Judaísmo contra sionismo
No todos los judíos defienden al Estado de Israel, opresor de los pa-lestinos cuya tierra ocupa desde hace sesenta años. Israel, en alianza con Estados Unidos, se ha convertido en principal factor de inestabilidad del Medio Oriente, zona crucial para los in-tereses petroleros y geopolíticos del imperio.
Al interior de Israel existe un fuerte movimiento de partidarios de la paz con los palestinos, que no ha logrado imponerse. Hay, además, un sector ortodoxo del judaísmo tradicional que aspira a la paz y al entendimiento entre ambos pueblos, sobre la base de la disolución o desmantelamiento del Estado de Israel, que consideran una invención del sionismo que nada tiene que ver con el judaísmo auténtico.
Dos destacados rabinos, Ahron Cohen, de Manchester, y Yisroel Dovid Weiss, de Nueva York, visitaron Chile durante un primer viaje a América Latina. Invitados por Las Urracas de Emaús, se reunieron con medios de prensa, personeros de la colectividad palestina, representantes musulmanes y algunos diputados, en Valparaíso. Estuvieron acompañados por María Poumier, de la Universidad de París 8, que ofició de intérprete.
Los rabinos judíos ortodoxos pertenecen a Naturei Karta (Guardianes de la Ciudad), una organización religiosa antisionista de alcance internacional. Naturei Karta vive y funciona en condiciones difíciles. Los judíos ortodoxos antisionistas son víctimas frecuentes de represión estatal en Israel y de agresiones en Estados Unidos, Gran Bretaña y en naciones donde hay comunidades numerosas. Algunos judíos ortodoxos han sido asesinados y varias de sus sinagogas saqueadas. El miedo -sostienen- es un instrumento de los sionistas. Por eso, ellos no vacilan en hablar ni en asumir actitudes audaces.
Participaron en las rogativas por la salud de Yasser Arafat, y un rabino era consejero de Arafat en asuntos judíos. Mantienen buenas relaciones con los árabes, con Hezbollah y el grupo Hamas. Fue polémica su reciente visita a Irán, donde se entrevistaron con el presidente Mahmud Ahmadineyad, con quien conversaron acerca de la situación de los judíos en ese país, de la paz en Medio Oriente y las posibilidades de entendimiento entre árabes y judíos.
HERNAN SOTO
Para el movimiento que ustedes representan, y en cuanto rabinos del judaísmo ortodoxo, ¿cuáles son las diferencias entre el sionismo -y su expresión política que es el Estado de Israel- y el judaísmo?
Rabino Cohen: “En primer lugar, no somos un movimiento. Naturei Karta es una organización de judíos ortodoxos antisionistas de carácter internacional. La tendencia generalizada es equiparar sionismo con judaísmo, lo que favorece a los sionistas. Constituye una gran equivocación. Si miramos la historia, veremos que desde sus inicios el sionismo fue rechazado por los judíos religiosos, los judíos ortodoxos. Por dos razones fundamentales: el proyecto sionista es un proyecto secular, es decir arreligioso, laico, de carácter nacionalista, que surgió a fines del siglo XIX y se propuso la creación de un Estado judío en tierras que no eran palestinas. Sin embargo, la idea misma de un Estado judío es contraria a la enseñanza que se repite hace cientos de generaciones.
Existe un mandato divino desde hace más de dos mil años para que los judíos vivamos en el exilio. Dios nos prometió que podríamos volver a Tierra Santa cuando cumpliéramos determinadas condiciones éticas de altísima exigencia. Si no cumplimos con esos requisitos, seguiremos dispersos por el mundo. No hemos logrado satisfacer las exigencias y por eso vivimos fuera de Tierra Santa y no estamos autorizados a tener un Estado en Palestina. Nuestra obligación es ser ciudadanos leales a los Estados en cuyo territorio vivimos. Es evidente, entonces, que hay una oposición radical entre el judaísmo tradicional y el sionismo. Oposición que deriva de la confrontación entre un pensamiento religioso ajustado estrictamente a la fe y un pensamiento secularizado y laico.
El segundo elemento es que el sionismo decidió conscientemente pasar por sobre el hecho de que había palestinos viviendo en esas tierras. Los sionistas se prepararon para usar todos los medios para aplastar a la población autóctona y obligarla a abandonar su tierra. Eso es también contrario a las enseñanzas básicas de nuestra religión, que nos obligan a ser compasivos y considerados con todos los seres humanos a quienes debemos respetar en su derecho natural a la autodeterminación, en su derecho a tener un hogar, propiedades, cultura y religión.
