domingo, 20 de diciembre de 2009

Marco Enríquez-Ominami deja entrever su apoyo a Frei--20-12-09

20 de Diciembre de 2009



Define su postura para la segunda vuelta

Marco Enríquez-Ominami deja entrever su apoyo a Frei


A pesar que el díscolo ex candidato presidencial no muestra abiertamente su posición de respaldar al abanderado concertacionista, afirma tajante que si la derecha llega al poder sería un retroceso. Además, dice no querer ser el chivo expiatorio de una eventual derrota del oficialismo y, a reglón seguido, precisa que debe ser la Concertación la responsable de hacerse cargo de sus éxitos y fracasos.
Luego de su derrota en primera vuelta, Marco Enríquez-Ominami se transformó en pieza clave de la política nacional, ya que todos los sectores le hacen guiños para conseguir su respaldo en la segunda vuelta.
Y no es para menos, ya que el 20,13% logrado el domingo pasado podría inclinar la balanza favorablemente a la Concertación o a la derecha. La coalición oficialista podría asegurar este domingo el apoyo del Junto Podemos, que obtuvo el 6,21%.

En una entrevista al diario La Tercera, el aún diputado aclara que el próximo 17 de enero concurrirá a votar y marcará una de las preferencias. Sin embargo, deja entrever que su opción sería Frei.

“He dicho que con Piñera y su forma de hacer política tengo diferencias insalvables. Tampoco creo que Frei sea un avance. Tengo claro que mi tarea es liderar y lo he hecho. He liderado un proceso que captó la atención y adhesión de un millón y medio de chilenos y que es hoy la única ventana de futuro que se vislumbra en la política nacional. Muchos de los que hicieron esto posible se han puesto a disposición nuestra para la conformación de una nueva instancia política”, sostuvo.

A pesar de los gestos que han dado los dos candidatos a La Moneda en la semana, Enríquez-Ominami no cree mucho en las palabras y como Tomás Dídimo dijo “ver para creer”.

“Quisiera ver para creer. Quisiera que dieran pasos más concretos en esa dirección antes de tener una opinión concluyente. Pero respecto de las opciones de candidatos en segunda vuelta, puedo adelantar que para mí el proyecto de Sebastián Piñera es un retroceso”, menciona.

El ex socialista precisa que ninguno de los dos abanderados representa sus ideales, ya que a su juicio son candidatos del pasado. “Pero hago una distinción: rescato la base de apoyo de la candidatura de Eduardo Frei y, por lo mismo, entiendo los niveles de frustración de la gente. Su candidato debería representar un mensaje de renovación y esperanza, algo que no ocurre”, agrega.

Campaña de Frei

Marco también hace un análisis crítico de la campaña del senador DC, afirmando que ha hecho un diagnóstico equivocado de la realidad, ya que los “los problemas de su candidatura tienen origen en su falta de legitimidad, en ser fruto de una primaria ilegítima. El intento de polarizarse frente a la derecha para camuflar los vicios de origen es un error, un truco electoral, una cortina de humo para evitar el debate sobre la insatisfacción que tiene un conjunto de chilenos que históricamente habían votado de una manera y que hoy han decidido otro camino. Esa visión no la comparto, porque no es cierta. Porque la presidencia de la Cámara de Diputados de la UDI se obtuvo con votos de la Concertación y la Ley General de Educación se aprobó con un acuerdo mediocre derecha-Concertación. Deberían detenerse un minuto en por qué hemos llegado adonde estamos”.

Asimismo, argumenta que, ante un sistema político polarizado, cualquiera de los presidenciales puede llegar a La Moneda, pero advierte que Frei puede ganar siempre que “escuche las demandas de la gente y se le conceda valor y credibilidad a lo que dice el candidato”.

“Aquí hay una forma de hacer campaña que es muy precaria. Por un lado, hay un candidato de derecha anclado en el marketing. Por otro, una candidatura que ha decidido reclamar de nuevo -como único argumento- cierto narcisismo moral, que consiste en creerse dueño de la verdad y la democracia. La democracia nos pertenece a todos”, precisa.

