Documentos indican contaminación en cultivos agrícolas Los informes que se omiten sobre la contaminación de transgénicos
El viaje a Europa de la titular de Agricultura, Marigen Hornkohl, para reforzar las ventajas de Chile como potencia alimentaria y forestal, dejó fuera dos estudios avalados por la Universidad de Chile que señalan que existe contaminación de transgénicos en predios agrícolas. Hasta el momento no se ha transparentado el mapa de los cultivos con semillas modificadas genéticamente. Un tema que podría afectar las exportaciones chilenas a la Unión Europea.
Por Claudia Urquieta
A fines de octubre el director del Laboratorio de Biotecnología del Instituto de Nutrición y Tecnología de los Alimentos (Inta), de la Universidad de Chile, Romilio Espejo, recibió una llamada telefónica de la Brigada Investigadora de Delitos Medioambientales de la Policía de Investigaciones. Al principio pensó que era una broma. Pero luego le explicaron que estaban buscando información sobre un análisis que ese mismo mes el equipo que lidera realizó en muestras de granos de maíz provenientes de 30 predios contiguos a semilleros de Organismos Modificados Genéticamente (OMG) en la Región de O'Higgins, a petición de la Fundación Sociedades Sustentables.El bioquímico no se preocupó mayormente, ya que pensó que la reunión realizada entre la ministra de Agricultura, Marigen Hornkohl y las representantes de la ONG, Sara Larraín y María Isabel Manzur, el 23 de octubre pasado, para entregarle un informe con estos resultados, estaba dando frutos. Pero en realidad y como constató El Mostrador.cl, la llamada sólo se enmarcó en la necesidad de manejar la información sobre el estudio en cuestión que había sido publicada en la prensa. Pero no hay ninguna investigación en curso sobre estas contaminaciones, que en palabras simples significa que muchos de los granos "normales" han integrado propiedades de sus símiles transgénicos.Tampoco hay una respuesta sobre la solicitud hecha a la Secretaria de Estado en dicho encuentro para que, entre otros puntos, se evaluara la extensión de la contaminación y se adoptaran medidas para erradicarla. Los silencios del MinagriNo es el primer estudio que constata que existe contaminación de granos de maíz por OMG en el país. En 2005 la ONG Greenpeace encargó un análisis similar al Inta. La diferencia, es que en esa ocasión se analizaron semillas de la empresa nacional Anasac que se vendían como convencionales a los agricultores, pero en realidad estaban contaminadas.No se sabe a ciencia cierta si fueron importadas o cultivadas aquí, pero lo grave del asunto es que no hubo control por parte de las autoridades, ya que se estaban comercializando sin que lo supieran ni ellos ni los distribuidores. A pesar de que la normativa chilena no permite el uso de semillas transgénicas, salvo para exportación y previa evaluación de riesgo. En ese entonces y al igual que ahora, desde el Minagri hubo un profundo "silencio administrativo", según explica el director ejecutivo de Greenpeace Rodrigo Herrera. Porque se hicieron las presentaciones del caso, e incluso se habló con el entonces ministro de la cartera, Álvaro Rojas. Pero a la larga no se tomaron cartas en el asunto. A juicio de Herrera y Espejo, el problema es que no hay una certificación, registro y ni siquiera información que pueda servir a entes fiscalizadores ni a la ciudadanía para saber dónde están los cultivos transgénicos.Porque según un decreto del SAG, la información de la ubicación de estos cultivos es confidencial. Inútiles han sido las conversaciones, peticiones y reclamos al respecto. Hasta hoy no es información pública.Aunque el SAG tiene fichadas 24.464 hectáreas de cultivos de transgénicos a nivel nacional "no hay fiscalización. Y en ningún caso han especificado cuales son las medidas de mitigación frente a la expansión y contaminación de sitios aledaños. Es como lo del SIDA: el gobierno no tiene información completa de cuántas hectáreas están contaminadas", señala el líder de Greenpeace.Según Espejo, el problema mayor radica en que "no tenemos cómo saber el destino que tenía el transgénico que contaminó a otros cultivos, ya que puede ser para alimentos, productos nuevos o fines químicos. Porque mientras el Minagri no informe con claridad los fines y sitios dónde están no podemos saberlo". Al respecto, el científico del Inta explica que su equipo no es "anti transgénicos". Al contrario, lo enmarcan como una nueva tecnología que podría servir para el desarrollo. Lo que rechazan, es que "si no hay una regulación clara se pueden generar grandes perjuicios. Porque es fácil dictar normas pero si no existen los fondos ni la gente necesaria para hacer un control real es letra muerta".Lo que además podría atentar seriamente con las pretensiones de relevar el potencial alimentario y forestal en la Unión Europea, asociación de países con la cual existe un Tratado de Libre Comercio. De hecho, Hornkohl viajó esta semana a Bruselas y Roma con este fin. Pero existen regulaciones estrictas en relación a las exportaciones, por lo que es necesario saber con certeza qué productos se están enviando. El miembro de la Academia de Microbiología de EEUU, considera que lo peor que puede pasar es que "reaccionen cuando llegue una crisis y pase algo grave. Es como si importáramos autos y no tuviéramos reglamentos de tránsito".A pesar de que este medio intentó tener la visión del Minagri, en la repartición pública explicaron que al no estar la ministra en el país no se referirían al tema.
