miércoles, 24 de septiembre de 2008

LA IZQUIERDA Y LAS FF.AA.


La izquierda y las FF.AA.


En los días que se conmemoran los 43 años de la fundación del Movimiento de Izquierda Revolucionaria, y en medio de una serie de actividades que recuerdan el natalicio de Salvador Allende, se realizó en el Museo Vicuña Mackenna, un encuentro que abordó el tema “La visión de la izquierda sobre el rol de las FF. AA. en la "vía chilena al socialismo".

Diversos historiadores y desde distintas perspectivas expusieron lo que ellos llamaron las primeras aproximaciones a un debate y análisis que debe profundizarse. Todos coincidieron en que un período pre-revolucionario y de masas como el que vivió nuestro país, desde fines de la década del sesenta hasta septiembre del 73, aporta a la memoria del campo popular enormes lecciones, aciertos y errores, que hay que aprehender.

Hoy que nuevas generaciones, comienzan a manifestar y expresar su descontento, y exploran caminos teóricos, organizativos y de acción, el debate sobre el pasado reciente se constituye en un aporte necesario e ineludible.
Por considerarlo de interés, y en conmemoración de las fechas mencionadas, MemoriaMIR, entrega la exposición del historiador Sebastián Leiva., quién sobre la base de documentos públicos del MIR, aproxima un debate.

El MIR y el “ejército burgués”: de las milicias armadas de obreros y campesinos a la cooptación de suboficiales y tropa
Agosto del 2008

1. Programa (1965): documento realizado en el contexto del congreso fundacional. Respecto al programa, se señalaba que él sería “realizado mediante la liquidación del aparato estatal represivo burgués y su reemplazo por la democracia directa proletaria y las milicias armadas de obreros y campesinos”, planteándose luego que la lucha por los “objetivos revolucionarios” que articulaba el programa no excluía la movilización de las masas por reivindicaciones inmediatas, identificándose entre ellas, además de aquellas referentes a los trabajadores y el pueblo - disminución de la jornada laboral, control obrero de la producción - la ampliación del derecho a voto de los analfabetos así como a los “suboficiales y tropa”.

2. El MIR y el resultado electoral (septiembre 1970): a propósito de la lucha armada y las posibilidades de que esta quedara invalidada frente al triunfo de la UP, el partido señalaba que ello no ocurriría, adoptando en el mediano y largo plazo el carácter de una “guerra revolucionaria prolongada e irregular”, no siendo posible una “insurrección popular” que en pocas horas lograra alcanzar el poder. Aparte de lo anterior, en el punto “¿Esta cuestionada en lo fundamental la estrategia de la lucha armada?” no se plantea ninguna otra idea central, mucho menos referencia específicas a las FFAA burguesas, quedando como obvia la idea de que habría que derrotarlas a ellas.
En el mismo documento, específicamente en el punto “Las limitaciones de un posible gobierno de la Unidad Popular”, se señalaba explícitamente que, al no poder modificarse sustancialmente a las FFAA, existiría “el riesgo permanente de un golpe militar reaccionario”, cuestión probable debido a que la UP no contaba con fuerza militar de su lado. Pese a ello, se señalaba que “sin clima político, sin banderas, por lo menos de apariencia legítima, fue y será difícil arrastrar a los militares a un golpe de Estado”, de ahí que la derecha necesitaría desprestigiar al gobierno para arrastrar a las FFAA a la intervención. Quizá a propósito de ello es que el partido plantea la posibilidad y necesidad de neutralizarlas políticamente, por ejemplo formulando una política hacia los suboficiales y tropas, no especificando en aquella oportunidad cuál sería aquella política.

3. El MIR responde a Frei (junio 1971): se insiste en que la derecha y el PDC orientaban un discurso a las capas medias urbanas y la oficialidad de las FFAA buscando atemorizarlas para luego liderarlas en su lucha contra la UP.

4. Discurso en el funeral de Luciano Cruz (agosto 1971): según lo planteado, al menos desde 1969 la organización, a través de Luciano, estaba realizando un trabajo de “captación” en el ejército, fundamentalmente entre “oficiales jóvenes y suboficiales”, cuestión que había permitido desbaratar el intento golpista de Viaux y mas tarde conocer los detalles del atentado a Schneider. Ese trabajo habría continuado hasta el momento de su muerte, cuando “había asumido la tarea de estrechar los lazos entre los soldados y el pueblo, incorporar al pueblo uniformado a la rica vida política nacional, que abre nuevos horizontes para los uniformados y a los civiles”.