Además, no cree que el resultado obtenido por la Concertación el domingo pasado signifique una derrota de la Presidenta Michelle Bachelet, ya que “su gobierno cristalizó un discurso y un sistema de protección social que es un tremendo aporte al país. Por eso me ha gustado ver ahora un nuevo diseño, mucho más coherente. Al contrario de la primera vuelta, la Presidenta ha definido que los ministros y cargos de confianza que trabajen en la campaña dejen sus puestos. Me parece bien para ella y su gobierno”.

El purgatorio

Enríquez-Ominami cree fehacientemente que si gana la derecha o el oficialismo el balotaje no significa que el país vaya a ir al infierno o al cielo, pero señala que “el purgatorio no es el lugar donde quiero que vivamos lo chilenos. Soy un convencido de que el proyecto de Piñera es insuficiente y por eso competí”.

Respecto a que si Frei significaría el purgatorio en el que entraría el país el próximo 17 de enero si gana, el diputado sólo se remitió a decir que “eso lo decidirán los chilenos”.

Un nuevo liderazgo

El ex candidato presidencial también responde a la pretensión de erigirse como un líder de la oposición en el próximo gobierno si no posee una estructura partidaria ni representantes en el Parlamento.

“Mis adversarios siempre han dudado de mi capacidad. Dijeron que no marcaría en las encuestas, que no se reunirían las firmas para inscribirnos, que no daríamos gobernabilidad. Y ahora dudan que podamos ser una oposición eficiente. Haremos una oposición combativa y propositiva”, menciona.

Además, sostiene no hacer cálculos respecto a que es mejor ser opositor en un gobierno de Piñera por el espacio político que puede ocupar. “Mi voto en segunda vuelta será en función de la apertura a incorporar las propuestas básicas de mi programa”, añade.

Un nuevo cura de Catapilco

Tras el fracaso de la Concertación el domingo pasado, las voces críticas apuntan a ME-O a quien tildan como el nuevo cura de Catapilco, ya que su posición firme de no negociar un eventual apoyo a Frei podría perjudicar la opción del oficialismo.
Sin embargo, Enríquez-Ominami no quiere ser tildado como el responsable de la derrota de la Concertación y la pérdida del poder.

Ante la eventualidad de una derrota, advierte que “es curioso que se busque una explicación distinta a por qué la Concertación ha llegado adonde está. Ha sido advertida durante años: lo único que ha hecho es perder votos y han tenido todas las luces rojas. Las primarias fueron un síntoma. Yo no acepto que me culpen si pierde Frei”.

Y a reglón seguido señala que “todo es responsabilidad de una connivencia con la derecha, propia de la política del pasado, de unos acuerdos ramplones. Hay un intento explícito de camuflar el enorme error político de no haber escuchado la crítica. La Concertación va por un mal rumbo y está encabezada por dirigentes que han hecho de esta elección un problema patrimonial, de cuotas de poder personal. Pero además, en ese tipo de crítica hay falta de inteligencia”.

“Considero una falta de inteligencia empezar a buscar culpables de una derrota antes que los electores vayan a las urnas. Lo pongo de otra forma: si Frei gana, ¿vendrán los dirigentes a felicitarnos por haber impedido el triunfo de Piñera en primera vuelta? Lo dudo. Pues bien: propongo que la coalición se haga responsable de sus éxitos y fracasos”, finaliza.
elmostrador
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Domingo 20 de Diciembre de 2009

La "condición" de ME-O que la Concertación no quiere cumplir

EQUIPO DE REPORTAJES


"Si renuncian los timoneles de la Concertación, hay posibilidad de acuerdo". Con esta frase Marco Enríquez-Ominami explicitó durante una entrevista el jueves la condición que desde el domingo viene insinuando para iniciar un eventual diálogo con personas del oficialismo. Marco quiere las cabezas de los cuatro presidentes de partido, pero no hay piso para ello.

Las escenas del drama

El problema de Eduardo Frei se inicia poco después del primer cómputo del Ministerio del Interior. Su comando recibe sólo minutos más tarde un conteo paralelo, que les notifica que no llegarán a los 30 puntos y que Marco superará los 20. Los rostros de Ricardo Solari, Juan Carvajal y Pablo Halpern se desencajan.
Pocas horas más tarde, ME-O reconoce su derrota, no hace ningún gesto en favor de Frei y exige la renuncia de las cúpulas partidistas.

