domingo, 7 de diciembre de 2008

NACIONES INDÍGENAS EN EE.UU - Conforme a estadísticas oficiales, en Estados Unidos un 37 % de la población nativoamericana muere antes de los 45 años


NACIONES INDÍGENAS EN EE.UU


Lejos del sueño americano

En el país que constituye la primera economía del mundo, los descendientes de las primeras naciones continúan siendo víctimas del racismo y la marginación social. Conforme a estadísticas oficiales, en Estados Unidos un 37 % de la población nativoamericana muere antes de los 45 años de edad. En uno de los países con la legislación "indígena" más avanzada del planeta, las tribus se debaten entre la asimilación, la marginalidad o los paradójicos efectos de la industria de los juegos de azar.

Por Pedro CAYUQUEO, en EE.UU I Azkintuwe

Por casi dos siglos han vivido sin ser vistos, espectadores de la propia tierra de sus ancestros, que han ocupado por 10 mil años y tal vez más a orillas del rio Delaware. Ellos han sido testigos de la muerte, la enfermedad, el despojo, el racismo y la violencia. Y muchos temían que dejando de ser invisibles correrían la misma suerte que sus abuelos. Pero siguiendo una antigua profecía, los descendientes de la Nación Lenape de Pensylvannia han decidido dejar el anonimato, salir a la luz pública y reivindicar sus derechos en la ciudad de Philadelphia, la histórica primera capital y cuna del proceso emancipador de los EE.UU.

“Durante generaciones habíamos vivido con miedo”, señala a Azkintuwe, Robert Red Hawk Ruth, Jefe de los Lenape, en la inauguración de la muestra “Fulfilling a Prophecy: The Past and Present of the Lenape en Pennsylvania”. “Esa era una manera fea de vivir, infectaba a toda la comunidad así que decidimos alejarnos de todo eso. Ahora decimos con fuerza que estamos aquí. Esta exhibición se llama ‘cumpliendo una profecía’ y ha sido toda una catarsis para nosotros como nación, nos ha permitido mostrarnos y también reunirnos, reencontrarnos como hermanos”.Instalada en uno de los campus de la Universidad de Pennsylvania, la muestra incluye danzas y comidas típicas, vestimentas y recreación de ceremonias, exposición de pinturas y grabados, conciertos en vivo y exhibición de videos documentales con la historia y los desafíos de un pueblo que para sobrevivir debió volverse invisible. “Mi padre siempre me decía, no te muestres ante nadie, no le digas a nadie de donde provienes”, relata Red Hawk. Desplazados de su tierra a comienzos del siglo XVIII por los “padres fundadores” de EE.UU, los Lenape terminaron dispersos en los vecinos estados de Ohio, Wisconsin, Oklahoma, incluso más al norte, en Canadá.

“Mis abuelos y los abuelos de ellos fueron de los pocos que siguieron viviendo aquí. Ellos nos inculcaron las ceremonias espirituales, nuestro idioma y cultura, pero no a la luz del día. Durante generaciones nuestros ancestros se mezclaron con europeos y afro americanos, hoy somos poco más de 300 personas aquí en Pennsylvania”, nos cuenta el Jefe tradicional. La muestra que encabeza busca visibilizarlos como nación. Y constituirse en un faro que convoque a los desplazados. “La nuestra es una historia de sobrevivencia”, resume Red Hawk.


Los Lenape son una de las 562 tribus o naciones reconocidas hoy por el gobierno de los EE.UU. Todas ellas son consideradas legalmente “entidades soberanas” como el gobierno federal y los gobiernos de los estados. Dicha soberanía se basa en el derecho al autogobierno que a las tribus les garantizó la Corona Británica mucho antes de la formación de los Estados Unidos. Luego de su declaración de independencia, el Congreso Continental afirmó la propiedad de los EE.UU sobre territorios que no habían sido parte de las colonias originales, pero reconoció la soberanía de las tribus, siendo consideradas entidades políticas separadas, externas a los EE.UU. Esto derivó en que se mantuviera el sistema de “tratados”, estableciéndose que sólo el gobierno federal (no los gobiernos locales) podía ser contraparte de las tribus.

La firma del tratado con los Delaware en 1787 marcó el inicio de un período de casi un siglo en que el gobierno federal firmó más de 650 tratados con las naciones indígenas, de los cuales fueron ratificados 370. Por regla general, estos contenían cláusulas relacionadas con el mantenimiento de la paz, las relaciones comerciales, los derechos de caza y pesca, y el reconocimiento por parte de las tribus y del gobierno federal de la autoridad de cada contraparte.“Las tribus indígenas somos consideradas como naciones dentro del país. Como tales, conservamos poderes soberanos sobre nuestra población y territorios. Más que miembros de una minoría racial, los indígenas de Estados Unidos somos pueblos con condición jurídica semejante a la doble nacionalidad. Ese es nuestro estatus legal”, señala a Punto Final, Susan S. Harjo, destacada líder de la Nación Cheyenne y directora en los años 80’ del Congreso Nacional del Indio Americano, el principal referente indígena del país del norte. No fue un camino fácil de recorrer, subraya.
Y es que muchos de los tratados firmados a comienzos del siglo XIX serían violados más tarde por el gobierno federal, sobre todo tras la década de 1820, que marca el inicio del avance colonizador estadounidense hacia las tierras del oeste. Esto derivó en contiendas judiciales que llegaron hasta la Suprema Corte de Justicia, instancia que en varios procesos falló a favor de la soberanía de las tribus, sentando una jurisprudencia vigente hasta nuestros días. “El camino judicial es la principal herramienta que tenemos las tribus para reivindicar nuestros derechos”, apunta Susan. “Mucho, pero mucho más efectivo que el político”, reconoce.Autogobierno y soberanía A lo largo 150 años, la postura del gobierno respecto de las tribus osciló entre el reconocimiento de su soberanía y la búsqueda de su asimilación forzada. Paradójicamente, sería el polémico presidente Richard Nixon quien trazaría el camino definitivo. “Nixon, en 1971 – señala Susan- emitió una declaración sobre asuntos indígenas donde reprobó la eliminación forzosa y nos volvió a caracterizar como entidades políticas soberanas. En este marco, el derecho al autogobierno en múltiples materias quedó garantizado”. “Al menos en el papel”, aclara.

En teoría, EE.UU posee actualmente uno de los marcos legales más avanzados en materia de reconocimiento de derechos indígenas del planeta. Países como Canadá, Nueva Zelanda y Dinamarca también reconocen el derecho de las naciones originarias a su territorio, recursos naturales, autoridades y sistemas normativos propios, inclusive el autogobierno. Sin embargo, solo EE.UU amplia estos derechos al punto de reconocerles doble nacionalidad. O triple, como en el caso de Susan. “Yo soy Cheyenne por parte de padre, Muscogee por parte de madre y estadounidense por lamentables circunstancias históricas”, precisa con ironía. Si bien se trata de un sistema normativo superior incluso a la recientemente aprobada Declaración Universal de Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU y años luz de la legislación chilena, una de las más atrasadas del planeta, no todo ha sido y es color de rosas. Una constante histórica, subraya Susan, fue la violación de los tratados y ello independiente de quien estuviera sentado en la Casa Blanca. A lo largo y ancho del siglo XIX, el gobierno les quitó dos tercios de las tierras que les habían sido reconocidas como propias a fin de facilitar la expansión de los Estados Unidos hacia el oeste.

“Republicanos y demócratas tienen sus manos manchadas con sangre india. A mi gente, los Muscogee Creek, hacia el año 1830 se les obligó ha abandonar sus tierras a punta de bayoneta hacia el oeste del río Mississipi”, nos relata. Susan hace referencia a uno de los capítulos más oscuros de la historia norteamericana: la marcha forzada desde el sudeste al actual estado de Oklahoma de cinco tribus indígenas (Chickasaw, Choctaw, Creek, Seminola y Cherokee), ejecutada durante las administraciones de los mandatarios demócratas Andrew Jackson y Martin Van Buren. Más de 1.200 kilómetros de infernal caminata que condenó a muerte a miles de nativos. Se calcula que la cuarta parte de la población Cherokee pereció en la ruta, principalmente en los campamentos asolados por la disentería y otras enfermedades. En su idioma, ellos recuerdan hoy este suceso como “nunna daul isunyi”, “el camino donde nosotros lloramos”. De allí su denominación popular: “El Sendero de las Lágrimas”. Y es que la conquista y colonización del “oeste” norteamericano nada tuvo que envidiar a la conquista y colonización española siglos antes en el resto de América. O aquella que, por la misma época, ya planificaban contra el pueblo mapuche los actuales estados de Chile y Argentina, ello en el cono sur de América.


