Cómo barrer la historia con municiones
Por Darío Aranda
El mapa es antiguo, casi ilegible, y está fechado en 1902. “Casa Paisil”, señala en letra antigua. Da cuenta de los primeros pobladores de lo que recién décadas después sería Villa La Angostura, en Neuquén. Figura en el reciente y completo libro Historias de las familias Mapuche Paichil Antriao y Quintriqueo (compilado por la Biblioteca Popular Osvaldo Bayer), donde antropólogos, historiadores y pobladores locales abordan el pasado negado de la región sur de la provincia. Según consta en la Cancillería, el histórico mapa fue utilizado como prueba “por el Gobierno de su Majestad Británica para considerar e informar sobre las diferencias” en la frontera entre Chile y Argentina.
No es la única prueba documental. La portada del expediente de la División Tierras y Colonias es amarillenta, tiene olor a papel añejo y data de 1903. Da cuenta de “Entrega lotes Colonia Nahuel Huapi”, lo que décadas después sería la provincia de Neuquén. Los dos primeros beneficiarios son “Don Ignacio Antriao” y “José María Paisil”. El antiguo expediente confirma que son habitantes del lugar desde antes de 1899, “indígenas”, “argentinos” y ambas familias figuran sobre el “lote 9”, parte del casco urbano de la actual Villa La Angostura.
En todo el país está vigente la ley 26.160 (Ley de Emergencia de Propiedad Comunitaria), que prohíbe el desalojo de comunidades indígenas y solicita un relevamiento territorial de las parcelas correspondientes a los pueblos indígenas. La ley 26.160 es criticada por el gobierno neuquino, sobre todo luego de que el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) firmara un convenio con la Universidad Nacional del Comahue para implementar el mapeo de tierras en la provincia.
En noviembre pasado, el Congreso prorrogó la vigencia de la ley para que se puedan completar los relevamientos (que están muy retrasados). Los legisladores neuquinos fueron los únicos que votaron en contra de la prórroga.
Según la Confederación Mapuche de Neuquén, el rechazo provincial a la ley tiene una explicación: el relevamiento catastral podría evidenciar la “usurpación de tierras que históricamente fueron ocupadas por mapuches”.
El desalojo se produjo sobre un predio reclamado por el ciudadano estadounidense William Henry Fisher. La comunidad utilizó históricamente ese predio para pastoreo de animales y también hay un rewe, sitio sagrado utilizado para ceremonias.
El lonko Ernesto Antriao denunció que no se contó con la posibilidad de defensa porque la comunidad no fue notificada del desalojo. De saberlo, habría apelado y frenado la acción judicial. Tampoco se tuvo en cuenta el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), tratado internacional al que Argentina adhirió en 2001 y tiene rango superior a las leyes locales.
La comunidad Paichil Antriao está conformada por 25 familias, la mayor parte ubicada en el cerro Belvedere y sobre las costas del lago Correntoso, zona deseada para negocios inmobiliarios. En diciembre pasado la policía no avanzó sobre todas las viviendas porque corresponden a distintas causas judiciales. Sin embargo, la comunidad había advertido que se estaba en el comienzo de la escalada represiva.
“La zona denominada ‘el cruce’ en Villa La Angostura es donde se localizaba el lote 9 y donde hoy se encuentra el centro y la Municipalidad. ‘El cruce’ fue creciendo a un ritmo mucho más acelerado que otras zonas, siendo hoy el centro administrativo y comercial de Angostura. Así, sobre el lote 9 fue creciendo el centro de Villa La Angostura y la familia mapuche fue gradualmente ‘corrida’ hacia la marginalidad del lote”, explicó Sebastián Valverde, antropólogo, investigador del Conicet y docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Ya en 2007, junto a la investigadora Analía García, publicó Políticas estatales y procesos de etnogénesis en el caso de poblaciones mapuche de Villa La Angostura, donde detalla el despojo de los primeros habitantes del lugar.
Gerardo Ghioldi, investigador y compilador del libro Historias de las Familias Mapuche, apuntó que la Plaza San Martín, en pleno centro de Villa La Angostura “era un cementerio mapuche que en el proceso de hacerlos invisibles se transformó en cementerio general y más tarde en plaza. Ahí está enterrado el lonko Ignacio Antriao, debajo de un maitén muy grande”.
Luego de décadas de que les negaran su identidad como comunidad, los Paichil Antriao se reorganizaron en 2003, reafirmaron la pertenencia al pueblo mapuche y comenzaron a defender los últimos espacios territoriales. Iniciaron así una serie de reclamos administrativos (ante el Estado nacional, provincial y municipal) y acciones directas para la restitución de hectáreas que les fueron quitadas en las últimas décadas. En 2007 tuvieron el reconocimiento del Estado a través del INAI.
El historiador local Yayo de Mendieta confirmó en su libro Una aldea de montaña que Ignacio Antriao se asentó en la zona en 1872 “junto a su esposa Cayetana Cayun, y sus tres pequeños hijos Candelaria, Tomás y Pascual, se instaló en las costas del gran lago”. Incluso el Concejo Deliberante reconoció, en 1993, la histórica presencia mapuche. La ordenanza 532 señala: “Ignacio Antriao fue cacique (lonko) de las huestes de Sayhueke y tenía sus dominios a principios de siglo desde el Correntoso hasta la península de Quetrihué. Cuando el gobierno nacional encomendó la mensura y subdivisión de la Colonia Nahuel Huapi, se trazaron los límites del lote pastoril 9 de más de 600 hectáreas, desde el actual Cruce hasta el lago Correntoso y primeras estribaciones del Cerro Belvedere, dándole a este cacique el título de propiedad de estas tierras, en recompensa por sus servicios de baquiano ante la Comisión de Límites que actuó en la zona. Fue uno de los firmantes del Acta de Fundación de Villa la Angostura en 1932 y fallece en 1936”.
Pese a todo, la Municipalidad en mayo, en una carta a la comunidad y mientras desconocía a los mapuche sostuvo que: “Nada justifica la anárquica situación que se está de-sarrollando en el Cerro Belvedere y el perjuicio que esto trae a toda nuestra comunidad, tirando por la borda el esfuerzo de años hecho por los que nos precedieron y los que hoy intentamos hacer de Villa La Angostura un destino tranquilo, confiable, amigable, sustentable y con seguridad jurídica”.
Una campaña mediática
El periodista del canal de noticias C5N está en Neuquén y entrevista a un poblador mapuche.
–¿Conoce Colombia? –interroga.
–Nunca salí de esta provincia, señor.
–¿Tiene o tuvo contacto con las FARC?
–No.
–¿Y con los mapuches de Chile?
–Claro que sí. Somos un pueblo que estuvo a ambos lados de la Cordillera desde antes de que fuesen Argentina y Chile.
Perseverante, el periodista de C5N entrevistó a Carlos “Nuno” Sapag, hermano del gobernador del Neuquén (Jorge Sapag), que desde hace meses acusa al pueblo mapuche de terrorista y conspirar junto a las FARC y la ETA. También sostuvo que el pueblo mapuche proviene de Chile y lo sindica como “invasor” del territorio argentino. En su cruzada logró el apoyo de la Sociedad Rural (de la que forma parte) y de algunos medios de comunicación.
La campaña mediática provocó la intervención del Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA (donde se cursan las licenciaturas de Antropología e Historia). “La casa de estudios repudia la aparición de artículos periodísticos que desacreditan la preexistencia del pueblo originario mapuche, desconociendo legislaciones vigentes y la producción científica de las últimas décadas”, denuncia un comunicado.