Sesenta horas después. Es miércoles por la mañana y los presidentes de la DC, Juan Carlos Latorre, y del PS, Camilo Escalona, no comparten el llamado del timonel del PPD, Pepe Auth, quien ya se manifiesta dispuesto a renunciar.

En la tarde de ese mismo día, el set se traslada al court central del Estadio Nacional. Cerca de las 21:00 horas, Frei sube al escenario y relanza su candidatura ante cinco mil invitados, la mayoría militantes, funcionarios de Gobierno y dirigentes sociales. Pero lo que debía ser una fiesta unitaria se transforma en un pataleo de proporciones por parte del "ADN" concertacionista. "Quiero saludar a los presidentes de partido", dice Frei, y eso basta para que una pifiadera imparable se convierta en el hecho político de la noche. Los fantasmas de ME-O y de Pablo Halpern (quien fue el gran opositor a que la campaña de Frei fuera "tomada" por los partidos, actitud que le costó la salida del comando) parecían sobrevolar el recinto.

El llamado no se oye. Al día siguiente, Escalona y Latorre son reafirmados en sus cargos por la comisión política del PS y el consejo nacional de la DC.

El nudo ciego se aprieta, pues casi nadie -ni siquiera quienes han sonado para asumir como la generación de recambio- está dispuesto a asumir el desafío en este momento.
"Con muy pocos días para la segunda vuelta, introducir el descabezamiento de los partidos, con todos los conflictos y desgarros que una cosa así produciría, es un despropósito", asegura el hombre de la franja, Eugenio Tironi. Los diputados Marcelo Díaz y Fulvio Rossi, quienes han sonado para reemplazar a Escalona, coinciden que "debe haber un compromiso de renovación", pero que rodar cabezas hoy es un debate que los consumiría antes del balotaje. El electo senador Ignacio Walker, quien compitió contra la actual directiva DC, asegura que es el momento de "cerrar filas con Frei, Bachelet y Juan Carlos Latorre".

El propio Escalona reconoció el viernes estar dispuesto a un diálogo con ME-O, donde no cerrará la puerta a ninguna propuesta, pero exige que sea sin condiciones.

En los argumentos hay algo inconfesado: nadie parece querer mover sus fichas hasta no saber si Frei será derrotado o no.

El dilema de Frei

El presidenciable, en tanto, no puede obligar a los partidos a cumplir la condición de ME-O. El nuevo comando, que se instaló tras la caída de Halpern -quien ya volvió a Washington- está gobernado por quienes representan a los "principales accionistas" de la Concertación: Enrique Correa, Juan Carvajal, Carolina Tohá, Gutenberg Martínez, Mahmud Aleuy, Jorge Pizarro y Ricardo Solari. Y son los mismos por quienes ME-O ha mostrado su desprecio.

Así, Frei deberá buscar otro plan para seducir a ese 70% de electores "marquistas" que necesita.

Nudodel dilema
Esta fotografía de Frei con los presidentes de partidos causó la molestia de Halpern en agosto. Pero tras el arribo de éstos al comando, él quedó fuera. La pifiadera que recibieron el miércoles no bastó y hoy se mantienen en sus cargos.
blogs.elmercurio.com
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El precio de los votos del MEO

por Rafael Gumucio Rivas y Claudio Filippi Peredo (Chile)

