miércoles, 13 de enero de 2010

MARQUISMO=20, 13%:Enríquez Ominami anuncia voto por Frei en el balotaje-13-01-10

Enríquez-O: Es difícil lo de hoy porque Frei festejó la muerte del padre de mi hermana




escrito por Juan Pablo Cárdenas

jueves, 14 de enero de 2010

El día que esperaban en la Concertación desde el 17 de diciembre pasado finalmente llegó y hoy, finalmente, Marco Enríquez Ominami manifestó públicamente su apoyo al candidato oficialita, Eduardo Frei. A cuatro días de la estrecha segunda vuelta presidencial, las declaraciones fueron recibidas con optimismo en la Concertación, aunque no faltaron las críticas por su tardanza. Sin embargo, entre los adherentes a Marco Enríquez, la noticia no fue tan bienvenida.

En uno de los días en que su nombre fue noticia, el ex candidato presidencial dio una entrevista exclusiva a Juan Pablo Cárdenas en Radio Universidad de Chile en la que reconoció lo difícil que fue esta determinación.
¿Qué te llevó a tomar esta decisión?
Los chilenos hablaron y escuché el mensaje. No me he cambiado ni un milímetro de lo esencial, de lo sustantivo, ni de lo cosmético. La puesta en escena de hoy fue exactamente la misma que la del 13 de diciembre. No hago un llamado a endosar votos, sigo creyendo en la libertad de acción, que es para todos y también para mí. Y he hecho uso de ella. No me verán en ningún cargo porque ambos son parte del ayer, son expresión de una lógica, la lógica de los 90. Hoy hice una nueva promesa. No se repetirá nunca más una segunda vuelta como esta, en la que estemos condenados a dos líderes del pasado.
¿Qué es lo que hay diferente entre Sebastián Piñera y Eduardo Frei que te hace optar por este último?
Los dos tienen los mismos vicios, faltan a la verdad y son herederos de una lógica implacable de patrimonios. Los conmueve un país que sólo les beneficia a ellos, pero su base de sustentación no es la misma. Puedo reconocer en Sebastián Piñera y en algunos de sus colaboradores una convicción democrática, pero no puedo dejar de decir algo que es genuino y que se puede contrastar día tras día en las votaciones del Congreso. Hay una muralla criolla restrictiva sobre la democracia, los derechos civiles y los recursos naturales, por ejemplo.
Pero todos sabemos que las bases de sustentación no gobiernan…
Por eso es que este episodio electoral es triste y no me gusta. Pero yo aspiré a ser Presidente de Chile y me estoy preparando para seguir encarnando los sueños de los chilenos. Sería irresponsable que me abstrajera del 17 de enero. Lo más fácil era mantenerme en silencio. No aspiro a santo ni a mártir sino a representante. Y un representante no puede decir que una dicotomía lo incomoda. Los jefes de Estado y los líderes políticos están llamados a esto. Sería una cobardía intelectual saltarme este paso.
¿Estarías interpretando entonces que tu base de sustentación quiere votar por Frei?
Le dije a los candidatos que se preocuparan del 20 por ciento de mis votantes, que escucharan sus demandas. Ellos no piden un santo sino un representante que cambie a Chile. Hemos logrado algo inédito en la historia de este país. Dije que tenían que renunciar los presidentes de partidos y lo hicieron Pepe Auth y José Antonio Gómez que tuvieron la humildad de asumir su responsabilidad política. Si un proyecto de centroizquierda se transformó en conservador no es por culpa de los votantes, sino de sus líderes que han hecho lo que han querido con la soberanía delegada. Además, tres leyes de las que apreciábamos, después de 20 años, se están votando. He oído a mi 20 por ciento, lo estoy representando y me siento orgulloso de eso. Han obtenido réditos concretos y debates políticos en una coalición que está en decadencia.
Si el Parlamento tiene mayoría para aprobar estas leyes también deja al descubierto a un gobierno que no tuvo el ánimo de tramitar esto oportunamente…
Acusaron que mi gobierno no tendría gobernabilidad porque no tenía parlamentarios. Pues bien, no tengo más que a Jaime Mulet, Álvaro Escobar y Esteban Valenzuela y hemos logrado que tres leyes – Inscripción Automática y Voto Voluntario, Código de Aguas y Fortalecimiento de la Educación Pública- tengan discusión inmediata y suma urgencia. Esa es la política del futuro. Cuando se pone por delante convicción y no patrimonio, cuando no se anda negociando.
¿Por qué al comunicar tu respaldo te refieres al candidato del 29 por ciento y no dices Eduardo Frei? ¿Te incomoda haber tenido que otorgar este apoyo?
Soy hijo de un hombre que no conocí, al igual que mi hermana Javiera. Ella quedó huérfana por culpa de un sistema político injusto, de una represión brutal. Para mi no es fácil lo que hice porque Eduardo Frei por omisión y por acción, por su silencio fue de los que festejó la muerte del padre de Javiera, fue de los que no levantó un dedo cuando lo asesinaban. Yo no vivo del pasado ni del rencor y quiero un país de futuro. Pero en una coyuntura como esta, en que mi voto significa que, frente a la crueldad del Estado, no me da lo mismo. Hay que distinguir que hay un candidato que es tributario de un grupo humano que gobernó con crueldad en Chile y otro que con todo lo que está pendiente no lo es.
¿Cuándo ha habido alguien de derecha que haya dicho que esto no tiene que pasar nunca más?
Sebastián Piñera lo ha hecho…
Pero hay algo que él no ha podido garantizar y es que en su gobierno no haya ningún hombre que crea que la dictadura es mejor que la democracia. La mejor dictadura es siempre peor que la más deficiente democracia.
¿Entonces, todas las democracias de América Latina que conocemos son mejores que la dictadura cubana?
Sí todas. Ahí no me pierdo.
¿Esta decisión la tomaste el 13 de diciembre o surgió a partir de lo que ha hecho la Presidenta Bachelet con los proyectos de ley que se sesionan con urgencia en el Parlamento?
Fue con el correr de los días. Para mí es importante lo que ha hecho el gobierno. Después de que ambos candidatos me tildaron de populista y demagogo, hoy ambos están acogiendo mis propuestas. Veo a Sebastián Piñera hablando del royalty y a Eduardo Frei rodeado de jóvenes que me apoyan. Discusión Inmediata significa que se despache una ley en tres días en una Cámara. El Senado nunca había legislado con esa velocidad. Cuando hay votos de por medio estos políticos se mueven rápido. Lo que hice hoy será valorado a largo plazo. Qué más fácil para mi que esconderme en el artilugio de desentenderme si hace 30 días aspiraba a liderar Chile. Este es un episodio más en mi preparación.
De acuerdo a los resultado de las últimas encuestas que dan un empate técnico entre ambos candidatos
¿Crees que tu apoyo personal a Eduardo Frei logre concretar su victoria?
Las encuestas son igual que los perfumes, huelen bien, pero no se deben beber. Es tarea de los candidatos salir a ganar la confianza. Las cosas cambian todos los días y a cada rato. Esta, así como otras, me tienen sin cuidado.
El futuro de Marco
Respecto de la creación de tu propio partido político ¿Cuál es el perfil que podemos visualizar de lo que quieres implementar?
Va a ser prográmatico, es decir, de ideas. Va a tener criterios que hoy no se aplican. Por ejemplo, primarias vinculantes y obligatorias para designar cualquier cargo, directivas que no duren más de dos años y que no se puedan repetir el plato con referéndums revocatorio y democracia participativa a través de internet. Va a tener cuotas de género y etarias. Funcionará bajo lógicas federales, porque las realidades regionales son distintas. Pero tendrá un domicilio común, el progresismo, que significa estar en movimiento.
¿Cómo pretendes lograr esto?
No aspiro a santo ni a mártir, el partido programático será incluyente. He pedido a los abogados que me propongan una fórmula para presentar ante el Servel una escritura jurídica sin tribunal supremo ni de disciplina y se me ha respondido que por la ley de partidos eso no se puede.
¿Y cómo puede un partido decretar tal libertad que podría permitir a sus militantes que eventualmente, incluso, formen parte de la coalición opositora?
Quien esté en nuestro partido y quiera ser Seremi va a tener una contradicción vital que tendrá que vivir él y no nosotros. Desde ya digo que mantendremos nuestra independencia. Mi partido romperá esquemas al igual que yo. Juan Carlos Latorre ha dicho que con esto se podría consolidar una mayoría para gobernar a Chile, pensando en la posibilidad de que la Concertación pueda integrar una mayoría con las organizaciones políticas que tú desarrolles ¿Cómo ves esta invitación?
Con estos dirigentes es muy difícil porque hay muchos políticos que ponen por delante sus intereses propios. Aquí es más importante el acuerdo político que las ideas por el sistema binominal. Las lógicas en las que están esas elites es el exterminio de las diferencias.
elclarin.
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Enríquez Ominami anuncia voto por Frei en el balotaje

