negativa del gobierno a derogar estas leyes hizo imposible el diálogo con los indígenas, y el conflicto fue escalando hasta que el viernes se desencadenó la masacre, luego de que el gobierno ordenara a la policía reprimir a los nativos.
“Si estas leyes se mantienen, en el corto plazo las tierras amazónicas pasarán a propiedad de las corporaciones petroleras, mineras, de agua, madereras, productoras de biocombustibles, y en el mediano horizonte la Amazonía estaría destruida y los pobladores indígenas convertidos en proletarios. La lucha contra estas leyes es una lucha por la supervivencia de las comunidades amazónicas y de su cultura”, le señaló a Página/12 Róger Rumrrill, uno de los más importantes investigadores sobre la Amazonia peruana.
Página/12 conversó telefónicamente con Incam Santiac, líder indígena de la etnia Awarun, ubicada en la zona fronteriza con Ecuador, quien estuvo presente durante la violenta represión contra los indígenas en la Curva del Diablo. “Nosotros estábamos durmiendo en la pista cuando la policía nos atacó. Eran las cinco y media de la mañana. Primero lo hizo con gases lacrimógenos y cuando vieron que no nos podían sacar de ahí, comenzaron a disparar. Disparaban al cuerpo, a matar. Nos disparaban desde un helicóptero y desde los cerros. Un hermano cayó muerto a mi lado. Muchos cayeron por las balas. El ataque duró hasta las dos de la tarde, cuando logramos replegarnos a Bagua. El gobierno miente cuando nos acusa de haber disparado a la policía. Nosotros sólo teníamos lanzas y flechas. Los policías deben haber muerto por el fuego cruzado de ellos mismos. Hasta ahora no nos dejan recoger a nuestros hermanos muertos, que siguen botados en la pista. Hay más de cien desaparecidos”, relató Santiac desde Bagua. El líder indígena anuncia que se replegarán, pero que seguirán en su lucha contra el gobierno y las transnacionales que invaden sus tierras.


Permalink:http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-126230-2009-06-07.html
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09 de Junio de 2009

