viernes, 25 de septiembre de 2009

Volando bajo: Las preguntas sin respuesta en el Comando de Aviación del Ejército -17-09-09

17 de Septiembre de 2009



Denuncias, video y millones en compra de ocho helicópteros Cougar


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Volando bajo: Las preguntas sin respuesta en el Comando de Aviación del Ejército



En 2007 el general Óscar Izurieta suspendió una compra de helicópteros para la Brigada de Aviación y pasó a retiro al jefe de esa unidad, Jorge Gualda, al tiempo que ascendió al oficial que acusó irregularidades como la modificación de datos técnicos en el proceso de evaluación de aeronaves. Sin embargo, lo que parecía el cierre exitoso de un caso con tintes de escándalo, abrió un nuevo capítulo cuando la institución castrense concretó la adquisición de otra versión de los mismos helicópteros, a través del mismo intermediario, por más de US$ 170 millones.


Por Miguel Paz


En la antesala del despacho del Comandante en jefe del Ejército, un oficial espera aferrado a un maletín tipo vendedor viajero, repleto de documentos. Es el trabajo de casi dos años de estudios. De informes técnicos, tablas comparativas y de evaluación de distintos modelos de helicópteros. Está ahí para denunciar que las aeronaves Súper Puma, propuestas por su superior, el general de brigada Jorge Gualda, no cumplen con los requerimientos operativos de la institución castrense para renovar su flota de helicópteros. También para dar cuenta de presiones y alertar “que existe información entregada al C.J.E. (Comandante en Jefe en jerga militar) que no es acorde con la realidad”.


Para el mayor Carlos Díaz llegar hasta la oficina del general Óscar Izurieta no ha sido una decisión fácil. El hombre es ingeniero aeronáutico y militar destacado de su generación. Habla dos idiomas. Si se queda callado podría tener un futuro promisorio en la institución. Un paso en falso y adiós carrera. Así se lo hacen ver los oficiales y ex oficiales que entrevistamos entre 2007 y 2008 para este reportaje, testigos de sus denuncias y de las de otros ex integrantes de la Brigada de Aviación del Ejército, BAVE. Como Alejo Mecklenburg, piloto de esa unidad, con hoja de vida intachable, quien antes de pasar a retiro anunció que daría a conocer las irregularidades que había visto en la Brigada a cargo del general Gualda. Situaciones anómalas, como el pago por mantenciones fantasma de aviones y helicópteros, o la compra de repuestos que en realidad no existieron. Todo lo cual sumaría US$ 3 millones, según consta en la declaración que Mecklenburg prestó ante el juez Manuel Valderrama. En su testimonio, también imputó al general Gualda total conocimiento de estas prácticas. En el edificio de la Comandancia en Jefe de calle Zenteno Nº 45 se abre la puerta de la oficina de Izurieta:-¿Quiere ver los documentos mi general?, pregunta de entrada el mayor Díaz. Es un día de primavera de 2006.CentauroA comienzos del año 2005 el Ejército conformó un equipo asesor en materias aeronáuticas para el proyecto de modernización de helicópteros denominado “Centauro”. Su misión era estudiar distintas opciones de helicópteros medianos de transporte de acuerdo a criterios preestablecidos: precio, soporte logístico, servicio post venta, costo directo por hora de vuelo, carga útil, velocidad, altura máxima de vuelo, capacidad de asientos y alcance. Así mismo, “Centauro” debía conjugar las variables “transporte” para “dar satisfacción a los requerimientos operativos”; y “mantener la capacidad de helicópteros de ataque existente”, según un documento interno de la BAVE, al que El Mostrador tuvo acceso.Las alternativas sujetas a análisis fueron las versiones usadas de helicópteros Súper Puma AS 332 y Puma SA 330 –que podrían ser adquiridos a través de la empresa Eurocopter o por negociación directa con gobiernos de países que tuvieran unidades usadas a la venta-, y los modelos nuevos AS 532 Cougar, también ofrecido por Eurocopter A US$16 millones la unidad, y el MI-17, de la rusa Kazan Helicopters, a US$ 7 millones. El mayor Carlos Díaz era uno de los oficiales a cargo del proceso. Antes había participado como ingeniero evaluador del proyecto de “Helicóptero Unitario Conjunto” (HUC) promovido por Michelle Bachelet cuando estuvo a la cabeza del Ministerio de Defensa. En uno de sus primeros informes comparativos de aeronaves, Díaz concluyó que los helicópteros Súper Puma y Puma no cumplían con los requerimientos técnicos exigidos. Acompañó el documento con copia de un programa de evaluación correspondiente al helicóptero MI-17V, realizado el año 2002 por una comisión dirigida por el coronel Hugo Barría Rogers, quien indicó que la aeronave rusa superaba “en el doble las capacidades del helicóptero SA-330 Puma”. Actualmente Barría Rogers está retirado. Al momento de la compra de los Cougar por parte del Ejército, en noviembre de 2007, trabajaba en CYM, empresa de propiedad de Virgilio Cartoni, intermediario de Eurocopter en la venta de los ocho helicópteros y primo de dos generales (R) de Ejército.