Aunque la Declaración Real Británica de 1763 afirmaba que las tribus tenían títulos legales sobre sus tierras y que sólo podrían modificarse mediante tratados, la expansión de la frontera blanca fue tan implacable que esto poco se tuvo en cuenta. Un ejemplo de ello fue el Tratado de Fort Laramie (1868) entre la Nación Sioux y el gobierno estadounidense, que acordó entregarles la mitad de las tierras de Dakota del Sur. Sin embargo, luego del hallazgo de oro en las Black Hills (Colinas Negras), centro espiritual y geográfico de los Sioux, el tratado fue modificado unilateralmente desde Washington. Sin consulta ni aviso previo.En los siguientes 20 años, el gobierno federal se apoderó de más de 90 por ciento del territorio que antes les había concedido. Para 1889, el tamaño de la reservación Sioux había sido reducido a una pequeña esquina del mapa de Dakota del Sur. “Cualquier observador objetivo tendría que decir que nuestro tratamiento de los americanos nativos ha sido una desgracia nacional”, llegó a reconocer durante su campaña el ex candidato republicano a la presidencia, John McCain, entrevistado por el Washington Post. Un poco más autocrítico, su contendor y actual presidente electo de EE.UU, el demócrata Barack Obama, calificó de “vergonzoso” el actuar de la Casa Blanca en la materia. Obama, cuya campaña concitó un masivo respaldo indígena, prometió restablecer la validez de los tratados, respaldar el autogobierno tribal e inyectar millonarios fondos a los siempre insuficientes presupuestos indios. Las tribus, en su gran mayoría, depositaron mucho más que un simple voto en esta promesa de cambio. Expectantes aguardan hoy los primeros pasos de su administración.El caso de PeltierEn toda Norteamérica las tribus lucharon contra la ocupación de sus tierras. Desde Arizona hasta Alaska. Pero esta resistencia fue aplastada a punta de cañonazos y promesas rotas. El recuerdo persiste en la memoria. “En los tiempos modernos estas historias de atropellos se traducen en que algunas naciones indígenas mandan una carta de saludo a cada presidente nuevo. Y siempre lo llaman con el mismo nombre que daban al presidente George Washington los miembros de la Confederación Iroquese: ‘Sr. Destructor de los Pueblos’. Esto grafica cuál ha sido históricamente la relación de los nativo americanos con el gobierno”, subraya Susan.
En sus palabras resuena el eco de sus ancestros. Su bisabuelo, el Jefe Bull Bear, fue uno de los principales líderes de la resistencia Cheyenne contra la opresión del gobierno de EE.UU a fines del siglo XIX. Su abuelo, Thunder Bird, un destacado artista y escritor, reconocido por mantener vivas ceremonias tradicionales de su pueblo como el Baile del Sol (Sun Dance) cuando estas fueron proscritas por las autoridades. Pero la lucha por la tierra continúa. El propio estado de Dakota del Sur está intentando trasladar tierras indígenas a manos del Estado, violando nuevamente los tratados firmados con los Sioux, también conocidos como Lakota.
Un líder rebelde de este pueblo, Leonard Peltier, es hoy el prisionero político estadounidense más conocido en el mundo. Peltier está encarcelado y condenado a doble cadena perpetua por el supuesto homicidio de dos agentes del FBI en la reserva de Pine Ridge. Peltier era un activo militante del Movimiento Indio America (AIM, en inglés), organización radical indígena que en los 70’ operó en diversos puntos de EE.UU y que, junto al Partido de los Panteras Negras, fue duramente reprimido por la administración de Richard Nixon.


Encabezado por John Trudell, Russell Means y Dennis Banks, el AIM protagonizó en 1973 el conflicto armado más largo al interior de Estados Unidos desde la Guerra Civil: la ocupación de Wounded Knee, sitio histórico ubicado al interior de la reserva de Pine Ridge y donde en 1890, el Séptimo de Caballería del Ejército de EE.UU masacró a cientos de Sioux que se negaban a ser “relocalizados” en Nebraska, entre ellos decenas de mujeres, ancianos y niños. La ocupación buscaba denunciar ante el mundo la situación de abandono, marginación y pobreza que afectaba a los Sioux. La respuesta del gobierno fue un cerco policial y militar que se prolongó por 71 días, dos activistas del AIM asesinados y el inicio de una caza de brujas que solo culminó a fines de los 70’con el AIM desarticulado y Leonard Peltier en prisión.


“Leonard ha estado más de la mitad de su vida encarcelado como un símbolo de aquellos años. El fue acusado junto a otras dos personas por el asesinato de dos agentes federales, pero fue un enfrentamiento confuso, un tiroteo donde también murió un nativo. Nadie supo ni sabe aún quién disparó a los agentes, no hubo evidencia determinante en el juicio, pero aun así condenaron a Leonard”, apunta Susan, cuyo esposo, Frank Harjo, militó junto a Peltier en las filas del proscrito AIM. De allí su cercanía con el líder Sioux. “En lo personal, Leonard representa una época terrible de persecución política, pero también una época maravillosa de activismo que forma parte de mi vida y la de mi esposo. Pero nosotros queremos que él deje de ser un símbolo, nos interesa mucho más que recupere su libertad y su vida”, subraya.

Desde la ocupación de Wounded Knee, pocas cosas han mejorado para los Sioux de la reserva de Pine Ridge, la segunda más grande en extensión territorial de las 314 designadas por el gobierno de Estados Unidos como “territorios tribales soberanos”. Familias pobres en casas baratas subsidiadas por el gobierno y jóvenes que no recuerdan la historia de su pueblo.


Desde la ocupación de Wounded Knee, pocas cosas han mejorado para los Sioux de la reserva de Pine Ridge, la segunda más grande en extensión territorial de las 314 designadas por el gobierno de Estados Unidos como “territorios tribales soberanos”. Familias pobres en casas baratas subsidiadas por el gobierno, jóvenes que no recuerdan la historia de su pueblo y caen en la trampa de la droga y el alcohol igual que sus padres; hombres y mujeres tratando de sobrevivir sin empleo, tierras propias rentadas a rancheros blancos y perdidas para el uso de sus habitantes. Y por si ello fuera poco, administraciones corruptas que más que “autodeterminación”, solo perpetúan la dependencia económica y el control político externo.


Legalmente la reservación Pine Ridge es un “estado soberano independiente” dentro del territorio estadounidense, con un gobierno indígena democráticamente electo cada dos años y al que se le otorgan casi 70 millones de dólares en pagos federales directos e indirectos para apoyar a una población de entre 20 y 30 mil habitantes. Sin embargo, todas las decisiones fundamentales sobre su destino se hacen fuera de sus límites, por la misma burocracia que utiliza gobiernos locales corruptos para reprimir voces disidentes que abogan por un cambio. La de Leonard Peltier, una de ellas.Y es que en el país que constituye la primera economía del mundo, los descendientes de las primeras naciones continúan siendo víctimas del racismo y la marginación social. Conforme a estadísticas oficiales, en Estados Unidos la población nativoamericana tiene ocho veces más posibilidades de padecer enfermedades como la tuberculosis que otros ciudadanos del país y un 37% muere antes de los 45 años de edad. La tasa de suicidio es tres veces la tasa nacional, mientras que la mortalidad infantil es un 60% más alta que la del conjunto de la población norteamericana.


Por su parte, las tasas de desempleo oscilan entre 50 y 80%, lo que al mismo tiempo engendra violencia, delincuencia y un elevado tráfico y consumo de drogas. El desplazamiento a centros urbanos, programado desde Washington en las décadas de los años 50’ y 60’, forzado por la pobreza en las últimas décadas, en nada ha contribuido a que las condiciones de vida de muchas tribus mejoren. En muchos casos, solo ha contribuido a aumentar la tasa de suicidios juveniles y de nativoamericanos que poblan las principales cárceles del país. Megaindustria del azar. Sin embargo, no todas las reservaciones se asemejan a colonias pobres como Pine Ridge. Existen tribus que en la empresa privada han encontrado potentes fuentes de ingreso. La Ley de Autodeterminación y Educación del año 1975 – promulgada por la administración Ford y que dotó de mayor autonomía a las tribus para gestionar y administrar fondos federales-, animó a muchos a recurrir a la llamada iniciativa empresarial privada. Una de ellas, la polémica industria de los juegos de azar, posible tras la promulgación de la Ley de Regulación de Juegos de Azar Indígenas el año 1988 y que benefició a las tribus con inéditas exenciones tributarias.