Hay otro argumento decisivo, que evita discusiones teológicas o eruditas. Si el sionismo formara parte de la religión judía, debería haber aparecido hace mucho tiempo, en un historia que tiene más de dos mil años. Y sólo apareció a fines del siglo XIX, lo que demuestra que fue una invención secular”.
Rabino Weiss: “Me interesa abundar en algunos puntos. En el congreso sionista de Basilea, en 1890, la idea inicial era crear un Estado judío en Uganda; luego se pensó en Argentina. Finalmente se decidió crearlo en Palestina. Se convencieron que eso tendría un gran impacto entre los judíos: por razones emocionales y culturales, siempre llevamos en nuestros corazones el recuerdo de Tierra Santa. Y así ocurrió. Hay que tener en cuenta que prácticamente todos los que impulsaron el movimiento sionista eran hostiles a la religión. Theodor Herzl escribió que no había hecho circuncidar a su hijo para no identificarlo con el judaísmo y sostuvo que ojalá los judíos se convirtieran masivamente al catolicismo, porque no era su propósito, como dirigente sionista, conservar o proteger a la religión judía. Jabotinsky, otro sionista importante, sostenía que los judíos ortodoxos -nosotros, los que nos vestimos de modo especial, que usamos barbas y pelo enrulado- no debíamos tener derecho a voto. El propio Chaim Weizmann, que fue presidente de Israel, no quería que emigraran a Israel los judíos pobres o religiosos.
Hubo un acelerado proceso de modernización, a la par que se estimulaba la emigración a Palestina desde comienzos del siglo XX. Se creó el hebreo moderno, y se decidió crear instituciones que reemplazaran a las tradicionales. Todo un sistema basado en el Talmud y en la educación tradicional fue barrido. Para lograr adeptos, los sionistas empezaron a usar la Biblia como bandera y crearon un rabinato oficial, que no es más que una pantalla que oculta la verdad de lo que sucedió y sucede, cuando se hace algo contrario a la ley de Dios.
A través del siglo XX un gran segmento de los judíos ortodoxos ha sido inmune al sionismo. Sin embargo, algunos se convirtieron al sionismo y otros han estado dispuestos a coexistir con él. Pero hay muchos judíos que viven en Jerusalén que no reconocen al Estado sionista, no votan en las elecciones ni sirven en el ejército, no pagan impuestos ni mandan sus hijos a las escuelas públicas. Para ellos, el Estado de Israel constituye una violación a la Torah”.
Laicismo y religión
El Estado de Israel mantiene, al parecer, un laicismo atenuado, porque coloca en primer plano a la religión y al rabinato oficial.
Rabino Cohen: “Este es un tema interesante. La verdad es que la mayor parte de los sionistas no son religiosos, no practican la religión. Pero también es verdad que no todos los habitantes de Israel son sionistas. Hay judíos religiosos, que observan algunas de las leyes fundamentales del judaísmo, pero se dejan impresionar o infectar por el sionismo. En los hechos, han aceptado incluir el nacionalismo dentro del judaísmo y eso les conviene a los sionistas, porque dan la impresión que tienen el apoyo de toda la comunidad religiosa. Las autoridades rabínicas a que usted se refiere son en la práctica sionistas y han agregado el sionismo al judaísmo. Y hay también judíos tradicionales ortodoxos que se oponen al Estado de Israel dentro del propio Estado. Pero el hecho concreto es que son los sionistas los que gobiernan, controlan y dirigen Israel.
Entre los judíos no existe una Iglesia como la católica y otras, estrictamente jerarquizadas. El judaísmo se basa en una tradición que se transmite de generación en generación. Cada comunidad local tiene su propio rabino, que debe ser autorizado por otro y tiene que haber hecho estudios religiosos. Si hay un problema que afecte a varias comunidades o es más amplio, los rabinos conversan entre ellos en busca de una solución que es respetada por todos. Este sistema ha venido funcionando hace muchísimas generaciones.
Se destacan cada cierto tiempo grandes figuras reconocidas por su autoridad moral, su inteligencia, su religiosidad, su comprensión y humanidad, etc. Las cosas se han complicado desde el surgimiento del sionismo. La inmensa mayoría de los rabinos se opuso. Pero después de la segunda guerra mundial, empezaron a emigrar a Israel cientos de miles de (…)
(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 669 de “Punto Final”, 22 de agosto, 2008, Suscríbase a Punto Final)
FOTO: LOS rabinos antisionistas Ahron Cohen y Yisroel Dovid Weiss en las oficinas de “Punto Final”.