Artillería pesadaLo que vendría a continuación es la parte más pesada del informe que Díaz envió a Izurieta antes de reunirse con él en el segundo semestre de 2006. Según el testimonio escrito del Mayor, luego de exponer sus diferencias de criterio al resto de los oficiales evaluadores de la BAVE, en mayo de 2005 fue apartado de las reuniones habituales del proyecto “Centauro”, donde se propiciaba la adquisición de helicópteros de Eurocopter, ofrecidos a través de CYM. Posteriormente, siempre según el testimonio por escrito de Díaz a Izurieta, el mayor Carlos Ricotti, Comandante del Batallón de Helicópteros de la BAVE, le ordenó arreglar su informe para beneficiar las aeronaves de Eurocopter. “Ricotti me comunica que debíamos realizar un trabajo respecto de justificar el por qué de la conveniencia de continuar con el material Súper Puma para una futura adquisición ante lo cual respondí que no se puede tratar de justificar lo injustificable, ya que el helicóptero AS-332 Súper Puma tampoco cumple con los requerimientos operativos del Ejército, además de su alto costo de mantenimiento y adquisición. Luego de esta situación, fui apartado completamente de cualquier tipo de análisis o estudio de renovación de material de helicópteros para la BAVE”, escribe.Uno de los oficiales de la BAVE recuerda la escena. De ser uno de los principales expertos del “Centauro”, Díaz pasó a trabajar entre clavos, serruchos y maderas para la mantención de las barracas de la Brigada. Con eso, asegura, el general Gualda pretendía dejarlo fuera de las decisiones e impedirle el acceso a información que pudiera comprometerlo ante el general Izurieta.Pero Díaz siguió teniendo acceso a los reportes de avance del plan “Centauro”. Otros oficiales lo mantenían informado y, asegura en su informe a Izurieta, pudo percatarse de que las tablas de análisis comparativo de cada helicóptero habían sido modificadas por el equipo dirigido por el general Gualda y decidió informar al Comandante en Jefe del Ejército de la irregularidad.“Sólo el día Jueves 13 de Julio 2006 por orden del jefe de estado mayor de la bave coronel Jaime Rivas Opazo fui nuevamente involucrado en los análisis y estudios a que he dado referencia y aquí he tenido la oportunidad de darme cuenta que en la presentación que se hizo al Sr. CJE, esta fue realizada con algunos valores no acordes a la realidad y carente de toda la información disponible de estudios anteriores”, detalla.Díaz también se convence de intentar hablar personalmente con Izurieta. Quiere confirmar que el comandante en jefe ha recibido el documento. Decide solicitar una reunión con el general. Según las fuentes entrevistadas a condición de anonimato, para evitar ser dado de baja o castigado, Díaz sigue el conducto regular. Este requiere que solicite autorización a Gualda, su superior directo. Así es como llega a Zenteno Nº 45 y pide una reunión con Izurieta. La secretaria del Comandante en Jefe agenda el encuentro para tres semanas más tarde. Ese período de espera en la BAVE es casi un infierno para Díaz, recuerda uno de sus compañeros de unidad, el que hizo el más pormenorizado relato de su intento por dar a conocer lo que a su juicio era una operación irregular. Según esta versión, enterado de la intención de Díaz de juntarse con Izurieta, “Gualda le hizo la vida imposible y lo acosó”. Enfrentado a una situación límite y con temor por su vida y las de sus familiares, Díaz tomó una medida extrema: hizo copia de todos los documentos que tenía en su poder y distribuyó sets en cinco notarías de Santiago con la instrucción de que si algo le llegaba a pasar a él o a su familia, los documentos debían ser entregados a la policía, la prensa y a los más estrechos colaboradores de la Presidenta Bachelet en La Moneda. Contó todo esto por teléfono a un amigo: “No lo volvieron a molestar”.¿Quiere ver los documentos, mi general?La reunión de Díaz e Izurieta dura alrededor de una hora. Cuando el oficial ofrece a su Comandante en Jefe mostrarle los documentos que anda trayendo en el maletín viajero de varios kilos de peso, Izurieta le dice que no es necesario. Que tomará cartas en el asunto y detendrá la compra de helicópteros, atendidos los argumentos de que la aeronave rusa MI-17 es la mejor evaluada. Un año más tarde, en octubre de 2007, el general Jorge Gualda pasa a retiro y Díaz es ascendido a teniente coronel. Pero es apartado de la BAVE. En tanto Gualda, en la ceremonia de despedida sólo recibe elogios. Un “funeral vikingo”. Es la forma decorosa del Ejército para dejar ir a un general. Las denuncias de Díaz le pasan la cuenta a Gualda. Aunque no impiden que el Ejército lo vuelva a contratar en calidad de civil. Jorge Gualda hoy