/ Lanacion.cl

Ex candidato presidencial mantuvo sus críticas a los dos abanderados en competencia, pero valoró el avance de la agenda legislativa y dijo que un “abismo irreconciliable” lo separa de la derecha. Dejó en libertad de acción a sus adherentes.

Miércoles 13 de enero de 2010 Actualizada 12:42 Política

A 5 días de la segunda vuelta, el ex candidato presidencial independiente Marco Enríquez Ominami anunció que apoyará al abanderado del mundo progresista, Eduardo Frei, este 17 de enero.

Con esta decisión, el diputado que alcanzó un 20, 13% en la primera vuelta, fijó una postura que puede resultar clave para el resultado de la elección, aunque optó por dejar en libertad de acción a sus seguidores.





“Ante esta coyuntura histórica, ante la incertidumbre de que la derecha pueda llegar a impedir la marcha de Chile hacia el futuro, es de mi responsabilidad contribuir en lo que pueda para que eso no ocurra. Por tanto, declaro formalmente mi decisión de apoyar al candidato de este pueblo, el del 29 por ciento de chilenos”, dijo MEO, en alusión a Frei.
En su declaración, leída en el ex Congreso Nacional, Enríquez Ominami fue duro con la coalición encabezada por Sebastián Piñera, al señalar que lo separa de la derecha un “abismo irreconciliable” y una “distancia infranqueable”.



“Gran parte del sector que apoya a Sebastián Piñera llenó de luto a nuestra patria, son cómplices de los que asesinaron a mi padre y más grave aún lo que hoy no se arrepiente de nada y se enorgullecen de haber asesinado a mi padre”, dijo MEO, exigiendo un mea culpa a la derecha que sustenta al empresario.

CUESTIONAMIENTOS

Pese al apoyo al candidato de la Concertación, MEO mantuvo sus ácidas críticas a Eduardo Frei y Sebastián Piñera, señalando que ésta es la última elección en “clave de los ’90” que enfrenta a dos “líderes de la transición”. Catalogó a los candidatos que estarán en la papeleta este domingo como “demasiado parecidos”, “hijos del pasado” y que además “comparten vicios”.

“No me verán en cargo alguno en el próximo gobierno”, y “no hemos negociado nada”, prometió, anunciando que si bien declaró su voto por Frei, está empeñado en liderar una oposición al futuro gobierno. Dijo que ésta será “constructiva y propositiva”, confiado en que representa la “tercera fuerza política” del país

AGENDA LEGISLATIVA

Clave en este respaldo de MEO fue el avance de la agenda legislativa en el Congreso. En alusión a la tramitación de los proyectos de inscripción automática y voto voluntario, y educación pública, y la reforma constitucional del agua, Marco señaló que “esta elección son nuestras ideas las ganadoras”. De paso, reprochó la actitud de los senadores aliancistas en la Comisión de Agricultura, que ha trabado el proyecto en la instancia.

MARQUISMO

El gesto de Marco Enríquez Ominami viene a sellar el creciente apoyo del marquismo hacia Frei, luego de los respaldos expresados por Carlos Ominami, el diputado ex PPD Esteban Valenzuela, el abogado Ciro Colombara, el economista Luis Eduardo Escobar, y adherentes del diputado ex PS como el ex candidato presidencial Alejandro Navarro, los alcaldes Vladimiro Mimica y Juan Carrasco, y el ex candidato a diputado René Tabilo, y el asesor Max Colodro.
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Elecciones presidenciales, derechos humanos y democracia


Como sabemos, el próximo 17 de enero se realizará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales para el período 2010-2014. En ella se definirá quién de los candidatos en competencia -Sebastián Piñera o Eduardo Frei- será el próximo Presidente de Chile.

