viernes, 10 de julio de 2009

La tortura hoy en el discurso y la práctica del gobierno 08 de julio de 2009

La tortura hoy en el discurso y la práctica del gobierno




por
Lucía Sepúlveda Ruiz (Chile)


miércoles, 08 de julio de 2009


Con satisfacción fue recibida por miembros de la Comisión Etica Contra la Tortura la noticia de que el gobierno de la Presidenta Bachelet está concluyendo la tipificación del Delito de Tortura en los términos que le fue solicitado en el examen periódico (EPU) rendido por el gobierno chileno ante Naciones Unidas recientemente. La información fue entregada por María Luisa Sepúlveda, delegada presidencial de Derechos Humanos en una reunión sostenida el viernes 3 de julio con miembros de la Comisión Etica Contra la Tortura, que preside Juana Aguilera. Precisamente la delegada acusó recibo oficial del informe anual de la entidad de derechos humanos anual sobre tortura y delitos de lesa humanidad perpetrados en Chile hoy, en democracia y también de casos de impunidad, prisión política y discriminación por aplicación de la justicia militar a procesados civiles. Este informe ha sido dado a conocer asimismo a instancias internacionales de derechos humanos que observan la situación de Chile, en especial el Comité Contra la Tortura de Naciones Unidas.


El documento había sido dado a conocer por esta organización en el Día Internacional Contra la Tortura, el 29 de junio. El gobierno anunció este año la conmemoración oficial de este día, hecho valorado por la Comisión Etica Contra la Tortura, que desde su nacimiento en 2001 se esforzó por insertar el tema de la tortura en la agenda política y de derechos humanos. Por décadas la Concertación y los poderes del Estado ignoraron ese delito de lesa humanidad, que está íntimamente ligado a la prisión política y ha sido parte histórica de las demandas de justicia y reparación formuladas por las organizaciones de ex presos políticos.

Reapertura de Comisión Valech


Al respecto informó la delegada que en los próximos días se dará a conocer la reapertura de la Comisión Nacional sobre Detención Política y Tortura (la llamada “Comisión Valech”) que calificará casos de víctimas de prisión política y tortura no considerados anteriormente. La composición de la Comisión será diferente –expresó la funcionaria- pero mantendrá en su interior las mismas sensibilidades políticas que la caracterizaron originalmente. Los remplazantes de Monseñor Sergio Valech, Miguel Luis Amunátegui y Lucas Sierra, quienes por diversas razones no podrán reasumir esas funciones, fueron nominados por ellos, según Sepúlveda. La Comisión Valech estuvo integrada además por la propia María Luisa Sepúlveda, junto a Luciano Fouillioux, José Antonio Gómez, Elizabeth Lira, y Álvaro Varela. La Comisión Etica reiteró su exigencia respecto de que se considere la situación de los ex menores y de las víctimas que sufrieron cárcel o tortura en recintos no considerados oficialmente como centros de detención, o en el exterior, a resultas de la Operación Cóndor.

Juana Aguilera fue invitada en la oportunidad a la ceremonia en que la Presidenta Bachelet, ratificó el 6 de julio de 2009, el Estatuto de Roma, por el cual Chile se adhiere a la Corte Penal Internacional (CPI) permitiendo que los delitos de lesa humanidad que se produzcan aquí puedan ser conocidos en última instancia por ese tribunal internacional. Chile era el último Estado sudamericano que quedaba por unirse al tribunal internacional con sede en La Haya, encargado de juzgar crímenes de guerra y lesa humanidad. La Comisión Etica ha venido representando ese tipo de delitos, particularmente el de tortura, en todos los informes entregados en los últimos años el día 29 de junio –Día Internacional de Solidaridad con las Víctimas de la Tortura- a la Presidenta Bachelet, y con anterioridad, al ex Presidente Ricardo Lagos.