trabaja en el Comando de Apoyo Administrativo.Hasta ahí, lo que parece el cierre exitoso de un capítulo de eventuales anomalías a poco andar abre un nuevo capítulo de dudas cuando Eurocopter vuelve a la carga, a través de su representante CYM, ofreciendo otra vez los helicópteros AS 532 Cougar, consiguiendo que el Ejército se manifieste a favor de comprar estos helicópteros. Se firma el contrato en noviembre de 2007 por ocho aeronaves, en una suma total que bordea los US$ 170 millones. Tres de ellas ya están en Chile. Las otras cinco debieran llegar antes de septiembre de 2010. Nuevas interrogantes
En el Departamento de Comunicaciones del Ejército reconocieron a El Mostrador que el comandante Izurieta recibió al mayor Díaz y escuchó sus denuncias sobre irregularidades en la BAVE. También que el oficial se reunió con el jefe del Estado Mayor, Alfredo Ewing, por el mismo tema. De acuerdo al Ejército, la compra de los Cougar, en cerca de US$ 170 millones, no tuvo nada que ver con el proyecto “Centauro” de adquisición de helicópteros de transporte de tropas, en el cual participó Díaz. Este proyecto, aseguró el coronel Iván González, jefe de comunicaciones de la institución, fue postergado para darle prioridad a un nuevo proyecto llamado “Bandada”. Según explicó, el proyecto “Bandada” consideró la compra de helicópteros para Fuerzas Especiales. Es decir, de aeronaves de inserción de comandos en territorio controlado por el enemigo. Una circunstancia distinta. Con requerimientos técnicos diferentes. Con lo cual el modelo AS 532 Al Cougar se encumbró al tope de la lista. Y fue escogido en tiempo récord.
Aquí es donde se enreda la madeja. Hace más de un año, el 5 de febrero de 2008 para ser precisos, el Departamento de Comunicaciones del Ejército no habló del “Bandada”
en su respuesta a solicitudes de acceso a información pública del 29 y 31 de enero de 2008, sobre la compra de los ocho Cougar. Al contrario, en la parte donde se preguntó en qué fecha se optó por este tipo de helicóptero, se indicó que “el proceso se inició el año 2005 y concluyó durante el último cuatrimestre de 2007”. Es decir, la adquisición de las aeronaves debió estar enmarcada dentro del proyecto “Centauro”.
En caso de no haber sido así, se abren nuevas interrogantes. ¿Si “Centauro” tomó más de un año de estudios y miles de horas hombre en análisis, desde 2005 hasta fines de 2006 o comienzos del año 2007, cómo fue que las evaluaciones de aeronaves del proyecto “Bandada” se hicieron en unos pocos meses? La propuesta de comprar los Cougar por parte del Ejército fue recibida el 1 de junio de 2007 por el Ministerio de Defensa, explicó la jefa de comunicaciones del Ministerio, Ginette Joignant,
en respuesta a una solicitud de información pública hecha para este reportaje el 10 de enero de 2008
El estudio de la propuesta del Ejército fue llevado a cabo por el Comité de Evaluación de Proyectos (CEP), entidad asesora del Ministro de Defensa, dirigida por el ingeniero comercial Orlando Guastavino Ibarra. Su informe favorable a la compra fue entregado al entonces ministro José Goñi el 18 de julio de 2007 y aprobada mediante decreto supremo. El contrato se cerró en noviembre de 2007, con la toma de razón de Contraloría y el comidillo de los pilotos e ingenieros de la Brigada de Aviación del Ejército. El motivo: la existencia de un video subido a YouTube, titulado “Cómo roban Dios mío”. La parodia, una de tantas, de la película “La Caída”, sobre los últimos días de Hitler en Berlín, retrata en pocos minutos las acusaciones de irregularidades que pesan sobre el proceso de compra de helicópteros. Los protagonistas del corto, nuevamente son el ex jefe de la Brigada, el general (R) Jorge Gualda, y el oficial Carlos Díaz. Ha sido visto más de 18 mil veces.