Mucho se ha dicho y escrito sobre lo que está en juego con la elección de uno u otro candidato. Los análisis en cuestión tratan, en general, sobre las ventajas que la elección de Piñera o Frei tendría para el desarrollo económico del país, para el bienestar material de las personas, para la seguridad ciudadana o para la estabilidad política del país. Ningún análisis, sin embargo, ha puesto su atención en una perspectiva desde los derechos humanos.

Valga precisar aquí que cuando hablamos de derechos humanos, nos referimos no tan solo a aquellos derechos que fueron gravemente violados bajo la dictadura militar y que, sin duda, requieren de verdad, justicia y reparación, sino también a aquellos de carácter individual y colectivo que son consustanciales a una democracia moderna; como el derecho a la participación política, el derecho a la igualdad efectiva (jurídica y material) entre las personas, el derecho al medio ambiente, al acceso a la información, a la libertad de expresión y a la protesta social, y el derecho de los pueblos a su libre determinación.

No se trata de una reflexión irrelevante para el país. Tanto la sociedad civil como los movimientos de derechos humanos, y también diversas instancias y órganos de tratado de derechos humanos de los que Chile es parte -como el Consejo de Derechos Humanos, el Comité Contra la Tortura, el Comité para la Eliminación de la Discriminación Racial, y el Relator Especial de Derechos Indígenas, todos ellos de la ONU- han evidenciado los serios déficit que ostentamos en la materia. Ello, en ámbitos tan diversos como el derecho a la participación política, el derecho a la integridad física y síquica, vulnerado por la actuación abusiva de agentes policiales, y los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas, aún no plenamente reconocidos y menos aún respetados. Las mismas instancias realizaron múltiples recomendaciones a Chile para abordar esta crítica realidad, recomendaciones sobre las cuales los candidatos hoy en competencia nada han señalado.

Hasta hace poco ninguno de los dos candidatos había tenido un abordaje profundo de los derechos humanos como parte de su propuesta electoral. En efecto, Sebastián Piñera no ha incorporado, más allá de la retórica, los derechos humanos como parte de su programa de gobierno. Las referencias a la necesidad de fortalecer y ampliar estos derechos, a la verdad, justicia y reconciliación respecto al pasado, y a erradicar las trabas que impiden a las personas el pleno disfrute de sus derechos, no solo dan cuenta de un énfasis en los derechos individuales por sobre los derechos colectivos, sino que además, no van acompañadas de propuestas concretas de cambios jurídicos, políticos y económicos más profundos, indispensables para una vigencia efectiva de los derechos humanos en el país.

Eduardo Frei, en tanto, luego de los magros resultados electorales que obtuvo en la primera vuelta en diciembre pasado, ha hecho una serie de planteamientos que directa o indirectamente asumen los derechos humanos con mayor centralidad que en su programa de gobierno original. Así, Frei sostuvo el 26 de diciembre pasado en sus “12 compromisos por la democratización y el avance social de Chile” que se hace necesario “evitar un grave retroceso conservador en la sociedad chilena”, llamando a los ciudadanos a avanzar hacia “…el establecimiento de una adecuada institucionalidad de los temas asociados al respeto de todos los derechos humanos”. También se comprometió a garantizar una educación pública de calidad para todos, a avanzar, entre otras materias, en el mejoramiento de la atención de la salud pública, la ampliación de los derechos de los trabajadores, la recuperación del carácter nacional del agua, la democratización de los medios de comunicación, el logro de mayor equidad y el término de la discriminación, y en el respeto a las mujeres.

Entre sus compromisos también asume un tema que ha ido cobrando fuerza en los últimos años entre los movimientos sociales, como consecuencia de las barreras puestas por la Constitución Política de 1980 para una democratización política, económica y social más profunda del país. Para ello, Frei ha propuesto la elaboración de “una nueva constitución para Chile”. Aunque elude pronunciarse sobre el mecanismo para lograrla –limitándose al respecto a constatar que algunos han planteado la convocatoria a una Asamblea Constituyente, sostiene que esta nueva Constitución debe garantizar, entre otras cuestiones sustantivas, un sistema electoral proporcional que ponga fin al sistema binominal hasta ahora vigente, el derecho a voto de los chilenos en el exterior, reformas al Tribunal Constitucional, límites al concepto de Estado subsidiario, y el reconocimiento del carácter plurinacional y multicultural del Estado.

Es indudable que a través de estos compromisos Frei se acerca más que su contrincante en la carrera presidencial a las preocupaciones manifestadas en la materia por los movimientos de derechos humanos y por las instancias de la ONU antes referidas. Ello, sin entrar a analizar aquí las motivaciones –electorales o de otra índole- con que los ha hecho.

Concordando con la relevancia de la propuesta de Frei en materia de transformación constitucional, el grave problema de ella es que deja sin resolver un tema que desde la perspectiva de derechos humanos es sustantivo, esto es, el del mecanismo para lograrla.

Justamente, uno de los problemas críticos de la institucionalidad vigente heredada de la dictadura militar ha sido la exclusión de vastos sectores de la población del derecho a participar -más allá del limitado sufragio- en la vida política del país, ya sea por su pensamiento político –como en el caso de los partidos de izquierda extra parlamentaria- o por su condición étnica o cultural, como en el caso de los pueblos indígenas. Por ello, resulta paradójico plantear la construcción de una nueva institucionalidad jurídico-política democrática, sin identificar y proponer mecanismos concretos a través de los cuales la ciudadanía en general, y los sectores excluidos en particular, puedan participar de esta importante transformación.

Esto resulta contradictorio además con la naturaleza misma de los compromisos anunciados por Frei luego de la primera vuelta, a través de los cuales llama a las fuerzas progresistas a “romper con la exclusión”.

La omisión de Frei en esta materia tan sustancial para los derechos humanos resulta electoralmente absurda, toda vez que para ser electo requiere de sufragio de al menos un 6% ( 430 mil electores) de quienes votaron por Arrate y del 20% (1.4 millones de electores) de quienes votaron por Marco Enríquez Ominami en primera vuelta. Candidatos que, con distintos énfasis, pusieron acento en la necesidad de terminar con las múltiples formas de exclusión –política, económica social y cultural- a las que ha dado origen la institucionalidad vigente, así como también, en muchas ocasiones, las políticas impulsadas por la Concertación en los últimos años. Lo anterior, sin hablar del más de un millón de chilenos y chilenas (1.172.756 mil) que manifestaron su repudio a los candidatos presidenciales a través de los votos nulos y blancos, o de los cerca de cuatro millones de electores que, cansados de un sistema jurídico, político y social que no los representa y que los margina, simplemente han decidido no inscribirse en los registros electorales para no legitimarlo. A ello se suma la situación de exclusión en que se encuentran los chilenos y chilenas en el exterior, cuyos derechos ciudadanos siguen siendo negados.