El paso de pequeña industria tribal a mega imperio comercial solo era cosa de tiempo. Quedó demostrado el 2007, año en que las reservaciones facturaron 25.100 millones de dólares, una cifra que hizo palidecer los 6.000 millones obtenidos por Las Vegas y que multiplicaron varias veces la suma de los beneficios de esta ciudad junto con Atlantic City, según datos oficiales de la Comisión Nacional del Juego Indio (NIGC, en inglés). Pensada como medida gubernamental para paliar el brutal desempleo en las tribus y la ausencia de futuro, hay quienes temen que el dinero de los casinos se convierta en una de las últimas balas en la recámara del Winchester de repetición.

Sectores tradicionalistas ven en la riqueza de los casinos una amenaza potencial para el “modo de vida indígena”. Paradójicamente, coinciden en esto con sectores políticos como el republicano, encabezados por el ex candidato presidencial John McCain, acérrimo opositor de los casinos en territorios tribales. Miembro desde hace más de dos décadas de la Comisión de Asuntos Indios del Senado, McCain ha denunciado a los casinos como verdaderos focos de corrupción y mafias al interior de algunas reservas. Una opinión que, observando de quien proviene, le merece serias dudas a Susan S. Harjo.

“Nosotros no tenemos tan claro que sea como dice John McCain. Han existido casos (de corrupción) y los responsables han sido juzgados y enviados a la cárcel como cualquier criminal, pero han sido casos aislados, como suceden también en Las Vegas o en Florida y con bastante mayor frecuencia”, apunta. “Muchas veces se usan estos argumentos para intentar limitar una legislación que nos favorece y que sabemos afecta a muchos intereses empresariales no indígenas”, advierte. Y no deja de tener razón. Actualmente, cerca de 200 tribus administran juegos de apuestas. Y a pesar de que el mayor casino indígena del país es el Foxwoods Resort, dirigido por la Nación Mashantucket Pequot en Connecticut (Este de EE.UU), casi la mitad de todos los ingresos del azar se encuentra en la parte occidental, en especial en California y Oklahoma.

Impulsados por el juego, algunas tribus gozan hoy de un poder económico nunca antes visto. “Los casinos han permitido que algunas tribus dejen de ser clientela política”, apunta Susan. “Tal vez allí se encuentra el verdadero temor de John McCain y los republicanos”, subraya. El citado Foxwoods Resort, instalado a menos de dos horas en automóvil al norte de Nueva York, fue declarado el “casino del milenio” por la revista Casino Player. Está construido sobre dos hectáreas y cuenta con 600 máquinas tragamonedas, 350 mesas de juego, 500 habitaciones, 18 tiendas de artesanías, auditorios para peleas de box, sala de conciertos, estadio de beisbol, parque de diversiones, seis cines y un museo de la Nación Mashantucket Pequot.

En Florida, por citar otro ejemplo, existen hoy dos tribus con negocios de juego. Los Seminoles son una de ellas, propietarios de seis casinos y salones de bingo, además de los derechos sobre la franquicia Hard Rock Cafe en Hollywood y Tampa, la misma que compraron el año 2006 en 965 millones de dólares. La otra tribu son los Miccosukees, propietarios de un exclusivo casino en el oeste de Miami-Dade. Los casinos de ambas tribus en Florida generaron en 2007 ganancias por 1.600 millones de dólares. Y esto, a juicio de Susan, repercute en varios niveles, uno de ellos el bienestar social, “puesto que la ley establece que al menos un 60% de los beneficios de los casinos tiene que tener como destino algún proyecto para mejorar la comunidad”.

“No es un sistema perfecto –agrega Susan- pero yo destaco los impactos positivos por sobre los negativos, que existen también”. Y cita lo acontencido con los Mashantucket Pequot, tribu a la cual apoyó cuando le correspondió encabezar el Congreso Nacional del Indio Americano. “Ellos no tenían su idioma, lo habían perdido, no tenían danzas, vestimentas, eran un grupo pequeñito, que iban a desaparecer. Hoy son más ricos que los Rockefeller's y han ido construyendo escuelas para recuperar su idioma, sus danzas, su arte, han usado el dinero para revitalizar su cultura e identidad. Ellos resucitaron cosas que los libros de historia decían extintas, ellos resucitaron su nación, ¿no es eso emocionante?”, pregunta.

“En EE.UU hay cerca de 30 naciones que son muy ricas y en conjunto están viendo cómo apoyar al resto, generando industria, privilegiando el comercio intertribal, explorando fórmulas diversas. Son procesos complejos, pero que están en marcha... Existen tratados entre las naciones que se han establecido y no son solo tratados que hablan de los derechos indios o la cultura. Incluyen también lo financiero, lo comercial, las inversiones, el desarrollo, sin esos aspectos ninguna nación puede proyectarse en el tiempo”, finaliza optimista / AZ

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Reportaje publicado originalmente en Revista Punto Final. http://www.puntofinal.cl/

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SUSAN SHOWN HARJO, LÍDER CHEYENNE

"¡Saquen a esos malditos indios fuera de ahí!"

Susan Shown Harjo es una destacada líder Cheyenne. Activista por los derechos de su nación, es además escritora y una de las voces indígenas más reconocidas del periodismo norteamericano. Entrevistada por Azkintuwe en Philadelphia, Harjo compartió pasajes de su historia con el AIM y el injusto encarcelamiento de Leonard Peltier, activista condenado de por vida por su presunta responsabilidad en la muerte de dos agentes del FBI en una reserva de Dakota del Sur.


Por Pedro CAYUQUEO, en Philadelphia, EE.UU.


Susan Shown Harjo.

PARTE I

"LAS TRIBUS SOMOS NACIONES INDEPENDIENTES EN ESTADOS UNIDOS"


Durante más tres décadas, Susan Shown Harjo ha sido una férrea activista por los derechos indígenas en los Estados Unidos. Su marido, Frank Harjo, participó activamente del American Indian Movement (AIM) en los 70' y Susan, bajo la administración de Ronald Reagan, encabezó desde Washington el
Congreso Nacional del Indio Americano (NCAI, por sus siglas en inglés), principal referente de las naciones nativoamericanas, encargado de monitorear las políticas federales y resguardar sus intereses frente al gobierno estadounidense.


En esta segunda parte de su entrevistada con Azkintuwe en Philadelphia, Harjo compartió pasajes de su historia con el AIM y el injusto encarcelamiento de Leonard Peltier, activista condenado de por vida por su presunta responsabilidad en la muerte de dos agentes del FBI en una reserva de Dakota del Sur.- Susan, en la primera parte de esta entrevista comentabas que una de las principales leyes que garantizó el autogobierno indígena en EE.UU fue promulgada por Richard Nixon. Sin embargo, Nixon fue también el mandatario que persiguió de manera implacable al American Indian Movement (AIM - Movimiento Indío Americano, organización radical indígena) bajo su administración.Así es. Muchos de nosotros fuimos víctimas de esa persecución. Agentes del FBI me siguieron a mi y a mi marido en aquellos años, yo tenía un programa de radio donde hablábamos de la lucha indígena en una estación de Nueva York y mi esposo era un activo miembro del AIM. Nixon fue tras los líderes tribales, los líderes del AIM y de los periodistas que visibilizábamos estas realidades, a todos nos afectó. Tal vez habría que explicar el origen del AIM, que se enmarca en un periodo determinado en la historia de este país, te hablo de los 60' y 70', la época de la lucha por los derechos civiles, la oposición a la intervención norteamericana en Vietnam, etc. Una época también caracterizada por grandes luchas de las naciones indígenas, principalmente por los derechos de pesca en la costa oeste. Marlon Brando y Jane Fonda, dos estrellas de cine por nombrar a dos famosos, comenzaron a solidarizar con las tribus en su lucha por la pesca, estos eran conflictos que se arrastraban por más de un siglo.

- ¿Qué rol cumplían vuestros intelectuales? pienso en Vine Deloria y Hank Adams, autores de libros claves que datan supongo de aquellos años.

