Secuestraron a un dirigente Mapuche:
“Actuaron como en la dictadura”
Por Alejandra Dandan / Pagina 12 - Sábado, 16 de Agosto de 2008
“Indio de mierda, callate, sos boleta”, le dijeron a Nahuel Pino y le quemaron el cuerpo con cigarrillos. Ya había sufrido un incidente similar el año pasado. También estuvo desaparecido durante la dictadura.
“Ahora no les vi las caras porque no me dieron tiempo, me pusieron una bolsa de nylon en la cabeza, submarino seco que le dicen. Te la atan al cuello y te la van apretando, cosa de no permitirte respirar y te van asfixiando.” Nahuel Pino es un dirigente Mapuche de la CTA. El jueves pasado, a eso de las tres de la tarde, cuatro personas lo levantaron en 62 y 8 de La Plata, lo arrojaron en una furgoneta blanca y se lo llevaron secuestrado. Durante dos horas le quemaron el cuerpo con cigarrillos, le ataron las manos con precintos y le dijeron una y otra vez “indio de mierda”, “callate la boca”, la próxima vez “sos boleta” . Fue el segundo secuestro en menos de un año. Según la CTA bonaerense, el suyo, además, es el tercer caso que sufren los dirigentes de la provincia en los últimos tres meses.
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Imagen: Nahuel Pino fue secuestrado en La Plata.
Foto: Gentileza diario Diagonales
Nahuel Pino tiene una larga tradición entre las organizaciones sociales, e imagina el secuestro como un escarmiento. Nació en Chile en 1955, y cuatro años después se instaló con su familia en Villa Elisa, en los alrededores de La Plata. Desde entonces, su vida atravesó la política desde el peronismo hasta la militancia de base entre las comunidades indígenas. Uno de sus tíos murió bajo las balas del '55 y Pino fue secuestrado más tarde; por primera vez, en 1976, cuando pasó 27 días detenido en el Regimiento de Infantería de La Plata y luego tres años preso en su casa: “En calzoncillos y con los documentos en la cabeza me hacían salir”, dice.
El 2 octubre de 2007 lo secuestraron de la puerta de su casa. “Lo mismo que pasó ahora –dice Pino a PáginaI12–: pero en ese momento me tuvieron una hora o más dando vueltas, me tiraron contra el piso y la cosa fue a cara descubierta”. En esa ocasión, los mensajes fueron parecidos: “Indio de mierda”, “callate la boca”, “dejate de joder” y “cerrá la boca”.
–¿Qué sucedió esta vez?
–Para que yo no viera las caras actuaron como en la dictadura. Yo no recordaba de una bolsa en la cara desde 1976, ¡no me acordaba! Y creo que eso es lo que más me dolió.
–Usted dijo que fueron cuatro personas.
–Uno me tomó de la parte de atrás, me agarró de los testículos y de la nuca y me arrojó adentro. En la camioneta había dos. Uno me puso la capucha negra, con bolsa de residuos y otro venía manejando; en total eran 4 y conmigo 5.
–¿Qué edades tenían?
–Jóvenes, más bien robustos, tipo corpulentos, pero muy bien: no decían ni una palabra más.
–¿Cree que tiene alguna relación con el secuestro anterior?
–No lo sé, supongo que lo tendrá que decir la Justicia.
La Justicia aún no tiene una pista clara. Entre uno y otro momento, el único dato llamativo apareció una semana antes del segundo secuestro. Luego de meses sin saber nada, un policía pasó por su casa a informarle que debía presentarse en la comisaría de Ensenada para un reconocimiento de los posibles responsables. Pino fue a hacer el trámite, pero como había pasado tanto tiempo decidió no reconocer a nadie; no miró fotos por temor a equivocarse.
Para la Justicia es el comienzo. “Estamos en el inicio del inicio, y todas las hipótesis son probables”, explicó una fuente de la investigación, que está a cargo de la fiscalía 11 de La Plata, que encabezan Bettina de Lacki y María Eugenia Di Lorenzo. Desde ahí se buscan testigos presenciales del momento del secuestro y de la liberación en Berazategui, como la primera vez. Otro elemento es la furgoneta, una especie de Trafic blanca, sin ventanas en la parte trasera, que puede servir de hilo conductor pero de la que no se sabe ni las primera letras de la patente ni la marca. Por eso, ahora esperan que algún testigo aporte datos. Las lesiones del cuerpo de Pino son leves, pero “son compatibles con las quemaduras de cigarrillo de su denuncia, también la bolsa de la cabeza, por eso el hecho no está en duda –dijo la fuente–, lo que estamos buscando es la secuencia”.
En los últimos tiempos, la vida política de Nahuel Pino no había cambiado mucho. Su vida transcurrió entre las contiendas contra la instalación de las mineras en cualquiera de las provincia del país hasta la lucha contra la depredación de las tierras indígenas en la Patagonia.