Lo que Frei no parece entender, a pesar de los resultados electorales de la primera vuelta, es que aquello a lo que un porcentaje significativo de ciudadanos aspiramos no es simplemente evitar el regreso de la derecha al poder –muchos nos preguntamos si alguna vez perdió el poder (económico, mediático, e incluso el poder político)-, sino que a la construcción de un nuevo pacto social que ponga fin a las graves exclusiones aún persistentes a veinte años del término del régimen militar. Dado que el sistema político vigente hoy no se sustenta en un pacto social, o si tal pacto existiera, está en una crisis de legitimidad terminal, como lo deja en evidencia el descrédito de la Concertación tras cuatro periodos a cargo del Ejecutivo, o el deterioro de la legitimidad de instituciones estatales tan relevantes como el Congreso o el Poder Judicial.

Consecuentemente con lo anterior, lejos de llamar a los ciudadanos a un pacto instrumental de los sectores progresistas para evitar el regreso de la derecha al poder, el desafío debería ser llamar a toda la ciudadanía, y en particular a los sectores hoy marginados del sistema político, y de los beneficios económicos y culturales del país, a participar de la construcción de un nuevo pacto social para el establecimiento de una democracia acorde con los estándares internacionales de derechos humanos hoy vigentes, tal como ha sido recomendado al Estado chileno por los órganos de Naciones Unidas a los que nos hemos referidos.

La convocatoria a ese pacto social, tal como se ha desarrollado exitosamente en otros contextos de América Latina en los últimos años, y tal como lo han señalado diversos movimientos sociales e instancias de derechos humanos en el país, debería materializarse en el compromiso de los candidatos –y en particular de Frei como representante de sectores que, tal como ha sido señalado precedentemente, han adscrito a ideas progresistas- de iniciar, inmediatamente luego de asumir su mandato, un proceso constituyente participativo que desemboque en una asamblea constituyente electa por la ciudadanía, a través de elecciones libres, mediante un sistema electoral plenamente representativo y que permita la expresión de la diversidad política, social y cultural de nuestro país. Tal asamblea debería estar dotada de plenos poderes para elaborar una propuesta de nueva constitución, siendo mandatada a escuchar y considerar los planteamientos que le hagan llegar los distintos sectores de la población, los distintos pueblos que forman parte de Chile. Las propuestas elaboradas por la misma asamblea, deberían ser refrendadas por sufragio popular a través de un referéndum.

Quien se comprometa con esta iniciativa, y opte por generar un nuevo pacto social que ponga término a las exclusiones que han caracterizado a Chile a través de la historia, podría proyectar al país, en el bicentenario de su fundación, como una República verdaderamente democrática, legitimada en el respeto de la autodeterminación de los pueblos, concretado en su participación soberana y en la plena garantía de derechos humanos.

José Aylwin Oyarzún, Nancy Yánez Fuenzalida
Co-directores Observatorio Ciudadano
elciudadano
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EL EMPRESARIO SE TROPEZO CON EL PASADO PINOCHETISTA Y LA ELECCION SE VOLVIO MAS ASEQUIBLE PARA SU CONTENDIENTE

Piñera y Frei pelean voto a voto contrarreloj

El candidato favorito de la derecha no llega tan favorito al ballottage. Su rival oficialista tuvo unos muy buenos tres últimos días antes de la veda. Ganó el debate y recibió el apoyo del independiente Marco Enríquez-Ominami.


Por Santiago O’Donnell

Desde Santiago

A tres días de las elecciones en Chile la campaña se puso buena. Eduardo Frei, el candidato de la gobernante Concertación de centroizquierda pelea voto por voto con Sebastián Piñera de la Alianza de centroderecha. Los números duros siguen estando con Piñera, pero la tendencia favorece a Frei. Puede ganar cualquiera.

Según la última encuesta de Mori-Chile, Piñera aventaja a su rival por 1,9 punto porcentual. O sea, para ganar Frei debe sumar unos 140 mil votos de electores que hasta hace tres días se inclinaban por Piñera, o pensaban anular su voto, o no pensaban votar. Contrarreloj, porque hoy empieza la veda electoral. No es poco, ni siquiera para un padrón de siete millones.

Pero pasó lo que tenía que pasar para que las cosas se emparejen: Frei tuvo unos muy buenos tres días entre el lunes y ayer. Ganó el último debate y recibió el apoyo formal del candidato independiente Marco Enríquez-Ominami. A eso hay que sumarle la publicación de la encuesta de Mori, que muestra un repunte importante en su intención de voto.

Mientras tanto, Piñera siguió haciendo la plancha. Aunque el candidato de la Alianza se mostró confiado, incansable y siempre sonriente en campaña, fue mezquino a la hora de innovar y terminó cautivo de la agenda de la Concertación, que martilló incansablemente con el fantasma del pinochetismo.

Piñera se enredó solito con el tema la semana pasada, la peor de su campaña, cuando primero dijo que no tendría ex funcionarios de Pinochet en su gobierno, después dijo que “no es pecado” haber trabajado con el general, después dijo que no tenía pensado incorporar pinochetistas pero no lo descartaba. y después, en el debate, volvió a decir que no lo haría, montado en una dura autocrítica del silencio de su espacio político ante las violaciones de derechos humanos de la dictadura. Sus vacilaciones y contradicciones en este tema crucial confundieron al electorado independiente y pusieron en riesgo el apoyo de los 700.000 votantes con los que aún cuenta el pinochetimo duro, muchos de los cuales podrían quedarse en sus casas y no votar si se sintieron ofendidos. Piñera precisa cada uno de esos votos.

El problema de Frei pasa por otro lado. Necesita una afluencia masiva a las urnas para revertir la diferencia y que no se dispare el porcentaje de votos anulados, que rondaría en el siete por ciento. Se trata de un voto duro, ideológico, antipinochetista, que se fuga por izquierda. “Son personas que sienten que el país avanza más rápido que ellos, que muchos se enriquecen mientras ellos siguen igual”, explica Marta Lagos, directora ejecutiva de Mori-Chile.

