Jueves 16 de octubre de 2008
Por Marcela Jiménez / La Nación
Hoy se cumplen 10 años del arresto del dictador en Londres
El día que cambió la historia de los derechos humanos
Antes de que se informara que había sido apresado, corrió fuerte el rumor de que había muerto en Inglaterra. Eso era más fácil de creer que lo que vino después: 503 días de detención en Inglaterra por orden de un tribunal español que lo juzgaba por genocidio, terrorismo y tortura.
Cuando ingresé esa mañana del 16 de octubre de 1998 -junto a varios de mis colegas con quienes reporteábamos habitualmente La Moneda y los viajes del Presidente Frei- a la sala de prensa habilitada para la Cumbre Iberoamericana de Oporto, me enteré que Augusto Pinochet había sido detenido.
Eran como las 7 de la mañana en Chile. Los periodistas extranjeros nos saludaban, abrazaban y felicitaban. Nos pedían entrevistas para sus respectivos medios, para que explicáramos el impacto de ese hecho en nuestro país, que para ellos, y muy lejos de la verdad no estaban, no tenía resuelta ninguna de sus heridas.
Las primeras 48 horas me quedé en Portugal reporteando la cumbre, con Fidel Castro como estrella principal y las frenéticas gestiones de Frei y su entonces canciller José Miguel Insulza, antes que me destinaran a Londres donde estuve casi un mes.
La London Clinic por fuera no era tan grande como en las primeras imágenes, estaba casi a la vuelta de la embajada chilena y en una esquina entre ambas, varios periodistas ocupábamos una cabina telefónica para despachar, vía operadora internacional, a nuestros diarios.
Ya al cabo de unos días, las telefonistas nos reconocían la voz y nos comunicaban sin siquiera pedirnos el número. Dos, cuatro y hasta seis páginas diarias, escritas a mano en un cuaderno universitario y dictadas palabra por palabra a mi editor en Santiago, que me grababa y transcribía.
Llovió muchas veces, no hacía más de dos grados de temperatura, nos perdíamos en el metro, pocos hablábamos inglés, Londres era caro, no siempre los viáticos nos alcanzaban bien, dormíamos poco y más de una noche hacíamos guardia fuera de la clínica por si sacaban al general a escondidas. Fue una de las noticias más importantes de la década.
Conferencia Episcopal
“Esto que estamos viviendo refleja una vez más que hay situaciones de justicia pendientes por las violaciones de los derechos humanos en el pasado. Estas situaciones afloran cada vez que hay un momento propicio y dañan nuestro proceso de reconciliación”, declaró en esos días el secretario de la Conferencia Episcopal, monseñor Javier Prado. El prelado también criticó la reacción de los parlamentarios de la derecha.
“Sinceramente yo no entiendo la postura de un grupo de senadores que como signo de protesta deciden no cumplir con su función legislativa no asistiendo a las sesiones del senado. Esto no es un juego de niños taimados”.
Luego sostuvo que nunca se hubiera podido producir un hecho como ese “si realmente en nuestro propio país se hubiera colaborado con la justicia en forma muy abierta y se hubiera podido juzgar determinados casos de ciudadanos de otros países y se hubiera podido castigar lo que era contrario a la justicia”.
Amenazados de muerte
El pintor nacional de origen español José Balmes fue amenazado de muerte el lunes 19 de octubre de 1998 por desconocidos que le atribuyeron responsabilidad en la detención del senador vitalicio en Londres.
Balmes era el segundo amenazado de muerte, luego que durante el fin de semana lo fuera Carmen Soria, hija del ex diplomático español asesinado en Chile, Carmelo Soria.
http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20081015/pags/20081015225519.html
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Jueves 16 de octubre de 2008
/ La Nación
Senadores de derecha suspenden sesiones e Izurieta cita a oficiales
Así, el 20 de octubre ordenó el retiro de sus parlamentarios de las salas de sesiones y su inasistencia a las subcomisiones que analizaban los fondos fiscales para 1999.
Hace diez años, como ahora, el Congreso tramitaba la Ley de Presupuesto respectiva y, tras conocer la noticia, la derecha decidió "impedir que el Congreso funcione normalmente mientras se prolongue la detención".
Así, el 20 de octubre ordenó el retiro de sus parlamentarios de las salas de sesiones y su inasistencia a las subcomisiones que analizaban los fondos fiscales para 1999.
Al día siguiente, la senadora Evelyn Matthei y las diputadas María Pía Guzmán y Rosa González realizaron un llamado a boicotear los productos españoles e ingleses que llegaban al país.
