lunes, 28 de septiembre de 2009

Asesinato de Jaime Mendoza Collio: Ni accidente ni hecho aislado-22 09-09

22 September, 2009

Asesinato de Jaime Mendoza Collio: Ni accidente ni hecho aislado

El asesinato de Jaime Facundo Mendoza Collío no es ni un hecho aislado ni un accidente: es parte una historia de conflictos entre las comunidades mapuche aledañas al cerro Chiguaihue y el Estado chileno; de una historia en que la muerte ha ocupado un lugar más de una vez; una historia en que los organismos del Estado han dedicado sus esfuerzos a defender los intereses de los particulares, sean estos latifundistas o empresas forestales.

Periódico Azkintuwe

Escribe: Martín Correa

Producto de un balazo por la espalda, el día 12 de agosto de 2009, Jaime Facundo Mendoza Collío, de 24 años, resultó muerto tras ser baleado por el efectivo de Carabineros de Fuerzas Especiales de Santiago, Patricio Jara Muñoz, repeliendo la acción de un grupo de familias pertenecientes a la comunidad Requen Pillán que ocuparon el fundo San Sebastián. Quienes participaron de la acción declararon que no hubo ataque alguno, que contaban solo con palos y boleadoras, y que estaban arrancando del ataque policial.
Sin embargo, desde un primer momento el alto mando de carabineros señaló que el actuar de Jara había sido en ‘legítima defensa’ al ser emboscado por mapuches, quienes lo habrían cercado y disparado con escopetas ante lo cual se vio obligado a responder con su pistola 9 milímetros. Igual situación ocurrió con las autoridades de gobierno, en palabras del Subsecretario de Interior, Patricio Rosende, quien señaló que el actuar policial fue “ajustado a derecho y cuenta con todo nuestro respaldo”.
Más grave aún, ya en días anteriores se había previsto un desenlace fatal, según se desprende de las propias palabras del Ministro de Interior, Edmundo Pérez Yoma, quien ante las ocupaciones de diversos predios en la comuna de Ercilla ordenó reforzar la dotación policial en la zona, en particular de fuerzas especiales, y luego declaró a la prensa que “…lo que ha pasado en estos 3 ó 4 días va a terminar de inmediato”. Efectivamente, no pasaron más de 3 o 4 días y se terminó con la vida de un comunero mapuche.
En días recientes se hizo pública la autopsia de Jaime Mendoza Collío, realizada en el Servicio Médico Legal de Angol, el que concluyó en que su muerte se debió a un impacto de proyectil que entró por la espalda y salió por el costado derecho del tórax, que la bala le destrozó el corazón, que el disparo se efectuó a corta distancia y que el deceso se produjo en forma instantánea. Por su parte, detectives de la Brigada de Homicidios de Temuco no encontraron evidencias de un enfrentamiento en el sitio del suceso. Luego, el hecho ocurrió a dos kilómetros de donde se realizó la toma, por lo cual se estima que el policía persiguió a la víctima hasta darle muerte. Así se desvirtúa en forma contundente y en todos sus puntos las declaraciones del gobierno y de la policía.
El ministro del Interior declaró que la muerte de Jaime Mendoza Collío fue un ‘lamentable accidente’ y que constituye un ‘hecho aislado’. Ni lo uno ni lo otro. No fue un accidente en la medida que se disponen todos los elementos para reprimir las movilizaciones mapuche, que se militariza y se invade con retenes y presencia policial todo el territorio mapuche, y se asume que aquella será la estrategia para salvaguardar el ‘estado de derecho’. No fue un hecho aislado como tampoco lo son la muerte de Alex Lemún, asesinado por el carabinero Marco Aurelio Treuer, de Matías Catrileo, asesinado por el cabo Walter Ramírez Espinoza, de Zenén Díaz Necul, de Juan Domingo Collihuin, de Julio Alberto Huentecura Llancaleo, de Luis Lican, de Jorge Antonio Suárez Marihuan, de Jhonny Cariqueo Yáñez, todos casos que han quedado en la más absoluta impunidad. No es un hecho aislado ni un accidente porque lo sucedido forma parte de la política permanente del Estado chileno en su relación con el pueblo mapuche.