No todos los judíos defienden al Estado de Israel, opresor de los pa-lestinos cuya tierra ocupa desde hace sesenta años. Israel, en alianza con Estados Unidos, se ha convertido en principal factor de inestabilidad del Medio Oriente, zona crucial para los in-tereses petroleros y geopolíticos del imperio.
Al interior de Israel existe un fuerte movimiento de partidarios de la paz con los palestinos, que no ha logrado imponerse. Hay, además, un sector ortodoxo del judaísmo tradicional que aspira a la paz y al entendimiento entre ambos pueblos, sobre la base de la disolución o desmantelamiento del Estado de Israel, que consideran una invención del sionismo que nada tiene que ver con el judaísmo auténtico.
Dos destacados rabinos, Ahron Cohen, de Manchester, y Yisroel Dovid Weiss, de Nueva York, visitaron Chile durante un primer viaje a América Latina. Invitados por Las Urracas de Emaús, se reunieron con medios de prensa, personeros de la colectividad palestina, representantes musulmanes y algunos diputados, en Valparaíso. Estuvieron acompañados por María Poumier, de la Universidad de París 8, que ofició de intérprete.
Los rabinos judíos ortodoxos pertenecen a Naturei Karta (Guardianes de la Ciudad), una organización religiosa antisionista de alcance internacional. Naturei Karta vive y funciona en condiciones difíciles. Los judíos ortodoxos antisionistas son víctimas frecuentes de represión estatal en Israel y de agresiones en Estados Unidos, Gran Bretaña y en naciones donde hay comunidades numerosas. Algunos judíos ortodoxos han sido asesinados y varias de sus sinagogas saqueadas. El miedo -sostienen- es un instrumento de los sionistas. Por eso, ellos no vacilan en hablar ni en asumir actitudes audaces.
Participaron en las rogativas por la salud de Yasser Arafat, y un rabino era consejero de Arafat en asuntos judíos. Mantienen buenas relaciones con los árabes, con Hezbollah y el grupo Hamas. Fue polémica su reciente visita a Irán, donde se entrevistaron con el presidente Mahmud Ahmadineyad, con quien conversaron acerca de la situación de los judíos en ese país, de la paz en Medio Oriente y las posibilidades de entendimiento entre árabes y judíos.
HERNAN SOTO
Para el movimiento que ustedes representan, y en cuanto rabinos del judaísmo ortodoxo, ¿cuáles son las diferencias entre el sionismo -y su expresión política que es el Estado de Israel- y el judaísmo?
Rabino Cohen: “En primer lugar, no somos un movimiento. Naturei Karta es una organización de judíos ortodoxos antisionistas de carácter internacional. La tendencia generalizada es equiparar sionismo con judaísmo, lo que favorece a los sionistas. Constituye una gran equivocación. Si miramos la historia, veremos que desde sus inicios el sionismo fue rechazado por los judíos religiosos, los judíos ortodoxos. Por dos razones fundamentales: el proyecto sionista es un proyecto secular, es decir arreligioso, laico, de carácter nacionalista, que surgió a fines del siglo XIX y se propuso la creación de un Estado judío en tierras que no eran palestinas. Sin embargo, la idea misma de un Estado judío es contraria a la enseñanza que se repite hace cientos de generaciones.
Existe un mandato divino desde hace más de dos mil años para que los judíos vivamos en el exilio. Dios nos prometió que podríamos volver a Tierra Santa cuando cumpliéramos determinadas condiciones éticas de altísima exigencia. Si no cumplimos con esos requisitos, seguiremos dispersos por el mundo. No hemos logrado satisfacer las exigencias y por eso vivimos fuera de Tierra Santa y no estamos autorizados a tener un Estado en Palestina. Nuestra obligación es ser ciudadanos leales a los Estados en cuyo territorio vivimos. Es evidente, entonces, que hay una oposición radical entre el judaísmo tradicional y el sionismo. Oposición que deriva de la confrontación entre un pensamiento religioso ajustado estrictamente a la fe y un pensamiento secularizado y laico.
El segundo elemento es que el sionismo decidió conscientemente pasar por sobre el hecho de que había palestinos viviendo en esas tierras. Los sionistas se prepararon para usar todos los medios para aplastar a la población autóctona y obligarla a abandonar su tierra. Eso es también contrario a las enseñanzas básicas de nuestra religión, que nos obligan a ser compasivos y considerados con todos los seres humanos a quienes debemos respetar en su derecho natural a la autodeterminación, en su derecho a tener un hogar, propiedades, cultura y religión.