Líder amazónico pide asilo a Nicaragua

Rebelión indígena en Perú

Alberto Pizango es acusado por el Gobierno de Alan García de instigar los enfrentamientos que desde el pasado viernes han dejado un saldo de 24 policías y nueve nativos muertos, según cifras oficiales.
El líder indígena Alberto Pizango, contra quien se emitió una orden de detención por los delitos de rebelión y sedición a raíz de las violentas protestas de los últimos días en tres regiones amazónicas de Perú, pidió asilo en la embajada de Nicaragua, según informó este lunes el primer ministro peruano, Yehude Simon.
"Acabo de recibir un informe de la embajada de Nicaragua, que dice que en la tarde de hoy se refugió el ciudadano Alberto Pizango, y el Gobierno (de ese país) lo ha aceptado", sostuvo Simon ante la comisión de Defensa del Congreso peruano.
La vicepresidenta de la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Amazonía (Aisedep), Daysi Zapata, había rechazado horas antes la hipótesis de que Pizango, quien es presidente de su organización, hubiera huido del país, y señaló que el líder indígena se encontraba escondido porque teme por su vida.
Las autoridades peruanas habían insinuado que Pizango había escapado a Bolivia.
Además, sin nombrarlos, el gobierno de Lima ha señalado a países vecinos como incitadores de los violentos disturbios que han ocasionado la muerte de más de 50 personas en varias provincias del estado de Amazonas, en el norte del país.
Dan Collyns, corresponsal de la BBC en Perú, informó que el presidente Alan García sugirió que fuerzas extranjeras podrían haber incitado el levantamiento indígena, algo que se entendió como una alusión a Bolivia y Venezuela.
Regreso
Entretanto, desde la población amazónica de Bagua, el enviado especial de la BBC Dan Collyns informó que muchos de los manifestantes que se habían escondido en las colinas por temor a represalias de las fuerzas de seguridad están ahora regresando.
Según Collyns, cuando alguien regresa es recibido con aplausos por los habitantes locales, muchos de los cuales han donado alimento y ropa a la iglesia donde centenares de personas hna buscado refugio.
El corresponsal de la BBC indicó que muchos de los indígenas que están llegando pertenecen a las tribus Awjun y Wampis, quienes viven cerca de la frontera de Perú con Ecuador y viajaron durante varios días río abajo para participar en las protestas.
Según Collyns "continúan presentándose insistentes rumores de que la policía escondió los cuerpos de manifestantes. El gobierno ha negado vehementemente estas acusaciones. Hasta el momento no hay evidencia firme para corroborar estos rumores y no se han encontrado nuevos cuerpos.
Más desmentidas
Daysi Zapata, por su parte, señaló que las movilizaciones y paros en las regiones amazónicas, que cumplen dos meses, continuarán a pesar de los episodios violentos del pasado viernes en Bagua, hasta lograr la derogación de los decretos legislativos promulgados por el mandatario en 2008, en el marco del proceso de implementación del Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Perú y Estados Unidos. Los indígenas se oponen a los planes gubernamentales que autorizan la perforación en busca de petróleo y gas en la región. Este lunes, en Bagua Grande, a unos 1.400 kilómetros al norte de Lima, cientos de indígenas refugiados -400, según la Defensoría del Pueblo; cerca de 800, según la parroquia de la ciudad- esperaban hacinados en la casa pastoral para volver a sus aldeas. Según le dijo a BBC Mundo el sacerdote que coordina su acogida, Casinaldo Ramos, podrán salir en la mañana del martes hacia sus hogares. "Algunos sienten miedo de regresar a su propia tierra porque su gente les va a exigir ciertas cosas por el hecho de haber perdido a sus compañeros y a sus hijos. Otros saben que tienen que empezar una nueva vida, pero no podrán borrar en dos días la experiencia de esta violencia", dijo el sacerdote. Mientras, en otra región amazónica, Yurimaguas, se mantenía bloqueada una carretera con miles de campesinos movilizados.
"Una falsa alarma"
También este lunes, el viceministro peruano de Orden Interno, Wilson Hernández, desmintió la existencia de una fosa común en una zona próxima al sector El Reposo, en Amazonas, según informó el diario peruano El Comercio.
La versión de una fosa con cadáveres de indígenas había sido planteada por Casinaldo Ramos, quien dijo después que sólo se trataba de "una falsa alarma".
La Defensoría del Pueblo, que investigó in situ esta denuncia, también desmintió a BBC Mundo la existencia de las fosas.
Por su parte, algunas organizaciones no gubernamentales, como Amazon Watch o Amnistía Internacional, pidieron a la policía peruana hacer "un uso proporcional de la fuerza".

BBC Mundo.com

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Múltiples patiperros 7 de Junio de 2009

Múltiples patiperros


El escritor vuelve a Holanda, lugar de sus exilios, con la presidenta Bachelet. Y encuentra tanto su vieja comunidad chilena como una nueva, más alegre, que es fruto de una democracia.


Por Ariel Dorfman *


Fue recién llegado a Chile, a los doce años, que escuché por primera vez la extraña palabra “patiperros”. Le había confidenciado a un amigo de mi nuevo colegio que me sentía yo distante de los chilenos –habiendo nacido en Buenos Aires y pasado el resto de mis años juveniles en Nueva York–, y él me respondió: “Pero en algo ya te pareces a los chilenos. Somos todos unos patiperros”.

