Miércoles 26 de noviembre de 2008
Por Carlos Margotta Trincado, rector de la Universidad Arcis
OBSERVATORIO ACADÉMICO
El falso desaparecido y el oportunismo cómplice
Advertimos que la hipercobertura mediática al caso de Germán Cofré y algunas declaraciones sobre el tema pueden ser el preludio a una puesta en escena judicial que busque derribar la tesis del secuestro permanente.
La conmoción por el caso de Germán Cofré Martínez, el irónicamente llamado "detenido aparecido", ha causado en los últimos días reflexiones de todo tipo respecto de la coordinación entre los aparatos del Estado, sobre las políticas de reaparición a las víctimas, e incluso, sobre las tesis judiciales que han permitido avanzar en las investigaciones. Ya que en este tema una golondrina sí parece capaz de hacer verano, es necesario puntualizar algunos aspectos centrales para reorientar una discusión cuyas coordenadas sean, desde el sentido común, la verdad y la justicia.
Digo esto porque a propósito de lo que plantean algunos, ya quisiéramos nosotros que el drama de miles de desaparecidos y sus familias no fuera cierto. Que pudiéramos borrar la más siniestra de las hojas de la historia de Chile. Que las víctimas no hubieran sido jamás arrancadas de sus hogares rumbo a una muerte horrible y un destino desconocido. Pero no es así. A la conducta sicópata y terrorista de quienes ordenaron y perpetraron los crímenes, se unió luego la de autoridades de distinto tipo, que ocultaron la verdad y nunca respondieron a la más dolorosa de las preguntas que se ha hecho este país en los últimos lustros:
Los cómplices de esta inmoralidad histórica se aprovechan de un caso aislado para reabrir sin pudor la argumentación falaz de la prensa pinochetista de los años 75 ó 76. En aquellos tiempos, cuando miles de familiares buscaban a los suyos y el mundo se enteraba de lo que sucedía en el país, los matutinos y vespertinos titulaban con que "los desaparecidos son un invento del marxismo" o con que "se exterminaron entre ellos como ratas", entre otros.
Esas voces que fueron acalladas por el peso de la verdad, hoy comienzan a reaparecer. Quisieran que el dedo acusador, para colmo, volviera a estar dirigido a las víctimas y no a los criminales. Que la conciencia nacional civilizada y, lo que es más grave, la acción de la justicia, se olvidara de ellos. Advertimos que la hipercobertura mediática al caso de Germán Cofré y algunas declaraciones sobre el tema pueden ser el preludio a una puesta en escena judicial que busque derribar la tesis del secuestro permanente. Ello con el evidente propósito de reponer el imperio de la impresentable Ley de Amnistía, consolidar la prescripción y bloquear los avances en las investigaciones.
Cabe recordar la existencia de la denominada Convención Internacional sobre Desaparición Forzada de Personas que condena la aplicación de la amnistía, sin perjuicio de la existencia del ius cogens, esto es, el conjunto de principios generales de derecho que propician la verdad y la justicia como valores esenciales que deben fundar todo Estado democrático de derecho.
Esperamos que el caso del falso desaparecido permita sacar lecciones para el mejor funcionamiento de los aparatos del Estado, entre los que cabe destacar al Servicio Médico Legal, el Registro Civil y las reparticiones diplomáticas de Chile en el exterior. Pero en lo que respecta a los tribunales y su función como poder del Estado, no se debe olvidar jamás que la sociedad y la democracia chilenas siguen esperando que salden la deuda con los familiares de las víctimas mediante el pleno ejercicio de sus atribuciones establecidas en la Constitución. Siguen teniendo una enorme responsabilidad en la urgente respuesta que demanda la sociedad mayoritariamente en orden a establecer la verdad y la justicia respecto de los más de mil compatriotas que siguen aún en la condición de detenidos desaparecidos, gracias al silencio cómplice de los mismos que hoy tratan de levantar una cortina de humo cuestionando su existencia.
Cabe mencionar que los mismos que hoy ponen en duda que se haya aplicado durante 17 años una política de violación masiva y sistemática de los derechos humanos, que significó la muerte, la tortura y la desaparición forzada de miles de chilenos, son los que han expresado su rechazo a la aprobación en el Senado del Estatuto de Roma, que consagra el Tribunal Penal Internacional, cuyo establecimiento permitiría en el futuro precisamente perseguir la responsabilidad penal de crímenes tan atroces como la desaparición forzada de personas.
http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20081125/pags/20081125174122.html
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