lunes, 24 de agosto de 2009

Para una Memoria Histórica Global 23-08-09

Para una Memoria Histórica Global

Enviado el Domingo, 23 agosto a las 09:56:05 por nico

Villoldo confiesa: La CIA ordenó el crimen de Boca de Samá
El único condenado por la matanza de My Lai rompe su silencio: reafirma que obedeció órdenes superiores
La CIA saca del armario un informe sobre torturas en cárceles secretas de EEUU durante la “guerra mundial antiterrorista"


Noticias recogidas en Cuba Debate
Villoldo confiesa: La CIA ordenó el crimen de Boca de Samá
Jean Guy Allard
Cubadebate

En una confesión al Miami New Times, uno de los hombres de la CIA que participaron en el asesinato del Che, acaba de confirmar públicamente que la Agencia ordenó directamente el ataque terrorista a Boca de Samá, el 12 de octubre de 1971.
Este acto terrorista organizado por Gustavo Villoldo y reivindicado por Alpha 66, provocó dos muertos y cuatro heridos graves, entre los cuales se encontraba la niña Nancy Pavón a quién hubo que amputarle un pie.
Las investigaciones de las autoridades cubanas han acusado en varias oportunidades a la CIA, la Agencia Central de Inteligencia, de encontrarse detrás del criminal ataque, ocurrido el 12 de octubre de 1971.
Las declaraciones de quién admite además haber sido oficial de la CIA durante décadas, corroboran de manera absoluta la responsabilidad directa de las autoridades estadounidenses este absurdo acto terrorista cometido contra Cuba. Por si quedaban dudas.
El ataque a Boca de Samá, un pueblito de pescadores cercano a la playa de Guardalavaca, es solo una de la cadena de operaciones terroristas cuya paternidad fue reclamada por Alpha 66 a finales de los años 60 y principios de los años 70. Y es sin dudas la más cobarde de todas.
En una decisión judicial que solo podría acontecer en Miami, un juez le otorgó a Villoldo hace unos meses 1 200 millones de dólares “por el suicidio de su padre”, que atribuyó al triunfo revolucionario en Cuba.
Villoldo, ex mercenario de Playa Girón, participó en el asesinato del Che en octubre de 1967 y que asegura haber organizado el entierro secreto del heroico guerrillero.

LUZ VERDE DE LA CIA

En una entrevista titulada “He Buried Che (Enterró al Che)”, concedida al periodista Tim Elfrink del Miami New Times, Villoldo cuenta -entre otras cosas- que en la primavera de 1971 recibió una llamada en su casa de Miami originada en Washington de “un viejo contacto CIA” que se niega a identificar.
En aquel momento, comenta, la administración Nixon, envuelta en problemas, necesitaba a “una victoria sobre el comunismo”. Parecía que había llegado el momento preciso para un plan cuyo objetivo era tomar “una pequeña ciudad” como preámbulo a “un ataque más amplio” y como “golpe de propaganda contra Cuba”.
Preguntó entonces, en lenguaje convenido, el “viejo contacto”: “¿Te recuerdas esta misión que siempre quisiste hacer? Considera esto como la famosa luz verde para ir adelante.”
Conforme a la estrategia de las “operaciones autónomas”, que permitía a la CIA sostener que no tenía vínculo con las operaciones terroristas contra Cuba, Villoldo se puso de inmediato a levantar fondos y a reclutar mercenarios.
En tres meses, afirma, recogió 350 000 dólares entre los negociantes cubanoamericanos y se encontró a 50 hombres para la expedición. La “pequeña ciudad” escogida para la operación fue, en realidad, este tranquilo pueblecito del Oriente cubano, con una población de “unas docenas de personas” alojadas en “cabañas de madera”.
Valoró que sería “un blanco fácil”, precisa el artículo. Villoldo, hijo de un multimillonario habanero, salió con su tropa de Key Biscayne con dos lanchas rápidas “y una fragata de 177 pies”.
El ataque mercenario duró 75 minutos, dice Villodo. Afirma que salieron huyendo del lugar en sus embarcaciones.”Castro supuso que nos habíamos ido a plena velocidad hacia al norte. Helicópteros y aviones buscaron a los hombres lejos de donde estaban en el estrecho de la Florida. Al oscurecer, escondidos, regresaron a casa”, cuenta el texto algo fantasioso donde, por supuesto, Villoldo se atribuye el papel de héroe.
Santiago Alvarez, el cómplice de Luis Posada Carriles, también se atribuyó el salvaje ataque a Boca de Sama en el pasado.
Villoldo confirma luego que después de Boca de Samá, continuó su trabajo con la CIA “alrededor de América Latina y el Caribe durante los años 70 y 80″.
Vive hoy en West Kendall, donde empiecen los Everglades. Su propiedad no aparece en el libro del teléfono, precisa el autor del reporte. Tampoco en el registro de propiedades.

El crimen de
Boca de Samá fue denunciado por el líder cubano Fidel Castro, quién de inmediato sospechó la responsabilidad de la CIA en este acto de terrorismo caracterizado.