Ante este dilema la Concertación optó por relegar la opaca figura de su candidato a un segundo plano para que la popularísima presidenta en ejercicio, Michelle Bachelet, con niveles de aprobación por encima del 80 por ciento, lleve el peso de la campaña. También ocuparon un lugar protagónico la jefa de campaña Carolina Tohá y el vocero de la misma, Claudio Orrego, las figuras jóvenes encargadas de infundir los aires de renovación que tanto reclaman los votantes independientes que decidirán esta elección. La estrategia parece estar dando resultados. El carisma podrá ser intransferible, pero una política astuta en la cresta de la ola puede hacer maravillas para un candidato disciplinado que sabe jugar el papel que le toca.

En la primera vuelta del 17 de diciembre, hace apenas tres semanas y media, Piñera había sacado una ventaja de catorce puntos que a primera vista parecía casi irremontable.

Pero la diferencia se achicó mucho cuando se realinearon para el ballottage las terceras fuerzas que habían sumado casi un tercio del voto en la primera vuelta. Como viene sucediendo desde el retorno de la democracia en 1990, el realineamiento se dio alrededor del eje histórico que determinó el sistema político actual, esto a grandes rasgos, los que habían votado el No es el plebiscito por la continuidad de Pinochet de 1988 se alinearon con el candidato de la Concertación y los que habían votado por el SI en ese plebiscito se inclinaron por el candidato de la derecha.
Según Lagos, de Mori-Chile, el clivaje que marcó la actuación de Pinochet sigue siendo determinante por más que hayan pasado veinte años desde el fin de la dictadura y Piñera haya votado NO en el ’88. La encuesta de Mori indica que apoyan a Frei casi la totalidad de los votos del candidato comunista Jorge Arrate, que sacó el siete por ciento en la primera vuelta. Los votantes del ex socialista Marco Enríquez-Ominami, que sacó el 20 por ciento la primera vuelta, se divide de la siguiente manera: el 44 por ciento apoya a Frei, el 20 a Piñera y el resto no vota o anula.

Entonces esa ventaja aparente de catorce puntos al final de la primera vuelta se convirtió en una ventaja real de cinco puntos al comenzar la campaña del ballottage.

La ventaja de Piñera ya no era holgada pero seguía siendo importante y era la primera vez que la Alianza llegaba como favorita a la segunda vuelta. En el comando de Frei reinaba la confusión.

Al borde de la desesperación, Frei arrancó la campaña para el ballottage haciendo mea culpas y reclamando gestos de grandeza a los principales impulsores de su candidatura. Pero los jefes de los grandes partidos se negaron a dar un paso al costado para dar comienzo a la refundación del espacio político que reclamaba Enríquez Ominami y que prometía el propio Frei.

Mientras tanto Piñera seguía sonriendo y diciendo que él era el cambio y que el cambio está por venir, sin profundizar demasiado, mientras se hacía fotografiar con dirigentes de medio pelo que habían apoyado a de Enríquez Ominami en la primera vuelta y que ahora estaban con él.

Entonces Bachelet se lanzó de lleno a la campaña. Primero impulsó una agenda legislativa de urgencia con la mayor cantidad posible de leyes que promovió Enríquez Ominami durante su campaña. Mandó al Congreso un proyecto de ley federal de aguas para nacionalizar el uso de recursos, otro de reforma política para la inscripción obligatoria de nuevos votantes y la instrumentación del voto voluntario, ley educativa para reforzar el sistema público, creación del Ministerio de Medio Ambiente.

A eso le sumó la inauguración del Museo de la Memoria junto al candidato y los demás ex presidentes de la Concertación la semana pasada, como para que nadie se olvide de Pinochet, y declaraciones políticas que fueron in crescendo hasta culminar ayer con la proclamación de Frei como su heredero (ver nota aparte).

Aunque los candidatos hablan todo el tiempo de salud, seguridad y educación, las encuestas señalan que no son los temas de políticas públicas los que más interesan al electorado, sino más bien los de política pura: la herencia del pinochetismo, la vigencia o no de la Concertación, la conveniencia de mezclar negocios con política.

Según la directora ejecutiva de Mori-Chile, que dio una extensa entrevista en el canal estatal, los electores reconocen que Frei se ubica a la izquierda del millonario empresario Piñera, pero cuando se mide la variable liberal-conservador, las diferencias se diluyen. Esto explicaría la dureza del voto nulo y el escepticismo de aquellos que votaban por la Concertación pero el domingo podrían quedarse en sus lugares de vacaciones en vez de ir a votar. Si Frei y Bachelet no consiguen hacer cambiar de idea a un buen número de ellos de acá al domingo, Piñera será el vencedor.

Pero un país es un estado de ánimo, diría el filósofo César Luis, y en este momento ese ánimo favorece a la Concertación. “Voy a ganar por una nariz”, dice divertido Frei en cada acto de campaña, dando vuelta una cruel sentencia de sus detractores que asegura que lo único que heredó Frei de su padre, el carismático y popular ex presidente Eduardo Frei Montalva, fue justamente su gran nariz.

Esa nariz le permitió olfatear que era posible conquistar a parte de la juventud desencantada sin cambiar mucho, con la vieja y probada fórmula de agitar el fantasma de Pinochet y montarse a caballo de la figura más popular de su espacio político, mostrándose como el continuador natural de una cadena de gestiones juzgadas como exitosas por el electorado.

Entonces un Piñera confiado se tropieza con el pasado y de repente una elección que parecía perdida queda al alcance de la mano para Frei.

Como ninguno de los dos propone o representa algo nuevo, la nariz de lo chilenos definirá el voto del domingo. Y mientras la podredumbre de la dictadura tapa el aroma a dinero fresco que emana el candidato de la derecha, con apenas un lavado de cara y mucho perfume de Bachelet, Frei ya huele mucho mejor.
sodonnell@pagina12.com.ar
SUBNOTAS
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Ex agente de la dictadura en grupo asesor de Piñera

escrito por Galy Chávez

miércoles, 13 de enero de 2010

Estupor reina entre militantes aliancistas y partidarios de Sebastián Piñera por la incorporación del Presidente de la Empresa Aguas Pirque. S.A, Jorge Vio Ulloa, al equipo asesor del candidato derechista. “El fulano habría pertenecido a los aparatos de seguridad de la dictadura de Pinochet”, señala un dirigente vecinal “piñerista”- de la Comuna de Pirque- que pidió no revelar su nombre.