Clumpieron un rol importantísimo. Esta efervescencia de lucha tuvo su componente a nivel intelectual. Vine Deloria escribió a fines de los 60 “Custer Died for Your Sins” (Custer murió por sus pecados) y Hank Adams publicó los “20 Point”, que se conoció luego como el “Manifiesto AIM”, también en aquellos años, dos obras fundamentales. En medio de esto se da la ocupación de Alcatraz, frente al litoral de San Francisco en California, cuando activistas nativos se tomaron la isla durante casi dieciocho meses, a partir del 20 de noviembre de 1969, reclamándola como tierra india y exigiendo el respeto para nuestros pueblos. En su mayoría eran indios urbanos, mezclados con gente de reservas desencantados con la negligencia económica, social y política del gobierno. La ocupación se basó en una ley que decía que todas aquellas tierras donde el gobierno hubiera construido fuertes y prisiones y que hubieran dejado de cumplir su función, debían ser devueltas a los indígenas. Allí estaba gente como John Trudell, mi esposo Frank Hargo y otros líderes. - Se menciona a dicha ocupación como un verdadero símbolo de la resistencia indígena en EE.UU. Para muchos marcó un antes y un después al visibilizar la situación de los nativoamericanos ante el mundo. ¿Compartes este juicio?Mucha gente apoyó la ocupación, es cierto. Otra gente lo hizo con reparos, consideraban que ocupar una cárcel tal vez no era el mejor símbolo de resistencia india, es decir, una cárcel es una cárcel, pero todos finalmente apoyaron de alguna forma y al finalizar todos se preguntaban lo mismo; ¿ahora qué? Creo que ahí nace para muchos este movimiento, que se inscribe en una atmósfera de activismo social muy fuerte, con gente publicando libros, editando discos, etc. Así como el libro de los “20 Puntos” se hizo la normativa de la gente en la lucha, el ideario a seguir, también hubieron himnos que todos compartíamos. Uno decía: “Buro de Asuntos Indios, ya no soy tu indio más, ahora le perteneces solo al gobierno”... Era el espíritu de la época, todos cantábamos eso, jóvenes en su mayoría. También había gente que no era indígena, pero que se concientizó con la lucha nuestra, que no compartía los abusos policiales contra nuestra gente y que junto a activistas indígenas se sumaron al AIM, en principio para monitorear sobre todo el actuar de la policía. A partir de entonces ya se podía contar con el AIM, que era un movimiento de origen urbano, en adición al movimiento indígena existente en las tribus. Muchas vertientes llegaron a unirse en el AIM, estaba compuesto por gente de diversas procedencias, incluso ex presidiarios y algunos veteranos de Vietnam. Puedo mencionar a Dennis Bank, Harold Good Sky, Russell Means, Vernon Bellecourt, Clyde H. Bellecourt, Leornard Peltier, George Mitchell y el propio John Trudell.

- ¿Qué otra acción recuerdas de aquellos años? Muy famosa fue la "Caravana de la Senda de los Tratados Rotos" hacia Washington y la posterior ocupación del Buro de Asuntos Indígenas el año 1972. ¿Qué nos puedes contar de aquello?

Creo que fue a Hank Adams quien propuso realizar esa caravana hacia Washington, y la denominó la “Caravana de la Senda de los Tratados Rotos”. Participaron cientos de personas, todos llegaron a Washington y bueno, se armó un lio, porque no existían condiciones donde quedarse en la ciudad y bueno, alguien dijo: “vamos al Buro de Asuntos Indios” y el resto dijo, “ok, vamos”. Era un contrasentido, porque todos sus discursos eran contra el Buro, pero bueno, allí estaban, necesitaban donde alojar (risas). Recuerdo que llegó la gente, se instaló en el interior del Buro y bueno, cuando llega la tarde, la noche, seguían allí dentro. Entonces pasó a ser una ocupación, que no era la idea original. Muy poco tiempo después llegó la policía. Con mi esposo viajamos desde Nueva York apenas nos informaron y sospechábamos que podía ser un desastre todo aquello (risas). Fuimos con nuestras credenciales de reporteros, con nuestros equipos, yo estaba muy embarazada, a fines de octubre de 1972 y se extendió por seis días. Recuerdo que un día veo a mi esposo, que era tallador además de palos de hockey en madera, enseñando a otros jóvenes a tallar armas, hermosas lanzas tradicionales que sin embargo no iban a servir de nada frente a la policía. Le dije: “¿ya no estás solo cubriendo la historia, verdad?” (risas). Otro día descubrimos en una sala decenas de equipos de grabación, micrófonos, filmadoras, etc. Se nos ocurrió hacer una clase, nos paramos sobre una mesa y explicamos cómo se graba y les dijimos a todos: “hagamos un documental en tiempo real”.

- ¡Fueron pioneros en la producción de reality shows!

Si... (risas). Hicimos un taller, explicamos como grabar y hacer breves entrevistas y todos andaban luego paseando por el edificio del Buro con grabadoras y filmadoras haciendo entrevistas. Eso fue maravilloso. Algún día me gustaría recolectar todas esas grabaciones que documentaron esos días magníficos de ocupación. Es poco conocida la forma en que terminó esa ocupación y lo quiero contar. Nixon, no se si el personalmente pero si su gente, dispuso de dineros legales que se canalizaran a través del Congreso Nacional del Indio Americano, 66 mil dólares, para la gente que estaba invadiendo el edificio, pagó para que se fueran. No sé quién hizo qué con ese dinero, pero si se lo que John Trudell hizo, porque lo vi. El dijo: “A algunos líderes les han dado 10 mil dólares por cabeza para abandonar”. Entonces el tomó el dinero y lo arrojó a la gente, señalando que no se vendería como el resto. Todos quedamos allí impresionados y eso me hizo amar a John, por su determinación y claridad.

- Junto al Partido Pantera Negra el AIM fue un verdadero dolor de cabeza para Nixon.
Entreviste muchos después en la radio a John D. Ehrlichman, Consejero de Asuntos Internos de Nixon, que llegó a ser convicto por el caso de Watergate, uno de los condenados de alto rango que fue a prisión. Le pregunté directamente ¿qué le has oído decir tú a Nixon de los nativoamericanos, de las leyes federales para los nativoamericanos, etc?. Me respondió: “Lo único que se me viene a la mente es lo que dijo cuando invadieron el Buro de Asuntos Indígenas en Washington. Él me dijo: “¡Saquen a esos malditos indios fuera de ahí!” (risas). Nada retrata mejor la personalidad de Nixon y su relación con el AIM que aquella frase (risas).

Wounded Knee en Dakota del Sur era un símbolo, un lugar sagrado donde se llevó a cabo una de las masacres más horrendas contra nuestros ancestros. Allí está situada la reservación Pine Ridge, un lugar con graves problemas sociales y que los sigue teniendo lamentablemente en la actualidad. Hastiados de un gobierno tribal corrupto, un grupo de ancianos Sioux pidió ayuda al AIM.

- Pero más allá de "maldecirlos", imagino que también fue el comienzo de la persecución policial contra todos ustedes.

Así fue. Toda la gente que participó de la ocupación del Buro quedó luego bajo seguimiento policial, mi esposo uno de ellos. Hank Adams, que era uno de los ideólogos, llegó a ser arrestado por la policía. Ocurrió además que mucha gente en los días de ocupación se dedicó a leer documentos históricos, muchos se llevaron estos documentos para usarlos en las reclamaciones de sus respectivas tribus, eso inició una serie de persecuciones, se abrieron procesos judiciales, intervino el FBI, hasta que gran parte de los documentos fueron devueltos a la Casa Blanca. Todo esto, de una u otra manera, llevó más tarde a la ocupación de Wounded Knee.

- Háblanos de ello.

Wounded Knee en Dakota del Sur era un símbolo, un lugar sagrado donde se llevó a cabo una de las masacres más horrendas contra nuestros ancestros. Allí está situada la reservación Pine Ridge, un lugar con graves problemas sociales y que los sigue teniendo lamentablemente en la actualidad. Hastiados de un gobierno tribal corrupto y de las agresiones de la propia policía indígena junto a vigilantes blancos y agentes federales, un grupo de ancianos Sioux pidió ayuda al AIM. En febrero de 1973, mil y tantos indígenas llegaron a la reservación y tomaron el control del pueblo. Y en marzo, declararon a Wounded Knee como un territorio soberano de la nueva Nación Oglala Sioux, ello de acuerdo al Tratado de Laramie de 1868, que reconoció al pueblo Sioux como una Nación Independiente dentro de los EE.UU.

- ¿Cuántos días duró la ocupación?