5. El Rebelde (septiembre 1971): en la nota “Integración al desarrollo nacional y democratización de las FFAA” el MIR refería al trabajo político que impulsaba hacia ellas la oposición, mientras que la UP demostraba lentitud en su incorporación a las tareas de reforma y desarrollo que exigía la coyuntura, manteniéndose esa incorporación en el plano de altos oficiales en los directorios de empresas, no así de suboficiales, clases y soldados al desarrollo de los programas de estatización de la industria y de reforma agraria. A su vez, no avanzándose en el impulso del estrechamiento de las relaciones entre las FFAA y carabineros con las organizaciones laborales, existiendo ahí un vasto campo de cooperación. En otro plano, se señalaba que la UP no había cumplido con la eliminación del grupo móvil y su accionar represivo, mientras que en el plano internacional no había eliminado la influencia yanqui aunque sí se habían abierto relaciones con algunos países socialistas. Respecto a otro plano del original programa de la UP hacia las FFAA, se señalaba que no se había avanzado en la democratización de su sistema de remuneraciones y promoción, más allá de que se habrían dado pasos en el mejoramiento de la situación económica de los miembros de las instituciones armadas. A propósito de los temas anteriores, el MIR explicitaba que apoyaba las medidas que permitieran la integración de las FFAA al desarrollo nacional, su acercamiento al movimiento trabajador, el rechazo al empleo de ellas en labores represivas, el término de la influencia norteamericana y la democratización interna de las instituciones armadas, medidas todas que debían iniciarse otorgando a suboficiales, clases y soldados el derecho a voto y ser elegidos representantes del pueblo.

6. El Rebelde (septiembre 1971): en una segunda nota, titulada “Derecho a voto para suboficiales y tropa”, se ampliaba a la vez que especificaba la nota anterior, planteándose una plataforma político - reivindicativa para las FFAA, señalándose cinco puntos: a. derecho a elegir y ser elegidos representantes del pueblo; b. participación activa en la tarea económica, social y política de nuestra patria; c. facilidades para la amplia información sobre cuestiones sociales y políticas; d. facilidades para la realización de estudios secundarios, técnicos o universitarios; e. democratización interna y revisión de reglamentos; f. más igualdad económica.

7. Las conversaciones con la UP (mayo 1972): dentro de las conversaciones que se habían iniciado con la UP en abril - mayo de 1972 se planteó, como tema a discutir en una segunda etapa, “la necesidad de formular una política para las FFAA que no se limite a ofrecerles un orden que es imposible de obtener en un proceso como este y una ‘participación’ que llega al límite de incluirlos en el gabinete”.

8. La clase dominante. Informe de la CP al Comité Central (agosto de 1972): al destacarse los elementos que condicionaban el comportamiento político de la clase dominante se identificaba la “relativa autonomía” alcanzada por las FFAA, cuestión que habría llevado a sectores de la clase dominante a realizar concesiones al gobierno para evitar que este se tentara con buscar estabilidad y fortaleza a través de la incorporación de militares al gabinete. Además, se señalaba que en un primer momento el sector constitucionalista había logrado hegemonía al interior de las FFAA, decantando los extremos politizados de izquierda y derecha.

9. El pliego del pueblo (octubre de 1972): primero, se planteaba que el paro no había logrado “arrastrar a oficiales y soldados”, señalándose luego, en una línea similar, que los soldados habían observado como los sectores dominantes luchaban por conservar sus privilegios y como el pueblo, del cual ellos formaban parte, se mostraba capaz de enfrentarlos. Segundo, en el punto referente a la contraofensiva política a la cual tenía derecho el pueblo, se señalaba respecto a las FFAA: “llamar a las Fuerzas Armadas y a los soldados a rechazar los llamados de los patrones y a ponerse al lado del pueblo”. Tercero, se rechazaba la conformación de un gabinete militar, explicitándose respecto a ese punto que la crisis no podía ser resuelta “mediante concesiones y alianzas con algunos militares de alta graduación sino con todos los soldados y oficiales que apoyen el Pliego del Pueblo y la lucha por el socialismo, sean de alta graduación, media, oficiales o soldados”. En un documento posterior, el emanado del foro del poder popular realizado a fines de 1972, Miguel señalaba que la conformación de ese gabinete modificaba el carácter del gobierno, y ello por que las fuerzas armadas se levantaban “como un ente autónomo, jerárquico y apolítico”, y las revoluciones no se hacían ni triunfaban basándose en esas características y sus efectos sino que teniendo la posibilidad de influir en la correlación de fuerzas al interior de las FFAA.