El mandamás de la distribuidora de agua figura en la Comisión de Energías Renovables No Convencionales del Grupo Tantauco, encabezada por el senador, Antonio Horvath, (RN)
Un tipo violento
A fines de de la dictadura militar, Vio Ulloa residía en la Comuna de la Reina, Echenique 8769. A comienzo de los 90 se va del sector con rumbo a las montañas “pircanas”. Vecinos que lo conocieron dan cuentan de hechos reveladores que indicarían su vinculación con los aparatos represivos de Pinochet. “Este tipo es muy violento, perverso”, señala uno de ellos y me advierte que “tenga cuidado. Era muy “compinche” del ex agente Álvaro Corvalán y de Patricio Castro. Este último involucrado en el caso Cutufa.”.
Agrega que “su centro de operaciones era la CNI ubicada, en esos tiempos, en calle República. Andaba siempre armado de pistola y metralleta. Se fue de aquí porque lo andaban buscando para echárselo y según dicen era por asuntos de derechos humanos aunque también se “corrió” que era ajuste de cuentas entre “ceneis”. Parece que su trabajo era vigilar a sus propios “compañeros”.
Otras personas contaron de las “tandas propinadas a su esposa”. En una ocasión la dejó con las costillas quebradas”, situación que habría obligado a la mujer a escapar de la casa. “Pero parece que más pudo el miedo… porque se arrepintió de llevar el caso a Tribunales”.
A solo un mes del término de la dictadura militar, el 26 de abril de 1990, Vio formó la sociedad anónima cerrada,”Royal International Security System S.A.”. Entre sus socios figura Hernán Hernández Zavadlav, quien fue declarado reo como autor de los delitos perpetrados “en las fechas que a continuación se indican: Estafa en perjuicio de Carlos Gaete González, en septiembre de 1980; quiebra fraudulenta, en marzo de 1981, y uso malicioso de instrumentos públicos falsos, el 15 de octubre de 1981”
Según lo estipulado en el Diario Oficial, se trata de una empresa dedicada, entre otros rubros, a la “enseñanza y adiestramiento a individuos en materia de seguridad y prevención de riesgos y a la “importación, fabricación y comercialización de toda clase de equipos mecánicos y eléctricos que se requieran para cualquier labor investigativa”.
El hombre no ha dejado su costumbre de portar armas. En su oficina de Pirque – y dependiendo de la ocasión - saca, a menudo, a relucir su lujosa pistola plateada y de “grueso calibre”. Siempre ando armado confiesa sin titubeos a sus cercanos.
Operaciones fraudulentas
A lo anterior se agregan las protestas de organizaciones sociales y vecinos de Pirque en cuanto a su gestión en la presidencia de la Empresa Aguas Pirque S.A. “Esta empresa distribuye agua con barro, sedimentos, pelos humanos y con una dosis de cloro de 3,5mg/l, lo que sobrepasa las normas establecidas. “Además, pagamos un cargo fijo de 3 mil 990 pesos. El más caro de Chile. En estas condiciones el alza de tarifas es un verdadero robo”, declaró Claudia Flores (
www.elclarin.cl 14/8/2009).
La Municipalidad de Pirque tomó cartas en el asunto por considerarlo un atentado a la salud pública. Actualmente, vecinos de esta Comuna recolectan firmas para quitar de sus manos la administración de las plantas de agua potable ubicadas en los sectores de Lo Arcaya y San Vicente.
El año 2009, un grupo de accionistas minoritarios de la distribuidora del “alimento vital” lo acusó de haber convertido lo que nació como una cooperativa en un jugoso negocio privado “que hoy lucra a partir de un capital e infraestructura comunitarios y de un control de la empresa a través de un aumento de capital aparente, maniobra contable que consistió en incluir un bien raíz sobre avaluado a cambio de una mayoría de acciones”.
“El tiro era apoderarse por completo de la empresa. Para efectos del “aumento de capital”, el hombre vendió un bien raíz de su propiedad, VIOSOL, a la Empresa Aguas Pirque S.A. La “venta” arrojó un total de 965 acciones lo que equivale a 400 millones de pesos. Como resultado de esta operación, VIOSOL pasó a la categoría de “socio mayor todopoderoso” de la distribuidora de agua.
En esta operación le tendió su mano generosa uno de los amigos que integra su “red de contactos”. Se trata de Gonzalo Cardemil Herrera quien se puso con 50 millones de pesos, equivalente a 120 acciones.
Sin embargo, el empresario se ha negado- hasta el momento – a entregar documentación que demuestre el pago de las acciones en dinero efectivo, tal como lo ordena la Ley.
Las irregularidades cometidas están en conocimiento de la Superintendencia Sociedades Anónimas, Valores y Seguros.
“Dos cucharadas y a la papa” me dijo desafiante Vio Ulloa, cuando le requerí que me devolviera varios unidades de implantes y sillones dentales que le había entregado para ser vendidos, tras haber acordado trabajar juntos en este rubro. Pero no me devolvió nada”, cuenta Jorge Sepúlveda Lynch quien a la fecha representaba a la compañía Globallink.
“Estaba en apuros económicos por eso entre en relación con él. Confié en su palabra. Incluso, en septiembre del 2008, me informa que había finiquitado negociaciones con Ecuador, para Globalink.Me escribe que ha logrado convenios para llevar los implantes y sillones dentales a consultas en Quito, Guayaquil y Manta. En su afán – al parecer de convencerme – me indica que el acuerdo esta visado, ni más ni menos, por el presidente Rafael Correa y por su ex Ministro Fernando Moreno Serrano”.
Sepúlveda entabló una querella criminal contra el individuo por apropiación indebida, ante el Juzgado de Garantía de Puente Alto
Hermano Masón
Vio Ulloa pertenece a la logia “Unión Fraternal N˚1, una de las más importantes de Chile. Entre sus miembros hay preocupación por el daño que sus andanzas puedan provocar a la imagen de la organización.
¿Qué es delito para un masón? “Faltar a la palabra empeñada o cometer algún acto público o privado que constituya un desprestigio para la orden, o un daño para terceros. Algo muy importante en la justicia masónica es que rige tanto para los hombres que están activos dentro de la institución como para los que están fuera de ella”, respondió el Gran Maestro de la Masonería, Juan José Oyarzún, al diario El Periodista, en entrevista publicada el año 2007.