Fueron 71 días de ocupación, muy difíciles, cercados por agentes federales armados y personal de la Guardia Nacional. Dos activistas, Frank Clearwater y Buddy Lamont fueron asesinados por el FBI y varios otros resultaron heridos en las balaceras de los primeros días. Fue un verdadero hito que marcó a fuego a una generación completa de nosotros. Pero también los medios transformaron ello en una especie de show televisivo, con “indios-tipo-hollywood” posando con sus cabelleras al viento, con fusiles AK-47 (risas). Eso desperfiló en parte la ocupación, hubo mucha participación de indios urbanos, ex presidiarios y bueno, muchos discursos, muchas palabras se dijeron que estaban demás. Algunos no entendieron lo que implicaba la labor de servicio del AIM hacia las reservas y sus jefaturas tradicionales. Eso generó más tarde un distanciamiento entre el AIM y las diferentes tribus. Y más tarde, divisiones internas en el propio AIM. Hay que decir también que el movimiento nativoamericano era algo mucho más amplio que el AIM. Estaba esta lucha en la costa oeste por los derechos de pesca, habían organizaciones muy representativas y que llevaban décadas trabajando, entonces esta imagen del AIM como el principal referente era y sigue siendo irreal, en parte construido por los medios. El AIM fue lo que fue, con sus aciertos y sus errores.

- Uno de los protagonistas de ese proceso fue Leonard Peltier, quien por décadas ha sido el principal símbolo de la prisión política en Estados Unidos. ¿Cómo se da su detención y qué evaluación haces de su encierro, transcurridos tantos años?
Leonard fue acusado junto a otras dos personas por el asesinato de dos oficiales del FBI en la reserva Pine Ridge. Fue un enfrentamiento confuso, un tiroteo donde también murió un indio. Nadie supo ni sabe aún quién les disparó a los agentes, no hubo evidencia determinante para culpar a Leonard y los otros. En el juicio, Vine Deloria y otros abogados defendieron a dos de los inculpados y ellos salieron en libertad. Todo el peso del gobierno federal se centró entonces en Leonard, por los dos indios que habían salido en libertad se decía en el gobierno que “los indios se estaban saliendo con la suya”, por lo que no existía ninguna probabilidad de que Leonard fuera dejado en libertad, aun sin tener evidencias de su participación en el tiroteo. Leonard fue entonces encausado, condenado e ingresado a prisión, como símbolo del AIM, como represalia por todo, por la ocupación del Buro, por la ocupación de Alcatraz, por la lucha por los derechos de la pesca, por todo. Fue condenado a dos cadenas perpetuas.

Leonard ha estado más de la mitad de su vida en prisión por ello y ha estado allí como un símbolo de aquellos años. Como movimiento hemos realizado diversas gestiones, principalmente con senadores demócratas para que sea indultado y dejado en libertad. Conversamos en su momento incluso con el ex Presidente Bill Clinton y él estaba dispuesto a hacerlo. Les dijimos; “Leonard es un símbolo de una época que debemos superar”. Clinton prometió que lo haría, pero luego el mismo se metió en problemas con la ley y según entendemos el nombre de Leonard se mencionó en una reunión del Presidente con el FBI, pero fue usado más bien como moneda de cambio. Para el FBI es una obsesión tenerlo encarcelado, aun cuando su salud está muy deteriorada, su vista está muy dañada y no representa un peligro para nadie a estas alturas.

- Más allá del tiroteo y la muerte de ambos agentes federales, ¿se lo mantiene encarcelado por lo que representa?

Lo retienen porque es un símbolo muy importante. No creo que el FBI permita su liberación, el es el símbolo Nº1 de los criminales que atentan contra sus agentes, eso dicen ellos. Para nosotros es un símbolo de la lucha de nuestras naciones por sus derechos. Pero todavía quedan 35 mil páginas del expediente de Leonard que no se han revisado y que los abogados han luchado para que sean dados a conocer públicamente, porque están seguros que exculparía de culpa a Leonard. Esperamos que esto sea posible algún día, pero tenemos pocas esperanzas. Se requiere mucha presión política para ello. Leonard representa para mí en lo personal una época terrible de persecución, también una época maravillosa de activismo, época que forma parte de mi vida y también de la de Leonard. Pero nosotros queremos que él deje de ser un símbolo, nos interesa más que recupere su libertad y su vida / AZ

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SUSAN SHOWN HARJO, LÍDER CHEYENNE


"Las tribus indígenas somos naciones independientes dentro de EE.UU"

Susan Shown Harjo es una destacada líder Cheyenne. Defensora de los derechos de su nación, es además escritora y una de las voces indígenas más reconocidas del periodismo norteamericano. Entrevistada por Azkintuwe en Philadelphia, Harjo reflexionó sobre la situación de los nativoamericanos y la actual coyuntura electoral que protagonizan el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain, uno de los cuales será mañana martes electo Presidente de los EE.UU.
Por Pedro CAYUQUEO, en Philadelphia, EE.UU.



Susan Shown Harjo, Cheyenne.
Foto de David Hernández Palmar.
PARTE II

"¡SAQUEN A ESOS MALDITOS INDIOS FUERA DE AHÍ!"


Susan Shown Harjo (1945) tiene triple nacionalidad. Es miembro de la Nación Cheyenne y además de la Hodulgee Muscogee. “Cheyenne por parte de padre, Muscogee por parte de madre y estadounidense por lamentables circunstancias históricas”, precisa. Su bisabuelo, el Jefe Bull Bear, fue uno de los líderes de la resistencia Cheyenne contra la opresión del gobierno de EE.UU a fines del siglo XIX. Su abuelo, Thunderbird (Richard Davis), un destacado artista y escritor, reconocido por mantener vivas ceremonias tradicionales de su pueblo como el Baile del Sol (Sun Dance) cuando estas fueron proscritas por las autoridades.


Hasta los 11 años Susan vivió en una reserva de Oklahoma, en una modesta vivienda sin alcantarillado ni electricidad. Entre los 12 y 16 ella residió en Nápoles, Italia, donde su padre fue enviado tras ser enrolado en el Ejército de Estados Unidos. De regreso con su familia, Harjo se instaló en Nueva York, donde años más tarde iniciaría una exitosa carrera como periodista radial y escritora. Autora de numerosos libros y columnista estable del periódico
Indian Country Today, Susan ha sido invitada a diversos programas de televisión, incluyendo los populares shows de Oprah Winfrey y Larry King.


Actualmente Susan es presidenta del Morning Star Institute en Washington D.C. Creado en 1984 en memoria de su marido Frank, la institución aboga por los derechos indígenas y el establecimiento de políticas para proteger las tierras sagradas, la cultura y el medioambiente al interior de las reservas. Entrevistada por Azkintuwe en la ciudad de Philadelphia, Harjo reflexionó sobre la situación de los nativoamericanos en EE.UU y la actual coyuntura presidencial que protagonizan el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain.


En
una segunda parte, a publicar este miércoles, Harjo compartirá pasajes de su historia en los 70' con el American Indian Movement (AIM), el gobierno de Richard Nixon y el injusto encarcelamiento de Leonard Peltier.


- Susan, la realidad vuestra es bastante desconocida por los mapuches. ¿Nos podrías ilustrar cuál es la situación actual de las naciones nativoamericanas?En los EE.UU tenemos 561 naciones reconocidas a nivel federal. Es decir, naciones indígenas que mantienen una relación particular con los EE.UU, estas relaciones son de nación a nación, de gobierno a gobierno, algunas tienen tratados y otras no los tienen. Entre 1778 y 1871 se firmaron más de 300 tratados. También tenemos leyes generales, de aplicación para todos. Uno de nuestros principales expertos en tratados fue Vine Deloria (1933-2005), además uno de nuestros intelectuales más prolíficos, autor de 25 libros, entre ellos “Custer Died for Your Sins” (Custer murió por sus pecados), “God is Red” (Dios es rojo) y “We Talk, You Listen” (Nosotros hablamos, ustedes escuchan), que murió el año 2005 y quien era mi gran amigo. En los años 60 Deloria fue el director del
Congreso Nacional del Indio Americano (NCAI), que es la organización mas antigua y más grande en norteamérica, la misma que en los 80' tuve el honor de encabezar.