Trashumantes, viajeros, emigrantes, saliendo del extremo del Finis Terrae de las Américas en busca de fortuna o amor o aventuras, los chilenos definían su destino e idiosincrasia nacional como similar al de los perros que callejean, una nación que acrecienta piernas y extremidades para poder explorar el mundo entero.
Y ahora, cinco décadas después de haber oído inicialmente ese término, “patiperros”, acabo de tener dos experiencias, ambas en el mismo día, que me permitieron llenarlo de contenido y fervor contemporáneos. Fue durante un reciente viaje a Holanda, cuando acompañé a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, a una vista de Estado a este país. En la mañana del martes 26 de mayo recién pasado la presidenta y su comitiva se reunieron en Amsterdam con la comunidad chilena en Holanda. Presenciar ese encuentro fue especialmente emocionante para mí.
En la sala desbordante se atiborraban tantos rostros e historias que yo conocía de mi propio exilio en Holanda durante los años 1976-1980. Con esos refugiados había marchado yo en contra de la dictadura, fue con ellos que vendíamos empanadas y arpilleras para recolectar dinero para la resistencia a Pinochet, fueron ellos los que organizaron una infinidad de actividades de solidaridad y de recuerdo de la patria prohibida. Y también fue con esos hombres y mujeres que había comenzado a discutir tímidamente, en la medida en que los años pasaban y la dictadura no caía, el temor y la tristeza de que quizá no todos íbamos a poder volver a Chile, fue con ellos que por primera vez esbocé la posibilidad de que algunos íbamos a permanecer en el extranjero para siempre.
Y así había sido: sus hijos y luego sus nietos habían nacido en Holanda; su trabajo comenzó a engatusarlos, se fueron acostumbrando a noches de hielo y veladas llenas de cariòo, se fueron quedando y quedando, y ahora lloraban ante la presencia de una presidenta que, como tantos en esa sala, había caído presa, había sido expulsada a un país extranjero, sabía lo que significaba tener la maleta siempre lista para emprender el viaje de retorno. Patiperros, sí, pero de esos perros que, después de mucha errancia y golpes, encuentran vecinos que los acogen, ternura y sentido en latitudes extranjeras, un hogar dolorosamente diferente al natal, pero un hogar pleno al fin y al cabo. Sintiéndose chilenos todavía, recordando la nación de la que salieran y donde no iban a morir, abrazando la contradicción difícil y gloriosa de la doble vida nómada de nuestros tiempos.
La presidenta les brindó el calor inmenso de su personalidad y del mensaje de que estos compatriotas no dejaban de ser chilenos por el hecho de no haber retornado a vivir a Chile, que el país podía definirse por todos sus hijos sin importar el lugar que habitaban.
Utilizo la palabra “calor” con cuidado, ya que tres horas más tarde todos los de la comitiva tuvimos necesidad de algún tipo de ardor y fuego cuando entramos en una gigantesca cámara frigorizada en el puerto de Rotterdam para juntarnos con otro grupo de chilenos que estaba también, como los de la mañana en Amsterdam, fuera de su país. Pero estos “patiperros” no habían llegado a Holanda por decreto de un dictador, con prohibición de retorno. Estaban, por el contrario, en ese lugar por voluntad propia, trabajando en la Terminal de Fruta donde llegan millones de toneladas de alimentos de la tierra chilena –uvas, duraznos, kiwis– para el consumo europeo. Después de que Michelle y los parlamentarios presentes en la comitiva se sacaran la foto de rigor con estos jóvenes empleados, me acerqué a conversar con ellos, conmovido por la limpieza de sus rostros, su alegría, el contraste con los asistentes expatriados que acabábamos de dejar atrás en Amsterdam. Me contaron que todos estudiaban en Chile (agronomía, la mayoría de ellos) y que ésta era una manera de conocer todo el proceso de exportación de la fruta que hoy es el 30 por ciento del comercio exterior chileno; pero, además, me confidenciaron que habían aprovechado el viaje para pasearse por París, por Berlín, por los Alpes, a Copenhague los boletos, a patiperrear se ha dicho, a vagar como la palabra originalmente lo exigía.
Y pude divisar detrás de sus cuerpos arropados con buzos naranjas y gorros contra el frío, cajones que contenían manzanas verdes –esas espléndidas manzanas por las que yo me moría durante mi lejano exilio holandés, esa fruta que seguían añorando hoy mismo los que se habían ido quedando por estas tierras, las manzanas que nos permitían volver, como en una novela de Proust, al sabor y el tiempo perdidos, las manzanas cuya ausencia había significado alguna vez para tantos la expulsión del paraíso y que ahora permitía a estos jóvenes viajar por el mundo y retornar sanos y salvos y enteros a su terruño.
Y se me ocurrió que ése era uno de los logros últimos y ocultos de la recuperada democracia chilena: que nuestros patiperros pudieran salir a conquistar y recorrer y conocer el mundo debido a la natural curiosidad por el horizonte y no porque su vida peligraba en el lugar en que habían nacido. Y celebré, en medio del aire gélido de ese frigorífico glacial, que habíamos podido recuperar el alcance original e inocente de esa palabra patiperros con que Chile me había dado la bienvenida y con la que de nuevo me agraciaba y encendía en mis nuevas odiseas por el mundo.


* Escritor chileno. Su última novela es Americanos: los pasos de Murieta.