Los “hermanos” de la “Unión Fraternal” esperan confiados en la justicia masónica porque su líder- Oyarzún- tiene en su poder los antecedentes del empresario.

elclarin
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La increíble y triste historia de la cándida Concertación y su abuela desalmada


Manuel Cabieses Donoso

Punto Final

Si abusamos de García Márquez tomando por asalto el título de su obra de 1972, no es por puro gusto. Es que no hay otro modo de analizar la tragedia de la Concertación de Partidos por la Democracia. La coalición que gobierna Chile desde hace 20 años está sumida en una crisis que las chambonadas cotidianas de sus dirigentes no hacen sino agravar. A pocos días de la elección presidencial -que puede prolongar su vida o provocar su colapso-, la Concertación se comporta como si buscara perder en forma deliberada. Esta suerte de suicidio ritual carece, sin embargo, de la dignidad de las grandes tragedias que deslumbran con su ejemplo. Este mediocre final se ha convertido en una comedia salpicada de escenas propias de la picaresca política. El último episodio -que más bien parece una puñalada trapera- fue la renuncia de los presidentes del PPD y del PRSD. La Concertación se debate así entre traiciones, desorden y actos de suma cobardía política. Dirigentes que aún no se atreven a abandonar el barco, optan por provocar la estampida final. Saben que gane o pierda el 17 de enero -y lo último es lo más probable-, la Concertación está herida de muerte. Su ciclo de vida ha terminado y sus partidos tendrán que inventar otra cosa o dispersarse.
No obstante, no perderá -ni ganará- de modo categórico. La diferencia con la derecha seguramente será mínima. En Chile hay precedentes de elecciones que se definieron por pocos votos. El 30 de octubre de 1938, por ejemplo, Pedro Aguirre Cerda, candidato del Frente Popular, ganó por 4.111 votos al candidato de la oligarquía, Gustavo Ross Santa María. En 1958 el empresario Jorge Alessandri ganó por 30 mil votos a Salvador Allende. La perspectiva de un resultado estrecho habla por sí misma del ocaso concertacionista. Viene ocurriendo desde la victoria de Ricardo Lagos (51,31%) sobre Joaquín Lavín (48,69%), en 2000. Refuerzos de Izquierda impidieron que triunfara la derecha en 2000 y 2005. Pero esta vez el aporte del Juntos Podemos que encabeza el Partido Comunista -que tiene buenos motivos para estar agradecido de la Concertación-, no garantiza su salvataje. El 6,21% que obtuvo Jorge Arrate no es levadura suficiente para que el 30% de Frei aumente a más del 50% para derrotar a Piñera. Por eso, cada voto vale un Perú. Eso mismo hace más incomprensibles las desbarradas de dirigentes que parecen estar trabajando para el enemigo.
El estrecho resultado previsible ha convertido en un capital precioso el 20% que consiguió Enríquez-Ominami en diciembre. Más de la mitad de sus votos provienen de la Concertación. Forman parte de un éxodo provocado por una diversidad de motivos que sólo pueden sintetizarse como una iracundia con niveles de irracionalidad. Los peores enemigos de la Concertación son ex concertacionistas que votaron por Enríquez-Ominami o que anularon el voto. Muchos de ellos no vacilarán el 17 de enero en facilitar la victoria de la derecha. Adhieren a la consigna del “cambio”, que no pueden objetivizar salvo en un relevo de equipo en el gobierno. Para ellos no hay diferencia alguna entre Concertación y derecha. Hay quienes argumentan que la victoria de Piñera permitiría que Enríquez-Ominami y PPD constituyan un polo de atracción cuando se produzca el desbande. Esa estrategia hace aún más patética la forma mendicante en que dirigentes de la Concertación imploran el apoyo del ex candidato cuyo futuro político depende de que pierda Eduardo Frei.
En otro ángulo están los sectores que plantean el voto nulo con un propósito diferente. Se trata de los “dinamiteros” del sistema: si gana la derecha, dicen, se agudizarán las contradicciones de clase, el pueblo abandonará los partidos reformistas y las fuerzas sociales y políticas se reagruparán en torno a un eje revolucionario. La derrota de la Concertación es el trampolín necesario de la lucha contra el sistema. Esta línea tendría alguna validez si en Chile existiera una alternativa política y social en condiciones de asumir como conductora legítima del pueblo en medio del derrumbe de la Concertación. Pero es justamente lo que en Chile no hay. La Izquierda -de la que somos parte- lleva tantos años como los de la Concertación en el gobierno sin siquiera comenzar a formar los cuadros para el socialismo, necesarios para construir la alternativa popular. Unos y otros promotores del voto nulo, en blanco o la abstención, olvidan que la derecha viene para quedarse. El pilar de la alianza oligárquica es la UDI, partido fascistoide de mucha experiencia de trabajo en la base social. Eso le ha permitido ganar 40 diputados y convertirse en el primer partido del país. La UDI se hará cargo de las políticas sociales -y policiales- en un eventual gobierno de Piñera, cuyo partido, Renovación Nacional, sólo es un grupo de señorones con plata pero sin vínculos con las organizaciones sociales. La UDI hará lo necesario para afianzar su poder y asegurar que el siguiente período presidencial sea para alguien de sus filas.
Los estrategas internos de la derrota de la Concertación no incorporan a su análisis el campo de maniobras que tendrá la derecha en La Moneda, empezando por la caja fiscal, repleta de billetes, que recibirá del gobierno Bachelet-Velasco. Por otra parte, Piñera necesitará co-gobernar -como ha hecho la Concertación- tejiendo acuerdos con la oposición en el Parlamento. La colaboración de ambos bloques está asegurada desde hace tiempo, desde que la Concertación aceptó borrar las fronteras ideológicas y políticas con la derecha. Los dirigentes de sus partidos han sido formados en la doctrina de la cohabitación y la alternancia en el gobierno. Es el resultado del perseverante trabajo de las fundaciones alemanas Konrad Adenauer y Friedrich Ebert sobre dirigentes políticos, sindicales y juveniles democratacristianos y social demócratas.
Si una derrota precipitara la desintegración de la Concertación, la derecha está preparada para cooptar a esos sectores. Aquello de “gobernar con los mejores” -legitimado por el vaciamiento ideológico y político de los partidos-, fue instalado por la derecha, asimilado por la Concertación y se materializó, sobre todo, en la chanfaina política que apoyó a Enríquez-Ominami. La Concertación está pagando las consecuencias de sus debilidades, vacilaciones y contubernio con la derecha. Hoy es un conglomerado en estado de pánico a pocos días del combate decisivo. El único que se ve firme e intentando salvar a la coalición del desastre, es el propio candidato.
Esta situación que amenaza entregar el gobierno a la derecha, no puede soslayar la responsabilidad del archipiélago izquierdista. No hemos sido capaces de superar la fragmentación para levantar una alternativa hermana de los movimientos que han alcanzado el gobierno en América Latina, y que hoy impulsan un proyecto de socialismo que apoyan millones de trabajadores y que desafía a pie firme las amenazas del imperio. La elección presidencial del 17 de enero puede abrir una oportunidad para los filibusteros del oportunismo que se están probando la ropa de la Concertación. Para la Izquierda dispersa, sin embargo, cualquier resultado no significará un cambio en sus prioridades. Su camino no es compartir los últimos días de la Concertación ni sumarse al mejunje político del “liberal progresismo”. Chile necesita una Izquierda socialista. Un gobierno de Piñera aumentaría sus dificultades.
Ante el dilema del 17 de enero, no se puede sino votar contra la derecha. El deber de todo hombre y mujer de Izquierda es asegurar su derrota. Y luego, poner manos a la obra para construir la alternativa popular.
puntofinal
Editorial de “Punto Final”, edición Nº 702, 8 de enero, 2010
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Elección presidencial: No hay mucho donde elegir