Hay tribus en Norteamérica que han firmado tratados, que sus abuelos firmaron tratados, pero que no son reconocidos. En las generaciones pasadas también algunos estados han querido exterminar a estas tribus. Esto también se ha dado en los tiempos modernos con el estado de Virginia, que dijo “o eres blanco o eres negro”. El estado de Virginia no reconoce a nadie más. Ahora hay una ley en el Congreso Nacional del Indio Americano para que se reconozca a estas tribus.
Deloria decía que las leyes generales eran ajustes a los tratados. Por ejemplo, la Ley de la Salud del Indio, la Ley de la Libertad Religiosa del Indio Americano, la Ley de la Protección y Repatriación de los Entierros de Nativos Americanos, la Ley de la Propiedad del Indio Americano, leyes de pesca específicas, etc., entonces, tenemos leyes que cubren áreas específicas por si alguien se enferma, por si alguna nación quiere pescar en un sitio determinado, por si alguien reclama su derecho a la tierra. Este marco normativo permite que los derechos de todos, con o sin tratado histórico de por medio, sean reconocidos. Por otro lado existen tribus que no son reconocidas por el gobierno federal, que buscan tener relaciones y reconocimiento del gobierno estadounidense. Nosotros hemos realizado mucho trabajo con estas naciones que por algún motivo no se las reconoce, tal vez por decisión de algún burócrata de Washington que determinó que nadie que viva al este del río Mississipi puede ser indígena, argumentos estúpidos que buscamos contrarrestar. - ¿Qué deben hacer para demostrar que son quienes dicen que son?Para lograr este reconocimiento deben buscar en los archivos, buscar linaje y genealogía para como dices, demostrar que son quienes dicen que son. Algunos nativos los apoyan en esta lucha y otros dicen: “no, no queremos que se reconozcan más tribus”. Es un proceso complejo y lo ha sido por un siglo. Hay tribus en Norteamérica que han firmado tratados, que sus abuelos firmaron tratados, pero que no son reconocidos. En las generaciones pasadas también algunos estados han querido exterminar a estas tribus. Esto también se ha dado en los tiempos modernos con el estado de Virginia, que dijo “o eres blanco o eres negro”. El estado de Virginia no reconoce a nadie más. Ahora hay una ley en el Congreso Nacional del Indio Americano para que se reconozca a estas tribus, ellos acuden a esta instancia para intentar ser reconocidos. No es determinante, pero les ayuda que nuestro Congreso les de la bienvenida, que declare que si son naciones indígenas. Los tribunales americanos también pueden fallar que una tribu es o no una tribu. También pueden pasar por el proceso federal administrativo de reconocimiento o pueden peticionar al Congreso estadounidense o bien pueden hacer una combinación de todos estos caminos. Puedes notar que ni siquiera hemos decidido quienes somos todos nosotros.- Se encuentran ustedes inmersos hoy en una coyuntura electoral. ¿Qué tan determinante es el voto indígena en los EE.UU?Los nativoamericanos representamos cerca de tres millones de habitantes, el uno por ciento de la población del país. Sin embargo, en algunos estados representamos un bloque electoral significativo y el voto indio marca muchas veces la diferencia. Esto ocurre en Wisconsin, Arizona, Colorado, Dakota del Sur, Dakota del Norte, Washington, Nevada, Montana, Nuevo México y Alaska. También Oklahoma, que tiene la población mas grande de nativos americanos, aunque allí la diferencia entre intención de voto entre demócratas y republicanos es bastante grande. En la presente década, los indígenas americanos hemos inclinado la balanza en las elecciones de dos legisladores demócratas al Senado de Estados Unidos. En Dakota del Sur, en 2002, el senador Tim Johnson ganó al republicano John Thune y fue la reserva de Pine Ridge la que le dio a Johnson el margen de la victoria. En 2006, el demócrata Jon Tester consiguió la mayoría del voto indígena americano en Montana, derrotando al republicano que ocupaba el cargo, el senador Conrad Burns. Trato de graficar que el voto indio cobra cada día mayor fuerza y en la próxima elección presidencial no será diferente.- Al respecto, ¿cómo ha sido históricamente la relación de los nativoamericanos con el gobierno estadounidense?Complicada. Depende en verdad de qué presidente hizo tal o cual cosa a quién (risas). O qué general hizo tal o cual cosa a quién. Republicanos y demócratas tienen sus manos manchadas con sangre india. En el caso de mi gente, los Muscogee Creek, a quienes se les obligó a abandonar sus tierras a punta de bayoneta, violando tratados anteriores, todos odian al presidente Andrew Jackson (1829-1835) porque él fue responsable principal del proceso de desplazamiento de todas las naciones indias sureñas hacia el oeste del río Mississipi, a una zona que se llamó “Territorio Indio” y que fue el primer precedente del sistema de reservaciones. Entonces, por años y años, por más de un siglo, una vez que los Muscogee pudieron votar, todos eran republicanos porque Jackson era un presidente demócrata y el odio persistía. Un caso contrario fue lo sucedido con los Dakota y los Sioux, cuya gente fue ejecutada por el presidente Abraham Lincoln (1861-1865), eso fue el año 1862, cuando tras un alzamiento en Minnesota fueron ahorcados 38 indígenas, la mayor ejecución pública en la historia de los EE.UU.- ¿Hablamos del mismo Lincoln que pasó a la historia por abolir la esclavitud en EE.UU?El mismo. A su vez que decretaba la Ley de Emancipación de los Esclavos, decretaba el ahorcamiento público de nuestros ancestros. Por esta razón, como Lincoln era republicano, todos los indios de ese territorio pasaron a formar parte del partido demócrata. Ahora en los tiempos modernos estas historias de atropellos se traducen en que algunas naciones indígenas mandan una carta de saludo a cada presidente nuevo, y siempre llaman al presidente con el mismo nombre que daban al presidente Washington los miembros de la Confederación Iroquese de los Seis Fuegos: “Sr. Destructor de los pueblos”. Eso te va diciendo cuál ha sido históricamente la relación de los nativoamericanos con el gobierno estadounidense. Pero siempre nos pedían ayuda, más bien si les convenía a sus intereses. George Washington acudió a algunos Muscogee para enfrentar a los británicos, uno de mis ancestros llegó a ser general del ejército de Washington. Cuando el presidente Lincoln estaba en la guerra civil, el llamó también a mis parientes, los Cheyennes y todos los jefes de las grandes praderas enviaron representantes a Washington D.C., a firmar un tratado que disponía lo que Lincoln había pedido, que era que se mantuvieran neutrales en la Guerra Civil. Mi bisabuelo, el jefe Bull Bear, era quien encabezaba la delegación de los Cheyennes que se reunió con el presidente Lincoln, esto en el año 1863.

- Existían fluidas relaciones de tipo diplomático al parecer.