"Vamos a hacerle la vida imposible a la industria de esos países, así como a la gente de esas embajadas que están en Chile", dijo Matthei. Las parlamentarias llamaron a la población a cambiarse de empresa telefónica (CTC es controlada por españoles) y a no beber whisky, mientras encabezaban un acto de protesta en la intersección de Apoquindo y Gertrudis Echenique, cerca de la residencia de los embajadores de ambos países europeos.
Ese mismo día, la Armada decide suspender un viaje por Europa y emite un comunicado que señala que la institución "ve con preocupación la situación interna creada y que evidencia conductas apartadas del ánimo de reconciliación y unidad nacional en la cual el país se encontraba comprometido".
Frente a ello, agrega la nota, "el comandante en jefe, almirante Jorge Arancibia, ha resuelto cancelar la visita programada a Londres que preveía reuniones con autoridades castrenses y adelantar su regreso a Chile".
Por su parte, el general Ricardo Izurieta, al día siguiente, encabeza una reunión con 1.500 oficiales y suboficiales, incluidos 23 generales, en la Escuela Militar.
"El Ejército y el comandante en jefe están sumamente preocupados por la situación que le acontece al capitán general Augusto Pinochet en Londres (...). Estamos empleando todas nuestras fuerzas, atribuciones y gestiones correspondientes a través de los canales de gobierno para colaborar y cooperar para que en el más breve plazo y tiempo el capitán general Pinochet vuelva a territorio nacional", declaró a la prensa, mientras eludía responder respecto a rumores de acuartelamiento en algunos regimientos del país.
http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20081015/pags/20081015230721.html
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Jueves 16 de octubre de 2008
Por Cecilia Yáñez / La Nación
“Es el hito internacional más importante desde los juicios de Nuremberg”
En 1999 Collins volvió a Inglaterra a continuar con sus estudios y pudo ver de cerca lo que ocurría en el piquete que estaba apostado afuera de la clínica.
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En el Foro Efecto Pinochet, organizado hace unos días por la Universidad Diego Portales (UDP), el abogado Roberto Garretón expuso que uno de los efectos de la detención de Pinochet en Londres es que ahora los dictadores ya no viajan.
"Hasta Henry Kissinger tiene cuidado sobre adónde va de vacaciones después de un esfuerzo por detenerlo en Francia luego del caso Pinochet", explicó.
Cath Collins, académica de la Escuela de Ciencia Política de la UDP, doctora en Ciencia Política de la Universidad de Londres y magíster en Política Latinoamericana, también participó en ese foro. Collins ha seguido muy de cerca la problemática de los derechos humanos en Chile. El 16 de octubre de 1998 vivía en la población El Volcán de Puente Alto.
"Un vecino se puso a gritar en la calle que Pinochet había muerto. Quedamos todos muy para adentro, pero el rumor de su muerte era mucho más creíble que la verdad que supimos al otro día, que estaba detenido en Inglaterra, fue de verdad insólito", recuerda. En 1999 Collins volvió a Inglaterra a continuar con sus estudios y pudo ver de cerca lo que ocurría en el piquete que estaba apostado afuera de la clínica.
"En algún momento Lucía Hiriart dijo, ‘esto nos está pasando porque la gente no entiende quiénes somos nosotros’, pero sí lo entendían".
Hoy, Collins compara la detención de Pinochet con los juicios de Nuremberg y señala que se convirtió en un hito importante en materia de derecho internacional que marca un antes y un después.
"Todas las precisiones, los principios bajo los cuales se buscaba la detención existían desde hace mucho tiempo, lo que pasaba es que nunca nadie los había tomado en serio", indica.
A su juicio, después de la detención, Chile ganó "un claro entender: que ya era hora de rayar la cancha y de denominar las cosas como son y si como país no son capaces de hacerlo, alguien más lo hará, ese fue el recado". En otras palabras, a partir de entonces, la tortura se llamó tortura y no ‘apremios ilegítimos’, la dictadura es dictadura y no un ‘gobierno militar’.
"Hasta los militares y la derecha entendieron esto después del caso Pinochet y el Banco Riggs, y empezaron a tomar distancia de la figura de Pinochet", reflexionó Collins.
Otro efecto que provocó esta detención, añade, es el denominado "efecto Garzón" sobre los jueces nacionales. "En el sistema judicial y los jueces, si un país que se cree democrático no es capaz de solucionar sus problemas más graves dentro del marco del derecho internacional al que están suscritos, otras personas lo obligarán a que lo hagan, así funciona el sistema. Entonces, si no quieren que gente extranjera tome medidas, háganse cargo ustedes, y entreguen justicia a sus ciudadanos. En Chile la judicatura ya lo había empezado hacer, pero se apuró más", señaló Collins.
http://www.lanacion.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20081015/pags/20081015231141.html
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