por Tito Tricot (Chile)
miércoles, 13 de enero de 2010

Las noches estrelladas son como gritos de agua, un océano infinito con orlas plateadas colgadas de un manto de terciopelo azul que esclarece la mirada. Y uno se imagina narvales tiernos y colibríes brillantes bailando sajuriana; unicornios y ocelotes entreverados en juegos inverosímiles. Incluso ángeles pudorosos haciendo el amor con prisa tras una nube. Todo eso uno se imagina, hasta que te golpea de improviso la increíble realidad de un país que se desliza hacia el abismo en una elección donde no hay mucho donde elegir. Un candidato de derecha, como Sebastián Piñera, que remite al pasado, y un candidato derechista, como Eduardo Frei, que también supone pasado. Y ambos, por cierto, negando su condición conservadora para auto-designarse y auto-erigirse como adalides del progresismo. Es la intrigante postura de aquellos que no quieren asumir su condición política, como si les diera vergüenza reconocer que son lo que son. Es una metamorfosis sospechosa y, por lo mismo, existen mil razones para no votar por la Derecha y otras mil para no votar por la Concertación.

Cuando veo y escucho a Piñera, veo y escucho a la dictadura y sus atrocidades. Da exactamente lo mismo que repita majaderamente que votó por la opción No en el plebiscito de 1988 – algo que no nos consta – y que se opuso a la violación de los derechos humanos, lo cual tampoco nos consta. Lo concreto es que se hizo millonario mientras en el país torturaban y asesinaban y hoy se apresta a gobernar con los mismos que participaron de la dictadura.

Cuando veo y escucho a Piñera, se me aparecen todos los desaparecidos de Chile y se me aherroja el pecho de angustia al pensar que por cada rincón de esta tierra del fin del mundo se entronizará la arrogancia de la derecha. Son dueños económicos del país y ahora serán amos políticos, con todo el poder para imponer sus anti-valores. Chile se transformará aún más en una empresa, una sociedad anónima, una hacienda con patrones e inquilinos, en una feroz competencia por la subsistencia. De la mayoría, claro, porque la minoría será aún más rica.

Por lo tanto, pareciera que, una vez más, habría que optar por el consabido “mal menor” para evitar el triunfo de la derecha. Sin embargo, cuando veo y escucho a Frei, se me aparece el golpe de Estado que él apoyó. Y da lo mismo que trate de diferenciarse de la derecha en su discurso, porque el privatizó los puertos, las empresas sanitarias, las carreteras, elaboró un proyecto de Punto Final a los juicios de derechos humanos y trajo a Pinochet de vuelta a Chile, sabiendo que jamás pasaría un sólo día en la cárcel. Además, vergonzosamente, nunca quiso recibir a la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.

Cuando veo y escucho a Frei, se me aparecen asombrados los tres jóvenes mapuche asesinados por los gobiernos de la Concertación. Cobardemente por la espalda, porque ni siquiera tuvieran el coraje de mirarles a los ojos. Y están los presos mapuche a quienes se les aplica la Ley Anti-terrorista, y los violentos allanamientos masivos a las comunidades y los niños aterrados entre las gramíneas. Y me duele la represión contra los mapuche, entonces, no quiero votar ni por el uno ni por el otro, aunque me abrumen con el argumento de que, de no votar por Frei, estaría contribuyendo al triunfo de la derecha. Es que no tengo porqué hacerme cargo de la irresponsabilidad, limitaciones, estupideces y errores de la Concertación. Además, porque, irredarguiblemente, la Concertación ha co-gobernado con la derecha en los últimos veinte años. Si gana la derecha la única responsable es la propia Concertación.

En cualquier caso, todo parece indicar que ganará la derecha, aunque por estrecho margen. Si ganara Frei, sería distinto, pero sospechosamente parecido, pues – más allá de sus promesas electorales de otorgar un rol central al Estado y de justicia social – lo concreto es que en dos décadas han hecho todo lo contrario. Sin embargo, en el ámbito internacional, sí sería peligrosa una alianza conservadora y belicosa entre Uribe en Colombia, García en Perú y Piñera en Chile, para los procesos de cambio social en América Latina.

Las noches estrelladas son como gritos de agua, un océano infinito con orlas plateadas colgadas de un manto de terciopelo azul que esclarece la mirada. Y uno se imagina amores imposibles, hasta que te golpea la dura realidad de un pueblo que está dispuesto a votar por la derecha, a pesar de lo que significó la dictadura. Pareciera que el tiempo ha congelado la memoria y ha desideologizado la política. Hoy no se vota por ideales o valores, sino que por productos mercantiles. Simplemente se nos acabó la imaginación, se nos trizaron los sueños y esa es nuestra responsabilidad. Quisimos apurar la velocidad de un sueño, irisarlo de colores imposibles sin permiso de nadie y nos fuimos quedando solos. Los sueños de un Chile digno deben ser compartidos, conversados, construidos entre millares y millones. Esa es nuestra responsabilidad, por ello esta es una elección donde no hay mucho donde elegir.
Enero 2010
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Tito Tricot, es sociólogo, Director del Centro de Estudios de América Latina y el Caribe CEALC. Chile
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