Exactamente. Entonces, cuando preguntas por las relaciones entre los nativoamericanos y el gobierno, depende en verdad de qué pueblo y de qué periodo histórico estamos hablando. En el caso de mi gente, han sido relaciones complejas. Mis ancestros, por ejemplo, firmaron también con George Washington un tratado en Nueva York, por tanto relacionarme con las autoridades norteamericanas es bastante normal, forma parte incluso de mi historia familiar. Por otro lado, nosotros los Cheyenne masacramos al general Custer en 1876, en la batalla de Little Big Horn y nos alegra haberlo hecho, lo merecía, el decía “el único indio bueno es el indio muerto”, que es algo que dijeron de todos nosotros en el hemisferio. Yo siento que soy uno de aquellos guerreros Cheyenne que dio el tiro de gracia al general Custer, uno de aquellos que aplastaron al ejército estadounidense bajo las órdenes del gran jefe sioux Tasunka Witko, también llamado Crazy Horse (Caballo Desbocado). Todo ello es lo que somos y cuando vamos a Washington D.C., a tratar algún tema con las autoridades tratamos de no olvidar de dónde venimos, tratamos de no olvidar el sacrificio de nuestros ancestros, tratamos de no olvidar lo que ellos nos han hecho y lo que nos deben todavía.- ¿Existe para ustedes alguna diferencia entre una administración demócrata de una republicana?Si, por supuesto. Hay factores modernos que inciden en una diferencia, pero depende mucho de qué estado se este hablando y de qué nación indígena, porque puede que un presidente sea un mal presidente para los EE.UU en general pero un buen presidente para la gente de su propio estado. Bueno, eso puede suceder, excepto con George Bush que es malo para todos sin distinción (risas). Pero su padre fue muy bueno para las naciones indígenas, el firmó la Ley de Repatriación de los Restos de Nativoamericanos, que permitió recuperar piezas almacenadas en museos y colecciones privadas. Lo curioso es que fue el abuelo del actual presidente George W. Bush, es decir, el padre del presidente George Bush, quien había excavado la tumba de Gerónimo y llevó incluso el cráneo a la Universidad de Yale. Yo creo que George Bush acordó firmar la Ley de Repatriación para de alguna manera compensar lo obrado por su padre, de alguna manera siento que el se sentía mal por lo que había sucedido, si casi no tuvimos que convencerlo. El también firmó la Ley del Museo Nacional del Indio Americano, muchas leyes de retorno de tierras, etc. No sabemos específicamente qué lo llevó a aprobar estas leyes, a veces es la influencia de algún consejero, yo creo que fue su propia historia familiar que pesaba en su conciencia. Muchas veces en las relaciones con el gobierno y en las decisiones de las autoridades respecto de los nativoamericanos operan mecanismos misteriosos que nunca podemos clarificar o entender del todo.- ¿Como interpretan ustedes, en este marco de reconocimiento de tratados y diplomacia de los nativoamericanos con el gobierno norteamericano, la postura del presidente Bush de no apoyar la Declaración Universal de Derechos de los Pueblos Indígenas de la ONU, en septiembre del año pasado aquí en Nueva York?Hay dos interpretaciones posibles. Por un lado, porque Estados Unidos está siendo gobernado no por gente que se dice solo conservadora, sino gente egoísta, voraz, avarienta y demente. El actual presidente es un miope, no ve ni tiene ninguna visión, es como un bebe pequeño, malcriado, que cuando quiere algo lo toma sin respeto y cuando no quiere algo, lo deja. Cualquier otra administración liberal o conservadora habría dicho, “vamos a perder el voto y por tanto vamos a votar con la mayoría, es algo pequeño que podemos hacer y es parte del juego diplomático”. Pero no fue así y creo trataron de marcar un punto, decir al mundo que ellos pueden hacer lo que quieran, donde quieran y como quieran. Querían demostrar la fuerza del poderoso, como en la invasión a Irak, donde han actuado fuera de toda legalidad internacional y apoyo interno. Pero fue una actitud infantil, porque no ganaron, todos los demás países ganaron, los pueblos indígenas del mundo ganaron finalmente. Y tampoco perdimos nosotros, ya que nuestros derechos están consagrados en diversas leyes federales desde hace mucho tiempo, independiente o no del futuro de dicha Declaración.- ¿Cuál ha sido vuestra reacción tras lo acontecido en la ONU? Porque independiente de vuestra legislación interna, incluso unos pasos más adelantada que la propia Declaración, la votación en contra de EE.UU generó un amplio rechazo en el movimiento indígena a nivel mundial.Nosotros también planteamos nuestro malestar porque somos parte, nos sentimos parte del movimiento indígena global. Y estamos en la ONU, participamos de esas instancias también. Lo que hicimos en concreto fue decirle al gobierno de Bush que no queríamos hablar nuevamente con ellos, señalamos que íbamos a tener tratos solo con la próxima administración. Lo que sucedió trajo sus consecuencias internas, muchas naciones indígenas se pasaron al bando demócrata, apoyando a Barack Obama por este voto de rechazo en Naciones Unidas de Bush. Tal vez lo que diré no se entienda mucho en Latinoamérica, pero Bush con su voto en contra se alejó de toda una línea de comportamiento en materia indígena de la Casa Blanca. Quisiera saber si hubo algo en la trastienda, si hubo diálogo con China o con la India, si es que Bush estaba actuando también dando señales a estos países, porque esta política de negación de los derechos indígenas es la que caracteriza por ejemplo a China, allí tenemos a los hermanos del Tibet luchando no solo por sus derechos, también por mantenerse con vida. Supuestamente, en papel, esta no es la política de los EE.UU con las naciones indígenas. Entonces si no es una expresión de su política para con nosotros, bien puede ser la expresión de su política para con otros. Esta es una segunda interpretación que hacemos. Y esto tiene que atarse necesariamente con intereses geopolíticos y estratégicos de su administración que sobrepasan a los nativoamericanos a nivel interno.

Hay que señalar de partida que las tribus indígenas de Estados Unidos somos consideradas “naciones independientes dentro del país”. Como tales, conservamos poderes soberanos sobre nuestra población y territorios, excepto cuando las leyes estadounidenses han modificado dichos poderes. Más que miembros de una minoría racial, los indígenas de Estados Unidos somos pueblos indígenas del continente americano con condición jurídica semejante a la doble nacionalidad.

- ¿Cuáles son los principales puntos que usted destaca en la propuesta para los nativoamericanos del candidato Barack Obama?Obama se asocia a si mismo con los aspectos positivos de la ley federal que favorece a los nativoamericanos. Plantea que es posible hacer ciertas cosas específicas para mejorar todo dentro del marco legal ya existente. Por ejemplo, prometiendo más recursos para el sistema de salud de las reservas. También propone cambios en materia de jurisdicción, un tema polémico en el Congreso. Acá las naciones indígenas tenemos derecho a jurisdicción propia. Tenemos jurisdicción sobre nuestra gente en nuestros territorios, pero no tenemos atribuciones sobre gente blanca en nuestros territorios. Obama plantea una reforma a objeto de ampliar esta atribución de nuestros gobiernos indígenas para poder juzgar a no nativos en algunas áreas específicas, por ejemplo, en materia de violencia doméstica. En los años 80' se logró ampliar nuestras atribuciones de jurisdicción para delitos sexuales cometidos por blancos, eso fue un avance, pero que costó mucho conseguirlo. Obama hoy propone seguir avanzando en este sentido y ello lo vemos con buenos ojos. Con respecto a la protección de los lugares sagrados, Obama está reiterando su apoyo para darle protección legal a estos sitios y si se logra un Congreso con mayoría demócrata, que es el escenario que yo vislumbro, es posible que muchas de estas propuestas prosperen. Es mi esperanza.- Algo me ha sorprendido. He leído la propuesta de Obama referida a los nativoamericanos y habla en un primer punto del respeto a vuestro derecho a la autodeterminación, "tribal self-determination", dice en su programa. Y lo plantea no como un horizonte a conquistar sino más bien como un derecho ya existente y que es deber de la Casa Blanca garantizar. Los reconoce además como, cito textual: "entidades soberanas, autónomas políticamente como estados y que establecen una relación de-gobierno-a-gobierno con el gobierno federal de los Estados Unidos". "Autodeterminación" y "autogobierno" son conceptos que generan terror en los estados latinoamericanos y principalmente al estado de Chile, uno de los más atrasados de la región en la materia y que solo reconoce la existencia de una nación, una cultura, una lengua, la "chilena", por supuesto. Al respecto, ¿en qué consiste la autodeterminación tribal y el autogobierno, y desde cuándo existe aquí en los EE.UU?Hay que señalar de partida que las tribus indígenas de Estados Unidos somos consideradas “naciones independientes dentro del país”. Como tales, conservamos poderes soberanos sobre nuestra población y territorios, excepto cuando las leyes estadounidenses han modificado dichos poderes. Más que miembros de una minoría racial, los indígenas de Estados Unidos somos pueblos indígenas del continente americano con condición jurídica semejante a la doble nacionalidad. Ese es nuestro estatus. En este marco se inscribe el reconocimiento de nuestro derecho al autogobierno. El presidente Nixon, en 1971, emitió una declaración sobre asuntos indígenas y trazó el camino de la autodeterminación de nuestras naciones. En su declaración Nixon reprobó la “eliminación forzosa” de las tribus y nos caracterizó como “entidades políticas individuales con categoría especial bajo las leyes de Estados Unidos”. En este marco, el derecho al autogobierno en múltiples materias quedó garantizado para nosotros.
Más tarde, el año 1975 bajo la administración Ford, la promulgación de la Ley de Autodeterminación Indígena y de Ayuda a la Educación otorgó a nuestros pueblos mayor control en la gestión de programas y servicios federales, tanto en educación, como en salud, vivienda, sistema judicial, bienestar social, inclusive cuerpos de policía tribal. En concreto esta ley implicó que en vez de tener a la gubernamental Oficina de Asuntos Indios administrando los programas o te diera sus servicios, tú podías contratar esos servicios o administrarlos. Ellos lo pagaban, pero tú los administrabas como reservación o tribu. Por tanto, una nación india “X” podía acudir y negociar muchos programas y decir, queremos manejar el bienestar infantil, los programas educativos, construir escuelas, servicios sociales, parques nacionales, etc. De manera que constantemente nuestras naciones comenzaron a negociar atribuciones con el gobierno estatal y federal. Ese es el fundamento del autogobierno vigente hoy en día.- Eso es más avanzado que cualquier legislación indígena que se haya aprobado en Chile. Incluso sorprende que John McCain prometa también en su programa de gobierno, cito textual: “proteger la soberanía tribal y la singular relación de gobierno a gobierno con las tribus indígenas”. Difícil de creer para un mapuche (risas).Lo entiendo (risas). El nuestro es un modelo fantástico si uno lo lleva al máximo de sus potencialidades, pero no todo es color de rosas. La autodeterminación también implica un riesgo, en EE.UU algunas tribus han hecho un desastre de todo esto, porque la autodeterminación implica que uno tiene también el derecho de malograr las cosas tan mal o peor de como lo ha estado haciendo el gobierno federal (risas). Existen casos que no son dignos de destacar, donde estas amplias atribuciones han generado más conflictos que soluciones, con administraciones tribales corruptas, etc. Son casos cada días más puntuales, pero existen. Hoy nuestras relaciones con los EE.UU son de nación a nación, de gobierno a gobierno, bajo un marco de confianza para el mejor interés de nuestros pueblos. Pero en broma decimos que esta relación de “confianza” se basa en que nosotros no confiamos en ellos y ellos no confían en nosotros (risas), por tanto, hay un equilibrio. Nixon fue un villano por el caso de Watergate, pero para la causa de la autodeterminación indígena el fue un héroe (risas). La Ley de Autodeterminación Indígena y de Ayuda a la Educación se promulgó con el presidente Ford, pero se trabajó en gran parte bajo el gobierno de Nixon, eso hay que reconocerlo.- Fuera de EE.UU llama poderosamente la atención los casinos de juegos que administran algunas tribus. Entiendo que el año pasado vuestros casinos facturaron más ganancias que todos aquellos de Las Vegas y Atlantic City, algo sorprendente. Nos podrías contar desde cuándo existen estos casinos y también de los impactos, positivos y negativos, que han generado al interior de vuestras naciones indígenas.