Tampoco es un hecho aislado en la medida que las comunidades que habitan las inmediaciones del cerro Chiguaihue, donde fue asesinado Jaime Mendoza Collío, la lucha por recuperar el territorio ancestral, así como la represión, la persecución y la muerte, forman parte de su memoria histórica. Efectivamente. A partir de año 1862 el Estado chileno decide ocupar militarmente el hasta entonces territorio autónomo mapuche que se extendía entre el río Bio bio y el Toltén, y lo hará formando líneas de fuertes a medida que el Ejército avanzaba hacia el sur. Fundamental en ello fue el adelantamiento de la línea de frontera hacia el río Malleco, el primer gran objetivo del Ejército de la Araucanía, para lo cual a partir del mes de Julio de 1867 se ordena la construcción de los fuertes de Curaco, Perasco, Collipulli, Mariluan, Chiguaihue, Lolenco, Cancura y Huequen, cubriendo así todo el valle central de la frontera norte del territorio mapuche, a la vez que confiscar para el Estado un gran espacio territorial en el que se irán paulatinamente integrando colonos, chilenos y extranjeros. El territorio mapuche comienza así su camino de usurpaciones, y la puerta de entrada será Chiguaihue.
Previamente, en el año 1865, llegan a oídos de las autoridades militares asentadas en la Araucanía y encabezadas en ese entonces por el coronel Basilio Urrutia rumores de que se preparaba un gran levantamiento mapuche encabezado por Lonko Kilapan, razón por la cual el jefe militar despachó una división de 800 hombres al interior, hacia Chiguaihue y Collico, bajo el mando del teniente coronel don Pedro Lagos quien informará luego: “… me puse en marcha hacia ultra Malleco con 800 hombres, que los componían 150 de infantería de línea, 28 de granaderos a caballos, los escuadrones 3º y 4º del departamento i 5º y 6º del de Laja. Esta fuerza se unió en los rincones de Chiguaihue con una de 200 hombres. Todo el tiempo de la campaña que termina hoy, se ocupó la división en castigar a los indígenas que favorecen i apoyan a los cristianos malhechores, destruyendo sus habitaciones i sementeras i tomando sus haciendas. Varias indias viejas tomadas en los bosques, se pusieron en libertad comunicándoles el pensamiento de US. a fin de que fuera trasmitido a las reducciones indíjenas i llegara así al conocimiento de todos, esto es, que la autoridad se halla dispuesta a castigar i perseguir en todo sentido a los que cometen depredaciones en las poblaciones i campos de cristianos”.
Los hechos de sangre se multiplican en la zona, y el 5 de enero de 1869 se produce una descomunal lucha a 2 kilómetros al norte de Chiguaihue, en la ribera derecha del Malleco, luego de la cual las fuerzas de Kilapan se retiran maltrechas y con no pocas bajas. Las armas de fuego del ejército chileno hacían la diferencia, al igual que en la actualidad. Aunque algunos historiadores sostengan que no hubo tal guerra y que se trató de un encuentro de civilizaciones, una empresa de Pacificación, el informe del Estado del Cuartel General del Ejército de Ocupación, al 31 de Diciembre de 1870, señala que “el ejército constaba de 2.455 hombres, de los batallones 2º, 3º y 7º línea, tercer escuadrón de cazadores a caballo, regimiento de granaderos, escuadrones número 2 y 3 de Nacimiento i partidas de observación de la 1ª y 2ª secciones. Guarecían estos cuerpos las plazas i fuertes de Chiguaihue, Lolenco, Cancura, Collipulli, Mariluan, Perasco, Curaco, torre 5 de Enero, Huequen, Tigueral Rucapillan, Angol, Colhue, torres de Maipú, de Alcázar i Las Heras, puente del Malleco, Coronado, Esperanza i trabajos del canal”. Si aquellas no son instalaciones de guerra ¿qué son?