Permalink:http://www.pagina12.com.ar/diario/elmundo/4-126223-2009-06-07.html

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El Gringo Tosco y sus circunstancias - 6 de Junio de 2009

El Gringo Tosco y sus circunstancias



Por Osvaldo Bayer


Otra vez más la Etica triunfa en la Historia. He estado en Córdoba para llevar al público joven mis recuerdos del Cordobazo. Cuarenta años después. Quedó en claro en todos los actos el desprecio profundo hacia los dictadores de turno de aquella época y de sus obedientes uniformados. Y por supuesto de sus civiles que llegaron a cualquier traición a los principios éticos con tal de alcanzar poder. Y límpidos, así, límpidos, con la fuerza de esa palabra, los herederos del pueblo. Los que pusieron el rostro en la primera fila de la gente en la calle. La voz, el coro, la protesta como única arma, pero la razón de esa protesta contra los represores, los defensores de los intereses sucios del egoísmo. Ese Onganía, ese general estreñido, el monumento al egoísmo y de la orden del grito y el cuerpo a tierra.

Los trabajadores y los estudiantes, qué conjunción. El basta a la dictadura militar, el sí al derecho a la libertad, el sí a la vida digna, el no al mandoneo, a las rejas, a la humillación diaria. Y en todos los actos, en todos los seminarios surgió una figura. Agustín Tosco, el Gringo. Allí, con su traje de trabajo en el medio de la primera fila haciendo frente a los lanzagases y a los siniestros bastonazos de aquella policía.