Vea documentos: -Denuncia enviada a Izurieta -Respuesta del Ejército a Solicitud de Información Pública -Respuesta de Ministerio de Defensa a Solicitud de Información Pública

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Juez investiga irregularidades en compra de helicópteros (10 de Septiembre de 2009)








(26 de Noviembre de 2007)elmostrador.cl/




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22 de Septiembre de 2009



Virgilio Cartoni, intermediario en la compra de helicópteros Cougar



Volando bajo II: El mercader de armas favorito del Ejército



En 2007, el comandante Óscar Izurieta desechó la adquisición de una partida de helicópteros y oficializó otra, por cerca de US$ 170 millones. La intermediaria en ambos casos fue la misma firma: CYM. En menos de 20 años la compañía de Virgilio Cartoni Maldonado, ex teniente y primo de dos generales retirados, se ha convertido en la principal proveedora del Ejército. Representa a más de 50 firmas de equipamiento militar, entre ellas la alemana Krauss-Maffei-Wegmann, fabricante de los tanques Leopard. Y en su planilla se encuentran varios militares retirados. Incluido, Hugo Barría Rogers, coronel que encabezó el proyecto de renovación de helicópteros del Ejército. Lea el artículo anterior.
Por Miguel Paz
En el mundo castrense su apellido tiene historia. No sólo porque Virgilio Leo Cartoni Maldonado haya sido piloto del Ejército, sino porque es primo de los generales retirados Patricio Cartoni Viale y Alessandro Cartoni Pruzzo. También debido a una meteórica carrera que tiene a su empresa CYM convertida en la principal intermediaria en las adquisiciones de equipamiento militar del Ejército.Uno de sus últimos grandes negocios es el que lo tiene en el centro de la polémica. Se trata de la intermediación para Eurocopter en la venta al Ejército de ocho helicópteros AS 532 Cougar nuevos, en una suma cercana a los US$ 170 millones de dólares. El proceso partió en 2005 y concluyó en noviembre de 2007 cuando el Comandante en Jefe, el general Óscar Izurieta, suspendió una compra de helicópteros para la Brigada de Aviación del Ejército, BAVE, y pasó a retiro al jefe de esa unidad, Jorge Gualda, al tiempo que ascendió al oficial Carlos Díaz, quien había acusado irregularidades en la evaluación de las distintas aeronaves en competencia. Sin embargo, lo que parecía el cierre exitoso de un caso con tintes de escándalo, abrió un nuevo capítulo cuando la institución castrense concretó la adquisición de otra versión de los mismos helicópteros, a través de CYM. La información sobre estas denuncias fue
dada a conocer por El Mostrador el 17 de septiembre pasado. En dicho artículo se mencionaban también otros antecedentes, como la existencia de un video subido a YouTube, titulado “Cómo roban Dios mío”, y el hecho de que uno de los oficiales a cargo de las pruebas de distintas aeronaves en competencia, luego se convirtió en ejecutivo de CYM. Se trata de Hugo Barría Rogers, uno de los encargados del proyecto “Centauro” de renovación de flota aérea del Ejército. El coronel Barría fue quien estuvo a cargo de analizar qué helicópteros eran los más adecuados para las necesidades del Ejército en 2002 y en 2005. En ambos casos preparó informes de pruebas de helicópteros rusos MI 17-V recomendando comprarlos. A posteriori fue designado agregado militar en la embajada de Chile en París pero debió pasar a retiro en julio de 2006, luego que detectives de Investigaciones lo interrogaran en Francia por su participación en el lanzamiento al mar de los cuerpos de los cinco frentistas desaparecidos en septiembre de 1987. Barría era el copiloto del helicóptero usado para trasladar los cuerpos. Tras su salida del Ejército, Barría Rogers se convirtió en ejecutivo de CYM.
A esto se suma