http://www.elmostrador.cl/index.php?/noticias/articulo/los_informes_que_la_ministra_hornkhol_omite_sobre_contaminacion_de_transgen/
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26 de Agosto de 2008
Gobierno allana el caminoEl silencioso aterrizaje de los transgénicos en Chile
Aunque en 2005 la entonces candidata presidencial Michelle Bachelet se comprometió con organizaciones ecologistas a no abrir la reglamentación para el cultivo de transgénicos, las señales gubernamentales apuntan en otra dirección. A las reuniones mensuales del Ministerio de Agricultura con expertos en el tema, como el científico Pablo Valenzuela, se suma el reciente encuentro del embajador en Estados Unidos, Mariano Fernández, con el director de Monsanto en Chile.
Al menos una vez al mes la ministra de Agricultura, Marigen Hornkohl, se reúne con una comisión asesora de expertos en genética, profesores universitarios y agricultores a discutir sobre el proyecto de ley "bioseguridad de vegetales genéticamente modificados", que pretende regular la producción y comercialización de los cultivos transgénicos -organismos genéticamente modificados (OGM)- en el país. Y a pesar de que en la agenda de trabajo el tema "transgénico" brilla por su ausencia, los ojos de la cartera mantienen el asunto en la mira. Siguiendo así los lineamientos del anterior titular, Álvaro Rojas, que introdujo fuerte el tema y que incluso en marzo de 2007 se ganó la crítica de movimientos ecologistas tras anunciar junto a la transnacional Monsanto -líder en la producción de transgénicos a nivel mundial- un plan conjunto para extender la superficie de reproducción de semillas transgénicas de 5 mil hectáreas a 20 mil hectáreas en 2010. Sin ir más lejos, la comisión de la que forma parte el Premio Nacional de Ciencias Aplicadas, Pablo Valenzuela, se formó bajo el alero del ex ministro. Y en vista de la aparición del proyecto de ley sobre bioseguridad en 2006, y de la aprobación de la idea de legislarlo a principios de este año, el grupo se ha concentrado estos últimos meses en su análisis. A dichas reuniones también asisten el subsecretario del área, Reinaldo Ruiz, y el director del Instituto de Investigaciones Agropecuarias (Inia), Leopoldo Sánchez, que según fuentes cercanas, no comulga para nada con el tema. Y aunque se le ha bajado el perfil y desde el mismo Minagri se negaron a responder una serie de interrogantes planteadas por este medio aduciendo que "no es un tema prioritario", la inminente entrada de los cultivos transgénicos al país se ha ido abriendo espacio imperceptiblemente. Transgénicos y diplomáticos La propia academia diplomática fue protagonista en junio pasado del sexto de los afamados "Talleres de Ingeniería Genética para Líderes de Opinión" organizados a partir de 2004 por la Fundación Ciencia para la Vida, cuyo director es Valenzuela. El académico, recuerda que la idea original contó con el entusiasta apoyo del senador Fernando Flores (IND), uno de los cinco autores del proyecto de ley sobre bioseguridad, junto a Andrés Allamand (RN), Juan Antonio Coloma (UDI), Alberto Espina (RN) y Eduardo Frei (DC). Hasta la fecha, han pasado diversas personalidades por dichas aulas, entre las que se cuentan el ex presidente Ricardo Lagos, el economista Hernán Büchi, el ex prorector de la Universidad Andrés Bello, Luis Cordero, el sociólogo Eugenio Tironi, el ministro de energía Marcelo Tokman, el ministro de Transportes René Cortázar, así como los políticos Hernán Larraín (UDI) y Jorge Insunza (PPD), sólo por nombrar algunos. El objetivo de la instancia es que personeros VIP entiendan lo que es la ingeniería genética, las posibles aplicaciones en el mundo y en Chile en forma práctica, haciendo experimentos in situ. "Es un curso para dar un conocimiento práctico y la gente termina haciendo ingeniería genética: se hacen transferencias de un programa genético de una especia a