Muertes por tortura


El informe 2009 de la Comisión Etica documenta casos que preocupan fundamentalmente a la entidad: la desaparición forzosa y posible muerte en tortura de un menor mapuche, José Huenante Huenante en 2005, y los casos de un total de 59 luchadores sociales mapuche y activistas de su causa que están en prisión política o en libertad condicional cumpliendo sentencia o medidas cautelares. Detalla asimismo casos de tortura y montajes político-judiciales que afectan a luchadores sociales mapuche y no mapuche –como la documentalista Elena Varela- y denuncia la aplicación de la ley antiterrorista a un total de 28 de los detenidos, tanto en el gobierno de Lagos como durante el gobierno de Bachelet. Deplora la impunidad ante los casos de la muerte por tortura de Johnny Cariqueo y el homicidio de Matías Catrileo.

En la oportunidad se pidió también atención al caso de la luchadora social mapuche Mireya Figueroa (47 años) de la comunidad Tricauco, detenida el 4 de junio de 2009, acusada de participar en el incendio del Fundo Poluco Pidenco de Forestal Minico en 2001. Ella es madre de cuatro hijos y padece de un avanzado cáncer. La Comisión hizo un llamado a la Presidenta Bachelet a desistir de aplicar la legislación antiterrorista en este caso. La detenida es acusada de participar en el incendio del Fundo Poluco Pidenco de Mininco en diciembre del 2001, hecho por el cual permanece en prisión, entre otros, Patricia Troncoso, juzgada por ley antiterrorista y condenada por declaraciones de testigos sin rostro.

También se reiteraron –entre otras preocupaciones- las demandas del levantamiento de las disposiciones de secreto respecto de los nombres de los torturadores registrados por la Comisión Valech respecto de lo cual no hubo respuestas positivas. Sobre el otorgamiento de una reparación real a las víctimas de tortura, se informó que ello será posterior a los resultados de la nueva Comisión calificadora y debe ser materia de ley.

Asimismo se hizo ver a la representante de la Presidenta Michele Bachelet la urgente necesidad de poner fin a las penas de extrañamiento que condenan a decenas de chilenos a morir en el extranjero por haber sido luchadores antidictatoriales no considerados como tales al inicio de la transición o por haber protagonizado situaciones posteriores vinculadas a esa lucha política. La Comisión Etica Contra la Tortura se adhiere así a la movilización del colectivo denominado “Vuelvo” que ha retomado estos planteamientos ya impulsados anteriormente por esta entidad.

http://www.piensachile.com/content/view/5713/1/
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¿Cómo impactará en la sociedad el informe contra la Tortura?