un informe anónimo que llegó a la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados, donde se denuncian supuestos vínculos entre el ahora general en retiro Jorge Gualda y la empresa de Virgilio Cartoni. El documento fue revisado por la Comisión durante su sesión del 7 de agosto de 2007 y los parlamentarios acordaron entregar copia de la denuncia a “los Comandantes en Jefe del Ejército y de la Fuerza Aérea”, por cuanto “se denuncia la participación de altos oficiales del Ejército en la Empresa CYM Chile, reguladores proveedores de dicha institución”: “En esta nota se señala que se encuentran asociados informalmente a la citada Empresa, entre otros, los siguientes funcionarios del Ejército: General de División Jorge Matus, ex Director de Logística por el lapso de cuatro años y el General de Brigada Jorge Gualda, Comandante de la brigada de Aviación del Ejército”, concluye el acta.Estrella en ascensoDescendiente de una familia de inmigrantes italianos que se avecindaron en Viña del Mar a principios del 1900, Virgilio Cartoni decidió seguir la carrera militar pero se retiró de la institución cuando apenas era teniente, para dedicarse a los negocios. Tardó poco en abrirse camino en los lucrativos sectores aeronáutico y militar.
En 1992 se asoció con Amilcar Mehech Dall Osso para crear la Comercializadora Exportadora e Importadora CyM S.A. Mehech se retiró casi de inmediato de CyM y Cartoni continuó solo. Su trayectoria fue la de un avión supersónico. Y en el ascenso se llevó de ejecutivos y asesores de su empresa a altos oficiales retirados, como el general Hernán Ramírez Hald (ex director del Comando de Industrias Militares e Ingeniería, involucrado como cómplice en el asesinato de Tucapel Jiménez); y el mencionado coronel Hugo Barría Rogers. En el staff también figuran los ingenieros aeronáuticos Fernando Matas y Juan Soto (que proviene del Ejército).Tras casi dos décadas en el mercado, hoy CyM representa más de 100 empresas, más de 50 de ellas directamente ligadas a la producción de armas y equipamiento militar y aéreo de todo el mundo: la fabricante de helicópteros Eurocopter; la española Expal, un importante proveedor de armas, municiones y explosivos del Ejército; la alemana Kraus Maffei Wegmann, fabricante de los tanques Leopard que tiene el Ejército; la israelí Rafael Arm. Dev. Auth. Ltd, que oferta misiles antitanque al Ejército y la FACH; Ruag Aerospace, que en 2005 vendió al Ejército 24 cañones autopropulsados 109; la belga Sabiex; la israelí Shaham, productora de sistemas de visión nocturna para aeronaves; Turbomeca, constructor de motores de helicópteros SuperPuma; sólo por mencionar algunas.Según versiones de competidores, Cartoni es por lejos el intermediario predilecto del Ejército en la adquisición de insumos y material bélico. Las cifras del volumen de su negocio, al igual que las del resto de los intermediarios, no son oficiales ya que el Ejército se niega a darlas apelando a la legislación vigente que le otorga carácter secreto a todo el proceso. Pero un reporte del Centro de Investigación Periodística (Ciper), le atribuye a Cartoni el 21 por ciento de las ventas de armas al Ejército en 2004 (equivalente a US$ 3,8 millones); un 36 por ciento en 2005 (por US$ 6,4 millones); y un 3 por ciento a julio de 2007, con ventas de US$ 720 mil, que luego se incrementaría con creces. En tanto fuentes del Ministerio de Defensa consultadas por El Mostrador confirman que al menos, a fines de 2007, Cartoni era el mayor intermediario-proveedor de la institución castrense.Empleado del Ejército, proveedor del Hospital MilitarEn el camino a convertirse en un intermediario de armas y pertrechos militares, Cartoni también tuvo participación en el negocio de los insumos médicos a través de otra empresa llamada Comercializadora de Insumos Médicos CyM Limitada. En dicha empresa se asoció con Mario Marshall L`Huillier, coronel en retiro que pasó por la DINA y tuvo instrucción de contrainsurgencia urbana en la Escuela de la