Me pidieron que relatara mi experiencia con el Gringo cuando por el gremio periodístico delegado ante los congresos de la CGT. Y allí estaba él. Siempre sabíamos que se iba a poner de pie para hacer escuchar su protesta o su propuesta. Un idioma distinto. Lo vi trenzarse con Vandor, cuando éste recibía el apoyo del dictador Onganía y Tosco sabía que al salir lo podían esperar para el puñetazo o las esposas. O más tarde, en sus trenzadas con Rucci, el metalúrgico obediente y cauteloso. El mejor documento fue esa discusión en Canal 7, entre los dos, donde quedaron claras las posiciones. Rucci, que no quería meterse con el sistema, y Tosco, que veía como única salida digna una lucha para cambiar esa sociedad plena de promesas, de modificaciones para no cambiar nada y niños con hambre. Sí, esas expresiones textuales dichas ante la pantalla: Tosco: “El Movimiento Nacional Intersindical es socialista, levanta la bandera de la liberación nacional y social”. Rucci: “El peronismo plantea la unidad de todos los sectores, no plantea la lucha de clases. Bien lo ha dicho el general Perón”. Tosco: “Nuestra visión del socialismo nace incluso en el programa de Huerta Grande, del manifiesto del 1º de mayo de la CGT de los Argentinos y del documento de octubre del Movimiento Nacional Intersindical. Nosotros queremos rescatar los medios de producción y de cambio que están en manos de los consorcios capitalistas, fundamentalmente de los monopolios, para el pueblo, socializarlos y ponerlos al servicio del pueblo. Nuestro punto de vista es que deben desaparecer las clases y que debe existir una sola clase, la de quienes trabajan. Y no como ahora que existe la de los explotados que trabajan y las de los explotadores que sólo viven del esfuerzo de los demás”. Rucci: “Eso no es socialismo sino marxismo”. Es cuando el locutor le progunta a Rucci: “¿Usted le tiene mucho miedo al marxismo?”. Y Rucci le responde: “No, no le tengo miedo. Pero considero que el marxismo ya no tiene más vigencia en el mundo”.
La lucha del Gringo Tosco fue contra la burocracia sindical. Lo demostró con su ejemplo. Han salido muchos libros ya con testimonios de los que lo conocieron y hablan de su total humildad en su forma de vivir y de vestir. En el libro Tosco, grito de piedra, el doctor Habichayn relata que cuando estuvo preso, Tosco se opuso a que el sindicato de Luz y Fuerza le hiciera llegar a su familia un dinero para cubrir las necesidades inmediatas. No aceptó eso de ninguna manera. Lo rechazó de plano. Planteó que jamás se debía sacar dinero del sindicato y que, en todo caso, si algunos compañeros querían aportar voluntariamente, lo aceptaría. Eso le parecía lo correcto. Apelaba a la conciencia de los trabajadores.
La solidaridad. Lo mismo ocurrió cuando estaba preso en Trelew y el ERP hizo el operativo para liberar a los detenidos. El propio Gorriarán Merlo, uno de los presos participantes, le ofreció un lugar a Tosco en el auto que los iba a llevar al aeropuerto y de allí volar hacia Chile, y de esa manera quedar libre. Tosco, le agradeció pero dijo: “No, yo quiero que me liberen los trabajadores con sus acciones solidarias pidiendo mi libertad”. Y se quedó.
Su compañero de prisión, Suárez, dirigente obrero, relata: “El Gringo Tosco era uno más lavando los platos en la cárcel, sin aceptar cualquier ventaja que le pudiera dar su nombre o el respaldo de todo un gremio y todo un pueblo que estaba detrás de él. No permitía ningún privilegio, al contrario, exigía que se lo tratara exactamente como se nos trataba a nosotros”.
Me tocó en suerte también esta vez presentar el bello libro de fotos de Tosco y sus acciones llamado Tosco, la calle tiene memoria, de Adrián Jaime. Es el mejor testimonio del coraje civil y la humildad de este héroe, de este Hijo del Pueblo: siempre adelante en las marchas, siempre dirigiendo la palabra en las manifestaciones. El Cordobazo queda ahí mostrado desde sus aspectos más emocionantes.
La muerte del Gringo iba a desbordar todos los cánones de la tristeza. Morirá perseguido por las Tres A. Estaba muy enfermo de cáncer. Pero no lo pudieron internar en un hospital para su tratamiento porque allí lo iría a buscar la banda de asesinos de López Rega. Igual, sus amigos hicieron todo lo posible para atenderlo. Un médico amigo lo visitaba. Finalmente falleció de un tumor. Lo que nunca podrán explicar los sindicalistas del oficialismo de entonces es cómo ellos no le ofrecieron ayuda, lo internaron en uno de sus hospitales y le pusieron una guardia especial. Pero no. Fue más fácil lavarse las manos diciendo “fueron las Tres A” y no nosotros los que le hicimos la vida imposible.
Nos imaginamos ésa su última soledad. Su sepelio convocó a veinte mil personas. Pero en determinado momento atacó la policía y la gente fue golpeada y perseguida. Muchos se tuvieron que refugiar entre las tumbas del cementerio. Por haber ido a despedir a un hombre honesto. Pero la verdadera Historia no perdona. Pese a a su persecución, hoy Tosco es uno de los héroes máximos de los trabajadores y del pueblo todo. Comparable con aquellos que en el siglo XIX comenzaron a organizar las “sociedades de oficios varios” para lograr una vida un poco más digna, a pesar de la cruel ley 4144, de Julio Argentino Roca, por la que se expulsaba a todos los extranjeros que impulsaran ideologías “contrarias al ser nacional”. Como decían los oradores salidos de las “casas bien” de aquel entonces.
Después de regresar de Córdoba, al día siguiente fui a visitar la cárcel de Ezeiza, de mujeres. Presas “comunes”. Les hablé a ellas de los ideales de mayo y de aquella increíble asamblea del año trece que prohibió “para siempre” el uso de tormentos en la averiguación de delitos. 1813. Ciento veinte años después el militar Uriburu oficializaba de facto el uso del invento argentino: la picana eléctrica del comisario Lugones. Y 160 años después, Videla, Massera y Agosti la utilizaron como utensilio diario en los lugares de detención. Y ya en nuestros días el occidental y cristiano, Bush oficializaba la tortura en Guantánamo. Cuando me oyen, las presas de Ezeiza despuntan una sonrisa burlona como diciendo “todo sigue igual”. Tres de ellas muy jóvenes me hablan para decirme que no se les permite estar con sus pequeños hijos porque ellas son menores de edad. Una de ellas es ya madre de tres niños. Se quejan porque los organismos de derechos humanos nunca las visitan. Tienen urgencia de confiarles sus sufrimientos. “Por aquí, nunca vienen”, me dicen y me miran con ojos muy tristes, sin esperanzas.
Hace mucho frío. He tenido que darles la clase en un salón sin calefacción, pese a la temperatura. Tengo luego que caminar por los playones de la cárcel más de un kilómetro hasta la salida porque no hay servicio de transportes. El diablo debe estar gozando, me digo. Y pienso en las largas prisiones que sufrió el gringo Tosco en estas tierras de las espigas de oro.


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