Ahora trabajaba en dos ámbitos en los que intenta concentrarse para encontrar algo que explique lo que pasó. Uno fue la campaña entre la comunidad boliviana por el apoyo para el último referéndum a Evo Morales, por el que tuvo cierta exposición mediática cuando encabezó una conferencia de prensa. El otro fue un trabajo más intramuros, sobre su comunidad y un convenio con la Facultad de Trabajo Social de La Plata. El jueves pasado, cuando concluyó una reunión en la Secretaría de Extensión Universitaria por el convenio, caminó una cuadra y media en pleno centro, sobre la calle 62, y lo levantaron.
“Puede venir de este lugar o de aquel otro pero lo que sí nos asombra es la metodología, que tiene que ver con otras las épocas más negras”, dice a Página12 el abogado de Pino, Marcelo Ponce Núñez. Para la organización, el secuestro no es un hecho aislado.
“Actuaron como en la dictadura”
Por Alejandra Dandan / Pagina 12 - Sábado, 16 de Agosto de 2008
“Indio de mierda, callate, sos boleta”, le dijeron a Nahuel Pino y le quemaron el cuerpo con cigarrillos. Ya había sufrido un incidente similar el año pasado. También estuvo desaparecido durante la dictadura.
“Ahora no les vi las caras porque no me dieron tiempo, me pusieron una bolsa de nylon en la cabeza, submarino seco que le dicen. Te la atan al cuello y te la van apretando, cosa de no permitirte respirar y te van asfixiando.” Nahuel Pino es un dirigente Mapuche de la CTA. El jueves pasado, a eso de las tres de la tarde, cuatro personas lo levantaron en 62 y 8 de La Plata, lo arrojaron en una furgoneta blanca y se lo llevaron secuestrado. Durante dos horas le quemaron el cuerpo con cigarrillos, le ataron las manos con precintos y le dijeron una y otra vez “indio de mierda”, “callate la boca”, la próxima vez “sos boleta” . Fue el segundo secuestro en menos de un año. Según la CTA bonaerense, el suyo, además, es el tercer caso que sufren los dirigentes de la provincia en los últimos tres meses.
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Imagen: Nahuel Pino fue secuestrado en La Plata.
Foto: Gentileza diario Diagonales
Nahuel Pino tiene una larga tradición entre las organizaciones sociales, e imagina el secuestro como un escarmiento. Nació en Chile en 1955, y cuatro años después se instaló con su familia en Villa Elisa, en los alrededores de La Plata. Desde entonces, su vida atravesó la política desde el peronismo hasta la militancia de base entre las comunidades indígenas. Uno de sus tíos murió bajo las balas del '55 y Pino fue secuestrado más tarde; por primera vez, en 1976, cuando pasó 27 días detenido en el Regimiento de Infantería de La Plata y luego tres años preso en su casa: “En calzoncillos y con los documentos en la cabeza me hacían salir”, dice.
El 2 octubre de 2007 lo secuestraron de la puerta de su casa. “Lo mismo que pasó ahora –dice Pino a PáginaI12–: pero en ese momento me tuvieron una hora o más dando vueltas, me tiraron contra el piso y la cosa fue a cara descubierta”. En esa ocasión, los mensajes fueron parecidos: “Indio de mierda”, “callate la boca”, “dejate de joder” y “cerrá la boca”.
–¿Qué sucedió esta vez?
–Para que yo no viera las caras actuaron como en la dictadura. Yo no recordaba de una bolsa en la cara desde 1976, ¡no me acordaba! Y creo que eso es lo que más me dolió.
–Usted dijo que fueron cuatro personas.
–Uno me tomó de la parte de atrás, me agarró de los testículos y de la nuca y me arrojó adentro. En la camioneta había dos. Uno me puso la capucha negra, con bolsa de residuos y otro venía manejando; en total eran 4 y conmigo 5.
–¿Qué edades tenían?
–Jóvenes, más bien robustos, tipo corpulentos, pero muy bien: no decían ni una palabra más.
–¿Cree que tiene alguna relación con el secuestro anterior?
–No lo sé, supongo que lo tendrá que decir la Justicia.
La Justicia aún no tiene una pista clara. Entre uno y otro momento, el único dato llamativo apareció una semana antes del segundo secuestro. Luego de meses sin saber nada, un policía pasó por su casa a informarle que debía presentarse en la comisaría de Ensenada para un reconocimiento de los posibles responsables. Pino fue a hacer el trámite, pero como había pasado tanto tiempo decidió no reconocer a nadie; no miró fotos por temor a equivocarse.
Para la Justicia es el comienzo. “Estamos en el inicio del inicio, y todas las hipótesis son probables”, explicó una fuente de la investigación, que está a cargo de la fiscalía 11 de La Plata, que encabezan Bettina de Lacki y María Eugenia Di Lorenzo. Desde ahí se buscan testigos presenciales del momento del secuestro y de la liberación en Berazategui, como la primera vez. Otro elemento es la furgoneta, una especie de Trafic blanca, sin ventanas en la parte trasera, que puede servir de hilo conductor pero de la que no se sabe ni las primera letras de la patente ni la marca. Por eso, ahora esperan que algún testigo aporte datos. Las lesiones del cuerpo de Pino son leves, pero “son compatibles con las quemaduras de cigarrillo de su denuncia, también la bolsa de la cabeza, por eso el hecho no está en duda –dijo la fuente–, lo que estamos buscando es la secuencia”.