pregunta, stgo., chile

13/11/2004 18:09:38
Miguel Luis Amunátegui, miembro de la Comisión de la Tortura
"La Derecha se Mantuvo en Una Grave Ignorancia"
Destacado abogado y ex dirigente de Renovación nacional, Miguel Luis Amunátegui fue el representante de la derecha chilena elegido por el presidente Lagos para formar parte de la comisión de la tortura. fue una experiencia que lo marcó definitivamente y que en más de una oportunidad lo hizo llorar.
"La tortura es la destrucción moral de las personas, de todos sus proyectos".
Por Paula Coddou /
Usted señor, qué hace aquí? ¿A quién representa? ¿A los militares?". La pregunta, a quemarropa, se la hicieron más de una vez desde que comenzó a integrar la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura creada por el Presidente Lagos. Se la lanzaban dirigentes de izquierda, miembros del Partido Socialista, del Comunista, en los albores del trabajo que buscaba reflejar en su real magnitud la represión política después del 11 de septiembre de 1973. Y Miguel Luis Amunátegui les respondía muy compuesto que agradecía la franqueza, pero, agregaba: "La mitad del país no conoce lo que les pasó a ustedes. Que yo esté aquí va a ayudar a que mucha gente crea que es cierto lo que ustedes dicen".
Amunátegui sabe que a muchos les molestó su presencia en la comisión. Un amigo, en una sesión de directorio de una empresa, le dijo: "¿Cómo te prestaste para que tu nombre fuera utilizado de esta forma?". A él también le agradeció la franqueza, quizá por hacerle en público la pregunta que muchos jamás le harán ni en privado, aunque lo piensen.Sin embargo, no es primera vez que este abogado se enfrenta al mismo dilema. Hace varios años integró la comisión de derechos humanos de Renovación Nacional; hace algunos menos, otra del Arzobispado, donde por primera vez se reunieron civiles y militares; estuvo en un programa de televisión, en 1989 en UCV, con Ricardo Lagos, Jaime Celedón y Jaime Navarrete, y hace ya tres décadas fue uno de los profesores de la Facultad de Derecho de la Chile que sufrió el ambiente post golpe, los soplos y las denuncias.Pero esta vez, fue otra la dimensión de los hechos que conoció.Él es un fiel representante de la derecha tradicional. Pero cuando uno le pide cuentas por los silencios de su sector en materia de derechos humanos, replica: "Yo no pertenezco a 'esa' derecha. Jaime Guzmán denostó a la derecha tradicional, ellos surgieron a la vida partidaria como la falange, echando pestes contra todo el sistema político, y yo siempre discutí eso. Yo pertenezco a una tradición de derecha desde ese viejo que está allá (indica con el dedo índice el busto de Miguel Luis Amunátegui, su tío bisabuelo y ministro de Educación de Aníbal Pinto), en que son todos liberales, republicanos democráticos, pero no a la 'derecha' ni al 'sector' como le dice usted".A su espalda, el pariente de piedra preside su escritorio. Miguel Luis Amunátegui nació respirando política. Su padre fue diputado liberal por tres períodos. "Pero nunca me metí salvo hasta el año 87, cuando se formó Renovación Nacional y Allamand me insistió en que no me quedara en la platea".No se subió al escenario como artista principal, aunque estuvo en la comisión política de RN y fue su vicepresidente. No obstante, en su biografía su figuración más histórica será haber integrado la Comisión sobre el tema más complejo que quedaba pendiente de la transición.Durante este año su estado natural fue la jaqueca -incluso tuvo que consultar a un neurólogo-, y todo lo que vio y escuchó, dice, le partió el alma.Lo hizo, añade, porque el de los derechos humanos era un asunto pendiente para él. Las primeras nociones de represión las tuvo cuando era profesor en la Chile. En las aulas de la Facultad de Derecho empezó a oír del tema. Eran los año 73, 74 y 75. Algunos de sus alumnos confiaron en él y le contaron cosas, "que sus padres habían sido detenidos, que no sabían de ellos. Me demoré mucho en caer en que esa era una realidad fuerte. Si bien lo lamentaba, no dimensioné inicialmente el problema. Yo, aunque no era militante, estaba en la barricada contraria. Pero estas informaciones que me llegaban en forma paulatina se me fueron haciendo moralmente inaceptables".Sin embargo, cuando comenzó a hablar de estos temas en su ambiente, se fue quedando algo aislado. "Íbamos a un matrimonio, hablaba, y todos se molestaban. Dejamos de vernos con alguna gente", rememora.Cuando el Presidente Lagos lo invitó a formar parte de la Comisión, no dudó en aceptar, pero inmediatamente pensó: "Esto va a ser de nuevo... me van a dar como caja".
"LA GENTE NO TIENE RENCOR"