martes, 15 de diciembre de 2009

Marco Enríquez Ominami, ya inscribió su nombre en la historia de Chile, al quebrar el duopolio Concertación-Alianza y darle un espacio privilegiado al sentir del movimiento social que lo respaldó. Consciente de ese movimiento e hidalgamente, Marco no endosó su apoyo a nadie, aclarando su diferencia de propuesta, actuación, estilo y pensamiento tanto con Frei como con Piñera.
Eso ha desatado la histeria de los comandos, de los partidos y del propio Gobierno, los que intentan seducir al electorado del díscolo candidato. Algunos, incluso han hablado de que los votos del MEO valen oro, tal vez refiriéndose al brillo similar al oro que reviste el poder.
Si valen oro, ¿de cuánto oro hablamos? ¿Cuál es el precio de esos votos?...porque algo es seguro: ni el marketing ni la palabrería barata, convencen hoy a un electorado que rompió el esquema al que nos habíamos acostumbrado desde la llegada de lo que falsamente han denominado democracia…
Los expertos del marketing intentan entender quienes conforman ese movimiento social que respaldó al MEO e intentan ofrecerles en los discursos de los candidatos Frei y Piñera, los sueños que no fueron capaces de ofrecer en la primera etapa.
¿Cuáles son esos sueños? ¿Qué precio tienen?
No se engañen: el precio es alto.
La gente que apoyó a MEO no quería nada con lo que se había convertido la Concertación, con la corrupción, con el nepotismo, con la perpetuación de las mismas figuras en los cargos públicos a nivel nacional y regional, con las decisiones tomadas entre cuatro paredes y con la insolencia del poder político que se cree eterno. Muchos de ellos, incluso antes apoyaron a la Concertación ó votaban por propuestas alternativas, pero sin peso electoral gravitante. Muy pocos, eran gente de derecha propiamente tal, pues el electorado de derecha es un voto duro, que siempre vota por la derecha y jamás concede espacio para otras opciones.
Por lo mismo, tampoco es gente que se siente identificada con el neoliberalismo imperante, con el abuso en las AFP, en la Salud Privada, en la Educación, en los trabajos públicos o privados, o en cualquier otra área vendida a los intereses del mercado.
Por eso, es que el precio del apoyo de los votantes del MEO es altísimo e involucra en lo esencial:
Un cambio profundo en el sistema Constitucional que nos rige y la implementación, vía Asamblea Nacional Constituyente de una nueva Constitución, realmente democrática, sin resabios de la Dictadura, con representación proporcional que dé cuenta de la diversidad política y social chilena, y con efectivos mecanismos de control del ejercicio del poder, por parte de la ciudadanía.
El fin efectivo a la corrupción imperante, mediante medidas concretas y efectivas como la difusión pública de los socios o propietarios de las empresas que negocian con el Estado, la limitación del número de años que una persona pueda ocupar cargos de confianza en la administración pública de cualquier naturaleza, la prohibición perpetua de ingreso a la Administración Pública o cargos de representación popular para aquellas personas que sean condenadas por casos de corrupción, así como otras medidas que son ampliamente esperadas.
El fin de los apitutamiento en los cargos públicos de estas verdaderas castas de poder, que sólo sirven para perpetuar la corrupción del Estado. MEO tenía una propuesta concreta, a diferencia de los otros candidatos: El sistema doble ciego, único sistema garante de que no van a ser llenados los cargos públicos con amigos o conocidos, militantes o simpatizantes de los partidos.
Un nuevo trato a los funcionarios públicos, mediante el término de la inmensa cantidad de funcionarios a contrata, situación que esconde el vicio de la manipulación política del empleo público. Un nuevo trato debe involucrar también la creación del defensor del funcionario público, ente autónomo en cada servicio, y con capacidad para instruir medidas disciplinarias contra la autoridad de cada entidad pública.
Un cambio profundo y real en el modelo económico y social que rige a Chile, por ejemplo, cambiando profundamente el sistema de previsión social, creando la AFP estatal. Es exigencia plena que hay que renunciar al neoliberalismo como rector de la organización social chilena.El neoliberalismo, está fracasado y la clase política debe asumir ese hecho, y gestar un modelo social justo, posneoliberal. Eso involucra que el Estado debe proteger al ciudadano del abuso del mercado, en un modelo político que proteja al ciudadano del abuso del Estado.
Debe lograrse el respeto, el reconocimiento y la inclusión efectiva de los grupos excluidos de la sociedad y del poder, de los independientes, las minorías, los grupos originarios y tantos otros que viven en la anomia.
¿Quién será capaz de pagar ese precio?
Tal vez nos equivoquemos, pero dudamos que alguno de los sectores políticos hoy ofrezca tanto, más allá de las palabras. Lamentablemente, es más barato el marketing y la promesa electoral vana.
Si nadie es capaz de ofrecer eso, lamentablemente Chile va a elegir nuevamente entre el miedo y el circo, hasta que las condiciones subjetivas y objetivas de la realidad, sean capaces de ser el fermento de una nueva sociedad como la que aspiramos…
La tarea que nos demanda el presente, sin duda, es ayudar a gestar esa gran convergencia de lo político y lo social que diga que otro Chile es posible.14/12/09
piensa chile
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Marco Enríquez-Ominami, Nada menos que todo un hombre