otra", explica el doctor en química. Y detalla que la propia Cancillería solicitó hacer una capacitación para los futuros embajadores y cónsules, ya que están tratando que "la gente que habita las embajadas chilenas tengan mayor conocimiento científico. Antes siempre había algún artista, hoy la idea es meterse más en la ciencia y los negocios". Incluso se estaba planteando la idea de hacer un taller dirigido específicamente a la biotecnología vegetal y los alimentos transgénicos, pero por motivos que el otrora miembro del comando político de Joaquín Lavín no especificó, se optó por postergarlo. En esta misma línea, el pasado 25 de julio el embajador en Estados Unidos, Mariano Fernández, se reunió con el presidente de Monsanto Chile, Alfredo Villaseca, para dialogar sobre las intenciones de la transnacional y los potenciales beneficios que veía en el país. En la conversación también se discutió la factibilidad de posibles capacitaciones en biotecnología a estudiantes chilenos en los centros de investigación de la empresa, que posee enormes instalaciones y tecnología de punta. Según Villaseca, la opinión del diplomático apunta a que debería formarse un grupo con trabajadores del Minagri y parlamentarios para que visiten los centros de investigación de Monsanto en el país del norte, ya que "considera que Chile llegó al tope del crecimiento económico en función de commodities y que ahora debe crecer en función de nuevas tecnologías". Postura que va de la mano con el "Pacto de Cooperación Chile-California: una Asociación para el siglo XXI", firmado por la Presidenta Michelle Bachelet en junio pasado con el gobernador Arnold Schwarzenegger, y que consiste en un relación de intercambio principalmente en áreas como educación, biotecnología y energía. Acompañando a la Mandataria estuvo Valenzuela, que explica que "California es el reino de la transgenia", y detalla que paralelamente se firmó un acuerdo entre el Inia y la Universidad de California-Davis, para desarrollar proyectos de mejoramiento de semillas mediante ingeniería genética, además de la formación de investigadores. "El primer plan Chile-California fue en los sesenta y fue decisivo para Chile. A partir de eso tenemos hoy gran actividad en agricultura, que fue lanzada en base al trabajo de una serie de estudiantes chilenos que fueron a obtener post grados en la Universidad de Davis", señala el científico. Los "misteriosos" cultivos de semillas transgénicas Actualmente en Chile sólo se permite importar semillas transgénicas para su multiplicación en el país y su posterior exportación. Lo curioso, es que es un completo misterio la ubicación exacta de las 24.464,14 hectáreas registradas, ya que según una resolución del Servicio Agrícola Ganadero (SAG) de 2001, la información es confidencial y no puede ser entregada a terceros sin la autorización "expresa de las empresas que han solicitado la importación del material genéticamente modificado". Lo único que sí es de conocimiento público, es que casi 50 por ciento de estos cultivos, que incluyen maíz y soya, se encuentran en la Región del Maule, seguida por la Región de O'Higgins que concentra el 35 por ciento. El restante 25 por ciento se reparte entre las regiones de Arica Parinacota, del Bío Bío, de Coquimbo, de la Araucanía, de Los Ríos, Metropolitana y de Valparaíso. El secretismo que envuelve a las semillas transgénicas, se debería a la necesidad de proteger a los productores de eventuales robos u ataques contra su propiedad. Pero lo que no queda claro, es si el proyecto de ley sobre biotecnología que busca abrir las puertas a la producción y comercialización interna de transgénicos mantendrá esta política. Al respecto, desde el SAG, adelantan que "es prematuro que el servicio pueda manifestarse al respecto". En tanto, desde el ministerio de Agricultura ni siquiera hubo respuesta.
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