“LA CASA ERA LLENA DE AGUJEROS DE BALAS”
En su libro The Oral History of Terrorism Against Cuba (La Historia Oral del Terrorismo contra Cuba), que se publicara en las próximas semanas, el autor canadiense Keith Bolender, cuenta cómo aquel día de 1971, sobre las 10 de la noche, un comando de catorce individuos navegando en dos lanchas piratas identificadas como de Alpha 66, atacó el pueblo de pescadores del municipio de Banes.
Los agresores entraron en el pueblo, donde unos fueron directamente a saquear la única tienda del lugar mientras otros abrían fuego con un mortero sobre la escuela y las casas de madera de los pobladores.
El asalto, característico del bandidismo contra Cuba, causó la muerte de dos combatientes del Ministerio del Interior, Lidio Rivaflecha Galano y Ramón Siam Portelles, y cuatro heridos graves, Carlos Escalante Gómez, entonces jefe de la Unidad de Tropas Guardafronteras de la zona, el obrero agrícola Jesús Igarza Osorio y las hermanas Aracelis y Nancy Pavón, con 13 y 15 años de edad, respectivamente.
Un residente del lugar, Carlos Escalante Gómez, apodado El Chino, le contó a Bolender cómo en el encuentro con esta tropa de sicarios recibió ocho proyectiles en las piernas.
Asustados por la resistencia encontrada, los infiltrados empezaron pronto a correr de regreso a sus embarcaciones.
“Mientras abandonaban el caserío y regresaban a la nave principal, comenzaron a ametrallar a todo el pueblo. Todas las casas fueron impactadas, la tienda, la escuela, todo. Así mataron a los dos compañeros”, comenta.
El testimonio de la joven Nancy Pavón, asombró al periodista canadiense. Le contó esta mujer, ahora de 51 años de edad, que después de haber sido alcanzada por proyectiles de los mercenarios, los cirujanos tuvieron que amputarle un pie.
“Comencé a ponerme los zapatos y grité: ‘Estoy muerta’. Sentí algo que me golpeó, no sabía dónde…Cuando todo hubo terminado y regresamos, la casa era un caos, llena de agujeros de balas y la mayor parte de las cosas rotas. Y a la vez, mucha sangre en el piso y las paredes. La piel de los pies impactados de mi hermana y míos estaba adherida a los mosquiteros”, dijo.
Villoldo cuenta al autor del articulo que en 1958 sus concesiones de la General Motors, de la Habana a Santiago, procuraban a su papá una ganancia anual de… 15 millones de dólares. La familia tenía casas en Miramar, Baracoa, y en Varadero.
Al triunfar la Revolución, el joven Villoldo, que había estudiado en Estados Unidos, decidió vincularse a los servicios de inteligencia norteamericana.
El único condenado por la matanza de My Lai rompe su silencio: obedeció órdenes superiores, reafirma
El ex teniente William “Rusty” Calley, único condenado como responsable de la matanza perpetrada en 1968 en la aldea survietnamita de My Lai, ha pedido disculpas y expresado su remordimiento por aquellos hechos, que marcaron en la memoria estadounidense las atrocidades de esa guerra.“No hay día que pase que no sienta remordimientos por lo que ocurrió aquel día en My Lai”, dijo Calley el pasado miércoles en una intervención ante una pequeña audiencia en el Club Kiwani de Columbus (Georgia), según informó en su blog “Dick’s World”, el periodista jubilado Dick McMichael.Según explicó el periodista, el ex presentador de televisión local Al Fleming logró persuadir a Calley, que a lo largo de todos estos años ha rehusado comparecer ante las numerosas ofertas de las grandes cadenas de televisión, para que interviniese en el club de Columbus, cerca de la base militar de Fort Benning, donde fue juzgado.Aunque el ex militar reiteró que siguió órdenes, como mantuvo durante todo el proceso judicial por el que fue condenado a cadena perpetua por la muerte de 102 civiles, admitió que había violado la ley al seguir órdenes ilegales.“Si me pregunta por qué no me negué a ello cuando recibí la orden, tengo que decir que era un teniente segundo que recibía órdenes de mi comandante y las cumplí, estúpidamente, creo”, contestó al ser preguntado al respecto, aunque aclaró que eso no era una excusa, sino simplemente el relato de los hechos.En la matanza, revelada un año después de ocurrir por el periodista Seymour Hersh, entre 300 y 500 personas de la remota aldea de My Lai fuero masacradas, aunque Calley sólo estuvo bajo arresto domiciliario tres años y recibió el indulto del entonces presidente, Richard Nixon.Su capitán, Ernest Medina, negó cualquier responsabilidad en el consejo de guerra celebrado en 1971 y fue absuelto.
La CIA saca del armario un informe sobre torturas en cárceles secretas de EEUU
De acuerdo con la prestigiosa revista estadounidense, NEWSWEEK, la CIA publicará la semana próxima un informe secreto, en el cual revela nuevos detalles desgarradores sobre el tratamiento de personas sospechosas de ser terroristas, incluyendo simulacros de ejecución que fueron parte de su programa para detener e interrogar a los presos después del 11 de Septiembre.
El artículo de NEWSWEEK cita a dos fuentes que están familiarizados con el informe y que describen el tratamiento al preso Abd al-Rahim al-Nashiri, quien fuera amenazado con una pistola y un taladro eléctrico durante un interrogatorio a manos de la CIA.
La tortura supuestamente es ilegal en los Estados Unidos, y la ley prohibe amenazar a un preso con una “muerte inminente”.
El Informe también describe más de un simulacro de ejecución en las cárceles de la CIA.La Oficina del Inspector General de la CIA completó el Informe sobre interrogatorios en mayo de 2004, comisionado por el que era en ese momento el director de la CIA, George Tenet.
Sin embargo, la Administración Bush no lo compartió con todos los miembros del Comité de Inteligencia del Congreso hasta septiembre de 2006. Tanto Tenet, como los posteriores directores de la CIA, Porter Goss y el General Michael Hayden insistieron en mantener en secreto el informe.


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