por Rafael Luis Gumucio Rivas (Chile)

martes, 15 de diciembre de 2009

Miguel de Unamuno llama a sus novelas Nivolas que, para el caso de Marco, quiero destacar la llamada Nada menos que todo un hombre, en la cual se destaca la importancia de la prestancia moral frente a las situaciones que la vida te propone. Durante el presente año, Marco E-O ha demostrado ser la perfecta encarnación del personaje unamuniano para el Chile de la actualidad.
Más que tío de Marco creo haber sido un amigo, partidario y modesto colaborador de la brillante saga emprendida para marcar un derrotero a todos los chilenos que estamos hartos con la miseria moral que encarnan los dos candidatos del bipolio. Me une a Marco un común interés en cambiar el sistema político monárquico borbónico por un semiparlamentarismo, con elementos de democracia directa; además, ambos profesamos lo que genialmente Marco denomina un “federalismo moderado”. En un día cualquiera del verano pasado, en un café de la calle El Bosque, Marco e comunicó su decisión de ser candidato presidencial. A diferencia de los demás miembros de la familia, yo encontré la idea genial y me sorprendió gratamente la audacia de mi joven sobrino. En esa época ambos pensamos que lograr un 2% era ya un resultado brillante, pues la idea era abrir un camino de superación del marasmo moral en que se encontraba Chile, con miras a un horizonte de esperanza, que se ubicaba, perfectamente, en 2014, o por qué no, en 2018, fecha del verdadero Bicentenario.
Marco, igual que el protagonista de la “nivela” de Unamuno, ha tenido que ir superando uno a uno los brutales escollos puestos por los burócratas y totalitarios de una Concertación senil, al menos en el plano ético y de las ideas. En un comienzo, cuando él manifestó su deseo de ser candidato, le negaron el derecho a participar en una primaria del conglomerado; posteriormente, Camilo Escalona lo trató despectivamente de “Marquito” y apostaba, con la prepotencia que caracteriza a los seres totalitarios, que Marco no lograría las firmas exigidas para su inscripción como candidato independiente, obstáculo que superó con creces, gracias al sentimiento popular que comenzó a concitar su cruzada por un Estado liberado del secuestro, llevado a cabo por las dos derechas (Concertación y Alianza).
La verdad es que comenzó a impresionarme la plasticidad, inteligencia, poder comunicacional y su enorme capacidad de trabajo que demostró Marco durante la campaña, que fue creciendo, desde un 0% en las encuestas, hasta llegar al 20%, obtenido el 13 de diciembre. Sentí que comenzaba a irrumpir un líder carismático que, a diferencia de los populistas, era capaz de aglutinar a importantes sectores sociales y políticas y, sobretodo, visualizar con claridad el camino a seguir para superar la pésima calidad de la política, cuya responsabilidad siempre recae en la Concertación, que traicionó los ideales del plebiscito de 1988, y la derecha chilena, que siempre ha sido dictatorial.
Es lógico que una campaña presidencial no es un caminar sobre alfombra de rosas y que la política es combate y nadie debe temer a la polémica. Marco fue duro cuando criticó a sus rivales del duopolio: usó frases punzantes que, muchas de ellas, dieron en el blanco perfecto, sacándole ronchas a los fanáticos conservadores de izquierda y de derecha. También, Marco recibió todo tipo de ataques de sus tres rivales, muchos de ellos bastante mal intencionados, pero en política no se llora y Marco lo demostró con creces, comprendiendo el miedo de las candidaturas, especialmente de la Concertación, cuando se acercaba el trabajo de campo de la encuesta CEP y preveían que Marco podría desplazar a Frei al segundo lugar, y competir con más éxito contra el candidato de la derecha, Sebastián Piñera.
