15-04-2009
Camilo Escalona: el “flaite” neoliberal
“Ustedes saben que me crié en una población y escucho los partidos de fútbol con una cervecita”, respondió Camilo Escalona a los periodistas, al intentar explicar la sarta de improperios que profirió contra el precandidato presidencial radical, José Antonio Gómez, en el preciso instante que Eduardo Frei Ruiz-Tagle era proclamado candidato de la Concertación.
Escalona - presidente del Partido Socialista y senador por la Décima Región - estuvo a punto de aguar el momento más esperado por el empresario demócratacristiano, que sueña con llegar a La Moneda por segunda vez y convertirse en el quinto presidente de la Concertación.
Mientras Frei hacía denodados esfuerzos para concentrarse en su proclamación oficial, en la trastienda, Escalona lanzaba un amplio repertorio de insultos contra Gómez. Los empujones y patadas iban y venían, entre los “capos” concertacionistas, que pusieron en serio peligro la solemnidad del momento, y por cierto, la imagen de gobernabilidad que el oficialismo busca proyectar.
Pero al timonel socialista poco le importan las apariencias, cuando vislumbra algún mínimo riesgo para los intereses de la Concertación, que a estas alturas son indivisibles de los propios. Como a Escalona le gusta apostar a caballo ganador y arrimarse al poder, su candidato es Frei, que cuenta con el no despreciable apoyo del empresariado nacional y transnacional, y por supuesto, del imperialismo norteamericano, que tiene en la familia Frei aliados de larga data.
Por ello, nunca le gustó la idea de primarias e hizo infructuosos esfuerzos para que Gómez bajara su candidatura. El día de la proclamación, lo tuvo a “tiro de escopeta” y no desaprovechó la oportunidad de dar rienda suelta a su infinita vulgaridad, que no duda en atribuir a su origen “poblacional”. Para Escalona, tras 20 años de legitimar el legado neoliberal de Pinochet, junto a sus socios de la Concertación, ordinariez y pobreza son la misma cosa.
Nada extraño, para quien traicionó a la clase a la que dice pertenecer. Nada extraño para el impulsor de “La Oficina”, aquel Nido de Ratas dirigido por sus correligionarios Marcelo Schilling, Antonio Ramos y Oscar Carpenter, soplones a sueldo, que hicieron el trabajo sucio de delatar a los internacionalistas chilenos que lucharon en Nicaragua, miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
Mientras el modelo neoliberal condena a más de 2 millones de chilenos a la pobreza (1), sin posibilidad alguna de acceder a educación y salud, el “socialista” Camilo Escalona saca cuentas alegres ante la posibilidad cierta de un nuevo gobierno del oficialismo.
Para él significará una posibilidad inmejorable de asegurar los intereses y privilegios miserables de su sector, en un contexto de consolidación del modelo de acumulación impulsado por la Concertación.
El “flaite”(2) neoliberal - al menos por ahora - continuará disfrutando el fútbol con una cervecita.
(1) Encuesta Casen 2006.
(2) Denominación peyorativa para referirse a personas de sectores populares, de mal vocabulario, consumistas y arribistas.
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Domingo 12 de abril de 2009
Por Manuel Salazar / La Nación Domingo
Por Manuel Salazar / La Nación Domingo
A propósito del impasse escalona - gómez, una breve revisión histórica
Peleas de políticos, las ha habido peores
Cuando ya la escena del domingo pasado en Rancagua ha pasado a la categoría de anecdótica, es una buena oportunidad para rebobinar película y recordar otros episodios igual o más polémicos que terminaron transformándose en sabrosas crónicas periodísticas.
El incidente entre José Antonio Gómez y Camilo Escalona, repetido cien veces por los canales de televisión, se ganó ya un lugar entre las crónicas más sabrosas del acontecer político local de los últimos años. Sólo el tiempo dirá la posición que ocupe en el ranking de las más notables salidas de madre de servidores públicos, militantes partidarios y honorables legisladores que de tiempo en tiempo pierden la compostura y se les arranca la bestia que todos llevamos dentro.
El incidente entre José Antonio Gómez y Camilo Escalona, repetido cien veces por los canales de televisión, se ganó ya un lugar entre las crónicas más sabrosas del acontecer político local de los últimos años. Sólo el tiempo dirá la posición que ocupe en el ranking de las más notables salidas de madre de servidores públicos, militantes partidarios y honorables legisladores que de tiempo en tiempo pierden la compostura y se les arranca la bestia que todos llevamos dentro.
Ha habido ocasiones pocas en que de los insultos pasaron a los puñetazos y a las patadas. La más recordada es la gresca masiva que protagonizaron miembros de la UDI y de Unión Nacional, en los orígenes de Renovación Nacional, en marzo de 1987, cuando los partidarios de Jaime Guzmán, por un lado, y los de Andrés Allamand y Sergio Onofre Jarpa, por el otro, se disputaban el liderazgo de la derecha. Aún no está claro si los gremialistas renunciaron o fueron expulsados, pero de aquella batalla campal todavía quedan heridas que no han cerrado.
