Sobre el proyecto para la obtención de ADN
Por de nietos restituidos y hermanos que buscan a sus hermanos nacidos en cautiverio *
Por de nietos restituidos y hermanos que buscan a sus hermanos nacidos en cautiverio *
Visto que no ha cesado el espíritu de presentar como una “mano salvadora y llena de amor” el plan sistemático de robo de bebés, es decir, el robo de nuestra verdadera identidad durante la última dictadura militar, nosotros, “los nietos”, queremos decir claramente que:
- No corresponde que esté en tela de juicio el derecho a recuperar nuestra verdadera identidad, que muchas veces es puesto en discusión a través de cómplices, o simplemente necios, que llevaron adelante, aprobaron o aprueban, tal aberración.
- El Estado debe usar todas las herramientas para devolverles la identidad a los más de 400 jóvenes apropiados que aún desconocen su verdadera historia, para cerrar así esta herida que marca a nuestro país desde hace más de 30 años. Lamentamos que muchas veces se quiera presentar como incorrecta la búsqueda de la verdad y se siga poniendo en discusión si se debe o no exigir un análisis de ADN. Ese examen, en el caso de ser positivo, no sólo permite saber quiénes somos, sino que pone fin a la búsqueda de toda una familia después de más de tres décadas.
- A los legisladores en particular y a la sociedad en general les pedimos que nos ayuden a encontrarlos y que piensen que los silencios permitieron que la dictadura nos secuestrara. Hoy no debemos permitir que esos silencios mantengan vigentes esos secuestros, ya que son delitos permanentes que no prescriben, de lesa humanidad y que sólo dejan de estar vigentes cuando se descubre la verdad.
- Cada día que pasa es uno más en el que la mentira se mantiene viva, apropiándose de la verdad en la vida de más de 400 jóvenes y en ellos a sus hijos, las nuevas generaciones de argentinos.
- Esos jóvenes son nuestros hermanos y nosotros sí les podemos decir que recuperar nuestra verdadera identidad nos permitió ser nosotros mismos y no lo que otros quisieron que fuéramos, primero asesinando a nuestros padres y luego cambiando nuestra identidad.
- Los que hoy podemos saber quiénes somos y quiénes fueron nuestros padres también sabemos que ellos nos dieron la vida y que jamás y bajo ninguna circunstancia nos abandonaron.
- Sólo sobre la base del conocimiento de la verdad de los acontecimientos ocurridos a nuestros padres sabremos y podremos construir una sociedad más sólida, sin mentiras y con la verdad a la luz.
- Nosotros hoy somos libres porque podemos elegir qué hacer con esta historia, ya que haber recuperado nuestra identidad no nos convirtió nuevamente en cautivos de alguien, sino todo lo contrario: nuestras familias respetan nuestros derechos y cada uno genera el vínculo que quiere con ellas.
- Somos libres porque recuperamos lo que nos robaron, porque pusimos las cosas en su lugar y así pudimos entender nuestro ADN, ese que nadie pudo cambiar... Si en algún momento de nuestras vidas nos ocultaron cuál era nuestro origen, hoy lo sabemos y podemos hablar en primera persona de eso; hoy somos capaces de construir con esa historia un futuro.
- El derecho a la identidad es un derecho humano y como tal irrenunciable. Es tan importante como el derecho a la vida, a la libertad y a la integridad física. Nadie debe decidir si quiere o no ejercer ese derecho, porque es el Estado el responsable de garantizarlo y preservarlo.
- Hoy este Congreso tiene la responsabilidad y la obligación de reparar el daño que nos causó el terrorismo de Estado.
* Firman: Ramón Aiub, Matías Reggiardo Tolosa, José Sabino Abdala, Paula Alessandrini, Lorena Battistiol, Tatiana Sfiligoy (Ruarte-Britos), Horacio Pietragalla, Belén Gentile, Ramiro Nicolás Menna, Eduardo de Pedro, Gustavo Godoy Weil, Felipe Gatica, Cristina Bettanin, M. Victoria Torres Ruiz, Laura F. Acosta, Jorgelina Paula Molina Planas, Verónica Castelli, Virginia Ogando, Victoria Donda, Marcos Solsona, Claudia V. Poblete Hlaczik, Manuel Gonçalves Granada, Iván Fina (y siguen las firmas).
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