Espero que los personajes de la Concertación hayan aprendido la lección y el modo limpio de hacer política que Marco Enríquez-Ominami ha desarrollado durante la campaña. A diferencia de muchos “jerarcas”, tanto Marco como su padre, Carlos Ominami, han sabido posponer sus intereses personales – ambos tenían aseguradas la diputación y la senaturia si se hubieran quedado callados o hubieran seguido los dictados del tirano, que se ha apropiado del PS. Como, a diferencia de muchos de los políticos actuales, que conciben esta digna actividad como un reparto de cargos, como técnica de poder, como la forma de apropiarse de un sillón parlamentario o de otros cargos en la repartición pública, que la han parcelado y repartido entre los partidos políticos. Marco, Carlos y su respectivo comando, han demostrado que la relación entre la ética y la política es posible, y que la política puede ser transformada, desde una manoseada ramera, a una actividad digna.
Algo de esta saga me recuerda a lo que viví en la infancia con la Falange Nacional. Sería loable que, en vez de creer que lo importante es el pituto, actuar como los viejos falangistas, que siempre se creían que no estaban capacitados para ocupar un cargo de poder que perfectamente merecían. Baste recordar a Bernardo Leighton, como ministro de Educación, que en ese entonces tenía menos edad que Marco ahora, quien renunció de inmediato cuando don Arturo se raptó una edición de la revista Topaze, o a Frei Montalva, después de la Matanza de la Plaza Bulnes.
Péguy decía que la revolución será moral o no será. Esta es la piedra de tope de la Concertación: fueron temerosos respecto a los derechos humanos y, no pocos, objetivamente cómplices del dictador Augusto Pinochet; a los personajes de la Concertación les faltó el coraje para terminar con la Constitución dictatorial de 1980, no se atrevieron a quebrar “la jaula de hierro”, heredada del tirano. El mérito de Marco es haberse convertido en el San Juan Bautista de un nuevo movimiento político, social y moral, cuya misión cosiste en ir liberando a Chile del rapto de las dos castas que se han apropiado del poder.
La tarde del 13 de diciembre, en la calle Concha y Toro, Marco dijo su mejor discurso de toda la campaña; no se le atrangantaron las palabras, ni el pensamiento fue más rápido que el verbo, al unísono, pensamiento y palabra, sirvieron para expresar concepciones éticas, a las cuales no estábamos acostumbrados a escuchar, pues estábamos presos en la estupidez del orden precario, que no es otra cosa que el desorden establecido, donde los electores eran utilizados como un “caterva de vencejos”. La primera frase se refirió a la dignidad de los electores “Yo no soy el propietario de sus votos, cada uno debe actuar según su conciencia, y en la medida en que se escuchen sus demandas” postura que, a mi modo de ver, constituye una radical revolución moral y política.
Sentí cómo en Marco confluían tantos rebeldes de su propia familia: sus bisabuelos, Rafael Luís Gumucio Vergara y Manuel Rivas Vicuña, sus abuelos, Rafael Agustín Gumucio y Edgardo Enríquez, su padre, Miguel y su tío Edgardo, y ahora sus padres, Carlos y Manuela, liberales y conservadores, laicos y cristianos, desterrados, presos o asesinados, todos ellos jamás aceptaron la injusticia, o quedaron contentos con puestos y honores. Al fin y al cabo, se atrevieron, en distintas épocas, a abrir nuevas rutas para el superar el conformismo ambiente de este país que, muchas veces, ha rendido culto al “peso de la noche”. Con Marco y Karen, pareja joven, empieza a surgir un nuevo liderazgo que, desde el Bicentenario, sentarán las bases más generoso, menos injusto, menos brutal y, sobretodo, más inclusivo donde, como dice Marco, que “todos los niños chilenos tengan la misma educación que los hijos de diputados”. Poco importa que haya sido primero, segundo o tercero en la elección presidencial, de todas maneras, Marco se ha convertido en el presidente moral de la república. 15/12/09

piensachile

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