Hay otro argumento decisivo, que evita discusiones teológicas o eruditas. Si el sionismo formara parte de la religión judía, debería haber aparecido hace mucho tiempo, en un historia que tiene más de dos mil años. Y sólo apareció a fines del siglo XIX, lo que demuestra que fue una invención secular”.
Rabino Weiss: “Me interesa abundar en algunos puntos. En el congreso sionista de Basilea, en 1890, la idea inicial era crear un Estado judío en Uganda; luego se pensó en Argentina. Finalmente se decidió crearlo en Palestina. Se convencieron que eso tendría un gran impacto entre los judíos: por razones emocionales y culturales, siempre llevamos en nuestros corazones el recuerdo de Tierra Santa. Y así ocurrió. Hay que tener en cuenta que prácticamente todos los que impulsaron el movimiento sionista eran hostiles a la religión. Theodor Herzl escribió que no había hecho circuncidar a su hijo para no identificarlo con el judaísmo y sostuvo que ojalá los judíos se convirtieran masivamente al catolicismo, porque no era su propósito, como dirigente sionista, conservar o proteger a la religión judía. Jabotinsky, otro sionista importante, sostenía que los judíos ortodoxos -nosotros, los que nos vestimos de modo especial, que usamos barbas y pelo enrulado- no debíamos tener derecho a voto. El propio Chaim Weizmann, que fue presidente de Israel, no quería que emigraran a Israel los judíos pobres o religiosos.
Hubo un acelerado proceso de modernización, a la par que se estimulaba la emigración a Palestina desde comienzos del siglo XX. Se creó el hebreo moderno, y se decidió crear instituciones que reemplazaran a las tradicionales. Todo un sistema basado en el Talmud y en la educación tradicional fue barrido. Para lograr adeptos, los sionistas empezaron a usar la Biblia como bandera y crearon un rabinato oficial, que no es más que una pantalla que oculta la verdad de lo que sucedió y sucede, cuando se hace algo contrario a la ley de Dios.
A través del siglo XX un gran segmento de los judíos ortodoxos ha sido inmune al sionismo. Sin embargo, algunos se convirtieron al sionismo y otros han estado dispuestos a coexistir con él. Pero hay muchos judíos que viven en Jerusalén que no reconocen al Estado sionista, no votan en las elecciones ni sirven en el ejército, no pagan impuestos ni mandan sus hijos a las escuelas públicas. Para ellos, el Estado de Israel constituye una violación a la Torah”.
Laicismo y religión
El Estado de Israel mantiene, al parecer, un laicismo atenuado, porque coloca en primer plano a la religión y al rabinato oficial.
Rabino Cohen: “Este es un tema interesante. La verdad es que la mayor parte de los sionistas no son religiosos, no practican la religión. Pero también es verdad que no todos los habitantes de Israel son sionistas. Hay judíos religiosos, que observan algunas de las leyes fundamentales del judaísmo, pero se dejan impresionar o infectar por el sionismo. En los hechos, han aceptado incluir el nacionalismo dentro del judaísmo y eso les conviene a los sionistas, porque dan la impresión que tienen el apoyo de toda la comunidad religiosa. Las autoridades rabínicas a que usted se refiere son en la práctica sionistas y han agregado el sionismo al judaísmo. Y hay también judíos tradicionales ortodoxos que se oponen al Estado de Israel dentro del propio Estado. Pero el hecho concreto es que son los sionistas los que gobiernan, controlan y dirigen Israel.
Entre los judíos no existe una Iglesia como la católica y otras, estrictamente jerarquizadas. El judaísmo se basa en una tradición que se transmite de generación en generación. Cada comunidad local tiene su propio rabino, que debe ser autorizado por otro y tiene que haber hecho estudios religiosos. Si hay un problema que afecte a varias comunidades o es más amplio, los rabinos conversan entre ellos en busca de una solución que es respetada por todos. Este sistema ha venido funcionando hace muchísimas generaciones.
Se destacan cada cierto tiempo grandes figuras reconocidas por su autoridad moral, su inteligencia, su religiosidad, su comprensión y humanidad, etc. Las cosas se han complicado desde el surgimiento del sionismo. La inmensa mayoría de los rabinos se opuso. Pero después de la segunda guerra mundial, empezaron a emigrar a Israel cientos de miles de (…)
(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 669 de “Punto Final”, 22 de agosto, 2008, Suscríbase a Punto Final)
FOTO: LOS rabinos antisionistas Ahron Cohen y Yisroel Dovid Weiss en las oficinas de “Punto Final”.
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