Ahora bien, con la ocupación militar viene de la mano la hijuelación del territorio mapuche, la fundación de pueblos donde antes hubieron fuertes, y comenzó a llegar al área un número importante de colonos que -tal como lo hicieron los españoles 300 años antes- venían en busca de riqueza y bienestar y a ocupar un territorio ajeno, el territorio mapuche. Dicho proceso permanece vivo en la memoria de los descendientes de aquellos que fueron despojados de sus dominios y reducidos en sus espacios, como es el caso de don José Eugenio Curipan, actual viviente de Ranquilco, en las cercanías de Chiguaihue:
“Empezó a llegar gente cuando llegó Collipulli…Y ahí empezaron a arrinconar todo para acá, cuando llego también ese caballero McKay, ahí fue cuando a nosotros nos empezaron a arrinconar, ahí nos dejaron encerrados a nosotros acá, y anteriormente llegábamos hasta el río Malleco por el Norte, eso decían los antiguos”. En el mes de mayo de 1878 se rematan en la ciudad de Santiago, lejos de la Araucanía y de sus legítimos dueños, 77.776 hectáreas ubicados al sur del Malleco, de Chiguaihue, Los Sauces, Purén, Lumaco, Curaco. En forma paralela, en el año 1876 se parcelaban las tierras que iban desde Chiguaihue hasta Huequen y Pidenco, por un total de 48.000 hectáreas.
En contraste con ello, en los faldeos del cerro Chiguaihue a mediados del siglo XIX existía una importante población mapuche, un lof cuya máxima autoridad era Lonko Pillan, y que se extendía entre el río Malleco y el Huequen. Sin embargo, luego de ser ocupado militarmente el territorio las familias mapuche son perseguidas, y el antiguo territorio mapuche es hijuelado y rematado a particulares, quienes dan origen al fundo Chiguaihue. En contraste con ello, a las familias mapuche se les entrega Título de Merced, en los cuales solo les es reconocido en dominio los lugares en que tenían la ruca y los huertos familiares, despojándolo del resto, del gran territorio. No obstante lo anterior, en la memoria de las familias mapuches el territorio antiguo continúa presente, así como continúa presente como se perdió ese territorio antiguo. Don José Garrido Marileo, comunero de Requen Pillan, habla con las palabras de su abuelo, José Marileo Huaiquimil, de quien obtuvo la siguiente enseñanza:
“El conocimiento de nosotros es el de los ancianos, y ellos conversaban de que todo este territorio era de los mapuches anteriormente, era del río Malleco al río Huequen, y ahí comenzaron a llegar los colonos, ahí acorralaron a las comunidades, y donde las dejaron en un solo lugar le pusieron reducción, porque por no decirle que están reducidos le pusieron reducción, eso era el territorio mapuche acá, porque nosotros estábamos acorralados… Se ha encontrado harto resto de alfarería, cosas de donde hacían loza los antiguos, piedras también, boleadoras, en toda esa parte que está dentro del fuerte Chiguaihue hacia acá, del río Malleco hacia acá. Ahí quedan huellas de la primera expedición que hizo el ejército, hay un puente colgante ahí, unas fosas, en que se nota que ellos ahí hicieron su expedición, son lugares como para protegerse.”
Todo ello fue sustraído del dominio mapuche y es adjudicado a particulares en la década de 1870. Lorenzo Curipan señala la intencionalidad que había detrás, y relata que “Según contaba el finado de mi padre, antes de nuestra generación estaba Manuel Pillan, cuando llegaron los colonos, él era el que mandaba en esta parte, después ya hicieron como división de las familias, … el mismo Estado los reducía, para entregarle tierra de a poquititos, engañarlos, como lo están haciendo ahora.” En definitiva, en la antigua jurisdicción de Manuel Pillan comienzan a convivir, a partir del proceso de reducción territorial, dos realidades: las familias mapuches en títulos de merced, reducidas, sin posibilidad de acceso a los recursos que les permitían la supervivencia material y cultural, los bosques, las aguas; y los colonos, quienes se adjudicaron en remate fiscal las tierras que se sustrajeron a las familias mapuche, dando al fundo Chiguaihue, un fundo emblemático en la historia mapuche de Malleco.
¿Cómo se origina el fundo Chiguaihue? El primeros propietario de las hijuelas que luego darán forma al fundo Chiguaihue es Juan Mackay, quien adquirió las tierras citadas en remate fiscal en el año 1897, bajo un manto de legalidad se formó la propiedad particular no mapuche en Chiguaihue: se parceló el territorio, se remataron las hijuelas, adquirió varias hijuelas colindantes (lo que estaba prohibido por ley), las inscribió ante el Conservador de Bienes Raíces, y luego, sumando el conjunto de ellas, se dio forma al fundo Chiguaihue. Un clásico en cuanto a la forma de constituir la gran propiedad latifundaria en el territorio mapuche.