Otro episodio imborrable fue aquella acometida por la retaguardia que protagonizó en 1995 el diputado Iván Moreira contra su colega Jorge Schaulsohn, entonces presidente del PPD, en los pasillos de la Cámara, mientras este último hacía declaraciones a la prensa sobre Augusto Pinochet, figura venerada por el primero. "Que pelee como hombre, porque es un cobarde", gritaba Moreira, fuera de sí, cuestionando "el show de este pelota", refiriéndose al hoy dirigente de ChilePrimero. "Quiero decirles como hombre, acusaba el furibundo representante de la UDI ante las cámaras de TV, que la política chilena es una mierda", mientras sus compañeros de bancada trataban de calmarlo.
El momento de ofuscación de Moreira, sin embargo, fue una taza de leche al lado de la riña generalizada vivida el 6 de junio de 2007 en el municipio de Iquique. Aquella vez, Mauricio Soria, hijo del "Choro" Soria, se fue encima de Francisco Prieto (PPD) propinándole un "cross" de derecha en plena mandíbula, en tanto que integrantes de una turba partidaria del histórico "cacique" nortino se encaramaba sobre los escritorios para agredir a los concejales disidentes. En la generalizada reyerta, Flavio Rossi, padre del diputado Fulvio Rossi (PS), recibió una patada en pleno rostro, la que quedó inmortalizada para siempre en youtube.com
A comienzos de septiembre de ese mismo año, el diputado Ramón Farías (PPD) y su homólogo Sergio Bobadilla (UDI) casi terminan a combos en pleno hemiciclo. El incidente se desencadenó luego que el diputado José Antonio Kast (UDI) leyera un informe de la Contraloría que descartaba presuntas irregularidades en un caso habitacional que afectaba a vecinos de San Bernardo, y que había sido denunciado por el diputado Farías. El diputado Bobadilla dijo que Farías debía evitar las denuncias "irresponsables" y que era un "llorón", aludiendo a una entrevista en TV donde el parlamentario PPD se había emocionado hasta las lágrimas. Eso fue demasiado. Farías se paró de su asiento y se abalanzó sobre el ofensor lanzándole una cachetada que no llegó a destino. La oportuna intervención de otros honorables impidió que el asunto derivara en aleteos mayores.
En noviembre de 2001, en el primer debate público entre candidatos al Senado por la Quinta Región Costa, estelarizado por Nelson Ávila (PPD), Jorge Arancibia (UDI) y Aldo Cornejo (DC), y organizado por la Universidad de Aconcagua en Viña del Mar, hubo otro amago boxístico. En un acalorado debate que fue subiendo de tono, Ávila acusó a Cornejo de despilfarrar fondos públicos invitando a los electores a tecitos y contundentes cenas en el Congreso. El aludido, fuera de sí, gritando que Ávila era un cobarde y un inmoral, saltó de su silla decidido a golpear a su contradictor. El almirante Arancibia debió interponerse entre ambos mientras directivos de la universidad anfitriona corrían hacia la testera. "Repite afuera lo que dijiste", conminaba Cornejo a Ávila, tratando de zafarse de los brazos que lo sujetaban.
Ha habido, también, efusivas agresiones gestuales a personas ajenas a la comunidad política. En abril de 2004, la Cámara de Diputados aprobó un acuerdo de condena a las violaciones de los derechos humanos en Cuba, provocando una indignada reacción de integrantes del comando de solidaridad con la isla, que se encontraban presentes en las tribunas, entre ellos la dirigenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, Mireya García. Ante los cada vez más subidos gritos de los manifestantes, el diputado René Manuel García (RN) no pensó nada mejor que girarse hacia la mujer y hacerle un vistoso "pato yáñez" al tiempo que le gritaba un delicado "comunista de mierda chuchatetumadre", epítetos claramente desusados en el lugar.
Otros rounds, más reservados, han trascendido a la prensa. Como aquel ocurrido entre Antonio Leal y Jorge Insunza, en la sede del PPD, en diciembre del año 2000, en plena discusión por los próximos cupos a las elecciones parlamentarias. Leal le enrostró a Insunza el haberse precandidateado por el distrito N 9, ocupado por la diputada de la misma tienda Adriana Muñoz. De pronto, la exaltada retórica terminó a patadas y con otros dirigentes tratando de separarlos.
Hasta ahora, las estadísticas señalan que los miembros del PPD puntean en el escalafón de los challengers al cinturón dorado de los peloduros. Ello, pese a los esfuerzos del senador Guido Girardi, quien durante su gestión al frente del partido y cada vez que puede, ha tratado de imponer una frase que simbolice el espíritu más profundo del conglomerado: "Hay que cultivar los afectos". //LND
http://www.lnd.cl/prontus_noticias_v2/site/artic/20090411/pags/20090411212352.html
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