Al principio había reticencia, muchas de las víctimas estaban escépticas de la utilidad de la Comisión. Amunátegui recuerda a un hombre que llegó a declarar. Haciendo alusión a las palabras del Presidente, en el sentido de que las reparaciones serían simbólicas, se abrió la camisa, mostró una enorme cicatriz en el pecho: "Esto no es simbólico", dijo."Había una cierta violencia contra la Comisión, la gente no creía. Pero cuando se dieron cuenta de que los escuchaban, se produjo la avalancha", cuenta.Después, hubo que vencer el miedo. "Muchos no se atrevían. Se sentaban en los cubículos para hablar y miraban para todos lados, pensando que si hablaban, la Dina los iba a pescar o que si había otro golpe de Estado, los iban a matar. Ése era el grado de paranoia".La Comisión se constituyó en distintas ciudades y pueblos de Chile. Amunátegui no olvida los rostros que allí vio. "La tortura es la destrucción moral de las personas, de todos sus proyectos. Había gente que fue relativamente importante en su medio, otros lo eran menos, pero que se hicieron pedazos igual. Había algunos que ya parecían sin sentimientos... Hasta que, de repente, se quebraban, y poco a poco contaban lo que verdaderamente les pasó, que fueron violadas, o violados. O hablaban de la reincidencia con que los torturaban. Pero la parte peor es la sensación de desamparo, ¡que Cortes, que tribunales, que policía!, ¡nada!".
-¿Qué sensaciones iba teniendo usted?
-Una compasión terrible, sobre todo porque la gente tampoco tenía rencor, y eso fue lo que más me extrañaba. La gente estaba agradecida de que la escucharan.
Miguel Luis Amunátegui admite que en ocasiones llegó a llorar.
-¿Quedó muy afectado al principio?
-Siempre, siempre ha sido igual, y la verdad es que me ha costado mucho controlarme.Después de estas experiencias, volvía cada tarde a la normalidad de su casa, y trataba de no traspasar la angustia. Lo que más me sirvió fue la gente de la Comisión. María Luisa Sepúlveda y Elizabeth Lira me enseñaron a tomar distancia de los hechos. Me decían: "No te comprometas hasta el alma, anda de a poco". Eso fue importante porque al principio para mí fue atroz. Imagínese que había gente que ni siquiera había conversado con sus hijos o con su mujer sobre lo que le había pasado. Había un problema de humillación, de vejamen, de no poder decirle a los niños como hombre que había sido violado; o una mujer que había sido una, dos o tres veces violada, y no podía contarle ni a su marido. No podían hacerlo mientras se sintieran culpables".
-¿Por qué se sienten culpables?
-Porque son réprobos de la sociedad, nunca más se pudieron insertar, son personas que fueron consideradas conflictivas incluso entre su gente. Están desvinculados de todos los partidos políticos de izquierda porque no los acogieron, su situación ha sido pavorosa. Se fueron sumiendo en un padecimiento que no tiene nombre.Son, admite, como fantasmas.
Miguel Luis Amunátegui se sienta en la punta del sofá del escritorio de su casa y sigue hablando. "Muchos de ellos tuvieron que ser soplones, en la tortura les sacaron el nombre de su compañero, al que a su vez torturaban. Y vivir la vida con ese estigma, o con el de haber sido supuestamente extremista... La política de esto era, en el fondo, asustar y evitar que se generara resistencia".
-¿El objetivo de la tortura, entonces, más que obtener información, era paralizar?
-Sin duda. Eso de sacar la información también es relativo, lo he discutido con militares. Algunos dicen que sí, que estaban asustados y que efectivamente no sabían con qué se iban a encontrar. Y había otras tesis de que sabían perfectamente que no había armas.
Los ocho miembros de la Comisión -Monseñor Sergio Valech, María Luisa Sepúlveda, Luciano Fouillioux, José Antonio Gómez, Álvaro Varela, Elisabeth Lira, Lucas Sierra y Amunátegui- sabían que el informe debía ser a prueba de balas, había que cruzar datos, nombres, chequear, en la medida de lo posible, que la gente que llegaba a declarar efectivamente hubiera estado detenida.
"El 80 por ciento de los casos que se presentaron, eran ciertos. Además hay testigos, porque las personas no eran torturadas solas. "Muchas lo eran en presencia de otros. Quienes los torturaban se cuidaban poco porque había una sensación de impunidad muy grande".-¿Cómo fue oír los primeros casos?
-Primero escuchamos a los dirigentes que habían sido presos y torturados. Los del Mir eran los más duros. Fue muy impresionante. A todos ellos los había visto en la televisión, y verlos ahí, con su propio dolor, con el de sus hijos... Lo que más me impresionó fue una mujer que contó toda su historia de forma inmutable. Cuando se fue le pregunté a María Luisa (Sepúlveda) y me respondió "A esa mujer le violaron el alma". Eso le pasó, parecía no tener sentimientos, y todo eso se te va metiendo adentro de forma atroz".Algunos días los dedicaron enteros a escuchar testimonios. En otras oportunidades, a especialistas como José Zalaquett o al historiador Gonzalo Vial. "Lo más insólito es que no hubo político interesado. Solo uno, Ominami, y otros dos porque estuvieron presos: el Presidente de la República y Sergio Bitar. Eso refleja la distancia que hay entre la política y lo que pasa. A los chilenos no les interesa este tema, la pregunta de la gente es "ahora" ¿para qué?".
-¿Cuál es su respuesta?
-Yo c
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