lunes, 20 de abril de 2009

Óscar Gutiérrez, el renunciado subdirector operativo de la PDI (19-04-09)

Domingo 19 de abril de 2009

Por Luis Narváez y Javier Rebolledo / La Nación Domingo

Óscar Gutiérrez, el renunciado subdirector operativo de la PDI



Los vínculos secretos del número dos

Tenía posibilidades de transformarse en el próximo director de la policía civil, pero su carrera se acabó cuando un ex funcionario acusado de colaborar con una banda narco lo delató por usar su auto fiscal para ir al Lucas Bar, un local nocturno donde su rostro y su nombre eran familiares.
En el Departamento Quinto de Asuntos Internos de la Policía de Investigaciones (PDI) el subprefecto Francisco Lapolla, hoy formalizado y privado de libertad por prestar protección a la banda de narcotraficantes conocida como "Los Valladares", era un personaje bastante conocido. El organismo encargado de investigar las faltas o delitos cometidos por los propios policías tenía varias anotaciones respecto de este funcionario, y la mayoría de ellas databan desde antes de que asumiera como jefe de la Brigada de Investigación Criminal (Bricrim) de Macul.

Antes de transformarse en el jefe, Lapolla era el tercer hombre del cuartel de Macul por debajo de dos oficiales de carrera. La mala reputación del jefe de la Bricrim de Macul aumentó junto con su nuevo cargo. En esa época, una detective de esa repartición grabó con su celular al subprefecto mientras supuestamente sustraía especies de una propiedad que había sido allanada. Las imágenes fueron a parar a la jefatura de Inteligencia Policial (Jipol), y de allí, nuevamente, a Asuntos Internos.

En el tribunal de garantía, Lapolla exhibió una serie de fotografías que mostraban cómo el subdirector operativo de la institución y número dos en la jerarquía de la institución, Óscar Gutiérrez, había utilizado el auto fiscal del que disponía para su trabajo para acudir al club nocturno Lucas Bar, ubicado en Vitacura.

El subprefecto Francisco Lapollafue formalizado y privado de libertad por prestar protección ala banda de narcotraficantesconocida como “Los Valladares”.Foto: Ricardo González.
El jefe del Departamento de Asuntos Públicos de la PDI, Álvaro Thiele, el mismo día, enfrentó a la prensa explicando que la visita al centro nocturno se debía a un "intercambio de experiencias" con una delegación de policías europeos. La explicación no hizo más

El subprefecto Francisco Lapolla fue formalizado y privado de libertad por prestar protección a la banda de narcotraficantesconocida como “Los Valladares”.Foto: Ricardo González.que agravar la falta. Gutiérrez tuvo que renunciar a la mañana siguiente y en círculos internos de la PDI comenzó a correr el rumor de que lo mismo sucedería con Thiele, ya que aparecía como la cara pública del error comunicacional. A pesar de ello, el ex encargado de asuntos públicos sólo fue trasladado a una unidad considerada de elite: la Jefatura de Inteligencia Policial.

¿Qué hay detrás de la serie de supuestos errores y de la acción de Lapolla? ¿Fue una venganza contra Gutiérrez?

Un mal precedente

Al interior de la PDI no es un secreto que el nombre de Óscar Gutiérrez era uno de los que estaba siendo observado por La Moneda como un postulante para reemplazar a Arturo Herrera como director nacional de la institución. El ministro de Defensa, Francisco Vidal, ratificó esta semana que Herrera se quedará hasta octubre, mes en que la Presidenta Bachelet deberá elegir a su sucesor. El incidente obligará a revisar con especial cuidado los antecedentes de quienes puedan ocupar el alto mando policial.
Antes de ingresar a la cúpula de la PDI, Gutiérrez ocupó el cargo de jefe antinarcóticos en la Región del Maule y en 1998 ingresó al curso de la Academia de Estudios Superiores, lo que le permitía ascender al grado de prefecto. Pero mientras cursaba esa destinación se vio envuelto en un accidente de tránsito, por el cual fue sumariado y sancionado con días de arresto. Este antecedente no detuvo su ascenso, sólo lo postergó. En 2007, Gutiérrez fue incluido por Herrera en el alto mando.
Cuando estaba a punto de hacer cumbre, su carrera terminó por culpa de una visita con policías españoles al Lucas Bar, otrora uno de los night clubs más refinados y todavía uno de los más conocidos de la capital.
Fuentes de la policía civil señalaron a LND que Gutiérrez tiene un vínculo de larga data con los responsables del local. Cuentan que cuando asumió como jefe de la Brigada Investigadora de Delitos Económicos (Bridec), Gutiérrez salió en ayuda de un oficial de nombre Marcelo Erazo, que había caído en desgracia y había sido castigado destinándolo a una Bricrim. Gutiérrez se lo llevó a trabajar con él en la brigada especializada que dirigía. Erazo, añaden las mismas fuentes, había trabajado en el Lucas Bar y su hermano es uno de los administradores del centro nocturno. Sobre los privilegios o trato que Gutiérrez y los suyos recibían allí, eso sólo lo saben quienes trabajan en el lugar.







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