La industria del azar es algo nuevo para nosotros y en su momento fue visto como un interesante polo de desarrollo. Es verdad que existen zonas donde la tasa de criminalidad, alcoholismo y de suicidios de nuestros adolescentes es mayor a la media norteamericana, pero este fenómeno existe desde antes de la instalación de los casinos y obedece a muchos factores que se mantienen en el tiempo.
Los casinos tienen su origen en la Ley para la Reglamentación del Juego en las Tierras Indígenas, que se promulgó el año 1988, bajo la presidencia de Ronald Reagan. Esta ley autorizó a las tribus a abrir establecimientos dedicados a juegos de azar en sus tierras, después de negociar acuerdos con los gobiernos estatales. Sobre los impactos negativos, se habla mucho de esto y a veces demasiado sin base, la verdad no sabemos los impactos sociales que están generando, es imposible medirlos antes de 30 o 50 años. La industria del azar es algo nuevo para nosotros y en su momento fue visto como un interesante polo de desarrollo. Es verdad que existen zonas donde la tasa de criminalidad, alcoholismo y de suicidios de nuestros adolescentes es mayor a la media norteamericana, pero este fenómeno existe desde antes de la instalación de los casinos y obedece a muchos factores que se mantienen en el tiempo, como la discriminación existente en la sociedad americana hacia nuestras naciones en algunos estados, entre otros. Más de la mitad de nuestra población vive hoy en las ciudades, menos de la mitad hoy viven en tierra indígena, las circunstancias son distintas para cada nación.


- Pero hay voces que hablan de graves impactos culturales y el arribo de fenómenos como las mafias y la corrupción a vuestros pueblos.

Si, un discurso muchas veces interesado. El senador John McCain ha señalado que desde que empezaron los casinos se ha incrementado la corrupción, nosotros no lo tenemos tan claro. Han existido casos y los responsables han sido juzgados y enviados a la cárcel como cualquier criminal, pero han sido casos aislados, como suceden también en Las Vegas o en Florida y con mayor cotidianeidad. Muchas veces se usan estos argumentos para intentar limitar esta Ley para la Reglamentación del Juego en las Tierras Indígenas, que afecta a muchos intereses empresariales no indígenas. Hubieron muchos casos donde se buscó detener la creación de casinos por parte de tribus y estas contiendas llegaron hasta la Corte Suprema. El estado de Florida intentó frenar a los Seminoles, pero finalmente primó su derecho y soberanía que fue reconocida por la Corte. En Florida existen hoy dos tribus con negocios de juego; los Seminoles, con seis casinos y salones de bingo en todo el estado, ellos son dueños además de la franquicia Hard Rock Cafe en Hollywood y en Tampa que compraron en 965 millones de dólares hace dos años. La otra tribu son los Miccosukees, que tienen un casino en el oeste de Miami-Dade. Los casinos de ambas tribus generaron ganancias el 2007 por 1.600 millones de dólares. Y esto repercute en varios niveles, uno de ellos el bienestar social, puesto que la ley establece que al menos un 60% de los beneficios de los casinos tiene que tener como destino algún proyecto para mejorar la comunidad.- ¿Y se cumple esto?Como en toda industria, en algunas partes se cumple bien, en otras no tanto. No es un sistema perfecto. Pero yo destaco los impactos positivos. Estos comenzaron muy humildemente al principio, por ejemplo, darle leña a los ancianos, algo muy básico pero que en algunas reservaciones era vital. Entregar bonos navideños, bonos para el Día de Acción de Gracias, etc, eso era cuando los juegos se limitaban a gente de la tribu, muy al principio. Yo estuve involucrada en las negociaciones de la Nación Pequot para adquirir tierras y emplazar un casino. Hoy tienen el casino más grande del mundo, el Foxwoods Resort Casino. Ellos no tenían su idioma, lo habían perdido, no tenían danzas, vestimentas, eran un grupo pequeñito, que iban a desaparecer. Hoy son más ricos que los Rockefeller's y han ido construyendo escuelas para recuperar su idioma, han recuperado sus danzas, su arte, han usado el dinero para revitalizar su cultura e identidad. Ellos resucitaron a su nación, ¿no es eso emocionante?

- Me parece sorprendente.

El dinero es el dinero, no importa de donde venga, eso decían ellos y llegado el momento donaron 10 millones de dólares para el Museo Nacional del Indio Americano. Ellos resucitaron cosas que los libros de historia decían extintas y eso es sorprendente. El dinero de los casinos ha servido entonces para cosas como estas, yo soy testigo de ello. Antes habían muchas reclamaciones de tierras, especialmente de lugares sagrados, que cumplían décadas en tribunales. Hoy algunas tribus van y dicen; "¿Cuánto cuesta esa tierra? ¿1 millón, 2 millones de dólares? ¡La compramos!".¡Y lo hacen! y vuelven allí a realizar sus ceremonias tradicionales, con sus familias.

- Pero imagino que la norma no es esa. Es decir, existen imágenes chocantes de pobreza, alcoholismo y dependencia absoluta en algunas reservaciones del proteccionismo estatal, especialmente avanzando hacia la costa Oeste. Más que "naciones independientes" remiten a "colonias pobres".

Absolutamente. En EE.UU hay cerca de 30 naciones nativoamericanas que son muy ricas, las otras tienen algo de dinero y la mayoría como apuntas nada de dinero, con elevados índices de pobreza, analfabetismo, alcoholismo, criminalidad, todo ello agravado además por graves deficiencias en la gestión de sus gobiernos tribales. Sucede también que muchas naciones ricas tienen 2 mil, 3 mil personas en un territorio, los Seminoles no superan los 3.500, mientras que otras naciones pobres, como los Navajo, que poseen el territorio autónomo indio más grande en los EE.UU, son 200 mil personas. Hoy las 30 que son muy ricas están viendo cómo apoyar al resto, generando industria, privilegiando el comercio intertribal, explorando fórmulas diversas. Son procesos que están hoy en marcha y que son complejos, nada fáciles de abordar. Existen tratados entre las naciones que se han establecido y no son solo tratados que hablan de los derechos indios o la cultura. Incluyen también lo financiero, lo comercial, las inversiones, el desarrollo, sin esos aspectos ninguna nación puede proyectarse en el tiempo. Nuestros abuelos lo entendieron muy bien, es cosa de leer el contenido de los tratados que firmaron y que, lamentablemente, poco fueron respetados / AZ

http://www.azkintuwe.org/

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