A ello se enfrentó, y se enfrenta hasta nuestros días, la legitimidad de origen del fundo Chiguaihue. Las familias mapuche señalan que previo a la radicación ocupaban la totalidad del espacio territorial donde se asentó dicho predio, no sólo donde se encontraban las rukas, los huertos familiares, es decir, lo cercado, sino también los bosques, las aguas, los cerros, todo lo que en conjunto conformaba al hábitat mapuche, aquello que se sustrajo de su dominio. También señalan las familias mapuche del sector que nunca se desprendieron de dichos espacios, que el Estado chileno, en un acto unilateral revestido de legalidad lo declaró ‘sin ocupación’ y lo remató a los particulares, pero que los mapuches nunca enajenaron sus derechos, y por el contrario, dichos derechos se han mantenido como la base de sus demandas territoriales.
Ya hijuelado el territorio el primer conflicto con particulares se producen en la década de 1930, ya no con Juan Mackay sino con la familia Anguita, sucesores del dominio del fundo Chiguaihue, a cuyos miembros demandaron y denunciaron ante el Juzgado de Indios de Victoria. Efectivamente, los comuneros de Requen Pillan, representados por Antonio Curipan Curipan, Juan Paine Mellio y Juan Lican Curipan, demandan a Roberto Anguita, a quien acusan de ocuparle “indebidamente sendos retazos de terreno en su parte Oriente y Sur, sin que puedan precisar la extensión. El señor Mackay, hará como ocho años, al cerrar propiedad en la parte colindante, les privaba como de 150 hectáreas de la mejor montaña y piden la restitución”. Vecinos de los anteriores son las familias de Chequenco, encabezadas por José Millacheo Levio, quien el 2 de mayo de 1929 comparece ante el Juzgado de Indios de Victoria, en el cual “viene en insistir en su reclamo contra don Roberto Anguita, agregando que este caballero le está sacando, por medio de sus empleados, toda la leña y vendiéndola. Expresa que en cambio a los comuneros de su reducción no se les permite sacar la leña existente".
La relación de las comunidades mapuche vecinas y colindantes al fundo Chiguaihue con los propietarios de dicho predio ha tenido una constante: la lucha por los bosques y la leña. Poco tiempo después, el 24 de Octubre de 1930, las familias de Chequenco presenta ante el Juzgado una orden de amparo , declarando que “hanse venido a quejar de que don Roberto Anguita les ha impedido que sigan explotando la montaña que está dentro de su propiedad, amenazándolos de balazos si persisten en ello”, prueba evidente de las amenazas y de la violencia ejercida sobre las familias mapuche por la familia Anguita.
Treinta años después, a fines del año 1961 y antes de que se iniciara el proceso de Reforma Agraria, las familias mapuche comienzan a reivindicar tierras usurpadas que se encontraban dentro del fundo Chiguaihue, ocupando el predio una y otra vez, hasta lograr su recuperación. La prensa de la época señalaba que la familia Silva Correa, ahora propietaria del fundo Chiguaihue, “...se adueñó de 175 hectáreas de las tierras indígenas, precisamente el sector de montaña, desde donde sacaban leña y producían carbón. Junto a ello, los mapuches denuncian que en la parte usurpada, que se suma a las 4.000 hectáreas del fundo Chihuaihue, se encuentra el cementerio de la comunidad, prueba irrefutable de la pertenencia indígena de dichas tierras”.
La ocupación de las tierras fue resistida por el propietario, resultando herido uno de los mapuches, el que murió posteriormente a los sucesos, como lo consigna la prensa: “...en dichos hechos fue baleado, por parte de Ignacio Silva Correa, quien estuvo 4 días detenido, un mapuche de apellido Collío, el que falleció en el mes de octubre de 1961”, continuando así con el historial de muerte de las comunidades del sector. Silva Correa, asesino de Carlos Collío, estuvo detenido sólo 4 días. Sin embargo, los comuneros mapuche volvieron a ingresar al predio una y otra vez, dando así el puntapié inicial a lo que sería un largo y sostenido proceso de movilizaciones y acciones mapuche dirigidas a la recuperación y ampliación de sus dominios.