10. Abrir una contraofensiva revolucionaria y popular (junio de 1973): al proponer el programa que se debía impulsar para materializar aquella contraofensiva, se planteaba para las FFAA su democratización y la resolución de sus problemas de ingreso, de trabajo, de formación profesional y el termino de las discriminaciones que subsistían en su interior. A la vez, se proponía una “plataforma inmediata” cuyo último punto señalaba un reajuste de sueldos para las FFAA y Carabineros, el reconocimiento de una jornada laboral de ocho horas y el pago de horas extraordinarias, el tomar medidas contra los oficiales reaccionarios, la no restricción de los derechos ciudadanos de sus miembros a la vez que la autorización para que participaran en las organizaciones populares.

11. La clase obrera y el pueblo no retrocederán (julio de 1973): se señalaba que los oficiales reaccionarios habían abierto la deliberación en los cuarteles, siendo neutralizados y enfrentados por la suboficialidad y los soldados así como por oficiales honestos y altos oficiales antigolpistas, dando cuenta ello de su disponibilidad a frustrar cualquier intento golpista así como emplazamientos al gobierno que atentaran contra los intereses del pueblo.

Tres cuestiones pueden identificarse en las referencias que el MIR realizó respecto a las Fuerzas Armadas:


a.el rol político que tendrían ellas respecto al sistema y en específico frente al gobierno de Allende.

b.la evaluación de la política impulsada por la UP hacia las instituciones armadas.

c.su propia política frente a las Fuerzas Armadas.


A propósito de lo primero, es relevante observar que, pese a que el MIR se nutría de la noción básica del marxismo leninismo respecto a las FFAA - brazo armado del Estado y las clases dominantes para conservar el poder -, no esencializó ese carácter, planteando que la potencial intervención de estas se daría sólo una vez que se generaran ciertas condiciones políticas, condiciones que procuraría generar la oposición (ver documento dos, “El MIR y el resultado electoral”; documento tres, “El MIR responde a Frei”). Ahora bien, aquello no impidió que se le asignaran a los diversos estratos de las instituciones armadas ciertas características prevalecientes, como la identificación de la oficialidad con los sectores dominantes y la cercanía de clase de la suboficialidad y tropa con los sectores populares, de ahí la preocupación central por impulsar una política fundamentalmente hacia ellos y no hacia los primeros.

Respecto a lo segundo, si bien el MIR evaluaba positivamente ciertos aspectos de la política impulsada por la UP hacia las FFAA - mejoramiento en sus remuneraciones, generación de vínculos con países de la orbita socialista, disminución gradual de la influencia yanqui -, era crítico de los vacíos de la cual ésta daba cuenta, muy particularmente de su falta de generación de una política que incorporara al conjunto de los miembros de las fuerzas armadas al proceso y que permitiera, a la vez, su relación con los organismos del movimiento popular, cuestión esencial para asegurar la neutralización “desde dentro” de la oficialidad y la identificación de la suboficialidad y tropa con el proyecto de gobierno (ver documento cinco, “Integración al desarrollo nacional y democratización de las Fuerzas Armadas”).

Por último, es interesante observar que el MIR, además de impulsar un trabajo “conspirativo” hacia las fuerzas armadas, teóricamente articulado en torno al desconocido FREFRAC, desarrolló también, con cierta continuidad y coherencia, una amplia política hacia los integrantes de las instituciones armadas, particularmente hacia sus suboficiales y soldados, sabedor de que la fuerza militar propia de la cual carecía la UP (y el propio MIR) se generaría desde esos estamentos (ver documento uno, “Programa”; documento seis, “Derecho a voto para suboficiales y tropa”; documento diez, “Abrir una contraofensiva revolucionaria y popular”).

Las referencias al Rebelde y otros documentos que hace el historiador Leiva, se encuentra en la sección Documentos, Categoría MIR, Historia, con el nombre el MIR y las FFAA.


http://www.memoriamir.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=244&Itemid=1

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