En los últimos tiempos, la vida política de Nahuel Pino no había cambiado mucho. Su vida transcurrió entre las contiendas contra la instalación de las mineras en cualquiera de las provincia del país hasta la lucha contra la depredación de las tierras indígenas en la Patagonia.
Ahora trabajaba en dos ámbitos en los que intenta concentrarse para encontrar algo que explique lo que pasó. Uno fue la campaña entre la comunidad boliviana por el apoyo para el último referéndum a Evo Morales, por el que tuvo cierta exposición mediática cuando encabezó una conferencia de prensa. El otro fue un trabajo más intramuros, sobre su comunidad y un convenio con la Facultad de Trabajo Social de La Plata. El jueves pasado, cuando concluyó una reunión en la Secretaría de Extensión Universitaria por el convenio, caminó una cuadra y media en pleno centro, sobre la calle 62, y lo levantaron.
“Puede venir de este lugar o de aquel otro pero lo que sí nos asombra es la metodología, que tiene que ver con otras las épocas más negras”, dice a Página12 el abogado de Pino, Marcelo Ponce Núñez. Para la organización, el secuestro no es un hecho aislado.
“Fueron tres casos en los últimos tres meses: primero se lo llevaron a Pablo Michelis por un par de horas; después a un pibe del movimiento nacional de los Chicos del Pueblo en la ruta 4, y ahora el tercero, siempre en provincia de Buenos Aires”.
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Amenazaron y torturaron a un dirigente
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Amenazaron y torturaron a un dirigente
Mapuche en 62 y 5
Un integrante de la comunidad Mapuche denunció que fue amenazado y torturado en La Plata por cuatro personas dentro de una camioneta, informaron fuentes policiales. Victoriano Pino denunció que el hecho ocurrió el jueves a la tarde en calle 62 y 5, donde lo abordó un hombre que lo obligó a ingresar a una camioneta blanca del tipo furgón donde había otros tres hombres.
Por Diario Hoy
En el vehículo, le colocaron una bolsa en la cabeza, lo maniataron y comenzaron a golpearlo, según manifestó Pino ante la policía.
Pino, que además es integrante de la Secretaría de Pueblos Originarios de La Plata y maestro intercultural, dijo que mientras lo golpeaban le decían, entre insultos, "callate la boca, no hables más, esta es la última, la próxima vez sos boleta", en alusión "a los derechos indígenas que defiende", según consta en la denuncia.
El hombre agregó que luego el vehículo se detuvo y comenzaron "a quemarlo con cigarrillos en el vientre y genitales" y después lo arrojaron sobre el Camino Centenario a la altura de Gutiérrez, en Berazategui, en el conurbano bonaerense.
Pino sostuvo en su denuncia que el año pasado tuvo "un problema similar y radicó una denuncia" y manifestó que teme "por su vida y la de su núcleo familiar".
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Repudio al ataque contra Nahuel Pino
Desde la Unión por los Derechos Humanos La Plata - Ex-detenidos desaparecidos, Familiares y Compañeros, hacemos llegar nuestro repudio ante el secuestro y ataque sufrido por nuestro compañero Nahuel Pino.
La impunidad de tantos años se retroalimenta y sigue manifestándose en actos barbáricos. El desmantelamiento del aparato represivo tantas veces exigido por los organismos de Derechos Humanos nunca se llevó a cabo, solamente han habido medidas tibias que poco o nada han hecho para finalizar con la violencia de aquellos que se nutren de odio y sangre, de aquellos a quienes les resulta intolerable que hayan voces que se alcen ante la obscena injusticia social. Los violentos de ayer que siguen estando hoy no soportan que hayan voces que exijan justicia ante los genocidios perpetrados, el de los pueblos originarios que nunca concluyó y el de los años 70.
Nos solidarizamos con Nahuel y nos sumamos a la exigencia de acción de la justicia no solamente para esclarecer este hecho sino también para castigar a los culpables. No se puede seguir sumando impunidad. Quienes no tenemos más margen para tolerar estos hechos somos cada uno y una de nosotros que seguimos convencidos que la lucha por lo que consideramos justo es inclaudicable. No nos detendrán, seguimos de pie.
Fraternalmente.
por UNIÓN POR LOS DERECHOS HUMANOS LA PLATA
Ex-detenidos desaparecidos, Familiares y Compañeros
Betty Ojeda
Cristina Diez Valdez
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Fuente: Avkin Pivke Mapu - Komunikación MapuChe
WallMapu - Territorio Ancestral Mapuche
http://www.mapuche-nation.org/espanol/html/noticias/ntcs-360.htm
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