La comunidad Requen Lemun, en Agosto de 1969 recuperó -por la vía de la ocupación- las tierras del Fundo Chiguaihue, acción en la que participaron 200 familias exigiendo la aplicación de la Ley de Reforma Agraria. Don José Garrido Marileo recuerda que “Para la recuperación de tierras en esos años, recuerdo yo que el 20 de Agosto del 69, como a las 9 de la noche ingresamos al territorio, en la parte de Loma Cuel y ahí nos dirigía en ese tiempo los dirigentes de cada comunidad, y aquí en esta comunidad era Segundo Mendoza Minañir. Yo recuerdo de ese día que fue un tiempo de mucho sufrimiento, fue un año tan lluvioso cuando ingresamos al fundo Chiguaihue que nuestros viejitos casi se murieron… las personas hacíamos fuego y se hacía también rogativa y todo para poder calentarse las personas. Ahí después ya pasamos un tiempo, como 2 o 3 meses sería, cuando ya después se organizó todo lo que era en ese tiempo el Sindicato Patronal, los patrones, ahí llegaron todos después para el desalojo, para sacarnos”.
Se comenzaba a configurar un nuevo cuadro, en el que también participarían los propietarios de los predios organizándose para defender sus intereses. El 30 de Agosto de 1969 llegaron hasta la entrada del predio Chiguaihue cientos de dueños de fundos, provenientes de Traiguén, Victoria, Collipulli, Angol y Los Ángeles, hecho que dará paso posterior a la formación de grupos de defensa y luego de retoma y amedrentamiento sistemático hacia los mapuche. Su presencia organizada en Chiguaihue constituía una señal de advertencia. Don Alejandro Riquelme Díaz, actuales viviente de Chiguaihue, recuerda que “Llegaron como a las 2 de la tarde, estábamos reunidos, entonces llegaron los ‘patronales’ a ver donde estaba la parte de la tierra tomada y cuanta gente había, y al día siguiente fue el desalojo. Ahí llegaron todos los patronales, carabineros, venían todos en vehículos, era una ‘melga’ harto larga, los dejaron ahí en la Escuela de Chequenco, de ahí venía la melga, porque en ese tiempo estaba malo el camino así que llegaron de a pie casi la mayoría, al campamento donde estábamos nosotros.” José Curipan relata que ese día “llegaron hartos, camiones llegaron también, llegaron de a caballo, eran hartos, y aquí estábamos. Así que peleamos con ellos al final, a palo no más… ellos eran más de 300, nosotros éramos como 250, más o menos. Eso sí que la pelea no duró mucho, lo que pasó es que se arrancaron ellos, éramos más valientes nosotros, los corrimos a palos no más, ellos a caballo y nosotros a pie no más.”
Hacia el mes de Julio de 1970 otras comunidades se plegaban al movimiento y eran tomados los predios Alaska y Pidenco, también emplazados en Ercilla. La acusación del gobierno demócrata cristiano, ocupando un argumento siempre utilizado para desvirtuar las acciones del movimiento mapuche, se hizo sentir de inmediato: “La ocupación de Chiguaihue, Alaska y Pidenco fue realizada por elementos extraños, la mayoría de los cuales pertenecen a reducciones indígenas de la comuna de Ercilla. Los actores de esta ocupación ilegal son aproximadamente 250 personas”. Acto seguido, se decretó vigilancia policial permanente del predio Chiguaihue y se declaró el Departamento de Collipulli Zona de Emergencia, encargando su vigilancia al Regimiento ‘Húsares de Angol’. Nada nuevo, incluso parece sacado de las políticas respecto de los mapuche de los gobiernos de la Concertación.
Finalmente, el fundo Chiguaihue es expropiado y las comunidades dan forma al exitoso Asentamiento Miguel Cayupan. Sin embargo, la presencia y trabajo mapuche en el predio no tuvo larga duración. Llegaba el 11 de septiembre de 1973 y con él el Golpe de Estado, la represión y la muerte en la Araucanía. Don José Garrido Marileo recuerda que esos días “fueron duros, muy duros, llevaron varia gente detenida ese tiempo. Fue algo terrible, porque a los peñis los llevaban igual que verdaderos animales dentro de los vehículos, de las tanquetas y vehículos grandes que tenían, y el Presidente de la Comunidad, Segundo Mendoza Millañir, estuvo 2 meses desaparecido, estuvo por Traiguén, y por un milagro de Dios se salvó”.