Américas en 1974, según documentos obtenidos mediante la Freedom of Information Act.En marzo de 2001 la Comercializadora de Insumos Médicos CyM Limitada actuaba con el nombre de fantasía Insumed cuando fue denunciada por Contraloría tras detectar irregularidades y sobreprecios en la venta de productos médicos al Hospital Militar. Aunque Cartoni dijo en un reportaje que “al momento de producirse la acusación él ya había vendido su parte de la compañía”, consta en los archivos de El Mostrador que al iniciar su investigación, el organismo fiscalizador consignó que la firma Insumed estaba formada por tres socios: el teniente (R) Virgilio Cartoni Maldonado, el comandante (R) Mario Marshall González y el coronel (R) Mario Marshall L`Huillier. Además, agregó otro dato: “Los dos primeros trabajan como empleados civiles del Ejército”. Según Contraloría, el Hospital Militar debió pagar un sobreprecio de $ 11.431.606 por haber preferido los productos de Insumed. En el caso de otras compras de insumos de marcas comerciales determinadas, que fueron adquiridas sin contar con las cotizaciones de otros proveedores, el Hospital Militar debió pagar un sobreprecio de $5.410.632. La suma final arrojó la cantidad de $ 16.842.238. En el documento de once páginas, los tres peritos, que visitaron la clínica castrense en agosto de 2000 como parte del programa anual de fiscalización de Contraloría, hicieron un pormenorizado relato de cómo había sucedido esto: De partida estipularon que el Hospital Militar pagó entre enero de 1999 y marzo de 2000 la suma de $ 78.756.279 a Insumed por materiales médicos con sobreprecio.En la mayoría de las adquisiciones, explicaron, no se solicitaron cotizaciones a otras empresas, tal como deben hacerlo las instituciones del Estado. En otras compras en las que sí hubo cotización alternativa, el hospital prefirió la oferta de Insumed, “aún cuando no era la más conveniente en cuanto a precio y calidad”.Este hecho “se encuentra avalado en informes emitidos por jefaturas del hospital, en los cuales se deja constancia de las deficiencias que presentan los productos adquiridos a esta firma, principalmente en lo relacionado con insumos tales como guantes de examinación desechables y catéteres de succión y aspiración”, indicaron en su informe. “El examen de la documentación dejó en evidencia que en algunos casos el proveedor despachó una menor cantidad de los productos que le fueron solicitados y pagados, no presentándose a esta comisión examinadora los antecedentes que acreditaran la entrega de los productos faltantes”, añadieron los investigadores. A juicio de ellos, igual de grave fue que en las órdenes de compra a Insumed nunca se indicaron las marcas de los productos requeridos o las características técnicas de los mismos. Otro hecho irregular que descubrieron tiene que ver con que el Hospital Militar importó productos por una suma de US$ 12.920, por intermedio de Insumed, firma que “presentó indebidamente una factura emitida presuntamente por una empresa extranjera”. Los investigadores sostuvieron que dicha factura carece de validez. Además, Insumed endosó la carta de embarque (Bill of Loading) a la Dirección de Logística del Ejército, para acoger esta operación de compra a las franquicias aduaneras contenidas en el Decreto Ley Nª 480 de 1974. Es decir, el ingreso a Chile de estos productos se hizo bajo la figura de pertrechos militares, evitando de esta forma pagar los impuestos correspondientes. “Para hacer uso de tales disposiciones el Ejército de Chile debe actuar directamente como importador o bien realizar la transacción a través de un mandatario, situaciones que no se dieron en esta internación”, explicitó el informe, poniendo de relevancia que en ese momento Mario Marshall González y Virgilio Cartoni Maldonado fueran empleados civiles del Ejército.


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