A la familia Silva Correa la sucedió en el dominio del fundo Chiguaihue la Forestal Mininco, y con dicha empresa continuarán los conflictos, y si bien a partir del año 1998 el antiguo predio, ahora parcelado en diferentes predios más pequeños, es demandado, ocupado y desalojado en múltiples ocasiones, éstas acciones alcanzan su punto cúlmine el día 7 de noviembre de 2002, momento en que alrededor de 40 personas (la mitad compuesta por ancianos, mujeres y niños) de la comunidad Montitui Mapu, también emplazada en los faldeos del cerro Chiguaihue ocupan el fundo Santa Alicia, parte del antiguo Chiguaihue. No pasó mucho tiempo hasta que la Prefectura Carabineros recibió la denuncia y comisionó al mayor de Carabineros Marco Aurelio Treuer Heysen para visitar el lugar y verificar la efectividad de la denuncia, para lo cual se hizo acompañar por 3 carabineros equipados con chalecos antibalas, casco y armamento de servicio. Carabineros comenzaron a disparar y uno de esos disparos, percutado desde la escopeta Winchester calibre 12 que portaba el mayor Treuer, terminó con la vida del joven mapuche Alex Lemún Saavedra.
Los mapuche llevaron a Lemún en una carreta de madera tirada por bueyes hasta el cruce de la comunidad Requén Bajo, donde lo recogería la ambulancia del Hospital de Angol. Los padres de Alex Lemun declararon que cuando se enteraron de los hechos llamaron a carabineros, pero éstos cortaron la comunicación. Luego de agonizar durante 5 días, Alex Lemun falleció. El 9 de septiembre de 2003 la Corte Marcial decidió que se retiraran los cargos aceptando la versión ofrecida por Treuer en su defensa, o sea, que él había oído un disparo de arma de fuego proveniente de los comuneros y una bala había pasado cerca de él y sus hombres, por lo que decidió utilizar munición real para protegerles. Sin embargo, aparte de la policía ningún otro testigo respaldó la versión de los hechos presentada por Treuer, no se encontraron pruebas materiales que demostraran que los mapuche habían disparado realmente un arma ni se halló ningún casquillo de bala, aparte de los usados por la policía. Las pruebas periciales demostraron que Alex Lemun no disparó arma de fuego alguna. El 17 de septiembre de 2004 se sobresee la causa definitivamente, y el asesino de Alex Lemun goza de la más absoluta impunidad.
Luego, el 10 de mayo de 2005 el joven mapuche de 17 años Zenén Díaz Necul, perteneciente a la comunidad Lonko Mahuida, también de Chiguaihue, fue atropellado por un camión en el marco de una movilización mapuche en la ruta 5 sur, en el sector del viaducto del Malleco, en una manifestación que se realizaba en torno a las reivindicaciones territoriales de la comunidad y en repudio a los abusos perpetrados por guardias privados de Forestal Mininco contra lugares y símbolos sagrados como el rewe. El conductor del camión no respetó el corte de carretera y pasó por encima de los manifestantes dando muerte al joven mapuche, contando con la complicidad de carabineros que se encontraba en el lugar, quienes efectuaron disparos y reprimieron violentamente la protesta, alegando que el camionero ‘se dio a la fuga’, en un trato clara y groseramente discriminatorio.
En definitiva, el asesinato de Jaime Facundo Mendoza Collío no es ni un hecho aislado ni un accidente: es parte una historia de conflictos entre las comunidades mapuche aledañas al cerro Chiguaihue y el Estado chileno; de una historia en que la muerte ha ocupado un lugar más de una vez; una historia en que los organismos del Estado han dedicado sus esfuerzos a defender los intereses de los particulares, sean estos latifundistas o empresas forestales. El asesinato de Jaime Facundo Mendoza Collío ocurre en el mismo lugar en donde durante la Ocupación Militar de la Araucanía se levantó el fuerte Chiguaihue y fue puerta de entrada para el Ejército de Ocupación, de cuyos hechos existe una memoria viva en las comunidades mapuche del sector; en el mismo espacio territorial donde fue asesinado en el año 1962 Carlos Collío, por el entonces propietario del fundo Chiguahue Ignacio Silva Correa, en momentos en que las comunidades del sector levantaban una ruka en sus tierras ancestrales; no es un hecho aislado porque ocurre en el mismo territorio donde fue asesinado Alex Lemun, también por demandas territoriales. Finalmente, tampoco es un hecho aislado porque forma parte de los resultados de una política de Estado para enfrentar las movilizaciones de demandas territoriales mapuche desde antaño: la represión.

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